Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 31 de julio de 2012

El factor clave- Calderón debe convocar a una reunión con AMLO: Alejandro Gurza

El factor clave


Jesús Murillo Karam, representante de Enrique Peña Nieto para asuntos jurídicos, acompañado del líder del PRI, Pedro Joaquín Coldwell. Foto: Germán Canseco
Jesús Murillo Karam, representante de Enrique Peña Nieto para asuntos jurídicos, acompañado del líder del PRI, Pedro Joaquín Coldwell.
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (Proceso).- De acuerdo con la información conocida públicamente hasta ahora, es un hecho que el PRI incurrió en irregularidades en el manejo de los recursos de las campañas electorales; lo que falta por definir es su gravedad. Sin embargo, algunas de las evidencias indiscutibles que hoy se conocen permiten tener indicios fundados de que se trata de faltas graves.
El reconocimiento del PRI, tras una reiterada negativa inicial, de la contratación de la empresa Alkino Servicios y Calidad, S.A. de C.V., para la transferencia de los recursos a su estructura electoral, permite establecer hechos irrefutables: primero, la utilización de empresas mercantiles para la prestación de dicho servicio; segundo, que una de las empresas señaladas por el Movimiento Progresista como involucrada en este financiamiento irregular (Comercializadora Atama) efectivamente está involucrada en dichas operaciones; tercero, que los accionistas de Atama son los mismos que los de otra de las empresas (Grupo Comercial Inizzio) ya denunciadas; y cuarto, que estos 66.3 millones de pesos que el PRI reconoce son adicionales a las facturas por 141 millones de pesos que incluyó en su denuncia la coalición.
La declaración del priista Jesús Murillo Karam abre también la discusión sobre dónde deben reportarse los gastos que genera la estructura electoral: representantes generales y representantes de casilla que, contrario a lo que señala el colaborador peñista, no son parte de una estructura permanente del partido, que es la que se incluye dentro de los gastos ordinarios, sino de una estructura eventual vinculada directamente al proceso electoral. El PRI reconoció que en los procesos electorales de 2006 y 2009 los había reportado en los gastos ordinarios, lo cual es muy discutible y, desde luego, ya cuestionaron los partidos opositores.
Por otra parte, en una entrevista con el diario Reforma, el representante legal de Alkino, Rodolfo Antonio Jumilla, afirmó que los recursos que se manejaron en realidad fueron producto de un financiamiento, lo que de confirmarse configuraría una irregularidad, ya que el Reglamento de Fiscalización del Instituto Federal Electoral señala en el inciso “e”, párrafo 1 del artículo 326, que los partidos deben informar a la Unidad de Fiscalización de: “La apertura de créditos o su equivalente, a más tardar a los cinco días de haberse celebrado la operación correspondiente, mediante un informe pormenorizado sobre el contrato de apertura…”. Y luego de más de tres meses el PRI no había informado de dicha operación al IFE.
Ahora bien, de los elementos ciertos que ahora se conocen se desprenden indicios preocupantes: uno, es un hecho que en esta trama participan empresas de las que se podrían denominar “fantasmas” –es decir, constituidas legalmente pero sin existencia real– para dificultar el seguimiento de los flujos de dinero. Esto incluso ya lo aceptó el PRI, aunque trata de desvincularse de cualquier responsabilidad; y dos, la reiterada negativa inicial de este partido permite suponer que la participación de esas empresas tenía la intención de ocultar la utilización de los citados recursos en el proceso electoral, cualquiera que haya sido el motivo.
En este escenario, y en el mejor de los casos para el PRI, de confirmarse que lo único que hizo fue firmar un contrato de prestación de servicios con Alkino y que ésta subcontrató a Atama para la consecución de un crédito y la distribución de los recursos, todo quedaría en una irregularidad administrativa, por no haber informado oportunamente de dicha operación. En el segundo mejor escenario, siempre suponiendo que la información que proporcionaron Murillo Karam y el representante de Alkino es cierta, el IFE decidiría que los gastos de esta estructura eventual se deben incluir en los reportes de gastos de campaña y se agrega el rebase de topes de gastos de campaña, con lo cual se configuraría otra falta.
Sin embargo, de confirmarse las hipótesis que pueden construirse a partir de los indicios, el problema es mayor y las sorpresas pueden ser mayúsculas, pues las razones para esconder dicho dinero a través de empresas fantasmas bien puede ser simplemente el no rebasar los topes de gastos de campaña, pero también puede ser para ocultar su origen y destino.
En lo que respecta al origen se abre una amplia gama, pues ahí podría existir la intención de evitar sanciones por rebasar los montos de financiamiento privado o de donantes individuales, de esconder aportaciones de empresas mercantiles o hasta de lavar dinero de procedencia ilícita. Y en lo que respecta al destino las opciones serían menos, pero igualmente divergentes: esconder el pago de una estructura electoral o evitar que se documenten la compra de votos y algunas otras acciones que pueden constituir delitos electorales.
De comprobarse cualquiera de éstas, incluyendo el hecho de que el monto total de los recursos es mucho mayor de los 66.3 millones de pesos que ahora reconoce el tricolor, el problema para el PRI es mayor, pues hace apenas nueve años (el 18 de marzo de 2003, para ser precisos) fue sancionado por el caso Pemexgate, en el que el PRI también pretendió ocultar el origen y destino de 500 millones de pesos que utilizó en la campaña presidencial del año 2000. Así que sería la segunda ocasión en apenas 12 años en la que el tricolor incurre en la misma falta.
El Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales es muy preciso al respecto: primero en el artículo 101 señala que una de las causas de pérdida de registro es “incumplir de manera grave y sistemática” con las obligaciones del Cofipe; y, posteriormente, en el artículo 354, al señalar las sanciones aplicables a las diversas infracciones señaladas en los artículos previos, precisa en el numeral IV del inciso “a”: “En los casos de graves y reiteradas conductas violatorias de la Constitución y de este Código, especialmente en cuanto a sus obligaciones en materia de origen y destino de sus recursos, con la cancelación de su registro como partido político”.
Por ello es fundamental que el IFE y la Fepade resuelvan las respectivas denuncias antes de que la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación califique la elección presidencial, pues su impacto sobre la legitimidad y credibilidad del proceso electoral puede ser devastador.

Calderón debe convocar a una reunión con AMLO: Alejandro Gurza

Felipe Calderón, titular del Ejecutivo. Foto: Octavio Gómez
Felipe Calderón, titular del Ejecutivo.
Foto: Octavio Gómez
SALTILLO, Coah., (proceso.com.mx).- El presidente Felipe Calderón Hinojosa debe ofrecer a Andrés Manuel López Obrador el mismo trato que dio a los candidatos Josefina Vázquez Mota y Enrique Peña Nieto y reunirse con él, recomendó el empresario Alejandro Gurza Obregón, exmilitante del Partido Acción Nacional.
Felipe Calderón “tiene la obligación de reunirse con López Obrador para hablar, analizar, para evitar consecuencias lamentables ante la descomposición del país”, enfatizó Gurza Obregón.
“Ambos deben buscar la paz de México. Hacer lo imposible para evitar que el país se destruya, debido a unas elecciones amañadas donde el Partido Revolucionario Institucional realizó un gran ilícito con la compra masiva del voto”, denunció el empresario.
Se deben reunir para “buscar la paz y la concordia, ante la descomposición del país”, reiteró.
Destacó que el cuestionado triunfo del PRI no es con mayoría, sino con un mínimo de votos, lo que en cualquier democracia consolidada obligaría a una segunda vuelta.
Mencionó que las evidencias sobre las diversas estrategias fraudulentas que utilizó el PRI para superar los gastos de campaña y comprar votos son muy evidentes. Sin embargo, todo indica que el Tribunal Federal Electoral tomará la decisión de refrendar el triunfo de Enrique Peña Nieto.
“No queremos llegar a una situación de violencia, ya que no son del todo agradables las declaraciones del Tribunal Federal Electoral”, enfatizó el empresario.
Destacó que la Organización Despierta México tiene evidencias de que el PRI ordenó la compra de votos a través de 17 gobernadores, ya que Enrique Peña Nieto tenía que ganar la elección en esos estados: “A través de la organización hicimos una intensa campaña para dar a conocer el fraude de la compra de votos”.
Aseguró que todas esas evidencias permiten al Tribunal Federal Electoral anular la elección como se logró en Michoacán.
Sin embargo, “es tal la corrupción que inclusive en el Tribunal Federal del Poder Judicial de la Federación, creo, sin temor a equivocarme que no van aceptar las pruebas, lo que será un insulto a todo México”.
Subrayó que como producto de esta “elección fraudulenta” ahora se perfila como prescindente una persona que no tiene capacidad para encabezar el gobierno.
Alejandro Gurza Obregón, concesionario de Ford en Coahuila desde 1934 y militante del Partido Acción Nacional (PAN) durante casi seis décadas, actualmente encabeza la organización Despierta México, en la que participan otros empresarios que se sumaron a la campaña de Andrés Manuel López Obrador.
El empresario demandó que el Tribunal Federal Electoral anule el pasado proceso electoral para convocar a una nueva elección.

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