Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 17 de agosto de 2012

Peligra vida de Assange, dice Ecuador al concederle asilo-Assange: asilo digno y persecución ominosa- Los 100 días de François Hollande: esperanzas y frustraciones

Wikileaks en la mira
Peligra vida de Assange, dice Ecuador al concederle asilo
El gobierno británico rechaza otorgar salvoconducto al fundador del portal
Reuters, Afp y Dpa
Periódico La Jornada
Viernes 17 de agosto de 2012, p. 2
Quito, 16 de agosto. Ecuador concedió asilo diplomático al australiano Julian Assange, refugiado en su embajada en Londres, al considerar que su vida e integridad corren riesgo por haber publicado cientos de miles de documentos secretos de Estados Unidos en el portal Wikileaks, anunció este jueves el canciller del país sudamericano, Ricardo Patiño, y dijo no descartar la posibilidad de recurrir a organismos internacionales para hacer prevalecer la protección concedida al fundador del portal informativo de denuncia.
El gobierno británico se dijo decepcionado por la decisión de Quito y advirtió que rehusará conceder a Assange un salvoconducto para salir del país y llegar a Ecuador, pues tiene la intención de extraditar al ex hacker australiano de 41 años a Suecia, donde enfrenta acusaciones de violación y agresión sexual.
Gran victoria
Seguidores de Assange celebraron afuera de la embajada ecuatoriana en Londres la concesión de asilo. El fundador de Wikileaks afirmó que la decisión de Ecuador en su favor es una gran victoria, y agradeció al presidente Rafael Correa.
Ecuador ha decidido conceder asilo diplomático a Assange, informó Patiño en Quito, minutos después de que Correa escribió en Twitter: nadie nos va a atemorizar.
Lo que tendríamos que lograr para que el señor Assange pueda venir a nuestro país es que el gobierno británico ofrezca el salvoconducto, precisó el canciller ecuatoriano, lo que rechazó de plano el ministro británico de Relaciones Exteriores, William Hague, quien indicó que su país está decepcionado por la decisión de Ecuador.
No autorizaremos a Assange a salir libremente de Reino Unido, y no hay ninguna base legal para que lo hagamos, dijo Hague, quien rechazó acusaciones difundidas la víspera de que su gobierno amenazó a la embajada ecuatoriana.
No hay amenaza alguna aquí de tomar por asalto una embajada. Estamos hablando de una ley del Parlamento de este país que hace hincapié en que deben utilizarse (las embajadas) en plena conformidad con el derecho internacional, puntualizó el ministro. Añadió que los británicos tienen la obligación de extraditarlo a Suecia.
Patiño aclaró que en caso de que Londres no otorgue un salvoconducto a Assange, éste seguirá estando protegido por nuestra embajada, y descartó que la situación implique una ruptura de las relaciones bilaterales.
El canciller señaló que Ecuador buscó la forma de que el gobierno sueco diera garantías de que no extraditaría a Assange a Estados Unidos, e incluso ofreció que representantes de la justicia de Estocolmo interrogaran al fugitivo en la embajada ecuatoriana en Londres.
El gobierno sueco rechazó cualquier compromiso en este sentido, aseveró Patiño. Añadió que Quito convalidó los argumentos de Assange, que denuncia una persecución política en su contra por parte de Estados Unidos, debido a la publicación de cientos de miles de cables diplomáticos y de documentos de Washington sobre las guerras de Irak y Afganistán.
Foto
El fundador de Wikileaks, en imagen de noviembre de 2011Foto Xinhua
De darse una extradición a Estados Unidos, el señor Assange no tendría un juicio justo; podría ser juzgado por tribunales especiales o militares y no es inverosímil que se le aplique un trato cruel y degradante y se le condene a cadena perpetua o a la pena capital, con lo cual no serían respetados sus derechos humanos, expresó Patiño.
Sostuvo que tras casi dos meses de diálogo al más alto nivel con los gobiernos de Estados Unidos, Reino Unido y Suecia, su país tiene serios indicios de la posibilidad de represalias contra Assange, que pueden poner en riesgo su integridad, seguridad e incluso su vida. Añadió que si el ex hacker es reducido a prisión preventiva en Suecia se iniciará una cadena de sucesos que impedirían evitar una extradición a un tercer país como Estados Unidos. Agregó que su país de origen, Australia, ha fallado en brindarle la debida protección.
El canciller señaló que además la Constitución de Ecuador reconoce la garantía al asilo como un derecho humano que consta también en la Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos, el Convenio de Ginebra sobre protección debida a las personas en tiempos de guerra, entre otros documentos de derecho internacional.
A su vez, Suecia convocó al embajador ecuatoriano por considerar inaceptable que Ecuador quiera detener el proceso judicial sueco y la cooperación europea, declaró el portavoz de la cancillería sueca, Anders Jörle.
Assange calificó este jueves la decisión ecuatoriana de victoria importante para mí y mi gente, si bien reconoció que su situación aún es estresante, dada la determinación de Gran Bretaña de extraditarlo a Suecia, pese al asilo que le concedió Ecuador. No son Gran Bretaña ni mi país natal, Australia, quienes me han protegido de la persecución, sino un país latinoamericano valiente e independiente, sostuvo Assange. “La batalla apenas comienza; hay que detener la investigación en Estados Unidos sobre Wikileaks”, dijo.
Seguidores de Assange anunciaron la decisión de Ecuador por medio de un altavoz y aplaudieron y dieron gritos de apoyo al australiano.
¡El pueblo, unido, jamás será vencido!, gritaron los simpatizantes de Assange mientras ondeaban banderas de Ecuador y mostraban carteles con imagen de Assange y la leyenda no a la extradición.
La embajada está situada en la planta baja de un bloque de apartamentos y la policía británica la mantiene bajo custodia constante.
Enlaces:

Assange: asilo digno y persecución ominosa
      El gobierno ecuatoriano, presidido por Rafael Correa, anunció ayer la concesión de asilo diplomático al fundador de Wikileaks, Julian Assange, quien se encuentra refugiado en su embajada en Londres desde el pasado 19 de junio. Como se recordará, hasta esa fecha el australiano estuvo casi dos años sometido a arresto domiciliario en territorio inglés, como consecuencia de una demanda de extradición de Suecia para interrogarlo por presuntas agresiones sexuales, sin que hasta la fecha exista contra él una sola acusación formal.
 
El también directivo de Sunshine Press ha expresado su temor de que la extradición a Suecia sea sólo una coartada para entregarlo al gobierno estadunidense, el cual, sin investigación de por medio, lo ha acusado de colaboración con terroristas por la tarea de Wikileaks de dar a conocer cientos de miles de documentos secretos del Pentágono y del Departamento de Estado. Tales revelaciones han confirmado la comisión de crímenes de lesa humanidad por las fuerzas militares de Washington en Afganistán y en Irak y han documentado el permanente e ilegal injerencismo de Estados Unidos en prácticamente todos los países en los cuales mantiene representaciones diplomáticas.

La decisión de las autoridades de Quito de dar protección al informador perseguido tendría que ser considerada un trámite rutinario de aplicación del derecho internacional –particularmente de las convenciones de Viena y de Caracas– y de las leyes ecuatorianas, ante la cual el gobierno británico no tendría que objetar la salida de Assange, mediante la expedición de un salvoconducto, de la sede diplomática hacia el aeropuerto, y de allí a Ecuador. Pero los amagos de Londres de impedir a toda costa la partida del periodista han generado ya una crisis diplomática que contrasta con la insustancialidad de la investigación por delitos sexuales, y la dejan ver como una coartada para llevar a cabo una tarea política mayor: la de cobrar venganza contra el australiano por haber evidenciado algunos de los aspectos más impresentables del poder público en decenas de países.
Si algo corrobora esa presunción es el conjunto de atropellos perpetrados por Washington contra el soldado Bradley Manning, acusado de haber entregado a Wikileaks la documentación que prueba los crímenes de guerra cometidos por los invasores en Afganistán e Irak. Mientras los autores materiales e intelectuales de esas atrocidades permanecen libres e impunes, el hombre que presuntamente dio a conocer sus delitos ha sido sometido a torturas, largos periodos de aislamiento y, a la postre, al juicio de una corte marcial que podría condenarlo a cadena perpetua.

Se configura, de esta forma, un escenario poco usual, en el cual un gobierno democrático latinoamericano sale en defensa de los derechos humanos, la libertad de expresión y la integridad de un perseguido internacional, en tanto las autoridades de Washington, Estocolmo y Londres, que tanto se precian de promover la libertad, la justicia y la democracia, participan en una concertación trilateral para aplicar con Assange un escarmiento a todo ciudadano de cualquier país del mundo que ponga al descubierto la turbiedad interna del poder y, en general, para preservar la opacidad y la impunidad de las acciones gubernamentales en casi todo el mundo.
En cuanto a la amenaza inglesa de recurrir incluso a un asalto a la legación ecuatoriana para capturar a Assange, denunciada anteayer por el propio Correa, cabe señalar que tal despropósito no tiene fundamento legal y que su realización sería un acto de inadmisible salvajismo.

Las autoridades de Londres no debe descender a simas de barbarie semejantes, lo procedente es que, a la brevedad, otorguen un salvoconducto a Assange para que pueda abandonar el territorio británico. Para lograrlo será fundamerntal la movilización de la opinión pública mundial, que tanto debe, en materia de transparencia, democracia y acceso a la información, a Wikileaks y a su fundador.

Los 100 días de François Hollande: esperanzas y frustraciones
Pierre Charasse
François Hollande cumple el 22 de agosto sus primeros 100 días como presidente de Francia con el apoyo de una mayoría absoluta del Partido Socialista en la Asamblea Nacional. Curiosamente, con una victoria tan abrumadora no se produjo el estado de gracia que conoció François Mitterrand en 1981 y en 100 días la popularidad del nuevo presidente cayó a 46 por ciento.
 
En medio de la mayor crisis europea una de las medidas emblemáticas exigidas por François Hollande a Alemania y a la UE fue la renegociación del último tratado europeo, que imponía estrictas medidas de austeridad. En la cumbre europea del 29 de junio el nuevo presidente no alcanzó este objetivo pero logró la creación de un fondo de 130 mil millones de euros (uno por ciento del PIB europeo) para reactivar proyectos de crecimiento. La postura de François Hollande creó muchas expectativas en Europa sin introducir cambios mayores en la política de austeridad promovida por Alemania.

El 3 de julio, el primer ministro presentó su programa de gobierno y ganó el voto de confianza de la Asamblea Nacional. Hizo un diagnóstico lúcido de la situación de Francia: su modelo de bienestar social y los servicios públicos están amenazados. Para revertir los efectos de la crisis, el primer ministro anunció una serie de medidas con un fuerte contenido social. Pero la consigna del presidente era de hacer todas las reformas necesarias sin salir de las normas europeas, o sea, reduciendo el déficit publico de 4.5 por ciento a partir de 2012 para alcanzar el equilibrio presupuestario en 2017. Parece ser la cuadratura del círculo, y la única manera de realizar el programa del gobierno es aumentar los impuestos. De hecho, el Parlamento aprobó en julio una ley de presupuesto con cambios realmente importantes: aumenta la presión fiscal sobre las clases más ricas y las grandes empresas, y se crea un impuesto de 0.2 por ciento sobre las transacciones financieras internacionales, medida apoyada por nueve países de la UE. Numerosas medidas están destinadas tanto a los jóvenes, para favorecer su inserción en la vida profesional, como a los mayores, particularmente con el restablecimiento de la jubilación a partir de los 60 años para algunas categorías. Para confirmar su voluntad de diálogo con todos los sectores de la sociedad el gobierno convocó una gran conferencia social los días 9 y 10 de julio, reuniendo en una misma mesa a todos los actores sociales: sindicatos, empresas, organismos profesionales y patronales, para definir una hoja de ruta aceptada por todos para emprender las grandes reformas que necesita el país.

En su comparecencia ante el Parlamento, el primer ministro reiteró su fe en el proyecto europeo. Durante muchos años, los gobiernos socialistas participaron muy activamente en la construcción del edificio europeo y la creación del euro. De hecho, el gobierno socialista acepta la tutela de la Comisión Europea, del BCE y del FMI sobre su política como es ahora la regla, y aprueba la integración creciente del sistema bancario (o sea, un federalismo financiero), verdadera unión bancaria y monetaria.
En política exterior, el canciller Laurent Fabius no anunció ningún cambio significativo. El único cambio importante es la retirada de la tropas francesas de Afganistán antes de fin de año, lo que fue muy bien recibido por la opinión pública. En varias ocasiones el nuevo presidente reiteró su proximidad con Estados Unidos sobre Medio Oriente, Siria, Irán. En las primeras cumbres donde participó el presidente Hollande (G-8, G-20, OTAN) Francia no cuestionó el modelo económico dominante ni el liderazgo de Occidente frente a los países emergentes.

En 100 días de gobierno, François Hollande generó muchas esperanzas de cambio, tanto en Francia como en Europa. Pero en este mismo plazo aparecieron muchas dudas sobre la capacidad real de un país como Francia de reorientar la política europea hacia un curso más favorable a los trabajadores y menos complaciente con el sector financiero. Las primeras nubes sobre el nuevo presidente y su gobierno pueden aparecer al regreso de las vacaciones de verano. Muchas empresas anunciaron planes de cierre para trasladar su producción fuera de Francia. El ministro encargado de la política industrial (llamada recuperación productiva), Arnaud Montebourg, tiene muy pocos medios para frenar este movimiento, que responde a una pura lógica bursátil en beneficio de los accionistas. Es la ley de la globalización liberal. Los sindicatos anunciaron grandes movilizaciones. De igual manera, el aumento de la presión fiscal sobre una parte de la sociedad y de las clases medias, que son el electorado natural del Partido Socialista, puede contribuir a una rápida pérdida de popularidad del gobierno.

El caso de Francia es paradigmático: a pesar de su voluntad de buscar un nuevo rumbo de crecimiento, el gobierno ve su margen de maniobra muy limitado, por factores internacionales y por el papel creciente de los mercados. El peso de los compromisos internacionales creados por una serie de organismos internacionales como el G-8, el G-20, la OCDE, el FMI , la OMC y muchos otros es tal que es prácticamente imposible y muy arriesgado para un país solo romper con la lógica de la interdependencia en el mundo globalizado. En 100 días nacieron también muchas frustraciones.

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