“Monstruos”, la fuerza motriz del narco
Monstruo Modelo CDG 2010. Peso 30 toneladas.
Capacidad para 12 tiradores. Modificado en los Talleres de Camargo. Uso de
escolta para el trasiego de droga en las "brechas" de Tamaulipas.
Foto: Juan Alberto Cedillo
Foto: Juan Alberto Cedillo
REYNOSA, Tams. (apro).- Los “monstruos”, los vehículos blindados
artesanalmente que puso de moda el Cártel del Golfo, se ensamblaban en un taller
clandestino de Camargo, municipio de la “Frontera Chica” tamaulipeca.
En junio de 2011, efectivos de la Octava Zona Militar con sede en la ciudad
fronteriza de Reynosa, Tamaulipas, catearon una bodega-taller donde se
encontraban dos “monstruos” terminados y estaban en proceso de modificar 23
vehículos pesados.
Los “monstruos” son el resultado de la “para-militarización de la
delincuencia organizada, la cual fue impulsada por los Zetas”, dice a Apro
Guadalupe Contreras-Correa, investigadora de la Universidad de Texas en
Brownsville.
“El grupo de Los Zetas se formó a partir de militares desertores que
pertenecieron a grupos de élite del Ejército mexicano y fueron entrenados en el
manejo de armamento altamente especializado y labores de contrainsurgencia por
asesores extranjeros”, explica.
Contreras Correa añade que un efecto de la para-militarización introducida
por Los Zetas implicó la profesionalización de las prácticas para eliminar al
adversario; el uso de tácticas de ataque no convencionales, como la utilización
de coches bomba y granadas de fragmentación, secuestros masivos y bloqueos de la
vía pública o “narco-bloqueos”.
Además, prosigue, introdujeron el armamento pesado y la utilización de
vehículos blindados, sobresaliendo los fabricados por los propios cárteles, del
Golfo y Los Zetas.
En el taller clandestino de Camargo se modificaban todo tipo de vehículos
para convertirlos en “monstruos”: tráileres, camiones de carga, de volteo,
plataformas y hasta tractores.
Un oficial de la Octava Zona Militar explica que primero se les modificaba la
suspensión para que pudieran soportar hasta 30 toneladas de peso.
Posteriormente, indica, se recubría el motor, la cabina y la parte de la
carga con placas de al menos una pulgada de grueso. Las defensas de fábrica eran
sustituidas por trozos de rieles utilizados en las vías del ferrocarril.
El militar subraya que el blindaje permitía soportan los calibres comunes que
ahora usan los sicarios: fusiles de asalto rusos Kaláshnikov o AK47, AR15 así
como balas calibre 50 y granadas 40 milímetros.
Se diseñaron varios “modelos”, desde uno parecido al “Papamovil”, un vehículo
ligero en cuya cabina blindada albergaba un par de tiradores, hasta los camiones
de carga con capacidad de transportar hasta 20 francotiradores.
Las paredes del interior se recubrieron con poliuretano para amortiguar el
ruido de los poderosos disparos de los fusiles de asalto.
Durante el 2010, esos camiones blindados circulaban cotidianamente por las
tradicionales rutas del narcotráfico que se bifurcan a partir del municipio de
San Fernando, ubicado sobre el Golfo de México, a unos 120 kilómetros al sur de
la frontera con Estados Unidos.
“Los monstruos son utilizados únicamente para vigilar y proteger de los
grupos rivales el trasiego de drogas que se realiza en las brechas de Tamaulipas
y Nuevo León, las cuales conducen hacia la frontera tamaulipeca”, destaca el
oficial de la Octava Zona Militar.
Subraya que los vehículos blindados no son utilizados para el combate al
Ejército mexicano o las Fuerzas Federales hasta ahora.
Se pusieron de moda a partir de los primeros meses del 2010, después de que
se concretó la fractura entre los antiguos aliados, Cartel del Golfo y quienes
fueran su brazo armado.
“La ruptura se venía fraguando desde tiempo atrás, ya que los Zetas crecían
rápidamente, tenían bajo su control importantes plazas por lo que consideraban
que era hora de independizarse”, dice la investigadora de la Universidad de
Texas en Brownsville.
La división se concretó debido a la ejecución del Concord 3, el capo de Los
Zetas en Reynosa por su contraparte del Cártel del Golfo, el Metro 3, en febrero
del 2010.
A partir de marzo, los antiguos rivales arrancaron en Tamaulipas la más
cruenta disputa por el control de las plazas y territorios, principalmente la
región que abarca la Frontera Chica, San Fernando, Tampico y el norte de
Veracruz.
Debido a que ambos bandos conocían dónde y cómo operaban, la disputa alcanzó
proporciones de una guerra civil. Los “pequeños” ejércitos se enfrentaron en
fragorosas batallas en Ciudad Mier, Camargo, Guerrero, Miguel Alemán y San
Fernando, por mencionar las más relevantes.
La narco guerra incluyó proteger el trasiego de drogas de los rivales y ahí
nacieron los “monstruos”.
Sin embargo, cabe destacar que ese tipo de vehículos blindados ya comienzan a
aparecer en otras regiones del país dominadas por la delincuencia organizada,
por ejemplo, los estados de Zacatecas y Sinaloa.
La única manera de destruirlo a los “monstruos” es con granadas antitanque
calibre 20 milímetros, agrega la fuente militar.
En los últimos tres años la Octava Zona Militar ha decomisado en Tamaulipas
más de 120 vehículos blindados a los narcotraficantes, entre ellos destacan seis
que son unos “verdaderos monstruos” ya que pesan más de 30 toneladas y tienen
capacidad para albergar 20 pistoleros.
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