Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 6 de noviembre de 2012

Víctor Ariel Bárcenas: la hora de la justicia- Una nueva secretaría que incluya a la educación superior- Muertos vivientes

Víctor Ariel Bárcenas: la hora de la justicia
Luis Hernández Navarro
Hace 30 años, el dirigente magisterial democrático Víctor Ariel Bárcenas fue víctima de una agresión artera. El 5 de junio de 1982, enfrascado en una lucha sin cuartel contra el charrismo sindical de Carlos Jonguitud y Elba Esther Gordillo, fue violado por cuatro pistoleros. Desde tiempo atrás había recibido amenazas. Al despedirse le dijeron: no hables porque te mueres. En lugar de guardar silencio, Víctor Ariel denunció la vejación.
 
 
La ofensa quedó impune. En lugar de que se encontrara a los culpables y se les castigara, Víctor Ariel fue cesado como maestro, de manera prepotente e injusta, por el gobernador Lauro Ortega Martínez. En Tepoztlán daba clases en la escuela primaria Miguel Salinas, y en la preparatoria por cooperación Quetzalcóatl.

Víctor Ariel Bárcenas fue el primer secretario general de la sección 19 del SNTE. Fue elegido democráticamente en un congreso de masas, realizado en la plaza de armas en Cuernavaca, al concluir una huelga de hambre de 75 delegados, electos democráticamente. Destacó como uno de los líderes más sólidos de la insurgencia sindical de 1981-82, y de la huelga constitucional en la que se demandó que el Issste funcionara con eficiencia y profesionalismo, aumento salarial, descongelamiento del sobresueldo y democracia sindical.

 
Para reparar un grave daño y hacer justicia, un amplio grupo de ciudadanos, entre los que se encuentran el poeta Javier Sicilia, el periodista Ignacio Suárez Huape y el sociólogo Guillermo Peimbert, solicitó a René Santoveña Arredondo, secretario de Educación Pública del estado de Morelos, que Víctor Ariel Bárcenas sea reivindicado en su dignidad y derecho al trabajo.
 
Su demanda se apoya en la existencia de un punto de acuerdo, votado unánimemente en el Congreso local e impulsado por el diputado Héctor Salazar Porcayo, que exhorta al secretario de Educación a admitir y procesar la reparación del daño que incluya la reinstalación, el pago de salarios caídos, la designación como director general de Educación, y la inmediata y posterior jubilación del profesor Víctor Ariel Bárcenas Delgado, despedido ilegal e injustamente del sistema educativo de la entidad en 1983.
 
Víctor Ariel nació en Córdoba, Veracruz, el 11 de septiembre de 1951, en el seno de una familia integrada por dos hermanos y tres hermanas. Pasó parte de su infancia en esa ciudad, Alvarado y el puerto. Su padre, Fausto Bárcenas Carrasco, fue masón, maestro rural en ese estado y colaborador con la Liga de Comunidades Agrarias. Según relata su hijo, los caciques lo odiaban al punto de que el día de su boda con Inés María Delgado Figueroa, maestra del taller de corte y confección, intentaron envenenarlo.
 
El profesor Bárcenas cursó la primaria en la escuela El Pensador Mexicano, en Santa María la Ribera, en la ciudad de México. Su maestra de primer año se llamaba Oliva Arjona Argáiz y participó en la lucha con Othón Salazar. Recuerda cuando las clases se suspendieron por el paro magisterial, y ella regresó, con moretones en la cara, estaba muy irritable al punto de gritarnos; en el salón se respiraba un denso dolor.
 
Asistió a la secundaria número 46, conducida por una brillante maestra de matemáticas, Esther Rosano Amelio, que amaba su profesión y procuraba acercar a sus alumnos a experiencias de formación más allá de la currícula. Su padre enriqueció la formación de sus hijos, llevándolos al teatro, a la Feria del Libro, a muestras de cine, al Instituto de Intercambio México-Checoslovaquia. En su casa se leía la revista Siempre! y se escuchaba La hora nacional.
 
Víctor Ariel estudió en la Escuela Nacional de Maestros. El movimiento del 68 estalló cuando cursaba el final de sus estudios. A punto de ir a Tlatelolco el 2 de octubre, su padre les ordenó regresar a la casa porque había visto pasar los tanques rumbo a la Plaza de las Tres Culturas.
 
 
El profesor Bárcenas comenzó su trabajo de maestro en la escuela primaria Liberal, cerca del museo Anahuacalli. Fue entonces cuando se interesó en el yoga, y se formó como discípulo de Swami Pranavanada Saraswati. Conoció a dos roshis: Ejo Takata, quien fue maestro de Alejandro Jodorowsky, y Roshi Philip Kapleau.
 
Se fue a vivir y trabajar en Morelos invitado por Blanca Domínguez, con quien fundó el Círculo Yoga de Thapastana y la Cooperativa Padmaxóchitl. Enseñaban y elaboraban alimentos a base de soya. Ella le enseñó a leer a Jeremy Rifkin y a Arnold Toynbee.
 
En Tepoztlán, Víctor Ariel participó activamente en la lucha contra instalación del teleférico, del periférico (una calzada trazada al pie de los cerros para que por ella transitaran landós jalados por caballos para pasear turistas) y del club de golf. Allí trataron de asesinarlo a machetazos a plena luz del día. En las paredes aparecieron pintas demandando: ¡Muerte a Ariel Bárcenas! ¡Mueran los arielistas!
 
Defensor incansable de la educación pública, la ecología y los derechos humanos, Víctor Ariel participó con Alejandro Calvillo en un documental sobre la planta nuclear de Laguna Verde. Como funcionario educativo en San Luis Potosí, desarrolló una propuesta educativa innovadora y de gran calidad: Los guardianes de la tierra.
 
En ese estado denunció el grave daño a la salud de los niños provocado por la contaminación de plomo generada por las operaciones de la empresa minera Industrial Minera México. Junto a varios grupos ambientalistas denunció, ante la PGR y la Profepa, la instalación de dos termoeléctricas de Cemex y Peñoles en Tamuín. Asimismo ha señalado la devastación y el ecocidio en Cerro de San Pedro, perpetrado por la empresa canadiense New Gold Minera San Xavier.
 
Víctor Ariel es un educador comprometido con la defensa de los derechos humanos y el medio ambiente. Hombre congruente con sus convicciones, dice lo que piensa sin miramiento alguno y sin temer remar contra la corriente. Es el momento de que el gobierno de Morelos repare el grave daño que se cometió en su contra. Es la hora de la justicia.
 
 
 
 
Una nueva secretaría que incluya a la educación superior
Javier Flores
En las semanas recientes se ha producido un importante debate sobre la conveniencia de crear una nueva secretaría de ciencia, tecnología e innovación, que podría formar parte de la estructura del próximo gobierno. El tema es realmente importante y rebasa ya los clichés sobre los riesgos de burocratización que han acompañado por años a esta iniciativa. Lo primero que hay que advertir es que se trata de una propuesta viva, pues ha sido recientemente formulada por más de 60 instituciones, entre las que están universidades, centros de investigación, organizaciones académicas y empresariales. Esta recomendación presenta dos modalidades, una incluye a la educación superior en la estructura de la nueva dependencia, que de concretarse, representaría una gran oportunidad para transformar radicalmente no sólo a la ciencia, sino además al sistema educativo en su conjunto.
 
 
Pero examinemos primero algunas posturas expresadas recientemente sobre la propuesta general de crear la secretaría. Hay una coincidencia unánime en señalar que la nueva dependencia no debe verse como un fin, sino como medio para lograr el avance de la ciencia en el país, como ha expresado con claridad el doctor René Asomoza, director del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav). Sin embargo, existen algunas opiniones en apariencia divergentes, que pueden agruparse en tres categorías:
 
Condicionada al presupuesto. Para algunos, como el doctor Enrique Villa Rivera, actual director del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), no tendría sentido una nueva dependencia si antes no se produce un cambio en la percepción del gobierno que se traduzca en un incremento de los recursos económicos. En el mismo sentido, aunque con matices, se ha pronunciado el Premio Nobel de Química Mario Molina, quien ve con simpatía la idea de crearla, pero acoplada con un apoyo decidido a la investigación.
 
Otras modalidades. Hay otras ideas, como las expresadas por José Ramón Cossío Díaz, ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), quien ha dicho que en lugar de una secretaría, se deben tener consejos de decisión o asesores dotados de facultades plenas. Por su parte, el doctor Pablo Rudomín, investigador emérito del Cinvestav, ha sugerido que debe verse el modelo de agencias, como las que funcionan en Estados Unidos, como una posible salida.
 
Incluir a la educación superior. José Sarukhán Kérmez, ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México, ha señalado que no tiene sentido crear una nueva secretaría de Estado si en ella no está incluida la educación superior. Más recientemente, el doctor Jorge Flores Valdés, Coordinador General del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República, se ha pronunciado en el mismo sentido.
 
En todas las posturas anteriores hay un denominador común, la consideración de que la actual estructura del sistema científico se ha agotado y que se requieren cambios de fondo. Como señalé al principio, la propuesta de una nueva secretaría cuenta con el aval de las más de 60 instituciones que participaron en la elaboración del documento Hacia una agenda nacional en ciencia, tecnología e innovación, que fue entregado al presidente electo, Enrique Peña Nieto; a la SCJN, a las Cámaras de diputados y senadores, y a los gobernadores de los estados. En mi opinión, una secretaría que incluya a la educación superior me parece la opción más interesante, por su enorme potencial de transformación.
 
Además de que significaría un cambio que daría a la administración pública de la ciencia la misma jerarquía que tienen otras secretarías de Estado, hay dos razones adicionales que la justifican, una de índole económica y otra política. En el mundo actual aproximadamente un tercio del producto interno bruto (PIB) lo producen personas que cuentan con educación superior. La generación de nuevos conocimientos, tecnologías, innovaciones y patentes implica la articulación entre la educación superior y el posgrado con la investigación científica y tecnológica. En otras palabras, en la práctica hay un vínculo natural entre estos territorios que puede favorecerse aún más mediante políticas articuladas que apunten hacia metas específicas.
 
Desde el punto de vista político, existe el temor de que al extraer de la Secretaría de Educación Pública (SEP) a la educación superior para que forme parte de la hasta ahora hipotética nueva dependencia, queden más expuestos los niveles educativos básico y medio superior (y la propia SEP), a los intereses de la dirigencia del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Creo que es un temor infundado, pues esa influencia ha estado presente en los años recientes y ya no hay margen para que empeore. Es más, al encapsular esos niveles educativos hay más posibilidades de concentrar los esfuerzos en la elevación de su calidad y hacer a un lado de manera definitiva las influencias nocivas que impiden el avance educativo y dañan el futuro de México.
 
La creación de una nueva secretaría que incluya la ciencia, la tecnología, la innovación y la educación superior sería una de las mayores sacudidas al sistema educativo del país… Y buena falta le hace.
 
 
 
Muertos vivientes
Pedro Miguel
El sábado 3 una multitud de personas, jóvenes en su gran mayoría, marcharon del Monumento de la Revolución al Zócalo disfrazados de zombis o muertos vivientes en la línea de la iconografía reglamentaria de la serie televisiva The Walking Dead y, desde antes, por el video Thriller del difunto Michael Jackson: pieles podridas, lesiones sangrantes, porciones del rostro arrancadas a mordiscos, perforaciones de bala en medio de la frente, objetos punzantes clavados en el cuerpo, ojos en blanco. Algunos de los vestuarios y efectos especiales eran verdaderamente ingeniosos y espectaculares. Otros eran tediosos recalentados de los disfraces comerciales de Halloween.
 
 
Ciertos asistentes se aderezaron únicamente con detalles discretos y tímidos. Había también curiosas hibridaciones entre zombis, catrinas, calabazas y monstruos neogóticos y punks. La mayor parte exhibía un ánimo festivo, pero a unos cuantos no les bastaba el maquillaje tremendista para disimular el mal humor. Algunos recordaban las fotos de ejecutados que difunden El blog del narco y otros sitios semejantes.
 
Miles de zombis acabaron mimetizados en la exposición de alebrijes instalada en la plancha del Zócalo, o bien congregados en torno al acto político-cultural El retorno de las ánimas, convocado por familiares de la Guardería ABC, Las Abejas de Acteal, normalistas de Ayotzinapa, el Frente de los Pueblos en Defensa de la Tierra y el Movimiento Nacional por la Paz con Justicia y Dignidad, en el cual hubo ofrendas y música en memoria de los muertos por la violencia, la represión, la corrupción y la frivolidad criminal del calderonato y del régimen en general: en memoria de los muertos que no debieron morir y que siguen presentes en el recuerdo.
 
Los muertos vivientes que provenían del Monumento a la Revolución son representación de lo contrario: cuerpos sin alma, instintos sin principios, amasijos de células pútridas sin más impulso que el de persistir como tales, organismos a los que les ha sido devorado el cerebro. Semejante antonimia no significa que haya habido profanación alguna en la conmemoración ni irrupción agresiva en ella. Pero no por ello la conviencia deja de ser impresionante.
 
El agravio a la tradición por usos de procedencia extranjera suele ser un espejismo porque la primera es, casi siempre, una sedimentación de los segundos: la nochebuena mexicana tiene orígenes palestinos y escandinavos y el culto a Huitzilopochtli fue impuesto en el Anáhuac por unos bárbaros procedentes del norte. En esta perspectiva puede resultar inútil la resistencia a Halloween; varios de sus símbolos parecen haberse incrustado e incluso amalgamado de manera permanente en el Día de Muertos. Tal vez termine por ocurrir otro tanto con estas congregaciones de muertos vivientes que pueden ser moda o pueden ser algo más, pero que se realizan desde hace unos años con éxito creciente. Por lo pronto, a los muertos entrañables del 2 de noviembre y a los muertos malévolos del Halloween se les ha sumado una tercera representación: la de los muertos sin intelecto, una descripción que no alude a las personas que se disfrazan de zombis sino a los personajes que encarnan.
 
Ya alguien hará el favor de analizar el significado de esta compulsión masiva por disfrazarse de cadáver en un país que padece exceso de ellos por obra de un modelo económico llevado a la acumulación extrema. Podría ser que esa tendencia sea la expresión de una resignación colectiva –y no necesariamente consciente– ante las probabilidades siempre en aumento de acabar convertido en baja colateral.
 
Pero los zombis podrían también ser el retrato, acaso involuntario, de esas personas que han optado por enconcharse en su individualidad y en la subsistencia, evadirse del horror político, económico, moral, legal, policial y militar al que ha sido llevada la nación. Políticamente hablando son verdaderos muertos vivientes, pero están en su derecho de ahorrarse el dolor de la confrontación con la realidad. Además, tienen y tendrán siempre abierta la posibilidad de la resurrección.
Twitter: @Navegaciones

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