La trifulca en la UJAT.
Foto: Youtube.com
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VILLAHERMOSA, Tab. (apro).- En zafarrancho y manifestaciones de repudio a él
y a Enrique Peña Nieto terminó la visita del candidato priista al gobierno del
estado, Jesús Alí de la Torre, a la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco
(UJAT).
Miembros del Consejo Directivo Estudiantil Universitario de Tabasco (CDEUT),
identificados con el PRI, arremetieron contra alumnos que, con cartulinas y
gritos de “¡Fuera!, ¡Fuera!”, se manifestaron contra Alí de la Torre al salir
del Teatro Universitario, luego que se les impidió entrar al inmueble, donde al
mediodía el candidato presentó su proyecto de gobierno.
Con jaloneos y golpes, los miembros del CDEUT, uniformados con playeras
cafés, arrebataron las pancartas a los manifestantes y trataron de impedir la
protesta, mientras Alí de la Torre salía a toda prisa para abordar su camioneta
blindada.
El abanderado priista de la coalición Compromiso por Tabasco, que integran
PRI, Partido Verde Ecologista de México (PVEM) y Nueva Alianza (Panal), llegó a
la UJAT con la exrectora de esa casa de estudios, Candita Gil, candidata al
Senado, así como de los abanderados a diputado federal y a la alcaldía del
municipio de Centro (Villahermosa), José Carlos Ocaña y Luis Felipe Graham.
Durante el encuentro arreciaron los abucheos cuando la exrectora mencionó el
nombre de Enrique Peña Nieto.
En su turno, Alí de la Torre ya no hizo ninguna mención del candidato
presidencial del PRI y se limitó a repetir sus propuestas de campaña,
principalmente para los jóvenes.
Concluido el evento, un grupo de estudiantes, pancartas en mano, empezaron a
gritar consignas contra Alí de la Torre y Peña Nieto, las cuales pretendieron
ser acalladas por los miembros del CDEUT con gritos de “¡Chucho!, ¡Chucho!”…
Los inconformes criticaron que el candidato priista ofrezca combatir la
corrupción, cuando él –denunciaron– “ha sido parte de ese cáncer” en el gobierno
del también priista Andrés Granier Melo.
Alí de la Torre representa más corrupción, pobreza e inundaciones para
Tabasco, “y no podemos permitir eso”, señalaron y denunciaron que quienes
acudieron al encuentro fueron “puros acarreados”.
En la protesta no sólo participaron alumnos de la UJAT, sino de otras
universidades privadas, como las del Valle de México (UVM) y Tec Milenio,
quienes dijeron simpatizar con el movimiento #YoSoy132, que entre otras cosas
exige la democratización de los medios de comunicación.
“¡No más PRI!”, “¡No más PRI!”, gritaban los estudiantes cuando los miembros
del CDEUT les cayeron encima, los empujaron, golpearon y les quitaron las
pancartas.
La inconformidad estudiantil se empezó a gestar desde un día anterior, luego
del simulacro electoral que alumnos de la División Académica de Ciencias
Sociales y Humanidades de la UJAT realizaron para saber la preferencia sobre los
candidatos a la Presidencia de la República y la gubernatura.
Estudiantes de esa división informaron que se distribuyeron mil boletas para
presidente y mil para gobernador y que se utilizaron 802, de las cuales entre 70
y 80 por ciento se marcaron en favor de Andrés Manuel López Obrador y Arturo
Núñez, de acuerdo con encuestas que realizaron entre quienes sufragaron.
Con esa tendencia, el rector Jesús Piña Gutiérrez –sucesor de Candita Gil–
ordenó que no se dieran a conocer los resultados porque, a partir de hoy,
empezaba “la pasarela” de los candidatos a la gubernatura y eso “podría afectar
a la Universidad”
Dijeron que pese a la promesa de dar a conocer los resultados tan luego se
cerrara la votación, programada para las 16:00 horas de ayer, se ordenó sellar
las dos urnas ante notario público para abrirlas hasta el próximo martes 5 de
junio, después del encuentro con Jesús Alí de la Torre, Arturo Núñez Jiménez y
Gerardo Priego Tapia, candidatos a la gubernatura del PRI, PRD y PAN,
respectivamente.
Los estudiantes denunciaron que se trató de un acto de manipulación política
“para voltear los resultados y dar como ganador al priista Alí de la Torre”.
Se quejaron de que les vieron “la cara de tontos” y responsabilizaron a la
rectoría de ordenar posponer el conteo de votos, argumentando que si el
resultado se daba a conocer a los medios, hubiera sido “perjudicial” para la
UJAT.
Señalaron que como parte de la asignatura Derecho Electoral, decidieron
realizar este ejercicio democrático, pero finalmente fue utilizado
“políticamente” para no afectar al candidato priista Jesús Alí, en su
presentación este miércoles ante la comunidad universitaria.
Requiebre electoral
Universitarios afinan estrategia de YoSoy132.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (Proceso).- La cuerda se fue deshilvanando lentamente a golpe de
mazazos. Lo que debería haber sido el punto de amarre de acuerdos, compromisos,
recursos y programas exitosos, fue estrujándose hasta hacerse un hilo débil,
apenas persistente, y tronó. El fracaso de la educación en el país, su
obsolescencia o falta de modernidad y de calidad, empezó a dejar fracturas,
cortes divergentes, desazón por todos lados, y multitudes de niños y jóvenes que
en lugar de aprovechar lo que el sistema puede tener de bueno quedaron a la
deriva. Esto ahora se ha convertido, casi de manera insospechada, en un
creciente espacio de resistencia y de oposición hacia las políticas y los
gobiernos que han envilecido el sector.
El hecho es que están manifestándose las más variadas formas de protesta y
quedando al descubierto las carencias del sistema educativo nacional: desde las
manifestaciones cada vez más frecuentes y radicales del magisterio, que ha
exhibido como pocos las componendas entre la dirigencia del SNTE y el gobierno
del PAN –las que han llegado hasta el nivel de un pleito vergonzoso entre la
lideresa de ese sindicato y la ahora candidata a la presidencia del PAN–, hasta
la contracción de los recursos públicos hacia las universidades que impulsó a
las escuelas privadas e incrementó el número de estudiantes con la misma
desesperanza frente a un mercado laboral incierto, al tiempo que, como nunca
antes, millones de jóvenes han quedado en la cola del infortunio social.
Mientras inclusive algunas escuelas privadas están siendo focos de
movilización y protesta, se resiente la ignorancia de los 35 millones de
mexicanos adultos que no pudieron terminar su educación básica. Igualmente,
muchos tienen que trabajar para mantenerse estudiando, o padecen los peores
salarios profesionales del país, como el magisterio, o deben soportar a la
burocracia infame de la SEP y dejar pasar la repartición de las cuotas
sindicales para un puñado de familiares de la ahora enemiga número uno de la
candidata a la Presidencia del PAN, la gran amiga de Felipe Calderón. Para
rematar, aún no se atina a ponerle fecha a una prueba universal para el
magisterio, porque todavía no se saben ni la cantidad de maestros a los que se
aplicará ni los contenidos que debe tener la forma estándar.
Mientras tanto, se ha denunciado que servidores públicos han incurrido en
omisiones o en incumplimiento de obligaciones, constitutivos de posibles
delitos, al dejar de orientar e invertir recursos que suman 464 mil 484 millones
de pesos, los cuales hubieran podido servir para incrementar la planta de
investigadores jóvenes, para desarrollar proyectos e innovaciones o para
proponer soluciones a ingentes problemas de la vida y de la sociedad.
Por eso desde esos espacios en los que se construyen los conocimientos, la educación o la cultura se está destejiendo la madeja de triquiñuelas con las que pretendían seguir engañando a profesores, investigadores, estudiantes y directivos, y ello va a tener un decisivo impacto en las elecciones federales del 1 de julio, pese a los dogmáticos y fervientes creyentes de las encuestas diarias que nunca encuentran más que tendencias idénticas, o los analistas que sólo ven imitaciones o similitudes con lo que ocurre en España, Grecia o Chile.
Por eso desde esos espacios en los que se construyen los conocimientos, la educación o la cultura se está destejiendo la madeja de triquiñuelas con las que pretendían seguir engañando a profesores, investigadores, estudiantes y directivos, y ello va a tener un decisivo impacto en las elecciones federales del 1 de julio, pese a los dogmáticos y fervientes creyentes de las encuestas diarias que nunca encuentran más que tendencias idénticas, o los analistas que sólo ven imitaciones o similitudes con lo que ocurre en España, Grecia o Chile.
En este contexto se produjo el “viernes negro” de Peña Nieto en la
Universidad Iberoamericana, en contraste con el desbordante recibimiento que en
la misma universidad tuvo Andrés Manuel López Obrador; luego, el mitin
apoteósico y multitudinario, como pocos, que se dio el lunes 21 de mayo en la
Plaza de la Tres Culturas, en Tlatelolco, donde López Obrador reconoció que
estaba frente a la generación del recambio democrático; asimismo, llegaron los
mítines relámpago frente a Televisa y el diario Milenio por la indignación que
han causado lo que los jóvenes consideran manipulación descarada en sus portadas
y en el manejo de la información; o la concentración frente a la (ahora así
llamada) “Estela de la Corrupción”, en la Avenida Reforma, y la manifestación
natural y festiva de muchos ciudadanos a favor de las frescas frases de los
estudiantes. Todo ello, en suma, ha de tener bastante preocupados a los equipos
de campaña de Peña Nieto y de Vázquez Mota, al igual que a sus respectivos
aparatos electorales.
A poco más de un mes del cierre de las campañas, con el movimiento de jóvenes
y estudiantes el tema educativo se ha vuelto crucial y, políticamente, una
novedad. Frases como las de Peña Nieto en el sentido de que se trata de “algunos
hechos que sólo hay que lamentar”, o como las de Vázquez Mota referentes a que
no tienen importancia porque son “neutrales” y vacías de contenido en la lucha
electoral, pueden, por el contrario, abonar su radicalización. Ya se verá qué
pasa si se juntan jóvenes desempleados, estudiantes y ciudadanos para decir lo
que quieran a sus anchas, y si cada uno de ellos se pone a cuidar casillas con
el propósito de no permitir el fraude.
Se cayó el telón
Repudian universitarios manipulación informativa de
televisoras.
Foto: Germán Canseco
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- Cuando todo parecía que la obra entraba a su final ya
previsto, de pronto el telón se cayó, el escenario quedó al desnudo y los
actores mostraron sus rostros sin la máscara del carnaval con la que festinaban
la historia de un pueblo adormilado.
El público, la mayoría jóvenes, protestó ante la mascarada que ya se tenía
prevista, lanzaron gritos y acusaron de engañarlos y disimular su papel más allá
del guión escrito.
Cuando el telón se vino abajo, el personaje principal de la obra pasó de la
sorpresa a la incredulidad. Desencajada, en su cara reflejaba el no saber qué
hacer cuando se sale del libreto. Los gritos del público al verlo fuera de su
papel como el seguro heredero de la silla presidencial, lo desubicaron y no
sabía qué hacer, si reír, saludar, contestarles o decir algo. ¿Pero qué?, se
preguntaba.
Había creído en las loas de los críticos de teatro que todos los días, sin
mayor pretexto, lo habían ensalzado por encima de los mortales destacando sus
cualidades extraordinarias en sus artículos, columnas, en sus programas de
radio, televisión y en los periódicos. Creía que el escenario, hecho a su medida
por el mejor sastre mediático, era tan bueno que podía resistir cualquier
vendaval imprevisto y engañar al público haciéndolo pasar como la realidad.
No era cualquier cosa haber pagado a la compañía multimedia más de miles de
millones de pesos, bajo la promesa de que todos saldrían ganando y que su imagen
jamás seria dañada porque tendría una capa de protección a prueba de
desastres.
Para eso les había pagado muchísimo dinero los últimos seis años, para que
los profesionales de los escenarios, de las imágenes, de las historias de
finales rosas, hicieran su trabajo y lo convirtieran en el personaje de una
historia con final feliz, con una esposa de telenovela.
Todo iba bien para el principal protagonista. Apoyado por la mejor empresa de
imágenes y la mejor tecnología, ofrecía al público una historia prometedora, con
grandes expectativas para el futuro y sus diálogos eran fluidos. Cuando se
atoraba en algo, si se le olvidaba una parte del guión, le ayudaban con un
audífono minúsculo o una moderna pantalla invisible para el auditorio en el cual
le decían que hacer.
Un día, sin embargo, ocurrió algo imprevisto. En una de las funciones
dedicadas a jóvenes universitarios quiso improvisar y se salió del script,
sintiéndose muy seguro de sí mismo. Las protestas vinieron de inmediato y,
aunque llevaba a sus invitados, el auditorio se desbordó hasta que provocó la
caída del telón.
Nadie pudo ayudarle. Trató de calmar los ánimos y le fue peor. Salió por detrás del escenario y lo siguieron los jóvenes que lo habían descubierto. La mascarada se había terminado. No era un actor, sino el responsable de represiones, corrupción y mentiras.
Nadie pudo ayudarle. Trató de calmar los ánimos y le fue peor. Salió por detrás del escenario y lo siguieron los jóvenes que lo habían descubierto. La mascarada se había terminado. No era un actor, sino el responsable de represiones, corrupción y mentiras.
Corrió por pasillos, oficinas y hasta se escondió en los baños. Sus guardias
lo protegieron de los jóvenes que le gritaban de todo. Desencajado, su rostro
era grabado por muchos de los estudiantes que fueron acusados de agitadores
profesionales por aquellos corifeos que salieron a defenderlo en radio,
televisión y periódicos.
Pero ya era tarde. Caído el telón, el personaje principal de la representación ya no era creíble, su papel había terminado.
Pero ya era tarde. Caído el telón, el personaje principal de la representación ya no era creíble, su papel había terminado.
Dolido, días después trato de retomar su papel, subió de nuevo al escenario,
pero ya se le veía diferente, balbuceaba cuando hablaba y su cara ya no mostraba
la misma sonrisa que tanto tiempo le había constado construir.
Para las siguientes representaciones llevó a sus guardias cebados por el
rencor. Cada vez que un joven se atrevía a protestar por la mala actuación en
algunas de sus presentaciones, lo callaban a golpes y amenazas.
La puesta en escena había cambiado a la mitad de la temporada. El público ya
no le creyó su historia y la sonrisa del actor principal cambió por una mueca.
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