De la Barrera Vite: El narcoinformante que infiltró al poder judicial
Juan Carlos de la Barrera Vite. El informante.
Foto: Especial
Foto: Especial
El nombre de Juan Carlos de la Barrera Vite –el empleado de la Suprema Corte
detenido a finales de julio por su presunta colaboración con el Cártel de
Sinaloa– sobresale en una guerra de narcos escenificada en el estado de Durango.
Su papel, según testimonios, era asimismo el de informante de uno de los grupos
en pugna, pero entonces desde su cargo de fiscal adscrito a la Subprocuraduría
de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada.
A comienzos de 2011 por órdenes de El Chapo
Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, los hermanos Cabrera Sarabia, encabezados
por Felipe, el mayor de ellos, abandonaron sus dominios en la sierra duranguense
y se trasladaron a la capital del estado. La orden que tenían era desplazar a
Los Emes, sus compañeros de organización, quienes “calentaron la plaza” al
asesinar a unas 300 personas y arrojarlas en fosas clandestinas.
Aunque Los Emes tenían cooptados a elementos de la policía estatal, Felipe
Cabrera intentó penetrar la estructura de los hermanos Núñez –jefes de la plaza–
dentro de la fiscalía estatal. Para ello sumó a sus filas a elementos de la
Policía Federal (PF); a un agente de inteligencia militar –el “capitán Ríos”–, y
a informantes de la Procuraduría General de la República (PGR), como Juan Carlos
de la Barrera Vite, quien presuntamente le vendió declaraciones ministeriales
que en contra de su grupo realizaron testigos protegidos. (De la Barrera es el
empleado gubernamental que, ahora adscrito a la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, fue detenido el 29 de julio en Acapulco, Guerrero, acusado de vender
información al Cártel de Sinaloa.)
Los nexos de ambos grupos con las corporaciones de seguridad fueron
evidenciados por las mismas células mediante narcomantas colgadas en diversos
puntos de la localidad, así como por información proporcionada por Los Emes a la
Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada
(SIEDO).
Felipe Cabrera, también conocido como El 01, comandó la célula junto con sus
hermanos Alejandro El 02, Humberto El 03 y Luis Alberto El 04. En Durango son
conocidos como Los Bascogil por ser originarios de una comunidad serrana del
mismo nombre, perteneciente al municipio de Canelas. De este lugar también son
oriundos Ignacio Nacho Coronel, abatido en un enfrentamiento con el Ejército el
29 de julio de 2010, y su sobrina Emma Coronel Aispuro, la actual esposa de
Guzmán Loera.
Cuando los Cabrera llegaron a la capital de Durango fueron acogidos por los
jefes de la plaza, los hermanos Núñez Meza: Mario, El M10; José Fidel, El M11, y
Amado, El M12 (Proceso 1800).
Una vez instalado en la ciudad, en enero de 2011, Felipe Cabrera estableció
alianzas. Mediante Víctor Omar Martínez Ferrara, integrante de su organización
criminal, presuntamente contactó a Juan Carlos de la Barrera Vite, quien
entonces –de junio de 2010 a marzo de 2011– trabajó en la Unidad Especializada
para la Atención de Delitos Contra la Salud de la SIEDO, para después regresar a
su empleo en la Corte.
De acuerdo con Jorge Camargo, vocero de la SCJN, la investigación de la PGR
en contra de De la Barrera “se basa en expedientes a los que tuvo acceso a su
paso como Fiscal de la SIEDO, como en el caso de las declaraciones ministeriales
provenientes de personas que testificaban en contra de Felipe Cabrera”.
Añadió Camargo: “Incluso, en noviembre de ese año, Cabrera y De la Barrera
tuvieron un primer encuentro; ahí, este último, por la cantidad de 60 mil
dólares, le vendió la declaración de Sergio Villarreal El Grande, detenido el 13
de septiembre de 2010”.
La batida
Para marzo de 2011 a Los Emes les quedó claro que Felipe Cabrera y su gente
pretendían desalojarlos de la plaza. Y comenzó la guerra…
Afuera de la taquilla de la plaza de toros Alejandra fueron encontrados los
cuerpos de Sergio Montes Olivas y Jesús Alberto García Calderón, agentes de la
Fiscalía General, torturados y asfixiados. Sus rostros estaban desfigurados. Al
lado de los cadáveres había una lona con el siguiente mensaje:
“Capitán Ríos, miembro del grupo de Inteligencia de la X Zona Militar
aproveche el dinero que le dio Felipe Cabrera para que nos chingue, a ver cuanta
(sic) tarda en gastarlo. Aquí les dejamos a sus halcones… Este es el comienzo.
La traición se paga con la muerte primos. Atte: GN (Gente Nueva). Ms.”.
El 10 de ese mismo mes apareció otro mensaje que responsabiliza a los Cabrera
de la violencia sin control registrada en la capital:
“… Estos al ver que hemos limpiado la plaza y la hemos estado protegiendo de
otros carteles se les dio cabida como amigos y estando instalados nos la
quisieron quitar. A ellos se les hace responsables por los eventos que puedan
pasar, tales como secuestros, levantones, asesinatos de civiles en calles,
antros u otros lugares públicos. Ya que si no tienen su objetivo de quedarse con
la plaza (ni en sueños), los Ms y G.N. estamos para cuidar nuestra plaza de
lacras y traidores esto ha sido una prueba de lo que les espera a todos los que
apoyan a Los Cabrera. Atte. Ms y G.N.”
Tres días después, la PGR inició una embestida contra Los Emes. Detuvo a
Rafael Sánchez Reyes, dedicado a la venta de droga, robo de vehículos y a seguir
a las posibles víctimas de secuestro o extorsión, según declaró ante la SIEDO.
También cayó Abel Rodríguez Guzmán, El Canelo, de 73 años, originario de
Canelas, Durango, dueño del rancho Los Laureles y abuelo de Humberto Rodríguez
Coronel, sobrino de Nacho Coronel.
La tarea de El Canelo era financiar la compra de drogas. También fue
aprehendido Félix Nando Mendoza Rodríguez, yerno de El Canelo, quien ayudaba a
Rodríguez Coronel a secuestrar y extorsionar en la ciudad de Durango. Se
encargaba de “poner” a las víctimas.
El 24 de marzo de 2011 hubo más detenciones de integrantes del brazo armado
de Los Emes al mando de El M 10. En la SIEDO declararon que se dedicaban a la
venta de droga, al robo, al secuestro y la extorsión. Entre los capturados
estaba Jesús Andrés Arreola García, encargado de codificar los radiotransmisores
para El M-10.
También se detuvo a Alonso Coronado Portillo, El Piraña, cuya función era
levantar gente junto con otro sujeto al que identificó como El Changuito. El
Piraña declaró que fue escolta de El M 18 y del M 19. Entre los detenidos se
encontraba Daniel Cárdenas Marín, El Pelón, jefe de Coronado Portillo, quien
dijo que trabajaba para El Flaco y El M-11.
Y mientras las autoridades arrasaban a Los Emes, Los Cabrera se
fortalecían.
Así, el 30 de marzo hubo otra captura de sicarios al servicio de Los Emes. Se
trató del operador de Los Canelos: Bernabé Monje Silva El M-14, El Monje o
Copetín, expolicía ministerial de Chihuahua y exintegrante de La Línea, grupo de
sicarios del Cártel de Juárez. Era el cuarto hombre al mando dentro de Los Emes.
Con él se capturó a Ricardo Domínguez Nogal El Gordo y a Jorge Eduardo Pascual
Bada El Gordo 2, escoltas y sicarios del M-14 y dedicados al robo de
vehículos.
Los Emes intentaban resistir el embate de la Policía Federal y de Los
Cabrera: la madrugada del 21 de abril un comando incendió tres casas: una en el
fraccionamiento Santa Teresa, otra en Colinas del Saltito y otra en la colonia
Jalisco. La primera pertenecía a Humberto Cabrera, El 03.
Horas después el crimen organizado empezó a emitir mensajes. En una pinta se
deslindaron de los incendios:
“Los Ms no nos hacemos responsables de las quemas de gasolineras y
residencias de Felipe Cabrera El 01… Pelen (sic) como los hombres, ya estilo
patrón (en referencia a Guzmán Loera), tratan de chingar a la gente por la
espalda y con la ley como Los Azules, Fuerzas Federales… Atte Cartel Ms”.
El día en que ocurrieron los incendios una barda mostraba el letrero:
“Querían que se calentara la plaza bola de culos, corrientes y traicioneros,
pues están ardiendo sus propiedades. Att (sic). Ms”.
El 20 de abril fueron liberadas dos mujeres secuestradas dos días antes: “Nos
respetaron por ser mujeres. Solo por única vez”, escribieron sobre la espalda de
una de ellas. “Esto nos pasa por conseguir casas de renta para que se metan
sicarios enemigos de los Ms”, tenía escrito la otra.
Dos días después llegó a la Dirección de Seguridad Pública Municipal un joven
golpeado. Era el velador de la casa ubicada en Santa Teresa y en su espalda
tenía una leyenda: “Esto me pasó por ser gente de Felipe Cabrera y Beto, El 24”.
Para entonces ya era claro que Felipe Cabrera había ganado la plaza.
La sucesión
Los embates de las autoridades en contra de los Cabrera comenzaron en mayo de
2011, cuando Felipe fue arrestado en Culiacán, Sinaloa. La PGR y la Sedena lo
presentaron como lugarteniente de Guzmán Loera y como el principal responsable
de las actividades de narcotráfico y violencia por parte del cártel del
Pacífico, en Durango y el sur de Chihuahua.
Por órdenes del Chapo, Luis Alberto Cabrera, El Arqui, ocupó el lugar de su
hermano como jefe de la célula criminal; sin embargo, pocos días después murió
en un enfrentamiento con militares mientras trataba de evitar su detención. El
mando de la organización lo asumió Alejandro, El 02, otro de los Cabrera. Él y
su hermano Humberto dieron con los responsables de la detención de Felipe y la
muerte de Luis Alberto.
En el medio policiaco se dijo que el nuevo líder confirmó que Juan Manuel
Luévanos Gamero, expolicía estatal, El Cáncer, brazo fuerte de Los Eme junto con
su padre, Juan Manuel Luévanos Becerra, comandante de la Dirección Estatal de
Investigación (DEI) en Cuencamé, fue quien informó al Ejército del paradero de
los hermanos.
De acuerdo con registros de Plataforma México, el Sistema Único de
Información Criminal del país, El Cáncer estaba identificado como policía
ministerial al servicio de Los Emes y adscrito al municipio de Pueblo Nuevo,
Durango, donde realizaba funciones operativas y de investigación. Sin embargo, a
pesar de tenérsele ubicado, nunca fue detenido.
La venganza de Los Cabrera alcanzó a padre e hijo. El 12 de febrero de 2012
aparecieron muertos. Ambos operaban bajo el mando directo de Amado Núñez Meza,
el más joven de Los Emes.
Los integrantes de este grupo se replegaron y se refugiaron con Vicente
Carrillo Fuentes, líder del Cártel de Juárez, con quien se relacionaron desde
noviembre de 2005, cuando esta organización tenía incidencia en zonas
duranguenses estratégicas para el cultivo de enervantes, como Santiago
Papasquiaro, Canelas, Pueblo Nuevo y Tamazula, posteriormente en manos de El
Chapo.
En Plataforma México también aparece Amado Núñez. El sistema indica que fue
detectado desde 2002, cuando era policía municipal en Ciudad Juárez, corporación
al servicio de la organización juarense. Nunca se le detuvo. También fue ubicado
su hermano José Fidel. De acuerdo con los datos primarios de la orden de
investigación registrada en el Sistema Único de Información Criminal, se le
comenzó a investigar en marzo de 2009. Ese mismo mes, su ficha ya estaba
completa. Se sabía que desde 1998 laboraba en el Servicio Panamericano de
Protección, en Ciudad Juárez.
Atrincherados en dicha ciudad fronteriza, desde ahí Los Emes han intentado
recuperar Durango. La última ocasión fue el miércoles 1, cuando elementos
estatales desmantelaron una casa de seguridad en la colonia Arturo Gámiz. En el
operativo murieron dos personas, cuatro agentes fueron lesionados y dos personas
detenidas.
A pesar de los golpes recibidos desde diciembre de 2011 –la detención de
Felipe, la muerte de Luis Alberto y ahora la desarticulación de su red de
informantes al interior de la PGR–, Alejandro y Humberto Cabrera mantienen el
dominio de Durango, con excepción de los municipios serranos de Santiago
Papasquiaro y Tepehuanes, por los cuales libran una lucha interminable con Los
Zetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario