Austeridad a toda costa
Arturo Balderas Rodríguez
En su intención de reducir el déficit fiscal a toda costa, los
legisladores del Partido Republicano estadunidense aprobaron en la comisión de
presupuesto de la cámara baja un gasto que en los próximos 10 años reducirá 261
mil millones de dólares destinados al desembolso de salud, de ayuda alimentaria
para los pobres y de otras partidas similares destinadas al gasto social.
Su insistencia en imponer una política fiscal de austeridad, no sólo
restrictiva sino draconiana, al gasto que beneficia a las mayorías resulta no
sólo grave para la economía de esos sectores sino que amenaza con lastrar el
proceso de recuperación económica del país iniciado hace un par de años. Su
obcecada idea de que la reducción del déficit debe ponerse por delante de
cualquier iniciativa destinada a promover el crecimiento, equivale a la
prescripción de los curanderos de desangrar al enfermo para curarlo. A eso se
reduce su propuesta, que no sólo estrangula el gasto social, sino también el
destinado al de infraestructura y al de educación, rubros indispensables como
medio para reactivar la economía y el empleo. A estas alturas ya no está del
todo claro si lo que pretenden es hundir nuevamente al país en la depresión y de
esa forma descarrilar el proyecto económico del presidente, o su propósito es
aferrarse a un proyecto neoconservador que incluso va más allá de los sueños más
delirantes del mismísimo Ronald Reagan y de Margaret Thatcher.
Por lo visto, quienes insisten en ese tipo de curas, no han tomado nota de la
revuelta que en Grecia y España ha causado la austeridad que en Europa, con la
señora Merkel a la cabeza, insisten en imponer en la política económica de esos
países, para
apoyarlosa salir de su desastrosa situación financiera. Paul Krugman, entre otros economistas, ha insistido en algunos artículos en estas mismas páginas, que para reducir el déficit y el desempleo el Estado debe aumentar su gasto para reactivar la economía y es en el auge cuando el Estado debe restringirlo.
Contrario a ello, Mitt Romney promete un programa de austeridad en caso de
ganar la presidencia, acorde con las recetas de sus compañeros del Partido
Republicano en el Congreso. De acuerdo con una compilación de los sondeos más
recientes de opinión publicados en The Washington Post, el presidente
Barack Obama y Romney están virtualmente empatados en intención de voto. ¿Será
tal el aislamiento de los estadunidenses, o buena parte de ellos, que no se
percatan de lo que sucede en algunos países europeos en los que se insiste en
imponer políticas de austeridad muy por el estilo de las que los republicanos
pretenden? Ese aislamiento es tal vez una de las explicaciones por lo que
insisten en equiparar la popularidad del presidente con la de Romney.
Aun entre los asesores de Romney hay quienes defienden la política keynesiana
de gasto como medida para impulsar la economía. Sería irónico que Obama ganará
esta batalla como ex presidente.
Afganistán: derrota disfrazada
Ayer, en el contexto de la reunión cumbre de los países que integran
la Organización para el Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el presidente
estadunidense, Barack Obama, dijo que
el mundo respalda la estrategia que hemos trazadopara Afganistán; es decir, la salida de las fuerzas militares occidentales y el fin de la ocupación de esa nación centroasiática. En efecto, la OTAN tiene previsto traspasar a las fuerzas afganas de seguridad el control de las operaciones contra los talibanes y retirar por completo sus tropas en 2014, pero no porque se hayan logrado los objetivos de la invasión lanzada a fines de 2001, sino por lo contrario: en estos más de diez años las tropas de ocupación no han conseguido pacificar el país y ni siquiera dominarlo, y el propio gobierno dócil impuesto por los invasores ha exigido el retiro de los militares occidentales, entre otras razones por el altísimo número de muertos inocentes que han causado.
A fines de 2001 el gobierno estadunidense –encabezado entonces por George W.
Bush– ordenó la invasión de Afganistán, secundado por sus aliados de la OTAN, en
venganza por los atentados terroristas perpetrados el 19 de septiembre de aquel
año en Nueva York y Washington por Al Qaeda, la organización fundamentalista que
tenía su principal refugio en la nación centroasiática. Adicionalmente, la Casa
Blanca se propuso derrocar y eliminar a los talibanes, quienes por entonces
ejercían el control sobre Kabul y la mayor parte del territorio afgano.
Tras una invasión y ocupación que resultó costosísima en vidas, en bienes
materiales y en recursos monetarios, los atacantes lograron echar de la capital
afgana a los talibanes y propinar severos golpes a sus aliados de Al Qaeda. Sin
embargo, en los años posteriores los gobernantes inicialmente desplazados se
reagruparon y fortalecieron, y posteriormente pasaron a la ofensiva; por su
parte, Al Qaeda experimentó una marcada expansión por buena parte de Asia y
África y, si bien el que fue considerado su máximo guía, Osama Bin Laden, fue
muerto por efectivos estadunidenses el año pasado, el grupo dista de haber
desaparecido.
Washington ha invertido centenares de miles de millones de dólares en la
ocupación, sus fuerzas armadas se han degradado en el asesinato de civiles, la
violación de derecho humanos y en reiteradas escenas de barbarie que han dado la
vuelta al mundo y han causado indignación de la opinión pública y descrédito
para el Pentágono. Por lo demás, todos los países que aportaron tropas para la
invasión y/o para la ocupación han sufrido bajas entre sus efectivos y ello ha
generado, en sus sociedades respectivas, expresiones de rechazo a la
continuación de la guerra.
A ello debe agregarse que las sumas estratosféricas gastadas en las
agresiones militares contra Afganistán y contra Irak explican en buena medida el
enorme déficit presupuestal con que Bush entregó la presidencia –que había
recibido con superávit– a su sucesor, así como las dificultades del gobierno
estadunidense para reaccionar con eficacia ante la crisis económica que estalló
en 2008-2009.
En tales circunstancias resulta insostenible explicar el retiro inminente de
los efectivos militares como consecuencia de una
misión cumplida. Por el contrario, la aventura afgana no es muy diferente a lo que la superpotencia mundial experimentó en Vietnam: una derrota.
La energía renovable aumenta en el mundo
Gonzalo Martínez Corbalá
Mientras en otros escenarios, tanto en México como en importantes
regiones del mundo, la violencia social se recrudece y la economía internacional
no envía señales de mejoría, por fortuna hay buenas noticias en el campo de los
energéticos, que tanta influencia tienen en la sustentabilidad del desarrollo
social y del crecimiento de la economía en el planeta. En los estudios de
prospectiva que elaboran y corrigen constantemente las más serias empresas de
prospectiva mundial, hacia 2035 y 2050, proporcionan a la opinión pública
internacional algunos esperanzadores resultados.
Hace todavía poco tiempo, digamos cinco años, las cifras que se manejaban
para cuantificar este problema hablaban de que no podía esperarse que las
llamadas fuentes de energía alterna contaran con más de 6 por ciento de la
mezcla total, en la que, todavía hasta la fecha, los combustibles fósiles fueran
los que dominaran –con mucho– tanto la demanda como la producción, dejando como
una buena intención únicamente el propósito de mejorar el ambiente contaminado
muy principalmente con el CO2, que es determinante del
calentamiento del planeta, por encima de dos grados Celsius, que han sido
aceptados como meta universal, junto con la de 450ppm de
CO2, pero que desafortunadamente estas metas, aceptadas
desde la cumbre de Copenhague, fueron ya rebasadas.
Una de las noticias alentadoras que nos llegan en las publicaciones técnicas
más prestigiadas, como la de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus
siglas en inglés) de la primavera de este año, es que ha surgido con mucha
fuerza otra organización internacional que se llama Agencia Internacional de
Energías Renovables (Irena), la cual firmó en enero de 2012 un tratado con la
IEA, brazo técnico-científico de la OCDE y del G-20, el cual se estima que
fortalecerá la cooperación por lo menos entre estas dos organizaciones, con
vistas a reforzar lo que constituye ya una alentadora acción para desarrollar
tecnologías, como la del bajo carbón (low carbon), de la que se esperan
excelentes resultados, en lo que hace a la disminución de la contaminación
ambiental, para llevarla hasta 450 ppm.
Tras el devastador tsunami en Japón, en 2011, sumado al recuerdo trágico de
lo sucedido en Rusia en Chernobil en 1985 con el accidente en una planta
nuclear, en este caso, la sumamente afectada de Fukushima, cambió la percepción
global de las posibilidades de recurrir al combustible nuclear para obtener
energía limpia, anque no se pudo nunca lograr un acuerdo universal en este
aspecto, por las características de la inversión inicial, así como las de los
riesgos que se hicieron evidentes, sobre todo en Fukushima, que llevó a Japón a
desconectar todas sus plantas nucleares sucesivamente, lo cual se convirtió en
un problema muy grave para este país, que no cuenta con otros combustibles y es
importador neto de petróleo y gas.
Ello agravó asimismo, la característica muy especial del carácter volátil del
mercado internacional de los combustibles fósiles, que ha afectado seriamente la
economía mundial, así como la de los países que son hasta ahora importadores
netos del petróleo y/o gas, incluso al nuestro, cuya producción se ha visto
dismnuida en los últimos años, por el agotamiento de yacimientos, así como por
otros factores de estrategia y de programación, que hasta la fecha no han podido
superarse.
El recientemente electo director general de la empresa Irena, Adnan Z. Amin,
dijo en un artículo publicado por la IEA, que
a pesar de las circunstancias como reto, en la economia mundial, en los países en desarrollo ha continuado el crecimiento. Seis de los 10 con un ritmo más rápido de crecimiento en todo el mundo están ubicados en África subsahariana. Alcanzar las necesidades de energía en estos seis países y en otros en desarrollo, alrededor de todo el planeta, requerirá aumentar considerablemente el del sector energético. La energía renovable puede jugar un un papel esencial en mejorar el medio de vida de millones de habitantes, mientras que contribuirá también a la seguridad en la energía y a la mitigación del cambio climático.
Amin, afirma que:
2012 marca el año internacional de la energía renovable y sustentable, para todos, así como la conferencia Río+20 que se realizará, en junio. Con la población global que se proyecta alcanzará los 10 mil millones en 2050. Pero que aproximadamente, 1.3 miles de millones de habitantes que actualmente carcen de acceso a la electricidad, las fuentes renovables alrededor de todo el mundo puede hacer una significativa contribución para alcanzar la demanda creciente de energía y de la mejoría de su calidad de vida. Monitoreando el progreso hacia llegar a la meta del doble de la participación de las renovables en la mezcla global de energía para 2030, significa para nuestras organizaciones (IEA-Irena) un fuerte mandato para sumar esfuerzos para lograr un sistema global más seguro. Más limpio, y más sustentable, para todo el mundo.
Otras opiniones de expertos que responden a las preguntas de personas
interesadas en el tema del crecimiento tan fuerte de las energías renovables, en
estos tiempos recientes, se refieren, por ejemplo, a un tema que nos interesa
precisamente a los mexicanos, que es el de los susidios a los energéticos. Esto
inquieta tanto a ciertos sectores de la población, que le han llamado
gasolinazos o aumentos en los precios de los combustibles, que el
gobierno aplica para controlar los subsidios:
los incentivos económicos (subsidios), justificados por ahora, deben ser transicionales en su naturaleza, diseñados para acompañar las tecnologias emergentes, hasta dejarlo en niveles de competencia. Esto también significa estar seguros que el diseño de los mercados futuros tomará en consideración la internacionalización completa de los costos exteriores, incluyendo un precio justo para el carbón, refiriéndose al que se obtendría en la acción denominada internacionalmente como CCS, que significa captura y almacenamiento de carbón, ya que este material, tiene ya, desde ahora, demanda en el mercado internacional.
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