El legislador electo priísta considera de bostezo las actividades de la plenaria tricolor
Romero Deschamps desea
pedir adelantopor trabajar antes de asumir como senador
El líder del sindicato petrolero ha estado envuelto en el escándalo, luego de que una de sus hijas difundió fotografías de sus viajes al extranjero y sus compras en tiendas de París
Foto Cristina Rodríguez
Andrea Becerril
Enviada
Periódico La Jornada
Miércoles 22 de agosto de 2012, p. 12
Miércoles 22 de agosto de 2012, p. 12
Chihuahua, Chih., 21 de agosto. A diferencia de la gran mayoría de los 52 senadores electos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), el controvertido dirigente del sindicato petrolero, Carlos Romero Deschamps, se mostró molesto y hasta displicente durante los trabajos de la primera reunión plenaria de su grupo parlamentario, que se llevó a cabo en esta ciudad, los pasados dos días.
El lunes por la noche, durante una cena ofrecida por el gobernador César Duarte a toda la bancada, a la que asistieron los reporteros que cubren la plenaria, Romero Deschamps dijo que fueron
de bostezolas dos reuniones que sostuvieron los legisladores con el ex canciller Bernardo Sepúlveda y el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.
Las exposiciones de ambas personalidades fueron aplaudidas y comentadas por los demás senadores, pero a Romero Deschamps le parecieron aburridas. El dirigente petrolero, que ha estado en la polémica siempre, pero sobre todo en los días recientes, cuando una de sus hijas subió a las redes sociales fotos de los gastos millonarios en viajes al extranjero y en tiendas de Paris, hasta se quejó por participar en la plenaria.
La cena se llevó a cabo en la Quinta Gameros, sitio tradicional en Chihuahua, que data de la época de la Revolución. El coordinador Emilio Gamboa Patrón y algunos de los senadores más cercamos a él se sentaron en la mesa principal, junto con el gobernador César Duarte. Los demás legisladores fueron intercalados en otros sitios con los reporteros.
A Romero Deschamps en un principio le tocó departir con dos reporteros de radio y con el también senador electo David Penchyna. Fue ahí donde dijo que las exposiciones de Sepúlveda y de Carstens fueron de
bostezoy comentó también que habría que pedir un adelanto al coordinador Emilio Gamboa, porque los hicieron trabajar antes de que comiencen a cobrar la dieta.
Era evidente que se sentía molesto, por lo que al poco rato lo cambiaron a la mesa central, con Gamboa.
El secretario general del sindicato petrolero desde hace dos décadas, que ha sido ya diputado y también senador, fue de los pocos legisladores electos que llegó de traje a la cena. La mayoría lo hizo con guayabera blanca. Romero Deschamps traía además un ostentoso reloj Rolex de platino y una gruesa cadena de oro.
Algunos legisladores comentaron en broma que ese reloj es más costoso que el Porsche de su compañero, el senador José Ascención Orihuela, que tantas críticas le ha acarreado.
Astillero
Calma (aparente)
Perturbaciones
Halconería
Huevos revueltos
Julio Hernández López
PRESENTE A LEGISLADORES ELECTOS. Obsequio de Enrique Peña Nieto a la fracción parlamentaria del PRI en el Senado en la 62 Legislatura
Foto Cristina Rodríguez
A pesar de que se vive un momento calmoso (al que la meteorología social en automático consideraría antesala de tormenta), las dos fuerzas en tensión hacen amagos y velan armas políticas.
En apariencia, todo transcurre en una rutina sin sobresaltos. Los coordinadores de las bancadas legislativas de los diferentes partidos acercan posiciones y hacen discursos de circunstancia, mientras los senadores y diputados federales electos cumplen con los trámites de acreditación de su nuevo rango. El panista que ha ocupado desde 2006 la Presidencia de la República se mueve ligero entre actos oficiales complacientes y palabrería optimista. Y las intrigas partidistas se multiplican entre la clase política que se afana en redefinir posiciones rumbo a un sexenio previsiblemente agitado, pero supuestamente muy benéfico para esas élites, aunque no lo sea para la nación.
El aire resignado de los ciudadanos que creen inevitable la instalación de Enrique Peña Nieto como nuevo ocupante precarista de la silla presidencial no despeja, sin embargo, la sensación de que, aun cuando todo parezca amarrado con cintas de tres colores, persisten demasiados factores que podrían alterar e incluso derribar la tramposa construcción peñanietista del poder futuro. Muchos de esos ciudadanos están ciegamente esperanzados en que el nada santo oficio político del priísmo devuelva la paz a las calles, plazas y carreteras, aunque esa restitución de pactos mafiosos signifique corrupción multiplicada y defraudación electoral a largo plazo. Desde luego, el sistema alienta las percepciones de la
unidad nacional, el
dar la vueltaa lo electoral y
ponerse a trabajar.
No son solamente electorales las razones por las cuales está siendo difícil cerrar el ciclo de la imposición. Bastaría, técnicamente, con la emisión del certificado de compra a salvo por parte del amoldado tribunal electoral federal. Pero así como le fue imposible a ese priísmo encopetado salir a las plazas a festejar un presunto triunfo aplastante (que en otras condiciones habría generado un júbilo imposible de contener) hoy le está siendo difícil justificar socialmente la validez de esa misma supuesta victoria que ante evidencias de fraude y compra resulta cada vez más abollada y deslegitimada.
A ese ánimo política, partidaria y electoralmente desfondado se agregan los ingredientes de inflación y descontrol económico que aun en versión preliminar se van presentando, específicamente en cuanto al precio del huevo y su impacto en la cadena de costos que le acompaña. Aun cuando los altos burócratas del sistema se afanan en explicar los motivos circunstanciales, y previsiblemente efímeros, de esos encarecimientos, y lanzan declaraciones sonrientes para conjurar temores masivos, un tropiezo económico en estos momentos agravaría la volátil situación política que sabe que no se definirá ni resolverá con la declaratoria de
presidente electoen favor del candidato predestinado para llegar a tal desenlace.
A pesar de que no es el personaje idóneo para ser vocero de movimientos auténticos de resistencia contra el fraude electoral (pues la corriente a la que pertenece, Los Chuchos, sólo espera el final del proceso legal y la declaratoria de que Enrique Peña Nieto es
presidentepara ponerse a negociar beneficios grupales), Jesús Zambrano ha hecho saber a los magistrados electorales enriquistas los riesgos de una declaratoria de presidente electo en favor del PRI. No es una amenaza, dijo el sonorense que preside el comité nacional perredista, pero los magistrados que no invaliden la elección presidencial
plagada de irregularidadesno deben descartar que se produzca
un estallido social ante una respuesta no favorable.
Las graves advertencias de Zambrano fueron contestadas por la contraparte de tres colores, Pedro Joaquín Coldwell, quien advirtió que el país no puede ser rehén, por conflictos poselectorales, de un candidato derrotado. Jesús Murillo Karam, encargado de la defensa jurídica del caso Peña Nieto, agregó que no será con presiones y amenazas como un capricho se ponga por encima de la voluntad ciudadana mayoritaria que, según eso, habría estado de parte del PRI.
Astillas
Sabida es en el mundillo policiaco la máxima de que los delincuentes siempre van un paso adelante de los guardianes. En justa consonancia con esa tesis, los políticos mexicanos van gustosamente un paso atrás de la delincuencia electoral, de tal manera que se la pasan proponiendo geniales reformas legales para impedir en el futuro las pillerías que acaban de suceder. Luego de 2006 se hicieron enredadas modificaciones a la normativa comicial con el objetivo de que no se reprodujeran los determinantes vicios fraudulentos que permitieron la llegada de Calderón al poder. Ahora, el coordinador de los diputados federales del PAN, Luis Alberto Villarreal, ha anunciado que impulsará una reforma jurídica para tratar de impedir la compra de votos. Y así, sucesivamente, se irá pensando en arreglos a la letra legal que prohíban lo recién pasado, mientras se preparan nuevas modalidades de fraude que serán inhibidas por reglas posteriores… Respecto a los rollos de democracia
germinalcomentados ayer aquí, llegó este comentario: el consejero del IFE Alfredo Figueroa,
barroco, como buen poblano, da más vueltas que un trompo para decir, hipócritamente, como buen poblano, que no hay democracia, que aquí mandan los poderosos y que impondrán al más imbécil de los candidatos. Qué germinal... ni qué ocho cuartos. Izquierda podrida a la que hay que enterrar boca abajo para que no vaya a volver a germinar: Maestra Cristina Aguirre Beltrán. Poblana... Y, mientras en Jalisco (en su natal Ciudad Guzmán, o en Guadalajara, o Zapopan) inauguran al estilo guanajuatense un Callejón del Bésame Mucho en recuerdo de la famosa canción cuya autora, Consuelo Velázquez, habría cumplido ayer 96 años, ¡hasta mañana con los preparativos para los ejercicios militares aéreos de este sábado en Santa Lucía, estado de México, denominados La gran fuerza de México!
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Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Tarascadas a la democracia
Luis Linares Zapata
Los sucesivos fraudes electorales sufridos durante las tres últimas décadas han profundizado el tajo abierto en el cuerpo de la nación. Dicho quiebre ha ocasionado innumerables reacciones que se han ramificado por incontables vertientes. La percepción del estado de derecho vigente se ha disociado por completo de la justicia e imparcialidad en la conducta institucional. Lo que en un principio (1988) provocó irritación y desencanto, desembocó, al repetirse más tarde (2006) en mayor capacidad ciudadana para actuar y pensar el futuro. La formación de nuevos agrupamientos partidarios fueron algunos productos de esos choques continuos. Un pleito, ya secular, entre las intenciones de hacer valer la voluntad ciudadana frente a las murallas erigidas por los intereses y privilegios de los poderes fácticos. El traumático golpe en curso a la esperanza mayoritaria por un renovado proyecto transformador de izquierda (2012) ha desencadenado un intenso proceso de concientización popular. La inminencia de la declaratoria de validez de la elección, a pesar de los serios recursos de impugnación interpuestos, va trasmutando la herida, abierta por el fraudulento tajo, en nítida percepción de que la ley, y las instituciones para aplicarla, están trampeadas y responden en exclusiva a los núcleos del poder establecido.
No ha sido fácil ni terso el progreso democratizante en este país atribulado por la precariedad, la violencia y las cortapisas a libertades y derechos. Se cae, con frecuencia inusitada, en retrocesos sumamente cruentos para los horizontes de individuos, familias y de grupos poblacionales enteros. Las élites y poderes fácticos han mostrado sus feroces arrestos y cínico desprecio por las leyes, las instituciones y la humanidad de las masas. Sus intereses, ambiciones y privilegios han prevalecido por sobre los deseos de esa vida digna que empollan los mexicanos. La crisis económica que se enseñorea por el mundo, especialmente en el desarrollado, ha contribuido a percibir un sistema depredador y en favor de unos cuantos suertudos. Leyes e instituciones han sido diseñadas para favorecer la rampante acumulación y su inevitable correlato: la desigualdad imperante. Al emparejarse tan clara y ahora notoria circunstancia económica con su similar electoral, da como resultado el quiebre que hoy en día se abre sin que nada pueda evitarlo. ¿A dónde llevará este fenómeno disonante entre las aspiraciones colectivas a elegir a sus representantes y los dictados de los poderosos que pugnan por prevalecer? Es, por el momento al menos, un asunto que no puede estimarse con exactitud. Pero en el seno de la sociedad, sobre todo en su parte agraviada, se incuba un sentimiento de hostilidad innegable que tendrá desembocaduras múltiples.
En el México actual no parece haber forma de que la izquierda, armada con un modelo alterno al vigente, pueda hacerse del poder federal. Menos aún si tal modelo involucra aspectos contrarios a los privilegios que desbalancean el reparto de los bienes producidos. Todavía menos aún si el modelo transformador es encabezado por alguien que no está dispuesto a rendir la plaza ante los mandones de siempre. En el momento en que las posibilidades de AMLO se apreciaron suficientes para triunfar, un pacto tuvo lugar en las alturas que se sentían amenazadas. Idéntico arreglo mafioso al que se hizo con miras a 2006 decisorio. Todo estaría permitido para evitar el triunfo de tan ominosa alternativa para los poderes cupulares. Y, en efecto, mucho se hizo, de inmediato, pegándole tremendas tarascadas al proceso democratizador. A partir de entonces, la lucha se ha entablado entre dos posturas. Una que sostiene la validez innegable, limpia y transparente del triunfo priísta. En la otra orilla se sostiene que la elección ha sido comprada y engendrará un gobierno ilegítimo. En medio están los endebles tribunales diseñados para mediar y para establecer, no sólo la verdad legal, sino la narrativa correspondiente de legitimidad en todos y cada uno de sus aspectos. Al parecer, los mexicanos tendrán que arrellanarse con un alegato, embadurnado con betún jurídico, que certificará la validez de los comicios.
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