Peña Nieto: el gen de la trampa
El aspirante presidencial priista, Enrique Peña
Nieto.
Foto: Germán Canseco
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- Se aproximan peores tiempos para México: Así como es
falaz que el proceso y la elección fueron impecables, y se omiten los tres
asesinatos políticos de la víspera, el insolente despilfarro, los operativos de
defraudación y la manipulación de cifras, llegó la hora también del cobro de
facturas a Enrique Peña Nieto, porque su imposición no fue de gratis.
Aun antes de asumir el cargo que le transmitirá Felipe Calderón –que la noche
del 1 de julio parecía feliz con el derrumbe del PAN y su candidata, Josefina
Vázquez Mota–, Peña ha comenzado a hacer nítida la coalición de intereses que lo
patrocinó y el tono que imprimirá a un gobierno sometido a Televisa, su
verdadera alma mater.
Lo anunció él mismo y el PAN le tomó la palabra: Aprobar entre otras las
reformas laboral, energética y fiscal. Esta última, aunque no lo ha dicho, prevé
el aumento del Impuesto al Valor Agregado (IVA) y su aplicación a alimentos y
medicinas, un símil del “reformón” que no pudieron aprobar Vicente Fox ni
Calderón.
Para eso fue construido e impuesto Peña, que legalmente no ha ganado aún
porque el proceso ni siquiera ha agotado su etapa básica: El cómputo de votos en
los 300 distritos electorales del país, que inicia el miércoles, y cuyos
resultados sí serán los oficiales, no los del PREP ni los del conteo rápido.
Y aún sin eso, sin siquiera llegar a la etapa jurisdiccional, han emergido
numerosas irregularidades que, si no revierten el triunfo preliminar de Peña
–algo improbable–, por lo menos lo han manchado.
Si los miembros del PRI, el PRI de siempre, están tan seguros de ganar, ¿por
qué presionan, coaccionan y compran votos? ¿Por qué persuaden a los ciudadanos
con dinero, enseres y utilitarios? ¿Por qué hacen fraude? ¿Por qué pagan para
que las encuestas sean propaganda?
La respuesta es muy sencilla: Porque sin fraude no son capaces de ganar y
Peña Nieto no ganó con honradez.
Lo vimos y lo vivimos en todo el proceso electoral: En México coexisten
valores cívicos con prácticas fraudulentas, honestidad con rapiña, concordia con
resentimiento, esperanza con frustración, virtud con infamia, franqueza con
hipocresía.
Al mismo tiempo que millones de ciudadanos cumplen con su deber y derecho
–organizando el proceso, siendo funcionarios de casilla, yendo a votar,
vigilando la correcta emisión del voto–, hay otros que traman estafas, que urden
trampas, que adulteran la voluntad popular, que simulan la democracia.
El fraude electoral no es sólo el cínico relleno de ánforas, la amañada
aritmética que se asienta en las actas y el robo de paquetes electorales, origen
de la arraigada desconfianza en las elecciones, sino métodos más sofisticados,
por lo visto ya plenamente admitidos.
Doy un ejemplo de esto: La campaña del Partido Verde Ecologista de México
(PVEM), a través de llamadas domiciliarias y de SMS a teléfonos móviles, el
mismo día de la jornada electoral, cuando la ley ordena el cese de la difusión
de todo tipo de propaganda.
Otro ejemplo: La difusión de estudios de opinión manipulados para ser usados
como propaganda con el consentimiento pleno de los propietarios y directivos
como Consulta Mitofsky, Parametría, GEA-Isa, Beltrán y Asociados,
Indemerc-Harris, Buendía y Loredo.
Aunque una es una conducta claramente ilegal, la difusión de propaganda, y la
otra es un fabuloso negocio parecido aunque menos peligroso a ser mercenario,
son vicios tan dañinos para la democracia como la tolerancia a la compra del
voto de ciudadanos aprovechando su hambre y la impunidad con la que se
practica.
A esto y a más recurrió Peña Nieto, candidato del PRI-PVEM, para imponerse a
sus adversarios por una ventaja preliminar de apenas seis puntos, no los 20.1
que le llegó a asignar Indemerc-Harris, encuestadora del diario El
Financiero.
El ridículo lo hizo también el Grupo Milenio que patrocinó a la empresa
GEA/Isa, que en la última encuesta ubicó a Peña Nieto con una ventaja de 18
puntos sobre Andrés Manuel López Obrador.
GEA/Isa, que en el 2006 manipuló los sondeos para favorecer a Felipe
Calderón, realizó encuestas diarias durante los tres meses de campaña electoral
y el conductor Ciro Gómez incluso retó a otras encuestadoras para cotejar
cifras. “Nos vemos la noche del 1 de julio”.
Buendía y Loredo, de El Universal, le dieron al priista 17.1 puntos de
ventaja; Ulises Beltrán y Excélsior le otorgaron 16; Parametría y El Sol de
México concedieron 15.2, y Roy Campos, de Televisa, 15.1. El diario Reforma,
Covarrubias y Demotecnia le otorgaron 10.
Sólo dos casas encuestadoras acertaron: Berumen, cuyo estudio fue financiado
por las aportaciones personajes de académicos e investigadores, ubicó a Peña
Nieto con una ventaja de 6.1 puntos, y Ipsos-Bimsa casi igual: 6 puntos.
Sólo Ciro Gómez ofreció una disculpa por el ridículo: “Fallamos en lo más valioso: la precisión informativa”.
Sólo Ciro Gómez ofreció una disculpa por el ridículo: “Fallamos en lo más valioso: la precisión informativa”.
Apuntes
A nadie debe espantar que López Obrador proceda por la vía legal para que las
instancias resuelvan lo que promuevan él como candidato presidencial y la
coalición que lo postula. Si una vez que el Tribunal Electoral del Poder
Judicial de la Federación (TEPJF) resuelva en definitiva los recursos
presentados, y toma acciones contrarias a la ley y al compromiso que firmó,
entonces que cada quien decida si lo avala…
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