Elecciones 2012
Se acabarán los sueldos faraónicos para altos funcionarios; yo pondré el
ejemplo, dice en Nayarit
Reducir 50 por ciento sus salarios, pide López Obrador a
candidatos de izquierda
La medida significaría un ahorro anual de $300 mil millones que se
destinarían al desarrollo nacional
Andrés Manuel López Obrador durante su gira por Puerto
Vallarta, JaliscoFoto Carlos Ramos Mamahua
Andrea Becerril
Enviada
Periódico La Jornada
Domingo 27 de mayo de 2012, p. 7
Domingo 27 de mayo de 2012, p. 7
Bahía de Banderas, Nay., 26 de mayo. Andrés
Manuel López Obrador refrendó aquí su determinación de impulsar un gobierno de
austeridad republicana y anunció que pedirá a los candidatos a cargos de
elección popular postulados por el Movimiento Progresista que se comprometan a
reducir a la mitad sus percepciones, en relación con lo que ganan ahora los
integrantes del Congreso de la Unión.
Por lo pronto, el abanderado presidencial de las izquierdas logró ya ese
compromiso de los aspirantes a diputados y senadores por Nayarit que lo
acompañaron ayer, en una plaza llena de simpatizantes provenientes de los
municipios del sur de la entidad.
El ciclón no llegó, por lo que el político tabasqueño pudo celebrar un mitin
en un ambiente muy cálido en todos sentidos, en el que definió parte de sus
propuestas de gobierno y reiteró que al llegar a Los Pinos no habrá más salarios
faraónicos en la administración pública y él dará el ejemplo, al disminuir en
forma notable sus percepciones.
Voy a ganar la mitad de lo que percibe quien ostenta actualmente la Presidencia de la República. Es decir, que su salario como jefe del Ejecutivo federal quedaría en alrededor de 80 mil pesos al mes. Dejó claro que se acabarán los sueldos millonarios para altos funcionarios del gobierno federal, además de otros lujos y prebendas que ahora se dan los altos mandos con cargo al erario.
La propuesta fue muy bien recibida por los nayaritas, quienes le aplaudieron
fuerte cuando pidió a los candidatos a diputados federales, Francisco Castellón,
Marisol Sánchez y Judith García, así como a los aspirantes al Senado, Nayar y
Ernesto Navarro, que públicamente se comprometieran a reducir 50 por ciento lo
que serán sus dietas, las que en la actualidad son de 150 mil pesos en promedio
en San Lázaro y 168 mil en el Senado.
En el mitin de Puerto Vallarta, Jalisco, insistió en el tema. Dijo que la
medida afectará a 3 por ciento de la alta burocracia, que se queda con la mayor
parte de los recursos públicos.
López Obrador recalcó que como titular del Ejecutivo podrá establecer la
austeridad como norma en el gobierno federal, y en el caso de los poderes
Legislativo y Judicial, pedirá a sus integrantes que se sumen a ese esfuerzo y
voluntariamente acepten la disminución de sus sueldos y prestaciones, toda vez
que se ahorrarían cerca de 300 mil millones de pesos al año, que podrían
emplearse en apoyar el desarrollo del país.
Un incidente provocó extrañeza entre los propios perredistas en Bahía de
Banderas, ya que una avioneta –con el logo del PRD– sobrevoló por cuatro
ocasiones el mitin encabezado por López Obrador, sólo para lanzar papelitos
amarillos.
Respaldo en el aire
Como ocurre cada vez con más frecuencia en los aeropuertos por los
que transita, el candidato presidencial del Movimiento Progresista recibió ayer
infinidad de muestras de respaldo y solidaridad de los otros pasajeros. Ayer
provocó incluso un pequeño tumulto en el vuelo 2761, a las 8:30 de la mañana,
cuando la aeronave estaba a punto de despegar.
Una de la aeromozas pidió a varios pasajeros que se sentaran en sus lugares
respectivos, ya que había un grupo alrededor del lugar 16 A, donde se encontraba
López Obrador, pidiéndole tomarse la foto con ellos.
Antonio Mendoza, un joven de 19 años que está por ingresar a la Universidad
Panamericana, relata que toda su familia es panista, pero considera que el mejor
candidato es López Obrador .
No milita en la izquierda –explicó–, y hace seis años creía que la opción era
Felipe Calderón, pero la realidad del país lo ha hecho cambiar de opinión y su
voto será para el tabasqueño.
Asimismo, dos jóvenes profesionistas, ella financiera y él economista, Alma
Aguirre y Marco García, lo saludan y le dicen abiertamente que votarán por él.
Son una pareja muy inteligente, les responde sonriente el candidato.
Es importante que se pueda hablar con quien aspira a presidir el país, que viaje en clase turista, como nosotros, señala Alma. Su esposo coincide con ella. Ambos consideran que la situación es muy complicada en el país, que no será fácil resolverla para ninguno de los candidato a la Presidencia, pero, a su juicio, López Obrador tiene voluntad de hacerlo.
Erika Sánchez, que va de vacaciones a Vallarta con toda su familia, intentó
en dos ocasiones tomarse la foto con el candidato presidencial. Lo consiguió
después de que despegó el avión.
Estoy muy emocionada; sólo lo había visto antes en televisión, comenta.
También se encontró con uno que otro detractor. Tres jóvenes lo saludaron y
una de ellas le dijo que sus amigas no votarían por él, porque quiere bajar los
salarios a sus papás.
La medida es sólo para quienes ganan más de 200 mil pesos, le respondió el tabasqueño.
Al aterrizar la aeronave, otro grupo se acercó al asiento de López Obrador
para desearle buena suerte el próximo primero de julio.
El despertar
Diario de guerra: el gran despertar
José Agustín Ortiz Pinchetti
Bajo el sol dentro del polvo. Una multitud recibe a AMLO a una
temperatura de 40 grados. En Tecamachalco, Puebla, más de 18 mil personas llenan
el campo de San Juan. Indígenas de la Mixteca, mestizos de los llanos y también
profesionistas y empresarios de todo Puebla. Reciben con aclamación al
candidato. Habla durante 50 minutos sin que nadie se mueva. Centra su discurso
en el combate a la corrupción. Dice que no le va a
temblar la manoy le creen. Un abogado de la ciudad de México que nunca lo había oído, me comenta:
Me asombra cómo arma su propuesta y la sustenta en principios, su gran claridad, su sencillez, habla para todos los niveles. Aquí, el que esto escribe organizó un mitin hace seis años. Hoy la multitud duplica o triplica la de 2006. ¿Esto no se refleja en las encuestas?
La gran rebelión. Surge una eclosión. Los jóvenes toman la iniciativa. Una
provocación (increíblemente torpe), contra los estudiantes de la Ibero
desata una respuesta múltiple. El viernes 18, el sábado 19 se movilizan
estudiantes, trabajadores, familias enteras. Las universidades privadas toman la
delantera, pero pronto se unen las públicas hasta formar una sola fuerza.
Protestan contra Peña Nieto y contra las televisoras:
Televisa te idiotiza y Tv Azteca te apendeja. Hay varios momentos de apogeo: el asedio a Televisa, la marcha contra Peña, el Zócalo lleno, réplicas en varias capitales de los estados, toda una red de imágenes de grupos en 80 ciudades del mundo: la apoteosis: 45 mil llenan la Plaza de las Tres Culturas para vitorear a AMLO en Tlatelolco. Es un símbolo. La juventud de 2012 rescata la épica de sus padres, la juventud de 1968. El PRI oscila entre descalificar, reprimir y afirmar hipócritamente
que respetarán el derecho a manifestarse. Es el PRI de siempre acartonado, maligno, arcaico.
¿Qué hay en la raíz de todo esto? La resistencia de la juventud y la clase
media contra el regreso de los grandes reptiles carnívoros del PRI. En la misma
semana se ventilan los excesos de Romero Deschamps, los latrocinios de Moreira y
otros gobernadores. Yarrington, impune en México, tiene que afrontar la justicia
estadunidense. Ese tipo de gente es la que acompañaría a Enrique Peña en su
gobierno. Su caída es evidente, en todo menos en las encuestas. Los priístas se
consuelan porque según estas tiene más de 20 puntos de ventaja. ¿De veras?
¿Por qué no leer los periódicos de la víspera de las elecciones para
gobernador de Puebla en 2010. Entonces, las mismas encuestadoras que hoy dan
ventaja a Peña la daban al PRI. Mitofsky sostuvo hasta la víspera de la elección
que la alianza PRI-Verde obtendría 45 por ciento de la votación y que el segundo
lugar no alcanzaría 30 por ciento. En las elecciones el PRI perdió por 13
puntos. Mitofsky y el coro de encuestadores tuvieron un margen de error de 13
puntos. ¡Nada mal para casas tan serias!
Algunas razones y un par de sí…
Guillermo Almeyra
Las encuestas prelectorales –sobre cuyas intenciones y precisión hay
mucho que decir– siguen dando una ventaja de 10 puntos al candidato de Televisa
y del establishment, Enrique Peña Nieto. Sin embargo, a pesar de los
grandes medios de desinformación e intoxicación, y gracias a las masivas
manifestaciones populares y de universitarios, Andrés Manuel López Obrador está
reduciendo esa distancia cuando queda algo más de un mes para votar. Por tanto,
hay margen para destacar algunas cosas.
En primer lugar, la fuerza de los conservadores y reaccionarios consiste en
el atraso, la desinformación, el conservatismo y la despolitización de millones
de ciudadanos que tradicionalmente votan por los aparatos de los partidos de
gobiernos (PRI y PAN) por razones clientelares, esperando una mísera recompensa
prometida, o que aceptan pasivamente la hegemonía de las televisoras y los
diarios bien regados por el gran capital. A ellos se suman quienes por la
lejanía de donde están empadronados o por pasividad y resignación o ignorancia
vestida de apoliticismo, simplemente se abstienen, como si fuese posible
abstenerse ante un incendio que está consumiendo todo el país, en vez de, por lo
menos, intentar combatirlo. Esa masa amorfa, ese magma formado por víctimas
ignaras del sistema, por esclavos mentales y por pillos que trabajan para
perpetuar su dominación, no se organiza, no hace manifestaciones y no es visible
sino bajo la forma de una espesa y densa resistencia al cambio social. Una parte
vota por la derecha y se entierra aún más, y otra, con su abstención, le da a
esa derecha posibilidades, ya que si los electores no toman en sus manos su
propio destino y luchan, decidirán por ellos los aparatos del PRI, el PAN y sus
sirvientes en el PRD.
Hay que ver, por consiguiente, qué mella hacen las movilizaciones populares y
estudiantiles que, sustituyendo un aparato inexistente, luchan por abrir con
AMLO el camino a un cambio social y político o por lo menos por evitar que el
desastre actual se mantenga y se agrave. ¿Los estudiantes
contagiancon su acción a los jóvenes más pobres, sin estudios ni trabajo, tentados por la emigración, la desesperación o la delincuencia? ¿La propaganda horizontal, boca a oreja, como en los países árabes, podrá destrozar la losa del cuasimonopolio de los medios de información por los hacedores de presidentes títeres? ¿Las movilizaciones irán in crescendo y constituirán una evidente y permanente encuesta pública que opaque las mentiras interesadas de las encuestas pagadas para engañar a los votantes? ¿Se podrá evitar el laxismo proveniente de las ilusiones en el
ya ganamos, en mitad de la batalla y cuando todavía ésta no ha acabado ni se dará en las urnas sino, previamente, en la conquista de las mentes de los trabajadores mexicanos?
Si las manifestaciones contra Peña Nieto continuasen y se amplificasen,
llegando a todo el país, el panorama prelectoral cambiaría profundamente y
habría esperanzas de imponer una brecha para iniciar, con esas movilizaciones,
un cambio social.
Si los estudiantes, intelectuales, trabajadores de todo tipo, comenzasen a
autorganizarse en forma masiva, serían sumergidos y superados los aparatos del
PRI, del PAN y de quienes en el PRD se dedican a sabotear a AMLO y esperan que
éste sea derrotado para tener el campo libre para el próximo periodo
presidencial… si todavía el país mantuviese su independencia formal. Por eso es
indispensable insistir con las manifestaciones independientes, a la vez para
arrastrar a los indecisos y, sobre todo, para autorganizarse y cambiar la
relación de fuerzas sociales de modo de hacer respetar el veredicto de las
urnas.
Permítanme ahora
cantarmi voto. Pondré en la urna la papeleta de AMLO, pero no porque vote por éste o por su programa pues, aunque lo respeto, soy su amigo y reconozco su honestidad, creo que su campaña y sus objetivos pecan de excesiva autolimitación y timidez, y no son suficientemente incisivos como para llevar a un cambio social; además, porque pienso que cree sumar fuerzas incorporando gente que en muchos casos es un lastre y en muchos otros un enemigo apenas disfrazado.
En realidad, sí votaré Morena para: 1) cerrarle el camino a la mafia de
Atlacomulco que, después de esquilmar al estado de México y al mismo Distrito
Federal, con el salinista Carlos Hank González, el amigo del siniestro del
Negro Durazo, se prepara a extender sus tentáculos a todo el país; 2)
lo haré también para evitar que se refuerce aún más el nexo existente entre el
aparato estatal y el narcotráfico o con la trata de personas (como el góber
precioso de Puebla); 3) votaré para salvar lo que queda de Pemex y de los
bienes comunes y para que no se cierre definitivamente el periodo abierto por la
Revolución mexicana, en el que convivieron elementos del nacionalismo
revolucionario, como el cardenismo, con fuerzas comunitarias y hasta impulsos
socialistas; 4) le daré mi voto a AMLO para que Peña Nieto, el salvaje represor
de los campesinos y vecinos de Atenco, no pueda ejercitar en escala nacional su
prepotencia, su carencia de escrúpulos, su desdén por los derechos humanos,
convirtiéndose en un sirviente dictatorial de la derecha de Estados Unidos que
considera a México un apéndice semicolonial, que podría incluso ser incorporado
al territorio estadunidense.
Si las movilizaciones populares y juveniles comenzasen a plantear algunos
puntos programáticos y, sobre todo, a aplicarlos directamente allí donde
pudiesen, AMLO, que es receptivo, podría ser empujado hacia delante. En eso
confío y para eso le daré mi voto.
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