Los engaños virales de Calderón
Foto tomada en el 2009 por Eduardo
Miranda
Ante el brote de influenza AH1N1 que llenó de paranoia al país en 2009, el
gobierno de Felipe Calderón desplegó un enorme aparato publicitario para
convencer a todo el mundo de que, si la pandemia no llegó, fue por la oportuna
reacción de su gobierno. Datos obtenidos por la Ley de Acceso a la Información
Pública demuestran que ese esfuerzo provino de las dependencias del sector salud
y de los gobiernos estatales, además de que existió un millonario dispendio. Eso
sí, hubo materia para los discursos con que el mandatario quiso darse
lustre.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El brote de influenza AH1N1 que surgió en el país en
abril de 2009 dejó marcado al gobierno de Felipe Calderón, que tanto ha
festinado la forma en que su gobierno atendió la crisis sanitaria. En sus
palabras, la enfermedad fue “uno de los cinco jinetes del Apocalipsis” pero, con
las acciones de su administración él salvó al mundo de una pandemia.
“Había varios casos de muertes en hospitales de la Ciudad de México, de
manera tal que, (…) desconocer la peligrosidad del nuevo virus, incluso
desconocer su naturaleza, no sólo por México, sino por el mundo, implicaba una
condición totalmente desconocida que marcaba una extrema amenaza para el país”,
dijo en entrevista con Joaquín López Dóriga el 7 de mayo de 2009.
Entre el 22 de abril y el 7 de mayo de 2009 el terror se extendió por el
territorio mexicano y el 25 de abril Calderón emitió el “Decreto por el que se
ordenan diversas acciones en materia de salubridad general, para prevenir,
controlar y combatir la existencia y transmisión de la influenza estacional
epidémica”, que fue de hecho una suspensión de garantías.
En su artículo segundo el decreto otorgaba poder al secretario de Salud para,
entre otras acciones, aislar personas, inspeccionar a todo sospechoso, ingresar
a domicilios, utilizar todos los recursos del sector público, social y privado,
regular el transporte, suspender congregaciones de personas, realizar compras de
manera discrecional sin procedimiento alguno.
Un año después, el 3 de mayo de 2010, reunido con empresarios alemanes en
Berlín, Calderón presumió: “El año pasado no sólo enfrentamos una crisis en
materia de salud y la superamos, sino enfrentamos no cuatro sino cinco jinetes
del Apocalipsis el mismo año”. Se refería a la gripe AH1N1, la narcoviolencia,
la crisis económica, la sequía y la caída en la producción petrolera.
Impuestos por medicinas
El 18 de septiembre de 2009 Calderón pugnaba por que su paquete fiscal fuera
aprobado en el Congreso. Proponía incrementos fiscales, entre ellos elevar a 17%
el IVA, supuestamente a fin de combatir la pobreza y la influenza AH1N1:
“Necesitamos recursos también para enfrentar eventualidades catastróficas,
como es el hecho, por ejemplo, de construir un blindaje sanitario, de comprar
los equipos de respiración, los respiradores. De comprar las vacunas, que ya se
empiezan a producir. Estados Unidos empezó a producir la vacuna contra la
influenza AH1N1 la semana pasada. Necesitamos comprar vacunas para los
mexicanos”, dijo.
En seguimiento a su declaración Proceso hizo solicitudes de información a la
Secretaría de Salud (Ssa), al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y al
Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado
(ISSSTE) para conocer el monto erogado en vacunas y respiradores desde el
surgimiento de la crisis sanitaria hasta febrero de 2011, al finalizar el
ejercicio fiscal de 2010, año en que se cobró 16% de IVA y no 17% que quería
Calderón.
La respuesta de la Ssa agotó el plazo de 40 días y estaba incompleta, era
ilegible en partes medulares y evitaba informar sobre diferentes aspectos
declarando la inexistencia de la información, por lo que fue impugnada ante el
Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI), que la revocó casi en su
totalidad.
Hasta entonces se pudo establecer que mediante adjudicaciones directas,
amparadas en el decreto del 25 de abril de 2009, la Ssa compró la vacuna
anti-influenza pandémica AH1N1 durante los días de la llamada “crisis sanitaria”
y en enero de 2010.
El sector salud adquirió 30 millones 215 mil dosis, de las cuales 20 millones
215 mil fueron compradas a los laboratorios Sanofi Pasteur por un monto superior
a mil 300 millones de pesos, y los restantes 10 millones de dosis a los
laboratorios Glaxo Smithkline por unos 750 millones de pesos. En total,
alrededor de 2 mil 500 millones de pesos en vacunas.
Estas compras se realizaron en 2009. El año siguiente se adquirieron poco más
de 2 millones de dosis.
La falta de transparencia se mantuvo en cuanto a los contratos. Pese a que en
su respuesta la Ssa identifica los números de contratos AV-0328/2009,
AV-0335/2009 y AV-0338/2010, declaró no tenerlos en sus archivos, por lo que el
contenido de éstos supuestamente no existía.
Es decir que la Ssa gastó 2 mil 500 millones de pesos en vacunas, pero
oficialmente no existe documento que compruebe que fue así.
La cantidad de vacunas y recursos erogados en ellas corresponde a la
totalidad de las adquisiciones que se hicieron en el país, pues la entrega se
coordinó con las entidades federativas, los diferentes hospitales públicos y el
sistema de seguridad social.
Al contrastar la información solicitada de las tres dependencias, se observa
que el IMSS y el ISSSTE echaron mano de sus propios recursos para comprar las
vacunas que utilizaron. Incluso los gobiernos estatales de Guanajuato y Nuevo
León hicieron compras extraordinarias de vacunas. El costo de dichos
medicamentos no lo pagó íntegro la Ssa.
El IMSS compró 10 millones 63 mil dosis por mil 231 millones de pesos; el
ISSSTE gastó 164 millones 480 mil pesos para adquirir cerca de 2 millones de
dosis, y los gobiernos de Nuevo León y Guanajuato consiguieron 70 mil vacunas
por 5 millones 778 mil pesos entre ambos.
Esto significa que, del gasto total en vacunas, unos mil 401 millones de
pesos fueron liquidados por las instituciones con sus presupuestos y no por el
gobierno de Calderón, que sólo erogó alrededor de mil 100 millones de pesos.
En la solicitud de información de Proceso se pidió a la Ssa, el IMSS y el
ISSSTE que identificaran si hubo pérdidas de dosis y cuántas se tenían en
reserva. La Ssa respondió que sólo se utilizaron 28 millones 728 mil 600
vacunas, y el IMSS, que se le accidentaron 11 mil dosis. Así, 1 millón 450 mil
vacunas quedaron inservibles, lo cual implicó un desperdicio de 120 millones de
pesos.
Respecto de los respiradores que según Calderón se comprarían con el
incremento del IVA, la realidad es que hasta 2011 la Ssa y el ISSSTE no
adquirieron ninguno en sus unidades y hospitales, mientras que el IMSS compró 51
equipos de respiración, que le costaron 16 millones 70 mil pesos en 2010.
Si se descuentan los recursos que por cualquier motivo provocaron el
desperdicio de vacunas, el gobierno de Calderón gastó alrededor de 980 millones
de pesos en dosis efectivas.
La cifra representa apenas una quinta parte de lo que el gobierno federal
pagó en 2009 para publicitar su gobierno, año en el que por cierto, de acuerdo
con el observatorio ciudadano Publicidad Oficial, gastó 3 mil 152 millones más
de lo autorizado en el presupuesto.
Respecto del IVA, la Secretaría de Hacienda informó que en 2010 se recaudaron
504 mil 400 millones de pesos por ese concepto. Por lo tanto los recursos
obtenidos por el punto porcentual de incremento a ese impuesto ascienden a 31
mil 527 millones de pesos, es decir, 32 veces más de lo que costó comprar
vacunas contra la influenza.
El dispendio
Conforme a la respuesta de la Ssa, los recursos destinados a la prevención y
atención de la enfermedad, así como a la promoción de medidas contra la misma,
fueron obtenidos del Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos y se
asignaron al Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de
Enfermedades (Cenavece).
La partida presupuestal para la crisis sanitaria fue de mil 851 millones 217
mil 890 pesos.
El 29 de abril de 2009 se aprobó un monto de mil 670 millones 723 mil 680
pesos a fin de que fueran ejercidos por el Cenavece en la compra de vacunas,
insumos de laboratorio, prendas, gel antibacterial, así como equipo de
protección e informático.
El 15 de mayo siguiente se autorizó una partida adicional de 162 millones 437
mil 500 pesos.
Pero el 1 de junio se asignaron 18 millones 56 mil pesos a la Dirección
General de Protección de la Salud a fin de que contratara el diseño, la
elaboración y la producción de materiales de promoción de la salud. En su
respuesta original la Ssa informó que sólo firmó contratos con Televisa y TV
Azteca para difundir la campaña Estadísticas de la influenza, que se transmitió
en junio de 2009.
Televisa cobró 28 millones 736 mil 121 pesos y TV Azteca 28 millones 750 mil
pesos. Además, la secretaría gastó 372 mil pesos en la producción de spots de
radio, pero sólo acreditó un contrato con Créalo Producciones por un anuncio que
costó 50 mil pesos. No entregó copia de los contratos con las televisoras.
Al recurrir a la respuesta, Proceso documentó que la Ssa no estableció dónde
se difundió el spot, además de diferentes productos propagandísticos,
inserciones en diarios y en internet, identificando algunas de éstas ante el
IFAI, que dio la razón al semanario.
Finalmente se obtuvo el dato de que entre abril y mayo de 2009 la Ssa erogó
cerca de 28 millones de pesos en materiales impresos de promoción de la salud.
Esta cifra supera en 10 millones lo asignado en el acuerdo. Destaca que se haya
gastado 1 millón 635 mil pesos en calcomanías.
Además la Ssa se vio forzada a reproducir los contratos que estableció con
diferentes medios de comunicación para difundir una campaña entre el 15 de enero
y el 13 de febrero de 2010. A través de tres razones sociales distintas (Astron
Publicidad, Informula y Grupo de Radiodifusoras), el Grupo Radio Fórmula obtuvo
contratos por 3.5 millones de pesos, incluido uno por casi 1 millón de pesos
para transmitir 48 veces un spot en el noticiero de Joaquín López Dóriga.
Los medios electrónicos han negado que comercialicen sus contenidos, pero los
contratos no dejan lugar a dudas: en todos la cláusula segunda establece que
además de los spots deben transmitir “(controles remotos, cápsulas, menciones en
vivo, integración de producto y programas especiales)” que ordene la Ssa.
En el caso de MVS el contrato fue por 1 millón y medio de pesos, con un total
de 3 mil 900 spots. La misma cantidad cobraron el Grupo Radio Centro por 560
spots y el Núcleo Radio Mil por 350.
El Grupo Acir, Radiorama, la Cadena Rasa y el IMER obtuvieron un contrato de
1 millón de pesos cada uno, mientras que Cinépolis consiguió 3 millones de pesos
por transmitir el spot en sus pantallas.
La estrategia de publicidad incluyó internet. Por 500 mil pesos la Ssa
contrató banners en sitios electrónicos muy dispares en popularidad, por ejemplo
en www.agendadeldesarrollosocial.com, el sitio web de la revista Emeequis y el
portal de Ovaciones.
En La Crónica adquirió un banner por 250 mil pesos mientras que se le
asignaron 300 mil pesos por otro a www.barrio.com.mx y www.sumedico.com; misma
cantidad y servicio contratados con el portal de La Jornada.
Uno Noticias, el servicio digital de noticias de Telmex, cobró 1 millón de
pesos por banners, además de “13 entrevistas y/o reportajes”.
Por ese mismo servicio se pagaron 500 mil pesos a la Organización Editorial
Mexicana, a la página de Nino Canún, a la razón social Foreign Information, así
como a los portales de El Universal, Reforma y el periódico A.M. de León,
Guanajuato. A la comercializadora de Google y Facebook se le pagaron 2 millones
de pesos.
El gasto en publicidad transmitida entre el 15 de enero y el 13 de febrero de
2010 en radio e internet suma cerca de 23.5 millones. Lo anterior, junto con la
cantidad pagada a Televisa y TV Azteca, más los materiales impresos, son cerca
de 110 millones de pesos, casi 12% de lo que Calderón gastó en vacunas.
El ISSSTE informó que erogó 11.5 millones en publicidad relativa a la
influenza AH1N1 y el IMSS reportó que no realizó ese tipo de contratos.
Para Calderón, el tema es referente obligado. Durante 2009 habló de la
influenza en 78 discursos; de 2010 a 2012, lo hizo 77 veces, presumiendo que
superó la contingencia.
Entre tanto, la influenza se convirtió en un enorme negocio trasnacional.
Incluso, Calderón y el entonces presidente francés Nicolas Sarkozy acordaron que
la paraestatal Birmex se asociara con el proveedor de vacunas Sanofi Pasteur
para montar un laboratorio en Ocoyoacac, Estado de México.
Al inaugurarlo, el 15 de octubre de 2010, Calderón volvió a las andadas:
“Cuando fue el tema de la influenza AH1N1, le tuvimos que meter mucha lana
para poder conseguir los millones de las vacunas que nos ayudaron finalmente a
parar, ya de manera definitiva… nunca hay que cantar victoria, porque el virus
sigue vivo… pero sí a frenar la ola pandémica que teníamos en México.”
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