Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

sábado, 11 de febrero de 2012

“Expedientes negros”, la apuesta de Calderón contra el PRI- La labor del PEN club-El borramiento del dolor

“Expedientes negros”, la apuesta de Calderón contra el PRI

Felipe Calderón, titular del Ejecutivo. Foto: Germán Canseco
Felipe Calderón, titular del Ejecutivo.
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- En este mismo espacio, desde abril de 2011, luego en la revista Proceso en diversos ediciones, se dio cuenta de cómo el gobierno estaba preparando los expedientes negros para usarlos en contra del PRI.
Se dijo que de ellos daría cuenta el tiempo, y así fue. Los embates en contra de exgobernadores priistas y sus presuntas ligas con el narcotráfico, lavado de dinero o por presunto enriquecimiento ilícito, se cumplieron.
Felipe Calderón empezó a utilizar como método el chantaje en contra del PRI. Primero, en abril de 2011 mandó con un grupo de generales el aviso de que se estaban confeccionando los expedientes negros en contra de exgobernadores.
La petición fue que el PRI aprobara la Ley de Seguridad Nacional a cambio de guardar en el cajón –para otra mejor ocasión– los expedientes comprometedores.
El priista coahuilense Humberto Moreira tomó dato del encuentro que tuvo con los generales, quienes le dijeron que la Defensa Nacional (Sedena) ofrece datos que tiene sobre el tema, la Procuraduría General de la República (PGR) elabora los documentos, y algunos funcionarios del Poder Judicial ayudan a sustentarlos.
La contundencia del mensaje llevó al PRI a palomear una semana más tarde los cambios a la Ley de Seguridad, e incluso impulsarla, pero finalmente ésta no prosperó en la Cámara de Diputados gracias al movimiento del poeta Javier Sicilia.
Aquí mismo se informó, al igual que en Proceso, que los expedientes alcanzarían al perredista Pablo Salazar Mendiguchía, a la administración de Humberto Moreira, al tamaulipeco Eugenio Hernández y al mexiquense Arturo Montiel, aunque este último acudió a Los Pinos y pidió tregua.
Hoy el exgobernador chiapaneco Salazar Mendiguchía está en la cárcel bajo el presunto delito de enriquecimiento ilícito; detenidos algunos colaboradores de Moreira, y también se espera que, en un par de meses, se formalice una denuncia en contra del propio exmandatario de Coahuila.
Además, ya se dieron a conocer las alertas en contra de los exgobernadores de Tamaulipas Eugenio Hernández, Manuel Cavazos Lerma y Tomás Yarrington.
De este último recientemente se dijo que protegía a Los Zetas y, aunque todos han negado las acusaciones, lo cierto es que en la PGR los expedientes se siguen formando para salir a la luz pública.
La apuesta de Calderón es seguir con los expedientes negros.
Ya demostró al PRI y a su virtual candidato presidencial Enrique Peña Nieto que nada lo detendrá para impedir que el
partido tricolor recupere la Presidencia, por eso el exgobernador mexiquense insiste en que todo es parte de una “guerra sucia”, pero el dirigente nacional priista, Pedro Joaquín Coldwell, hace la distinción de que, su partido, no defenderá a quien haya cometido algún ilícito.

Hasta donde se ha podido verificar, hay expedientes que podrían seguir saliendo y ya no serán de exgobernadores, sino de mandatarios en activo. Esto también, al tiempo…
Y no se trata aquí de defender a los priistas. No. El punto es denunciar el uso faccioso de quien está en la Presidencia, de quien tiene el poder político, para corromper, intimidar o mantener la impunidad sobre determinados actos.
El PAN en el poder no ha sido menos sucio que las administraciones priistas; también ha sido corrupto, abusivo, genocida, cínico y ratero. Ha usado el poder para presionar, abusar o cubrirse de sus propios errores. Y mientras la ciudadanía se mantenga impávida ante este tipo de actuaciones, los actos así continuarán.
¡Qué bueno que salgan los expedientes!, ¡qué bueno que se juzgue a quienes cometen ilícitos, a quienes incitan a la mediocridad, a quienes mantienen monopolios, a quienes matan o roban, a quien provoca la pobreza o la impunidad!
Lo que no se vale es que esto sólo se observe en tiempos electorales, y menos que sea parte del discurso de la virtual candidata panista a la Presidencia, de Josefina Vázquez Mota, quien acusa al priismo de corrupto cuando en los doce años de gobierno su partido, el PAN, ha demostrado que sabe muy bien cómo hacer lo mismo que los priistas.

Es momento de que la ciudadanía lea bien el discurso de los candidatos presidenciales y observe que aquello que dicen algunos atacar, es parte de lo que han vivido y bebido desde que gozan del poder. Hayan sido más de 70 o 12 años en el poder presidencial.
Alguien venía preguntando desde abril dónde estaban los expedientes negros. Y la PGR los sacó. Pero ese no es el punto, el tema es que en 2006 se pensó en que el enemigo a vencer era Andrés Manuel López Obrador, y primero se le intentó desaforar; luego se le denostó por ser “un peligro para México.
Seis años después, los mismos panistas consideran que el enemigo a vencer es el PRI, y pues al PRI había que sacarle los expedientes negros. Y, conforme se acerque el mes de julio, el embate irá tomando otras formas y otras direcciones. Al tiempo.
Comentarios: mjcervantes@proceso.com.mx

La labor del PEN club

El ensayista y novelista John Ralston Saul, presidente del PEN Club Internacional. Foto: Eduardo Miranda
El ensayista y novelista John Ralston Saul, presidente del PEN Club Internacional.
Foto: Eduardo Miranda
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El lenguaje es lo que nos constituye como seres humanos. Mediante la palabra nos comunicamos con los demás habitantes del planeta, y una forma suprema de hacerlo es con la escritura. Sean poéticos o periodísticos, los escritos no sólo logran traspasar fronteras para transmitir ideas y sentimientos, sino que incluso, como lo ha demostrado el PEN Club, detienen injusticias y salvan vidas. Así sucedió con Arthur Koestler, arrestado en la España fascista de Franco y sentenciado a muerte, pero liberado luego de que el PEN Club hiciera presión. Y también el PEN Club salvó a Wole Soyinka, marcado para una ejecución inmediata, de una forma por demás chusca. En 1967 el PEN, que tenía como presidente al dramaturgo estadunidense Arthur Miller, envió una carta al jefe de Estado de Nigeria, el general Yakubu Gowon, solicitando el indulto para el poeta. Cuando el general vio quién firmaba, preguntó si era el mismo hombre que se había casado con Marilyn Monroe. Al comprobar que sí, Gowon liberó al prisionero, quien luego abandonó el país, siguió escribiendo y ganó el Premio Nobel de Literatura en 1986. Estas son sólo dos anécdotas, pero el PEN Club ha realizado todo tipo de intermediaciones y defensas. Cuando en España el dictador Primo de Rivera encarceló a Miguel de Unamuno, el Congreso del PEN creó el Comité para la Defensa de los Escritores en Prisión.
Más recientemente el PEN se ha interesado por la suerte de los periodistas, y ahora le tocó a México recibir a una importante delegación, encabezada por el actual presidente del PEN Club Internacional, John Ralston Saul, e integrada por Hori Takeaki, presidente del PEN Japón y secretario del PEN Internacional; Gillian Slovo, presidenta del PEN inglés; Emile Martel, presidente del PEN Quebec, y la exgobernadora de Canadá Adrienne Clarkson, entre otros. Lo nutrido y relevante de dicha delegación habla de la gran preocupación que hay a nivel mundial por lo que está pasando en nuestro país.
El PEN Club México organizó un acto por nuestros periodistas asesinados o secuestrados. El pasado domingo 29, en Casa Lamm, se dieron cita multitud de escritores de todos los géneros: poetas, periodistas, dramaturgos, novelistas, comunicadores. Las siglas PEN aluden tanto a la “pluma” con la que se escribe como a las iniciales de Poetas, Ensayistas y Novelistas. Creado en Londres en 1912 con el objetivo de luchar por la libertad de expresión, la paz y la amistad, su labor se ha ido fortaleciendo en la medida en que ha defendido a los escritores hostigados, perseguidos o encarcelados por sus palabras. Por eso el PEN Club deja una silla vacía en todos sus actos públicos como un símbolo que recuerda a los escritores presos o asesinados.
Es tal vez la organización defensora de los derechos humanos más antigua del mundo, y cuenta hoy con 145 representaciones alrededor del planeta. México ha tenido varios presidentes de ella, y hoy la encabeza una escritora: Jennifer Clement. En su discurso, Clement recordó que México fue uno de los primeros países en afiliarse al PEN Internacional, y señaló: “En México estamos enfrentando un nuevo orden en la censura: el acoso y la ejecución de periodistas por organizaciones criminales. La valentía de los periodistas locales e internacionales al cubrir estos asuntos es formidable”. Clement dio las gracias por la solidaridad de todos los centros PEN del mundo ante este grave problema.
Las cifras son realmente aterradoras: “Tan sólo en 2011 se registraron 17 homicidios en el gremio: 13 periodistas, dos trabajadores en áreas distintas a la Redacción, dos laborantes de talleres y aparte dos familiares, lo que sumado en los años de gobierno panista representa 101 asesinatos, que se desglosan así: 85 periodistas, ocho trabajadores de talleres, seis familiares de víctimas y dos amigos. Además, hay que sumar 14 desapariciones sin resolver”. La organización Artículo 19 reveló que del año 2000 al 2011 organizaciones criminales mataron violentamente a 77 periodistas en México. En meses recientes, estos grupos han asesinado a 15 reporteros, desaparecido a tres y atacado con armas de fuego o explosivos a 19 periódicos.
La agenda de la delegación del PEN no se redujo al acto en Casa Lamm. Tuvo una entrevista con el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, y con representantes del Senado, de la Secretaría de Gobernación y de la Procuraduría General de la República. El subprocurador Jurídico y de Asuntos Internacionales de la PGR, Alejandro Ramos Flores, le dijo que “no se escatimarán esfuerzos para lograr el esclarecimiento de los crímenes cometidos contra periodistas en el país”. También comentó las medidas de protección a favor no sólo de periodistas y comunicadores, sino de todas aquellas personas cuya actividad está relacionada con la escritura en medios impresos y electrónicos.
El presidente del PEN Club Internacional destacó que cuando comenzaron los asesinatos y desapariciones de periodistas en nuestro país, en el PEN Club pensaron: “Es México, es una democracia, es una gran civilización, esto no va a durar”. Pero cuando vieron que la ola seguía y crecía, consideraron que se trataba de un patrón de comportamiento y que había que hacer algo. Muchas gracias, PEN Club, por la preocupación y la solidaridad. Las necesitamos.

El borramiento del dolor

Familiares de las víctimas caídas por el crimen organizado en la Caravana del Sur. Foto: Hugo Cruz
Familiares de las víctimas caídas por el crimen organizado en la Caravana del Sur.
Foto: Hugo Cruz
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En su larga reflexión sobre el rostro y la revelación del prójimo, Emmanuel Levinas escribió una frase tan profunda como conmovedora: “Sólo un yo vulnerable puede amar a su prójimo”. Sólo desde allí los seres humanos podemos abrirnos al otro que nos solicita en su presencia, en su dolor; sólo desde allí podemos reconocer su rostro y conmovernos. Cuando se es vulnerable, el rostro del otro, que expresa la desnudez de un ser humano, “se me impone –dice Levinas– sin que yo pueda permanecer sordo a su llamado, olvidarlo, quiero decir, sin que yo pueda dejar de ser responsable de su miseria”.
El poder, sin embargo, no lo ve. Para el hombre y la mujer de poder, que sólo se miran a sí mismos, los otros no tienen rostro. Son una masa amorfa, una estadística, un expediente en los archiveros de la burocracia o una posibilidad para triunfar. Por ello Felipe Calderón borró a las víctimas de esta guerra criminalizándolas o reduciéndolas a “bajas colaterales” que carecen de importancia para el Estado –simples cifras que se van acumulando y cuyo número es una abstracción que habla del poder–. Por ello también las campañas electorales en su inanidad, en su parálisis mental, en su ausencia de imaginación política y su corrupción, no han hecho otra cosa que continuar ese mismo borramiento. Obnubilados por el poder, lo que el ego vulnerable de la sociedad logró visibilizar: el rostro doliente de las víctimas de la guerra, dejó de estar en su memoria y sus discursos. En la lógica de los partidos y de los candidatos –magnificados por los medios–, las víctimas no son siquiera ya estadísticas, simplemente han dejado de existir. Para ellos, no hay emergencia nacional, no hay dolor, no hay víctimas ni un espantoso estado de guerra que tiene postrada a la nación. Existen solamente los votos, la hermosa y dolorosa presencia de los seres humanos, reducidas a papeletas, a números, a instrumentos al servicio de la imbecilidad del poder.
Atrincherados en sus egos y sus intereses, la vulnerabilidad no forma parte ni de los partidos ni de los candidatos. Son el poder, y el poder no tolera el rostro de las víctimas. Por eso Gobernación y el Estado Mayor Presidencial, durante el segundo diálogo en el Alcázar del Castillo de Chapultepec, intentaron que las víctimas no entraran con las fotografías de sus muertos. Por ello, los partidos y los candidatos los han sacado de sus discursos. No quieren ver sus rostros porque no quieren ser vulnerados. Se niegan a la bondad que al responder a la interpelación de miles de rostros los obligaría a decir: “Aquí estamos ante sus miradas, obligados para con ustedes, siendo sus servidores”. Hacerlo sería aceptar ser cuestionados por los ojos y las voces que hablan desde el dolor, sentirse obligados, acusados, requeridos, y ellos, al igual que Calderón, no quieren aceptar esa responsabilidad tan humana como exorbitante. Es mejor entonces, para ellos, darles la espalda y endurecer el oído, aunque eso signifique también darle la espalda a la nación entera y a su clamor de paz y de justicia. Su lógica es la misma que la de los criminales: borrarlos, desaparecerlos de la existencia, sacarlos de la intranquilidad de la conciencia que es, dice Finkielkraut, “la modalidad misma de la hospitalidad moral” y del acogimiento del otro.
Las víctimas son siempre molestas para los hombres y las mujeres del poder porque al irrumpir en sus egos turban su quietud y los desvían de sus intenciones egoístas. Sus rostros los despojan de su soberanía y los obligan a acciones humildes. El amor que les reclaman los pone a prueba, los violenta, los desaloja, los persigue y hostiga hasta en los rincones más recónditos de sí mismos. De allí la crueldad con la que los criminales las destruyen; de allí también el desprecio con el que el poder las trata; de allí el mal que se ha instalado en la vida de México.
Al reducir a las víctimas a una pura carne despreciable o al borrarlas bajo la lógica de la estadística o de la inexistencia, el poder del crimen y el poder del Estado han creado un universo en el que los seres humanos son nada, seres intercambiables, utilizables o desechables: “Si los mataron –dice esta lógica implacable– es que algo han de haber hecho”.
Despreciar, asesinar, contabilizar e ignorar, ese cuádruple acto en apariencia funcional, que recorre las lógicas del crimen, del Estado y de las campañas políticas, borra de los seres humanos el misterio del rostro. Al borrarlo, al desaparecer esa realidad única e irrepetible que exige nuestro servicio, se degrada al ser humano a la condición de una pura instrumentalidad para uso del poder.
Las elecciones que nos aguardan se han convertido así en lo que no hemos dejado de repetir: las elecciones de la ignominia. El borramiento que han hecho del rostro de las víctimas y de la emergencia nacional ha reducido la vida de todos a trozos de piel cualquiera. “Sólo en un mundo sin rostros –escribe Finkielkraut– el nihilismo absoluto [como está sucediendo en México] puede establecer su ley”. Son los compasivos, aquellos cuyo ego está vulnerado y reconocen, al margen del poder, el rostro de sus prójimos, quienes mantienen viva la humanidad del país.
Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad y resarcir a las víctimas de la guerra de Calderón.

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