“¡Quita tu bota de mi cuello!”, y el teniente golpista
Autor: Álvaro Cepeda Neri * |
Sección: Conjeturas
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Los mexicanos con todo y nuestro derecho constitucional para viajar por el territorio nacional, es decir, el derecho al libre tránsito (hoy violentamente mancillado por delincuentes y militares) hemos sufrido abusos y arbitrariedades en los retenes a manos de marinos, soldados y policías en virtud de la “seguridad”. Hay lugares donde, además de ellos, se han apropiado de rutas los matones, taladores –quienes asesinaron ya a unos campesinos de Michoacán que cuidaban sus árboles– y otros, que obstaculizan el ir y venir por el territorio de nuestra República cada vez más degradada; y donde el mal gobierno de Calderón nos tiene entre el Fujimori que disolvió el Congreso en Perú y Pinochet o Victoriano Huerta. O tal vez en vísperas de suspender las elecciones presidenciales mediante un golpe de Estado mediatizado con el nombramiento de un presidente interino que designe el Congreso…
Y es que, estos funcionarios con uniforme, militares con la metralleta lista para disparar o la pistola al alcance de la mano, agreden a quienes han de usar carreteras y caminos. Abusan con altanerías y amenazas de atacar (y a veces sin previo aviso, atacan), detienen a cualquier ciudadano, atemorizan a los niños y exigen, como si ya fueran los tiempos del golpismo, que se bajen de sus transportes para revisarlos arbitrariamente. Infunden miedo, como que es la consigna del calderonismo a través de las secretarías de la Defensa Nacional, de Marina y de Seguridad Pública. Pues saben que gozan de impunidad pese a las denuncias y quejas que se hagan ante la Comisión Nacional de los Derechos Humanos y los ministerios públicos, que en su mayoría –como lo sabemos– son sus cómplices.
Estuvieron de visita en nuestro país defensores de los derechos humanos, del Centro para la Justicia Robert F Kennedy, y cuando iban por la carretera de Ayutla (nombre éste de enorme historia, por lo del Plan de Ayutla y la Revolución de Ayutla de 1854, parteaguas histórico de la nación entre la Independencia y la Revolución), Guerrero, un prepotente teniente al mando, detuvo al automóvil en el que viajaban Kerry Kennedy, presidenta del Centro, Abel Berrera y un equipo de abogados del Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan. Fueron, pues, detenidos para ser revisados con “hostigamiento y amenazados por ocho soldados en un retén militar”, nos cuenta en un artículo periodístico la misma Kerry Kennedy, publicado en el diario Reforma el 10 de abril de 2012.
En dicho artículo intitulado “¡Quita tu bota de mi cuello!”, nos relata ese abuso militar. Y que cuando le referían a este teniente los mandatos constitucionales que estaba pisoteando, a boca de jarro les escupió un: “¡Yo soy la autoridad! ¡Yo tengo el poder!” (¿Se referirá acaso al poder del golpe que estaba en marcha, el golpe militar, el golpe de Estado?) La nación mexicana está padeciendo, de hecho, un militarismo que transgrede los derechos más fundamentales, a la par de una delincuencia de por sí abusadora. Ambos matan, agreden y atropellan a los ciudadanos, a los niños, a las mujeres, a los indígenas… Y a los defensores de los derechos humanos.
*Periodista
Fue Fox, no AMLO, quien trajo con mecate corto a Calderón
Autor: Álvaro Cepeda Neri * |
Sección: Conjeturas
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Tras la amañada contabilidad de los votos a favor de Calderón en la elección de 2006, por maniobras del Instituto Federal Electoral (IFE)-Ugalde-Gordillo, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para sembrar en la ilegitimidad la sospechosa victoria del Partido Acción Nacional (PAN), López Obrador dijo: “Voy a traer con el mecate corto a Calderón”. Y tras los casi seis años calderonistas, está muy claro que Fox, desde un principio, trajo con el mecate corto a su sucesor. Como ahora Josefina, Calderón se impuso con la candidatura, pues Fox quería a Santiago Creel y había tanteado el terreno para hacer sucesora a Mart(h)a, quien fue el poder tras el trono, con sus Bribiesca. Fue amante, novia y esposa, enmascarada como colaboradora, vocera, directora de comunicación (hasta provocó que desertara el excolosista Alfonso Durazo, hoy perredista apestado).
Fox le puso el mecate a Calderón en vísperas de su toma de posesión por la puerta de servicio del Congreso, al declarar: “He ganado dos elecciones presidenciales: la mía y la de Calderón”. Cínicamente, al estilo de seudorranchero, con un ojo al rancho-mansión-hacienda-museo (prolongación del de las momias de Guanajuato, donde enseña sus mediocridades y las bandas a las que Mart(h)a mandó sacarles copia para regalar a los visitantes como souvenir), y el otro a Calderón, Fox apuñala al sucesor. Suelta sus pullas sangrientas y se burla de él colgándole no críticas, sino ataques. Y le tira cáscaras de plátano para uno que otro “resbalón”. Y Calderón hace entripados. Se le ve la bilis en las comisuras de los labios dispuesto a embestir.
Lo entrevistó Sergio Sarmiento en su noticiero radiofónico (donde estuvo Gutiérrez Vivó y el Grupo Radio Centro, de los Aguirre, al que despidió sin pagarle una deuda millonaria), y Fox dijo que Calderón la está “regando” con su “guerrita” y dejando miles de homicidios. Por cierto, el alcalde del municipio San Pedro Garza, Nuevo León, Mauricio Fernández, asegura que él y otros munícipes del norte del país, contabilizan no menos de 250 mil muertos. Calderón dice que son 45 mil. Y otras fuentes que 60 mil y hasta 100 mil soldados, sicarios del narcotráfico, policías, marinos e inocentes que nada tienen que ver con esa guerra.
En conclusión: Fox lleva seis años tronándole el chicotito a Calderón o dicho de otro modo, jalándole el mecate, de por sí corto. En el programa de Sarmiento le dijo a Calderón que de nada ha servido su matazón. Que legalice cuando menos la marihuana. Chente le tiró a matar. Torea públicamente a Calderón, quien se “traga” las ofensas, pues Fox sabe demasiado de las transas del calderonismo, Mouriño, Blake y la corrupción –aseguran– mayor que la foxista. López Obrador se rindió y dejó el mecate corto que le puso a su defraudador. Y Fox rápidamente lo agarró y no lo ha soltado. Despectivamente dice que sólo un milagrito haría que el PAN-Josefina logre la tercera fallida alternancia. Y para hacer enojar más a Calderón, asegura que Peña va a ganar y lo felicita. López Obrador llegó al colmo de sus amoríos y perdonó a Calderón. Fox, en cambio, más le ha jalado el mecate hasta casi ahorcarlo.
*Periodista
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