En México: conquistados y chingados
En su más reciente artículo, Lara Peinado señala que es por tal que el mexicano se emociona con un partido de fútbol: fantasea en que puede ganar, que sí se puede
Autor de los libros: “Psicoanálisis del poder en México”, “El mal-estar docente en México” “A. La mujer sin habla, el tratamiento Psicoanalítico de una esquizofrenia”, el psicoanalista social José Antonio Lara Peinado sostiene que en muchos mexicanos se ha enquistado “el estigma del conquistado, del chingado” y que esta introyección psíquica les ha impedido crecer, decidir, romper la sumisión y levantar la voz ante lo que pasa a su alrededor.
Lara Peinado, quien también ha coordinado las investigaciones “El tratamiento Psicoanalítico de la esquizofrenia” y “La Pedagogía de los nadie”, apunta que tal estigma aparece cotidianamente en el mexicano que consume revistas chatarra de espectáculos y observa boquiabierto los cuerpos artificiales de las artistas del momento, y que el menosprecio de sí mismo aparece cuando confronta su cuerpo real, con la imagen del cuerpo que presenta la revista. “El estigma del chingado aparece cuando en las revistas del jet-set observa a los ricos y poderosos en sus ostentosas casas y en sus grandes fiestas, para después ilusoriamente querer hacerse un vestido de novia como el que vio en la revista, o busca decorar su departamento, tal cual está decorada la mansión que aparece en la portada, aún a sabiendas que ni el vestido ni la decoración serán posibles, lo cual acrecienta al tiempo su menosprecio y su baja autoestima.”
En su más reciente artículo, Lara Peinado señala que es por tal que el mexicano se emociona con un partido de fútbol: fantasea en que puede ganar, que sí se puede… Sin embargo, “la frustración aparece cuando la Selección no gana o peor aún, cuando gana: el Mexicano grita, va al Ángel, a la Macroplaza o a la Minerva, se pone la verde, se emborracha y despierta al otro día con la cruda realidad de su trabajo, su carencia económica y emocional, mientras el equipo que según él le representa, disfruta de los millones de pesos derivados del alcohol y el consumismo del Mexicano que bebió desde cerveza y se hartó de botanas para hacer más ricos a los conquistadores de empresas extranjeras que ven en el mexicano al sumiso sujeto capaz de ser manipulable con un partido, un Teletón, un talk show, cualquier cosa, la cuestión es que ese mexicano suelte el dinero y adormezca su conciencia.
“Chingado y conquistado, al mexicano se le vende todo, se le viola todo el tiempo. Igual le meten a fuerza cursos de coaching y superación personal, que productos chatarra directos a su domicilio, o presidentes marca Televisa. Empresas canadienses explotan sus minas y empresas españolas controlan igual el gas que la seguridad en el aeropuerto. Chingado y conquistado el mexicano no es dueño de nada, no puede entrar a las playas que los hoteles de lujo han privatizado para los conquistadores que vienen aquí de vacaciones, los dueños originarios de las playas, o se van de su comunidad o permanecen explotados por los consorcios hoteleros. Los niños mexicanos se forman en escuelas públicas en donde los modelos Pseudo pedagógicos con los cuales los forman son de otros países que bien saben que desde la escuela se puede destruir identidad, las escuelas privadas peor aún, ahí de manera descarada se desprecia lo nacional y se prioriza lo extranjero, lo Disney.
“Muchos mexicanos juegan a romper su estigma de chingados y conquistados, se visten entonces con trajes Armani, compran su camioneta y se sienten del lado de los conquistadores. Hablan de manera extraña, presumen ropa, zapatos, calzones de marca, hablan de los centros comerciales y de las peripecias de la pricesa Letizia, desprecian a los que, según ellos, son mexicanos que no quieren crecer: a los indígenas, obreros, electricistas, indigentes, negros, morenos, campesinos que les demuestran lo que verdaderamente son. Estos mexicanos juegan a ser conquistadores, pero no se dan cuenta que están peor de conquistados y chingados. Por fuera Giorgio Armani, pero por dentro menosprecio de su identidad, de lo que son, desprecian sus raíces y lamentablemente no se dan cuenta que son despreciables para sí mismos.
“Conquistados y chingados, muchos mexicanos proyectan en su vida diaria al Chavo del 8, se conforman con una torta de jamón, esconden sus problemas en un barril y no hacen nada contra los que los humillan y les faltan al respeto.
“En el colmo del surrealismo, muchos mexicanos quieren tocar y sacarse fotos con los políticos que los han chingado durante décadas, cuelgan la foto en la sala para presumirla a sus familiares, no importa que él siga ganando el mínimo y el otro de la foto siga ganando el máximo, lo importante es la foto que bien retrata por un lado al político que chinga y por el otro al mexicano que inexplicablemente lo abraza aún a sabiendas de lo que le hacen y le han hecho…”.
Índice Flamígero: Y no. Josefina Vázquez Mota no apareció en la lista de las 100 mujeres más influyentes de Forbes Magazine. ¿Sigue de vacaciones? ¿Tanto dinero? A lo mejor sí aparece en la lista de las más ricas del planeta. + + + Ya sólo le quedan 99 días a este sexenio de los cuates, por los cuates, para los cuates.
Francisco Rodríguez - Opinión EMET
El Peña que solamente duró dos meses
Esperamos que se anulen las elecciones. Que Calderón al entregar su último informe de desgracias, renuncie por causa grave que calificará el nuevo personal del Congreso de la Unión.
Le conceda o no validez legal el TRIFE, sigue en el aire la presidencia para Peña Nieto sepultado en fraudes, trampas (hay que leer de Jorge Ramos Ávalos: Ganar con trampas. Reforma: 12/VIII/12 y en Twitter, @jorgeramosnews) y denuncias por la compra de votos y la complicidad de Soriana, Monex, Televisa y Tv-Azteca. Si se convalida el resultado cuantitativo del IFE, órgano proclive al mexiquense (su presidente Leonardo Valdés Zurita ya tiene asegurada una chamba), el impugnado priista padecerá para tomar posesión. Ésta no será tan fácil como la de Calderón, quien entró por la puerta de atrás del Congreso y le pusieron la Banda hecha girones. Hay tres opciones para el acto. El solemne si es ante el pleno del Congreso General. El semisolemne, si es ante las Comisiones legislativas. Ante el Presidente de la Suprema Corte, ya sea en el edificio de ese tribunal, en Los Pinos… o, el baño de su casa (mansión que le prestó Emilio Gamboa Patrón). Donde sea, Peña estará investido de ilegitimidad, pues ganó su designación por obra y gracia del tribunal electoral.
Vale la pena recordar que otro Peña: don Manuel de la Peña y Peña, siendo Presidente de la Corte, asumió la presidencia como interino durante ocho meses, a raíz de la primera intervención armada estadounidense (la segunda fue en 1914 con Victoriano Huerta, y la tercera con “Rápido y furioso” en este 2011-2012), y tras la huída de Santa Anna (a quien vitorea y depura de sus maldades, perversidades y traición, Armando Fuentes Aguirre alias: Catón, en un libro-ladrillo). Cuentan que sólo fueron dos meses, pero volvió a ocupar el cargo un mes, después de una interina de unos meses de Pedro María Anaya. El país vivía una crisis general como la que se anuncia hoy.
Santa Anna puso las condiciones para que los estadounidenses se apropiaran de Texas, Nuevo México y la Alta California y se embolsó 15 millones de pesos por ello. Mucho tienen en común el Peña de entonces y el Peña de hoy. Éste corre el riesgo, si el tribunal electoral de marras cumple con su deber constitucional, de ni siquiera ser interino. El Peña de 1847-1848 tuvo a su Calderón en Santa Anna. Y el Peña actual tiene a su Santa Anna en Calderón. Peña y Peña completó la nefasta obra destructora de Santa Anna. ¿Peña Nieto terminará el mal gobierno de Calderón?
Ya que “en la historia siempre hay un factor de sorpresa”, esperamos que se anulen las elecciones. Que Calderón al entregar su último informe de desgracias, renuncie por causa grave que calificará el nuevo personal del Congreso de la Unión. Que tengamos un interino que concluya el sexenio. Y un sustituto que convoque a nuevas elecciones. 28 millones de ciudadanos en la oposición, consideran que hubo fraude y no están tranquilos. Y si bien el PAN (ausente su ex candidata), muy a distancia cuestiona el triunfo peñista, el PRD, PT y Movimiento Ciudadano de frente impugnan el resultado del IFE y solicitan su anulación, para que no se repita lo de Peña y Peña de 1847-1848, salvo que sea para designar un presidente interino e ir de nueva cuenta a las urnas.
Vale la pena recordar que otro Peña: don Manuel de la Peña y Peña, siendo Presidente de la Corte, asumió la presidencia como interino durante ocho meses, a raíz de la primera intervención armada estadounidense (la segunda fue en 1914 con Victoriano Huerta, y la tercera con “Rápido y furioso” en este 2011-2012), y tras la huída de Santa Anna (a quien vitorea y depura de sus maldades, perversidades y traición, Armando Fuentes Aguirre alias: Catón, en un libro-ladrillo). Cuentan que sólo fueron dos meses, pero volvió a ocupar el cargo un mes, después de una interina de unos meses de Pedro María Anaya. El país vivía una crisis general como la que se anuncia hoy.
Santa Anna puso las condiciones para que los estadounidenses se apropiaran de Texas, Nuevo México y la Alta California y se embolsó 15 millones de pesos por ello. Mucho tienen en común el Peña de entonces y el Peña de hoy. Éste corre el riesgo, si el tribunal electoral de marras cumple con su deber constitucional, de ni siquiera ser interino. El Peña de 1847-1848 tuvo a su Calderón en Santa Anna. Y el Peña actual tiene a su Santa Anna en Calderón. Peña y Peña completó la nefasta obra destructora de Santa Anna. ¿Peña Nieto terminará el mal gobierno de Calderón?
Ya que “en la historia siempre hay un factor de sorpresa”, esperamos que se anulen las elecciones. Que Calderón al entregar su último informe de desgracias, renuncie por causa grave que calificará el nuevo personal del Congreso de la Unión. Que tengamos un interino que concluya el sexenio. Y un sustituto que convoque a nuevas elecciones. 28 millones de ciudadanos en la oposición, consideran que hubo fraude y no están tranquilos. Y si bien el PAN (ausente su ex candidata), muy a distancia cuestiona el triunfo peñista, el PRD, PT y Movimiento Ciudadano de frente impugnan el resultado del IFE y solicitan su anulación, para que no se repita lo de Peña y Peña de 1847-1848, salvo que sea para designar un presidente interino e ir de nueva cuenta a las urnas.
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El IFE atenta sólo a servir al patrón, es decir a la oligarquía
La semana que viene será crucial para los mexicanos, pues se cumple la fecha límite para que el Tribunal Electoral resuelva sobre la demanda de invalidez de la elección presidencial presentada por el Movimiento Progresista.
Con su actuación absolutamente parcial, el Instituto Federal Electoral (IFE) demostró ser un pesado lastre que frena la marcha hacia la democratización del sistema político. El informe de la Unidad de Fiscalización avala lo anterior, pues sus conclusiones son el colmo del absurdo. Las multas por más de cinco millones de pesos al PRD, contra los poco más de seis mil pesos al PRI (Revista EMET, 22 de agosto), patentizan la total falta de respeto a la ciudadanía por parte de una institución que debería ser fundamental en la transición política del país, pero que en realidad no es más que un órgano indigno de continuar más tiempo desempeñando el rol que tiene encomendado.
Tal actitud es una burla sin recato, pues fue inocultable la extraordinaria diferencia en el uso de propaganda entre el partido tricolor y el Movimiento Progresista. Durante más de seis meses el país fue invadido por todo tipo de productos publicitarios en favor de Enrique Peña Nieto, desde millones de espots televisivos y radiofónicos hasta decenas de miles de espectaculares en todos y cada uno de los rincones del territorio nacional. Sin embargo, según el IFE, los priístas no rebasaron los topes de campaña ni cometieron ilegalidad alguna, pese a las muchas evidencias presentadas oportunamente de manejo de grandes sumas de dinero por medios extralegales.
Con tal comportamiento, el IFE está firmando su sentencia de nulidad. El colmo sería que dentro de seis años continuara existiendo, tal como hasta ahora ha venido funcionando. Las del primero de julio pasado serán, sin duda, las últimas elecciones presidenciales bajo reglas antidemocráticas. Sería una inconsecuencia y hasta un suicidio político aceptarlas en los próximos comicios federales. Su existencia no sólo encarece dramáticamente la construcción de instituciones democráticas, sino que obstaculiza la modernización tecnológica y científica de los procesos electorales, única alternativa para garantizar verdadera imparcialidad y transparencia.
El IFE es una institución burocrática sin dignidad, atenta sólo a servir al patrón, es decir a la oligarquía. Ello ha quedado plenamente demostrado y no tiene sentido esperar nada positivo de su actuación en el futuro. El consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita, no ha tenido un mínimo sentido del pudor, como lo ha demostrado a lo largo de su gestión. Así lo corroboró cuando acudió a Los Pinos, pocos días antes de las elecciones, a entrevistarse con Felipe Calderón, lo que sólo podía interpretarse como la aceptación de las reglas de juego impuestas por la Presidencia, situación indispensable para dar seguridad a los barones del dinero de que Andrés Manuel López Obrador de nueva cuenta sería frenado.
Los consejeros encontrarán en todo momento excusas para cumplir su responsabilidad con apego al ordenamiento constitucional, como lo patentiza su postura de que no tienen obligación expresa de terminar sus indagatorias antes de la calificación de la elección por parte del Tribunal Electoral. “Pedirle al IFE que haga una investigación precipitada es pedirle que haga una investigación probablemente mal hecha”, afirmó Lorenzo Córdova. ¿No es el colmo del cinismo salir con tal declaración? ¿Qué caso tiene hacer investigaciones que ni el FBI haría mejor, si ya no van a servir para nada, como sucedió hace seis años, cuando las dieron a conocer tres meses después de que Vicente Fox era ya presidente electo?
Con instituciones como las electorales nunca vamos a lograr dar el salto hacia una democracia participativa que ponga fin a la mediocridad política que caracteriza a México en la actualidad. Ahora nos van a salir con otras reformas al Código Federal Electoral y asunto concluido, que siga la pachanga. Sin embargo, más burlas al pueblo en las actuales circunstancias son un grave riesgo, luego de un sexenio que dejó enlutado al país y en mayor pobreza a millones de familias. Sobre todo, si como se espera, con el PRI nuevamente en Los Pinos, se ponen en práctica las famosas reformas estructurales mediante las cuales más hogares de las clases medias verían dramáticamente reducidos sus niveles de vida.
La semana que viene será crucial para los mexicanos, pues se cumple la fecha límite para que el Tribunal Electoral resuelva sobre la demanda de invalidez de la elección presidencial presentada por el Movimiento Progresista. Será la última oportunidad para que los órganos electorales se laven la cara y actúen con decoro, como a todos conviene, incluso a la oligarquía. Es preciso que sus miembros más conspicuos entiendan de una vez que ganarían más en la medida que haya gobernabilidad en la República.
Deberían echarle una mirada a la etapa gloriosa del despegue económico del país, que se fortaleció gracias a la estabilidad social, a su vez auspiciada por empresarios como don Eugenio Garza Sada, quien tenía mucha claridad sobre la responsabilidad social que le competía. Arrinconar a los trabajadores, mantenerlos en condiciones de sobrevivencia, nunca fue para él una política realista.
Tal actitud es una burla sin recato, pues fue inocultable la extraordinaria diferencia en el uso de propaganda entre el partido tricolor y el Movimiento Progresista. Durante más de seis meses el país fue invadido por todo tipo de productos publicitarios en favor de Enrique Peña Nieto, desde millones de espots televisivos y radiofónicos hasta decenas de miles de espectaculares en todos y cada uno de los rincones del territorio nacional. Sin embargo, según el IFE, los priístas no rebasaron los topes de campaña ni cometieron ilegalidad alguna, pese a las muchas evidencias presentadas oportunamente de manejo de grandes sumas de dinero por medios extralegales.
Con tal comportamiento, el IFE está firmando su sentencia de nulidad. El colmo sería que dentro de seis años continuara existiendo, tal como hasta ahora ha venido funcionando. Las del primero de julio pasado serán, sin duda, las últimas elecciones presidenciales bajo reglas antidemocráticas. Sería una inconsecuencia y hasta un suicidio político aceptarlas en los próximos comicios federales. Su existencia no sólo encarece dramáticamente la construcción de instituciones democráticas, sino que obstaculiza la modernización tecnológica y científica de los procesos electorales, única alternativa para garantizar verdadera imparcialidad y transparencia.
El IFE es una institución burocrática sin dignidad, atenta sólo a servir al patrón, es decir a la oligarquía. Ello ha quedado plenamente demostrado y no tiene sentido esperar nada positivo de su actuación en el futuro. El consejero presidente, Leonardo Valdés Zurita, no ha tenido un mínimo sentido del pudor, como lo ha demostrado a lo largo de su gestión. Así lo corroboró cuando acudió a Los Pinos, pocos días antes de las elecciones, a entrevistarse con Felipe Calderón, lo que sólo podía interpretarse como la aceptación de las reglas de juego impuestas por la Presidencia, situación indispensable para dar seguridad a los barones del dinero de que Andrés Manuel López Obrador de nueva cuenta sería frenado.
Los consejeros encontrarán en todo momento excusas para cumplir su responsabilidad con apego al ordenamiento constitucional, como lo patentiza su postura de que no tienen obligación expresa de terminar sus indagatorias antes de la calificación de la elección por parte del Tribunal Electoral. “Pedirle al IFE que haga una investigación precipitada es pedirle que haga una investigación probablemente mal hecha”, afirmó Lorenzo Córdova. ¿No es el colmo del cinismo salir con tal declaración? ¿Qué caso tiene hacer investigaciones que ni el FBI haría mejor, si ya no van a servir para nada, como sucedió hace seis años, cuando las dieron a conocer tres meses después de que Vicente Fox era ya presidente electo?
Con instituciones como las electorales nunca vamos a lograr dar el salto hacia una democracia participativa que ponga fin a la mediocridad política que caracteriza a México en la actualidad. Ahora nos van a salir con otras reformas al Código Federal Electoral y asunto concluido, que siga la pachanga. Sin embargo, más burlas al pueblo en las actuales circunstancias son un grave riesgo, luego de un sexenio que dejó enlutado al país y en mayor pobreza a millones de familias. Sobre todo, si como se espera, con el PRI nuevamente en Los Pinos, se ponen en práctica las famosas reformas estructurales mediante las cuales más hogares de las clases medias verían dramáticamente reducidos sus niveles de vida.
La semana que viene será crucial para los mexicanos, pues se cumple la fecha límite para que el Tribunal Electoral resuelva sobre la demanda de invalidez de la elección presidencial presentada por el Movimiento Progresista. Será la última oportunidad para que los órganos electorales se laven la cara y actúen con decoro, como a todos conviene, incluso a la oligarquía. Es preciso que sus miembros más conspicuos entiendan de una vez que ganarían más en la medida que haya gobernabilidad en la República.
Deberían echarle una mirada a la etapa gloriosa del despegue económico del país, que se fortaleció gracias a la estabilidad social, a su vez auspiciada por empresarios como don Eugenio Garza Sada, quien tenía mucha claridad sobre la responsabilidad social que le competía. Arrinconar a los trabajadores, mantenerlos en condiciones de sobrevivencia, nunca fue para él una política realista.
Guillermo Fabela - Opinión EMET
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