#YoSoy132: crece la bola de nieve…
La última protesta antipeñista.
Foto: Alejandro Saldívar
Foto: Alejandro Saldívar
A la contienda electoral le faltaba algo: la voz de los estudiantes. Eso
cambió el pasado 11 de mayo, cuando 131 alumnos de la Universidad Iberoamericana
mostraron su repudio al candidato priista. De ahí se gestó el movimiento
#YoSoy132, organización de indignados jóvenes de diversas instituciones de
educación superior que, no obstante la represión y las campañas en su contra,
cobró una fuerza inusitada. Algunos de sus integrantes sostienen que el
movimiento “balanceó” las elecciones, y advierten: los comicios del 1 de julio
no marcarán el fin de las protestas.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En siete semanas el movimiento estudiantil #YoSoy132
logró desestabilizar el proyecto de una Presidencia prefabricada. Con su voz
–develada la sociedad entre el candidato del PRI y los consorcios mediáticos
encabezados por Televisa para imponer a Enrique Peña Nieto en el gobierno de la
República–, jóvenes de todo el país y de más de 150 ciudades del mundo –según
afirman– defendieron la bandera de la democratización de los medios y se
convirtieron en el principal opositor al contubernio.
En oposición al movimiento se gestaron grupos estudiantiles pequeños,
artificiales, vinculados con partidos políticos y promovidos en los medios.
Desatada la “guerra sucia”, la represión se llevó a las calles de la provincia.
Aunque lo negaron, el diagnóstico era el correcto: el candidato del PRI, en
complicidad con los medios que lo encumbraron, “temblaban” de miedo.
“La gracia del diablo comienza por convencerte de que no existe. Lo que sí
hay es una simulación brutal”, dice Antonio Attolini, vocero del colectivo, al
amanecer de una charla en la que ocho representantes de la organización
interuniversitaria ponderan el hecho de haber balanceado una contienda electoral
que, de inicio, se daba por definida.
Entrevistados por Proceso, los integrantes de #YoSoy132 hablan de las
entrañas del movimiento. Dicen que sin más que sus propios recursos –por
mantener la autonomía, una preocupación constante para medios y políticos, como
una organización libre, apartidista– el movimiento ha vivido de esperanzas y
desvelos.
“Nada fue tan influyente como poner en el consciente colectivo que es
necesario transformar los medios para democratizar el país, que es ahí donde
está su freno”, dice Ricardo Bernal, estudiante de la UAM.
A los ojos de la sociedad los estudiantes demostraron que la ciudadanía puede
cambiar la agenda política y mediática, afirma Rodrigo Serrano, fundador del
movimiento Másde131, que dio origen a #YoSoy132 el pasado 11 de mayo en la
Ibero. “El movimiento es la primera bola de nieve que se empuja y va a ir
creciendo hasta formar una avalancha. Está quedando claro que ya no se puede
manipular a la opinión pública a través de los medios de comunicación. Ya están
las redes sociales. El movimiento logró cosas como organizar el primer debate
ciudadano en la historia del país”.
“En las próximas elecciones ya no se va a pedir que haya un debate organizado
por ciudadanos, se va a exigir”, apunta Sandra Patargo, compañera de Rodrigo
Serrano en la Ibero. Recuerda que luego de una semana y media de ignorarlos
desde que se conformaron como movimiento –“por la fuerza que tomamos”– Televisa,
que a lo largo de la contienda electoral recibió la mayoría de las protestas del
movimiento, “se vio obligada a transmitir los ataques a su manipulación, sus
encubrimientos, con pancartas que decían que Televisa idiotiza. Eso no se había
visto antes”.
Para Sandra el país debe avanzar para tomar libertades que antes habían sido
negadas y para llenar los huecos que las instituciones y el gobierno han dejado
vacíos.
El movimiento pretende trascender las elecciones como un contrapeso frente al
poder y sus abusos. “Las banderas que dieron lugar al movimiento se tendrán que
ir nutriendo. Ya no sólo vamos a demandar que no haya monopolios mediáticos,
vamos a exigir que haya una socialización de los medios en un país marcado por
las desigualdades”, dice Mariana Favela, vocera de la asamblea de posgrados de
la UNAM.
Difusa en las plataformas electorales, harán suya la discusión de la
militarización del país, porque “un país militarizado no puede ser democrático”,
advierte Favela.
“No es casualidad que tengas concentración en medios de comunicación,
concentración del poder político y económico y militarización del país. Creemos
que esto es consecuencia de una lógica y de una estrategia que se está
orquestando, donde la sangre la ponemos nosotros y el dinero se lo quedan ellos.
Aquí hay un negocio fortísimo, de venta de drogas, de venta de armas, de trata
de personas, con gente que está vinculada con los partidos políticos. El trabajo
de denuncia del movimiento no se acaba el 1 de julio. Desenmascarar esas
corruptelas y las relaciones del crimen y de la clase política es una tarea que
nos va a seguir ocupando.”
Estudiante de Filosofía de las Ciencias, Favela quiere pensar que esto va a
pasar como un grito en la historia que después se hizo palabra. “Porque nosotros
salimos del letargo y muchos otros se sintieron convocados a terminar con ese
sentimiento de incapacidad que nos habían infundido”.
Lo paradójico, dice, es que en un país hundido en la desilusión y en la
tristeza, en la sangre y el dolor, todos en el movimiento se hicieron poetas. En
la explosión reivindicaron los colores.
“Porque los políticos nos arrancaron las palabras y nos arrancaron los
colores. Si te vistes de cierto color, eres de uno u otro partido. Me gusta
pensar que las verdaderas revoluciones sociales se miden por sus apuestas
políticas pero también culturales, y que no hay una transformación radical
cuando no son las entrañas de cada uno las que se modifican. Y este movimiento
fue lo primero que me despertó. Había un potencial de transformación porque la
gente no iba a gritar las mismas consignas, porque la gente iba inventando paso
con paso.”
Poetas con bailarines, músicos junto a biólogos y abogados, astrónomos con
politólogos, hablando todos de lo mismo de distintas formas. “Lo que no nos van
a quitar, ni con todos los toletazos que nos quieran dar, es que recuperamos las
calles. Y en ellas, tarde o temprano, vamos a transformar al país. Ese es el
logro del movimiento. Una vez que tocas el sentimiento y el sentido común de las
personas, no va más para atrás. Y eso lo hacemos la gente unida, como el arte y
la poesía”.
Represión
Insignificante en la capital del país, el PRI concentró sus ataques al
movimiento #YoSoy132 en provincia. Violentados por protestar contra ese partido
y su complicidad con los medios, los estudiantes fueron reprimidos en al menos
15 entidades federativas. Fueron acosados, golpeados, perseguidos y en más de un
caso –como sucedió en Ciudad Juárez y Tlalnepantla– detenidos. Fueron también
censurados, mutiladas sus palabras en los diarios locales.
“Sentimos un profundo temor por los compañeros en los estados. Ahí es donde
nos están atacando. Nos cuentan que su situación es completamente violenta, que
no pueden salir a las calles a manifestarse porque los golpean grupos de
priistas, bien conformados, con sueldos; son mercenarios tratando de acallar las
voces de los jóvenes. Y aun así los ves marchando”, cuenta Misael Rojas, miembro
de la Comisión de Comunicación del colectivo.
Amenazados sistemáticamente, los estudiantes se acercaron a la Comisión de
Derechos Humanos del Distrito Federal para asesorarse. Suman más de 50 las
denuncias que han presentado ante ésta. En todo el país el movimiento ha
documentado al menos 120 agresiones a sus integrantes.
Para Rodrigo Serrano, fundador del colectivo Masde131, que dio origen a
#YoSoy132, los ataques podrían identificarse a partir del 1 de julio. “Yo creo
que no se ha dimensionado en su justa medida. Yo sí tengo miedo. Si gana el PRI,
más miedo a partir del 1 de diciembre. Tal vez no del partido como tal, pero sí
del fanatismo que se ha ocupado de construir a partir de una imagen de estrella
de telenovelas, en lugar de la de un político, por la que sus fanáticos están
dispuestos a todo”.
Ricardo Bernal advierte que la represión puede intensificarse pasadas las
elecciones: “Si decidimos dar la batalla fue precisamente por lo que, a nuestros
ojos, sigue siendo el PRI y no queríamos de regreso: El partido de la
corrupción, de los acuerdos ilícitos y los arreglos por debajo de la mesa, el
partido de los Díaz Ordaz, de los Echeverría, los Salinas, los Moreira, los
Yarrington, los Montiel. El partido de las matanzas estudiantiles, de la guerra
sucia, de Aguas Blancas, de Acteal, de Atenco. El partido que hoy representa
Peña Nieto”.
Vicisitudes en provincia
La asamblea de #YoSoy132 en la ciudad de Chihuahua está compuesta por cerca
de 200 personas que pese al riesgo, mantienen vivo el movimiento en las calles.
Su vocera –quien, por precaución, pidió reservar su identidad– habla con este
semanario.
Contrastó la suya con la realidad del movimiento en la ciudad de México:
“Allá tú puedes gritar ‘yosoy132’ y nada te pasa. Aquí la gente se te echa
encima. Estamos en un estado donde se gobierna por el PRI y sólo por el
PRI”.
Por teléfono la timidez de su voz contrasta con la firmeza en sus palabras.
Relata cómo ha sido transitar como parte del movimiento en su ciudad. El
hostigamiento, dice, comenzó desde el gobierno, a través de la prensa: “Cuando
empezamos a trabajar, los medios llegaron enseguida. A cada evento que íbamos,
evento que ellos estaban ahí. Tiraban fotos a morir. Cuando las buscábamos en
los periódicos, no había absolutamente nada”.
Las órdenes venían de “arriba”. “Una fuente extraoficial, periodista, amiga
nuestra, nos dijo que el gobernador (César) Duarte ordenó que no se publicaran
esas cosas. Si acaso sale una nota pequeña, dispersa. Cuando vamos a volantear,
a días de la elección, todavía nos preguntan qué es el movimiento #YoSoy132.
Otros creen que somos pro AMLO, que somos acarreados, que no somos nada”.
La única vez que una nota relacionada con el movimiento alcanzó la primera
plana de los diarios de Chihuahua fue cuando Manuel Cossío, identificado con el
PRI, acusó al PRD de dirigir el movimiento a través de Saúl Alvídrez, alumno del
Tec de Santa Fe, simpatizante de Andrés Manuel López Obrador, que pretendió
hacerse pasar como el líder del movimiento estudiantil.
Formar parte del movimiento, en Chihuahua, significa el veto en el mercado
laboral, por lo menos del gobierno. Oponerse a la autoridad es juego de muerte.
Por eso viajó 16 horas en autobús a la Ciudad de México para hacer una denuncia:
“Chihuahua está totalmente en poder del PRI y el narcotráfico. Hay que darle a
conocer a la gente lo que se vive en Chihuahua. Si estás contra el estado, te
matan, seas quien seas. Te vinculan con el narcotráfico y hacen de ti lo
quieran”.
Asegura que se jugó la vida por evitar que Enrique Peña Nieto llegara a la
Presidencia. “Creo que sí va a haber represión estudiantil. Creo que van a
silenciar voces de la manera que lo han hecho siempre: con amenazas, muertes,
desapariciones, con miedo. No hay ningún PRI nuevo”.
Para Yanin González la represión ha sido reflejo del miedo que provocó
#YoSoy132 en el mismo PRI “y que ya no saben cómo esconderlo. Saben que la
juventud despertó, que sabemos que se puede luchar contra su autoritarismo y la
manipulación en los medios. Saben que les estamos perdiendo el temor, por eso
intentan reprimirnos en las calles, para no expandir esta liberación que estamos
viviendo”.
Narco
El pasado 19 de junio la representación de #YoSoy132 en Baja California
entregó en Los Cabos una carta a 19 representantes de los países que componen el
G-20. Según los jóvenes sólo el gobierno mexicano se negó a recibir el
documento. En éste, respecto a los comicios en México, se leía: “Estas son
elecciones trascendentes. México está sufriendo una crisis humanitaria en la que
han perdido la vida más de 70 mil personas en el conflicto entre el
narcotráfico. Ya basta que los países periféricos pongamos los muertos y ustedes
continúen disfrutando los beneficios de este negocio”.
Los ocho voceros, de universidades públicas y privadas, entrevistados por
Proceso coincidieron en criticar a los contendientes a la Presidencia de la
República por omitir de su agenda electoral a las víctimas de un país azotado
por la violencia y la crítica a sus verdugos. Tema que, aseguran, será
fundamental en la etapa que #YoSoy132 emprenderá en la agenda postelectoral.
Favela dice que la crítica del movimiento a la violencia de Estado es uno de
los puntos que no ha trascendido en los medios.
“En este país, donde se mata por decir la verdad, lo primero que mencionamos
siempre es que nos duele el país. Y nos duele profundamente la violencia que lo
ha azotado, no sólo en estos últimos años. Se ha hecho un baño de sangre y para
la gente en el movimiento sí es una de las preocupaciones fundamentales”,
asegura y pide dejar de hablar en términos de “guerra” contra el narcotráfico.
“Es una simulación, no existe tal cosa. Aquí no hay dos partes enfrentadas; hay
una sociedad atrapada en medio de los intereses de los grupos en el poder”.
A su entender, con el PRI reinstalado en el gobierno federal, el crimen
organizado encontraría a un viejo “cómplice” en las más altas esferas. “Pensamos
que el que EPN llegue al poder va a satisfacer a los intereses ligados con el
narcotráfico. Ha habido acontecimientos que evidencian por qué en los gobiernos
priistas hay mayor violencia, presencia, dominio y sometimiento por parte del
narcotráfico. Sus gobiernos son los que menos nos pueden garantizar el regreso a
la paz y no hay una estrategia en su plataforma, que la hemos estudiado, para
resarcir la estrategia de Calderón, que ha sido nefasta y que no resolvió nada”,
acusa la estudiante de la UNAM.
Para Attolini, estudiante del ITAM, el tema del crimen organizado atañe
directamente al movimiento estudiantil por contar con el encubrimiento de la
sociedad que desprecian, entre medios de comunicación y gobierno.
“No existe un solo caso en el mundo del crimen organizado trasnacional –como
en México– que no esté amparado por la corrupción a todo nivel. Es necesario que
tenga un vínculo fundamental con las altas esferas políticas para poder operar.
En este país el crimen organizado opera en más de 50 países. Qué nivel de
corrupción hay que tener para que en tantos mercados en el mundo esté operando
la federación de Sinaloa. Es gravísimo. Y todo lo calla el pinche sesgo
informativo”, dice con el rostro desencajado.
Yanin González, de la Anáhuac, va más allá. “Los poderes fácticos surgen
porque el Estado no funciona. Y el narcotráfico gobierna en el país, no son sólo
los medios los que dirigen al gobierno. El gobierno federal no provee seguridad
y educación y para la población en gran parte del país el narco es el soberano”,
dice la joven que ríe, entre la incredulidad y la indignación, cuando el
reportero le comenta que Felipe Calderón declaró a Joaquín López Dóriga, una
semana atrás, que de ser joven habría sido parte de #YoSoy132.
La representante del movimiento en Chihuahua no duda. El crimen organizado,
al menos en su estado, ha jugado a favor de Enrique Peña Nieto. “Nosotros, como
parte de #YoSoy132, queríamos ser funcionarios de casilla. Averiguamos que el
municipio con mayor historial de fraude se llama Satevó. Planeábamos ir. A una
compañera, que tiene contacto con militares, le dijeron: ‘Si nosotros no nos
paramos por ahí, ustedes cómo van a ir. Los desaparecen y ya. Ahí ya saben que
va a ganar el PRI. Nadie se mete con eso’.
“En Chihuahua el narcotráfico es intocable y nosotros sabemos que este tema
es trascendental, pero no lo pensamos tocar. Porque es muy fácil que un día un
compañero del movimiento se encuentre en un lugar en el que digan: ‘Rafaguearon
tal lugar y le tocó una bala perdida’. Dirían que estaba en el momento y el
lugar equivocados. O le inventarían que traficaba drogas al menudeo. Aquí el
narco no se toca.”
No concibe un peor escenario que la vuelta del PRI a la Presidencia. Explica
lo que ha sido crecer en un estado gobernado por el priismo en complicidad con
los criminales: “Nuestro estado es tierra de nadie. Vivimos entre muertos. Vivir
con el PRI es vivir una coalición con el narcotráfico, es vivir en represión,
vivir para no tener educación, porque les conviene un pueblo ignorante que les
permite hacer y deshacer.
“Estamos hartos de que en Chihuahua la gente se siga conformando. Ver cómo
nos lastiman y cómo lastiman la nación. Y lo van a seguir haciendo. Si tienen un
presidente, van a tener el control total.”
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