“Familia por familia”, la consigna de Los Zetas contra Moreira
Humberto Moreira, exgobernador de Coahuila.
Foto: Especial
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SALTILLO, COAH. (Proceso).- La tarde del miércoles 3 José Eduardo Moreira
Rodríguez, coordinador de Programas Sociales de la Secretaría de Desarrollo
Social en Ciudad Acuña, Coahuila, se dirigía a un acto organizado por el
diputado local Cuauhtémoc Arzola. Nunca llegó. Varios de los asistentes dijeron
haber visto una camioneta parecida a la del muchacho abandonada cerca del ejido
Santa Eulalia. Arzola acudió al lugar.
Ahí encontró a José Eduardo con dos tiros en la
cabeza y un mensaje cuyo contenido no fue revelado, pero que se sabe que hablaba
de una venganza de Los Zetas.
Según los primeros resultados de las investigaciones y de acuerdo con Carlos
Ariel Moreira –hermano menor de Rubén y Humberto– el asesinato del joven hijo
del exgobernador y exdirigente nacional del PRI fue anunciado en pancartas
colocadas en Piedras Negras, Coahuila, en las que se amenazaba a la familia.
José Eduardo era el más vulnerable.
Así, el asesinato parece responder a la muerte de Alejandro Treviño Chávez,
sobrino de Miguel Ángel Treviño Morales, L-40, segundo al mando de Los
Zetas.
Treviño Chávez murió en un tiroteo con efectivos del Grupo de Armas y
Tácticas Especiales (GATE) de la procuraduría estatal.
“Familia por familia”, fue la consigna de Los Zetas contra Rubén Moreira en
mantas colocadas en diversos puntos de Coahuila el mismo miércoles. Aunque dicha
información no fue dada a conocer por el gabinete de seguridad coahuilense, otro
de los hermanos Moreira, Carlos Ariel, confirmó el dato.
“Hubo mantas donde señalaban que iban a ir por uno de nosotros y se fueron
por el que estaba más cerca de ahí, que no tenía cómo protegerse, no sabía cómo
defenderse. Iban en contra de la familia por lo que pasó en Piedras Negras (la
muerte de Treviño Chávez), es la información que yo tengo”, dijo en el funeral
de su sobrino.
A partir de la fuga de 131 reos del penal de Piedras Negras el pasado 17 de
septiembre los operativos que derivan en balaceras han aterrorizado a los
habitantes de aquella ciudad y de Acuña.
La mañana del miércoles 3, efectivos del GATE abatieron a cuatro pistoleros,
entre ellos Alejandro Treviño.
El procurador de Coahuila, Homero Ramos Gloria, informó que el hallazgo del
cuerpo de José Eduardo Moreira fue reportado desde Ciudad Acuña a las 21:20
horas del miércoles 3.
Un día después llegaron a Saltillo funcionarios de la Marina, la Defensa,
Gobernación, la PGR y la Secretaría de Seguridad Pública federal para coordinar
las investigaciones.
Entre los funcionarios federales que encabezarán las investigaciones están la
subprocuradora Victoria Pacheco Jiménez; Luis Arturo Oliver Cen, jefe de Estado
Mayor Presidencial de la Secretaría de la Defensa Nacional, y el almirante José
Santiago Valdés Álvarez, jefe de Estado Mayor de la Marina.
También participarán Jaime Domingo López Buitrón, director general del Cisen;
Luis Cárdenas Palomino, comisario de la Policía Federal, y el general Noé
Sandoval Alcázar, comandante de la IV Región Militar.
Es decir: Todo el aparato de seguridad del Estado para buscar a los asesinos
del hijo de Humberto Moreira.
Y los primeros resultados de las investigaciones llegaron pronto.
El viernes 5 el procurador Ramos informó que ya se había detectado que
algunos funcionarios municipales presuntamente estaban implicados en el
asesinato. “Tenemos tres presentados” en Saltillo y “cuatro arraigados que
estuvieron declarando prácticamente la noche entera en Acuña”, aseguró en una
entrevista radiofónica.
Feudo de los Treviño
La franja fronteriza coahuilense enfrenta un escenario de terror desde hace
meses, producto de la disputa entre el Cártel del Golfo y Los Zetas, por la
guerra interna entre el grupo de Miguel Ángel Treviño Morales, L-40, y el de
Iván Velázquez Caballero, Z-50 o Talibán, y por la lucha entre la mafia y las
fuerzas de seguridad.
Entre desapariciones de familias enteras en los municipios cercanos –Allende,
Morelos, Nava y Zaragoza– y ejecuciones y tiroteos que no se reportan por el
régimen de terror aplicado contra la prensa local, las evidencias de las
múltiples confrontaciones apenas quedan registradas en las redes sociales.
Compuesta por los municipios Hidalgo, Guerrero, Piedras Negras y Ciudad
Acuña, la frontera de Coahuila es controlada por Los Zetas desde 2002, cuando
barrieron la estructura criminal de Los Texas, una banda que en los noventa tuvo
gran fuerza dentro del Cártel del Golfo cuando lo comandaba Juan García
Ábrego.
Desde entonces y hasta 2007 Raúl Lucio Hernández Lechuga, El Lucky o Z-16
(detenido en diciembre pasado en Veracruz), fue responsable de las operaciones
en Piedras Negras. Pero ese año fue enviado como relevo Óscar Omar Treviño
Morales, L-42, quien mantiene el control del norte de Coahuila para su hermano
L-40 (Proceso 1736 y 1846).
La importancia de los Treviño en la estructura criminal de Los Zetas se ha
revelado a partir de la detención de otros dos de sus familiares. El pasado 12
de junio efectivos de la Armada detuvieron a Juan Francisco Treviño Chávez, El
Quico, en un centro comercial de Monterrey. Con él estaba Jesús Chávez, quien de
acuerdo con la Secretaría de Marina era jefe de plaza de Los Zetas en Sabinas
Hidalgo, Nuevo León.
Juan Francisco es hermano de Alejandro, el abatido el miércoles 3, y son
hijos de José Treviño Morales, quien a principios de octubre fue detenido en
Oklahoma por lavado de dinero; la investigación resultante salpicó en plena
campaña electoral lo mismo a priistas que a panistas debido a la implicación del
político y empresario veracruzano Francisco Colorado Cessa (Proceso 1857).
Tras el asesinato de José Eduardo Moreira y el anuncio del despliegue de
seguridad, la organización Fuerzas Unidas por Nuestros Desaparecidos y
Desaparecidas en Coahuila emitió un comunicado expresándole a Humberto Moreira
sus condolencias, pero le recordó que lleva años buscando que las autoridades
federales y estatales se coordinen para aclarar la situación de los
desaparecidos.
El gobierno estatal emprendió una cruzada en medio de la violencia
exacerbada. Entre otras cosas en los meses recientes Rubén Moreira prohibió los
casinos; impulsó y aplica una radical ley seca que permite a los policías
ingresar a lugares privados a suspender fiestas y tiene un programa de
recompensas.
Dicho programa salió a relucir cuando el pasado 17 de septiembre se fugaron
131 reos del penal de Piedras Negras y el gobernador ofreció recompensas de 200
mil pesos por cada fugado reaprehendido.
Pero la violencia no cesa. Crece.
La noche del 27 de septiembre los enfrentamientos se repitieron durante dos
horas por distintos rumbos de Piedras Negras, con bloqueos de avenidas,
vehículos incendiados y un tiroteo continuo que duró una hora.
Al mando de Z-40 y de Heriberto Lazcano, El Lazca, Los Zetas han operado en
Coahuila con impunidad, infiltrando los cuerpos de seguridad local y federal y
la estructura de la VI Zona Militar.
Desde la caída de Sergio Villarreal Barragán, El Grande, expolicía judicial
de Coahuila y exagente de la PGR, plazas como Torreón, que estaban en poder de
los hermanos Beltrán Leyva y del Cártel de Sinaloa, pasaron a manos de Los
Zetas.
Uno de los primeros zetas que controló Coahuila fue Germán Torres Jiménez,
Z-25 o Tatanka, un exmilitar y fundador de ese grupo.
Fue detenido en Poza Rica, a donde huyó después de conocerse que coordinó el
plagio del estadunidense experto en secuestros Félix Batista el 10 de diciembre
de 2008 en Saltillo. Su ubicación fue denunciada a la Policía Federal por los
mismos dirigentes del grupo.
Desde su llegada a Coahuila Los Zetas contaron con la protección de
autoridades de todos los niveles. Esas relaciones salieron a relucir durante el
mandato de Humberto Moreira, ya que el hermano de Jesús Torres Charles, su
procurador, recibía miles de dólares por estar al servicio del grupo.
Los Zetas penetraron las filas del Ejército, la PGR, la Policía Federal, la
PGJE y las policías estatales. La detención de cuatro líderes zetas reveló la
complicidad de altos funcionarios a los que el grupo delictivo les pagaba
fabulosos sueldos (Proceso 1837).
Incluso en esa época varios líderes fijaron su residencia en el estado, para
desde ahí operar en Monterrey y otras plazas. Capos regionales como Sigifredo
Nájera Talamantes, El Canicón; Juan Oliva Castillo, La Rana, quien ordenó el
atentado al casino Royale, y Alberto José González Xalate, El Paisa, detenido en
abril de 2012, tenían su centro de operaciones en Saltillo.
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