Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 8 de octubre de 2012

Café Tacvba y 12 mil personas repudian a Peña Nieto en Veracruz-Democracia triturada- Documental sobre el Che Guevara, doctor en México

Café Tacvba y 12 mil personas repudian a Peña Nieto en Veracruz


Foto: Octavio Gómez.

Foto: Octavio Gómez.
XALAPA, Ver., (proceso.com.mx).- En la décimo segunda canción de su concierto en Xalapa, el popular grupo de rock mexicano Café Tacvba puso a brincar a más de doce mil personas en el estadio de Beisbol Cristóbal Colón con la consigna: “El que no brinque es Peña, el que no brinque es Peña”. La multitud respondió casi al unísono y algunos agregaron: “Que chingue su madre Peña, que chingue su madre Peña”.
En el último día del “Hay Festival 2012, Imagina el Mundo” el grupo de rock puso el cerrojazo a las actividades culturales, literarias, periodísticas y poéticas. Alrededor de las once de la noche, el vocalista Rubén Albarrán pronunció un mensaje:
“Es hora de despertar, de decirle a las mafias que gobiernan nuestro país que nosotros podemos bailar por nuestra cuenta. Decirles a aquellos que se despachan con la cuchara grande, a los políticos que les gusta servirse y no servir, que hay una juventud que hoy está despertando, una juventud que está abriendo conciencias. Gracias a todos los jóvenes del #Yosoy132”.
Acto seguido empezó la oda de “saludos”, “mentadas de madre” y consignas en contra del presidente electo, Enrique Peña Nieto. “El pueblo se cansa de tanta pinche tranza”, fue la última oración urbana que se escuchó en el ocaso del concierto.
Durante 120 minutos, los roqueros hicieron bailar a más de 12 mil seguidores.
“Este concierto va dedicado para los mineros explotados, pero que resisten y protestan, para los del Totonacapan que hartos de la explotación de la clase política y empresarial emiten su propia moneda, el Tumín, para vivir en una sociedad más justa”, reconoció Albarrán.
El grupo tuvo que regresar en tres ocasiones, pues cada vez que se despedían y se apagaban las luces la muchedumbre empezaba a gritar: “Se van con Peña, se van con Peña”.
 

Democracia triturada

El titular del IFE, Leonardo Valdés Zurita. Foto: Benjamin Flores
El titular del IFE, Leonardo Valdés Zurita.
Foto: Benjamin Flores
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Solamente alguien muy ingenuo podría ver una casualidad en la decisión del Instituto Federal Electoral (IFE) de destruir las boletas electorales de 2006 unos días antes de que termine el mandato de Felipe Calderón. Los consejeros y los magistrados electorales no se cansan nunca de declarar que todo lo que hacen está “apegado estrictamente a derecho”. Pero el caso de las boletas electorales demuestra precisamente lo contrario. Cuando fuertes intereses políticos y económicos se encuentran de por medio, las autoridades de nuestro país están dispuestas a hacer absolutamente todo, menos lo que indica la ley.
Como ya hemos argumentado en numerosas ocasiones en estas mismas páginas (más recientemente en http://www.proceso.com.mx/?p=288777), la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental y el artículo 6° de la Constitución no solamente permiten, sino que obligan al IFE a poner las boletas electorales de 2006 a disposición de los ciudadanos. Ello se refuerza con las recientes reformas al artículo 1º de la Constitución, donde quedó plasmado el principio pro persona, según el cual la interpretación de las normas relativas a los derechos humanos debe dar “en todo tiempo a las personas la protección más amplia”.
Sin embargo, el IFE, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), la Suprema Corte de Justicia y la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) han inventado un sinnúmero de argumentos ad hoc para evadir la ley y negar las solicitudes de acceso presentadas por la revista Proceso y por miles de ciudadanos. Pero ninguna de las múltiples resoluciones y sentencias ordenan al IFE triturar las boletas de 2006 antes de que Calderón entregue la banda presidencial. Estas resoluciones tampoco prohíben al IFE permitir el acceso ciudadano a las boletas antes de la eventual destrucción del material.
Las instancias revisoras se han limitado a ratificar la decisión del IFE de negar las solicitudes realizadas hasta la fecha. No han emitido orden alguna hacia los consejeros con respecto a acciones específicas en el futuro. Si mañana una mayoría de integrantes del Consejo General del IFE quisieran poner las boletas electorales a disposición de la sociedad, podrían hacerlo sin incurrir en falta alguna.
La ausencia de una prohibición de acceso al material electoral se ilustra con el hecho de que el mismo IFE ha autorizado sus propios estudios sobre el contenido de los paquetes electorales correspondientes a las elecciones federales de 2003, 2009 y 2012. Extrañamente, el material electoral de 2006 es el único que resulta ser “indisponible” para dichos estudios adicionales.
En 2010, el consejero Marco Antonio Baños fue retratado por la prensa enseñando públicamente una boleta electoral utilizada en las elecciones federales de 2009 antes de introducirla en la trituradora. A nadie se le ocurrió presentar denuncia, queja o juicio en su contra por este acto simulado e hipócrita de transparencia. Hoy tampoco procedería juicio alguno en contra de los consejeros que decidieran permitir el acceso ciudadano a la totalidad de la papelería utilizada en 2006.
Tampoco existe prisa para proceder a la destrucción del material. Entre el 27 de abril de 2007, cuando el TEPJF resolvió la impugnación de Daniel Lizárraga, y el 10 de enero de 2008, cuando el juez Noveno de Distrito ordenó la suspensión de la destrucción de las boletas, no existía mandato legal alguno que prohibiera la destrucción del material electoral. Tampoco ha existido prohibición desde el pasado 2 de noviembre de 2011, cuando la CIDH desechó definitivamente el recurso de Rafael Rodríguez Castañeda. El hecho de que el IFE no procedió a la destrucción antes y esperó hasta hoy, una vez pasadas las elecciones presidenciales y antes del final del sexenio de Calderón, revela de manera contundente la politización de su proceder.
Los consejeros del IFE han señalado la necesidad de destruir las boletas por razones de “austeridad”, ya que su resguardo sale muy caro. Pero lo que los ciudadanos piden no es que se mantengan resguardadas para siempre, sino solamente que se permita el acceso a ellas antes de su destrucción. Si los consejeros realmente hubieran querido minimizar costos, habrían exhibido las boletas desde un día después de la culminación del proceso electoral de 2006 para así poder proceder en seguida a su destrucción.
Queda claro que no es la ley, sino son los funcionarios los que obstaculizan nuestro derecho a saber. Las leyes no funcionan como programas de computadora ni como recetas de cocina. La misma norma otorga enormes poderes discrecionales a nuestras autoridades electorales, y ellas son las que deciden ejercerlos ya sea a favor del interés público o, como ocurre con demasiado frecuencia, a favor de sus intereses personales o de grupo. Así como el IFE decidió por motivos políticos alargar hasta 2013 el proceso de fiscalización de las campañas presidenciales de 2012, hoy los consejeros deciden aprovechar el “interregno” para terminar de triturar nuestra dolida democracia.
En lugar de actuar como un órgano autónomo y ciudadano, el IFE se convierte en un simple testigo de honor del pacto de continuidad e impunidad entre Calderón y Enrique Peña Nieto. El actual ocupante de Los Pinos compra aviones extravagantes, inaugura cárceles de lujo e impone una reforma laboral retrógrada para dar la bienvenida con alfombra roja al próximo presidente. A cambio, el priista promete total impunidad a Calderón, tanto por los muertos de su “guerra contra las drogas”, como por la usurpación de la Presidencia de la República en las elecciones de 2006.
www.johnackerman.blogspot.com
Twitter: @JohnMAckerman
 

Documental sobre el Che Guevara, doctor en México

Jorge Denti, el cineasta
Jorge Denti, el cineasta
Ícono de los movimientos libertarios y venerado como héroe idílico contemporáneo, Ernesto Che Guevara cumple este lunes 8 de octubre 45 años de haber sido asesinado en Bolivia. Pero su historia no comienza en Cuba, sino en su transcurrir por Perú, Chile, Ecuador, Nicaragua y, sobre todo, Guatemala y México. Aquí trabajó en diferentes oficios antes de abrirse paso como médico alergólogo en el Hospital General, recorrió particularmente el sureste del país. En México se casó por primera vez y nació su primera hija, antes de subirse al yate Granma para hacer la revolución cubana. La huella del Dr. Ernesto Guevara es el nombre del documental de Jorge Denti que se estrenará este domingo 7 a las 19:30 horas en la Plaza de la República.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- En 1953, después de terminar sus estudios y titularse como médico en la Universidad de Buenos Aires, Argentina, el doctor Ernesto Guevara de la Serna inició su segundo viaje por Latinoamérica. Había hecho otro antes en motocicleta que lo llevó a Chile, Perú y Colombia. En su nuevo periplo buscaba pasar por Venezuela, Perú, Ecuador, Nicaragua Guatemala y México.
El documental La huella del Dr. Ernesto Guevara, del cineasta italo-argentino emigrado a México Jorge Denti, da cuenta de la prácticamente desconocida historia del médico, fotógrafo, velador, poeta y sociólogo que vivió varios años en la Ciudad de México.
En el filme de Denti, que podrá verse el domingo 7 en la Plaza de la República junto al Monumento a la Revolución, sus amigos y conocidos dan fe de que el doctor Ernesto Guevara llegó a Tapachula cruzando el río Suchiate en calidad de perseguido político tras el derrocamiento de la revolución de Jacobo Árbenz en Guatemala. Llegó a la capital mexicana el 21 de septiembre de 1954 junto con su amigo guatematelco El Patojo. Tenía 26 años.
Sin papeles, ni recomendaciones, empezó a ganarse la vida como fuera. Al principio trabajó de fotógrafo ambulante en la Alameda Central y lo que hoy se llama Centro Histórico. También fue fotógrafo y periodista en los Juegos Panamericanos efectuados en 1955 en el Distrito Federal contratado por una agencia sudamericana.
Posteriormente conoció Alejandro Orfila, también argentino, quien como director del Fondo de Cultura Económica le dio trabajo de velador ahí, donde tuvo acceso a libros como El Capital de Carlos Marx, ¿Que hacer? de Lenin, Los diez días que conmovieron al mundo de John Reed, porque más que vigilar leía por las noches.
Más adelante se presentó con el doctor Mario Salazar Mallén, jefe del Servicio de Alergología del Hospital General, obteniendo una pasantía en su gabinete, específicamente en el Pabellón 21.
Experto en alergias participó en el Noveno Congreso de Alergistas, en León, Guanajuato. Viajó con su colega el doctor Fernando Martínez Cortés, compañero del área de Alergología del Hospital General. En León presentó su ponencia “Investigaciones cutáneas con antígenos alimentarios semidigeridos”, misma que fue publicada en mayo de 1955 en la Revista Iberoamericana de Alergología.
Al tiempo se reencontró con sus amigos exiliados de Guatemala, entre ellos Nico López de Cuba e Hilda Gadea del Perú –militante de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (Apra)– con quien se casó en agosto de 1955; en febrero de 1956 nació en el Hospital Inglés su primera hija, Hilda Beatriz Guevara. Con su esposa recorrió el país constantemente, en particular el sureste, descubriendo fascinado la parte arqueológica de México.
Y a pesar del asma que siempre padeció, después de tres intentos Ernesto logró ascender al Popocatépetl. En ese tiempo entabló amistad con el poeta español León Felipe y finalmente conoció a Raúl y Fidel Castro, y se enroló con ellos en el Movimiento 26 de julio.
Fue detenido junto con los militantes cubanos del M26 en en el Rancho Santa Rosa, en Ayotzingo, Estado de México, y transportado a la prisión migratoria de la calle de Miguel Schultz donde permaneció dos meses, y fue liberado semanas después –el último– gracias a la intervención del general Lázaro Cárdenas. Tras ello se sumó como médico a la expedición libertaria que comandó Fidel Castro en el yate Granma para liberar a Cuba de la dictadura de Fulgencio Batista.
Tras los pasos de Denti
Inédito, La huella del Dr. Ernesto Guevara es un largometraje documental de 124 minutos, realizado en cine digital y sonido 5.1 dirigido por Jorge Denti y producida por TVAL en coproducción con Imcine, y que será exhibido en la plaza aledaña al Monumento a la Revolución este 7 de octubre “como un homenaje que le hacemos los habitantes de la Ciudad de México al doctor Ernesto Guevara, porque desde aquí se le vio partir hace 56 años hacia una expedición libertaria a Cuba.”
En entrevista con Proceso, Denti, reconocido por la producción de más de 50 películas documentales en cine y televisión –algunas legendarias como Malvinas, historia de traiciones, La insurrección cultural sobre la alfabetización en Nicaragua, Petróleo:100 años de Historia producido por CNI Canal 40 y Juan Gelman y otras cuestiones, seleccionada como la película oficial de la Entrega del Premio Cervantes 2008–, y haberse hecho merecedor a los premios Coral de La Habana, Salvador Toscano de México, Julio Verne de Francia, Paloma de Plata en Leipzig, y Fipreci de Oberhausen en Alemania, recibió en Bueno Aires, Argentina, dentro del Onceavo Festival por los Derechos Humanos de 2009, un homenaje con una retrospectiva de sus trabajos.
Denti decidió hacer el filme, dice, porque fue en Guatemala y México que el doctor Ernesto Guevara “definió mucho de los aspectos de su vida que lo convirtieron en el Che, ícono y héroe de nuestros tiempos”.
–¿Desde cuándo empezó la idea de este documental y por qué?
–Conozco a Ana María Guevara, hermana de Ernesto y a su compañero Fernando Chávez desde los años sesenta. Compartíamos el mismo círculo de estudios en Europa. En el 1987, durante una cena en la casa de don Ernesto Guevara Lynch –padre del Che– en La Habana, él sugirió que la película que a su hijo le hubiera gustado que se hiciera, no hubiese sido sobre el héroe, sino sobre el joven Guevara en sus diferentes viajes por América Latina. Y con ello dar a conocer las motivaciones que lo llevaron a recorrer una parte del continente y los descubrimientos que hizo durante sus travesías.
“Lo primero que realicé fue un guión cinematográfico de ficción, que se llamó Un fuerte abrazo para todos, basado en El diario de viaje de Alberto Granados y el libro Mi hijo el Che, del propio Guevara Lynch. Era un proyecto muy ambicioso, y aunque conseguí gran parte del financiamiento con algunas televisoras europeas y del Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográfica (ICAIC), no encontré en esa época el apoyo de los institutos de cine argentino ni mexicano. Por tal motivo la película no se realizó.”
–¿Cómo surge la idea de La huella del Dr. Ernesto Guevara?
–En el 2007, en La Habana. Pensé que pese a los muchos documentales y películas de ficción, algunos meritorios y otros muy valiosos, no recogían los testimonios de muchos de los compañeros del doctor Ernesto Guevara de la Serna, de viaje y experiencias, que aún estaban con vida.
“Se me ocurrió entonces rescatar el documental testimonial como género y surgió La huella…En él se toman partes de las cartas y diarios del doctor Guevara, se reconstruyen fragmentos de sus recorridos en Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Guatemala, Nicaragua y México.
“También se escuchan a sus compañeros de viaje o de lucha, algunos en La Habana, como el doctor Alberto Granados, Myrna Torres y Jorge Risquet Valdez. Se trata de rescatar la experiencia de Ernesto Guevara como médico, investigador científico, como cronista, como apasionado de la literatura y la arqueología, amante de la poesía y un incipiente fotógrafo, sociólogo antropólogo que termina documentando visualmente parte de su travesía.”
–¿Quién hizo la investigación?
–Yo. La investigación del documental tomó años por la localización de los compañeros en la trayectoria de Ernesto. En el recorrido fuimos encontrando a otras personas que compartieron pasajes con él en diferentes escenarios del continente. También recurrí a algunos biógrafos e historiadores cubanos como la maestra y periodista Adys Cupull y al licenciado en ciencias jurídicas Froylán González.
“Conté con el apoyo de investigadores del Centro de Estudios Ernesto Che Guevara que presiden Aleyda March, su hijo Camilo Guevara y María del Carmen Ariet. Ellos me brindaron valiosos materiales de investigación y fotográficos. También conté con el apoyo del ICAIC, que aportó archivos fílmicos, fundamentalmente los realizados por el maestro Santiago Álvarez. Recurrí también a los hermanos menores de Ernesto que viven en Argentina, Roberto y Juan Martín. Al igual que muchos productores latinoamericanos, mexicanos, argentinos, peruanos, nicaragüenses, guatemaltecos, y fundamentalmente pude hacer el trabajo con la participación del Imcine.”
–¿A quiénes entrevistó?
–Al doctor Carlos Calica Ferrer Zorrilla, amigo de Ernesto desde los cuatro años en Alta Gracia, provincia de Córdoba, autor del libro De Ernesto al Che. Al bioquímico Alberto Granados, primer compañero de viaje de Ernesto y autor del libro Con el Che por Sudamérica. Al doctor Carlos Inglesini, compañero de investigación en la clínica del doctor Salvador Pissani, del Instituto de Investigaciones Alérgicas de Argentina, con quien trabajó antes de viajar por Latinoamérica. Al abogado Oscar Valdovinos, que conoció a Ernesto en Ecuador y cuya amistad lo llevó a compartir parte de su estancia en Guatemala. A la Asistente Social peruana Zoraida Boluarte que recibió a Ernesto las dos veces que estuvo en el leprosario Guía, en Lima, Perú.
“También a Marcio Gordon Mafaldo, paciente del doctor Guevara en el leprosario de San Pablo, en el Amazonas peruano; a Myrna Torres (hija del académico Hedelberto Torres biógrafo de Rubén Darío), ella amiga de Ernesto en México y Guatemala. A Alfonso Bauer Paiz, político y escritor y exministro de Guatemala. A los doctores David Mitrani y Fernando Martínez Cortés, compañeros de trabajo de Ernesto en el Pabellón 21 del Hospital General de México. Al doctor León Bessudo, aficionado alpinista quien escaló la cima del Popocatépetl con Ernesto, quien en su tercer intento plantó una bandera que traía de sudamérica. A Jorge Risquet Valdés, historiador cubano, representante de las federaciones de juventudes democráticas que coincidió con Ernesto en la revolución de Árbenz, en los momentos en que ya había intervenido el ejército.
“A Antonio del Conde El cuate, armero mexicano, abastecedor al Movimiento 26 de julio. Él compró, armó y alistó el yate Granma. A Juan Martín Guevara de la Serna, hermano menor de Ernesto, entre otros.”
–¿De dónde surge la idea de presentarlo al aire libre en la plaza aledaña al Monumento a la Revolución?
–Este domingo 7 se realizará una primera presentación pública en la Plaza de la República, junto al Monumento de la Revolución. ¿Por qué ahí? Porque a unos metros de este mausoleo, en la calle Emparán 49, casa de María Antonia, situada en la colonia Tabacalera, fue donde en julio de 1955 se encontraron por vez primera Ernesto Guevara y Fidel Castro. Según testimonio de Raúl Castro, fue en un restaurante de esta colonia donde Ernesto, después de una noche de larga conversación, decidió aceptar la invitación para unirse al M26 como médico de la expedición del Granma.

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