Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 8 de septiembre de 2013

Bajo la Lupa- Siria: acción militar injustificable- Telescopio

Bajo la Lupa
Obama en Siria: ¿petróleo y la crisis financiera de EU y su dólar?
Alfredo Jalife-Rahme
Parece una fatalidad axiomática del poder crudo y rudo que cada presidente de Estados Unidos tenga su propia guerra ritual que (en)marque su legado.
 
No resultan muy persuasivos los argumentos del gobierno Obama sobre el presumido rescate humanitario sobre la execrable cuan controvertida gasificación de infantes sirios como justificación de su expedición militar en Siria.

Obama fue elegido por su agenda antibélica en Irak y Afganistán y luego obtuvo su premio Nobel de la Paz gracias a su noble objetivo teórico de desarme nuclear.

Pero, aberrantemente en última instancia, Obama está resultando el tercer Bush: a Daddy Bush le correspondió la primera guerra en Kuwait/Irak; a Baby Bush: Afganistán y la segunda guerra de Irak, y a Obama: la guerra en Libia y ahora, al parecer –si no es detenido por la fuerte oposición en la Cámara de Representantes–, en Siria.

La espectacular voltereta que ha operado el atribulado presidente Obama es probable que resguarde motivaciones inconfesas que forman parte de la estructura propia del poder de Estados Unidos y su dinámica consustancialmente militar.

Obama juega su presidencia y su carcomido liderazgo global en el discurso de su vida que dará un día antes del duodécimo aniversario del 11-S para convencer a un reticente Congreso.

De por sí, los celestiales objetivos humanitarios expuestos vigorosamente por el equipo Obama no consiguen convencer ni a tirios ni a troyanos cuando las opiniones públicas a escala global, regional y doméstica, justificadamente traumadas por las aventuras bélicas de Baby Bush en Irak y Afganistán, se oponen tajantemente a la inesperada metamorfosis del presidente No. 44 de Estados Unidos.

Si nos atenemos exclusivamente a la duración autorizada por el panel del Comité de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos, por un máximo de 90 días para la operación en Siria (¿cómo será bautizada?), pues es mucho mayor a las 10 semanas de destructiva guerra unilateral en Kosovo que emprendió Estados Unidos (en conjunción de la OTAN y sin anuencia de la ONU) con abundantes misiles crucero Tomahawk y que concluyó en la balcanización de Yugoslavia, el cambió de régimen y el enjuiciamiento del presidente Slobodan Milosevic (presuntamente envenenado en su celda) por el Tribunal Penal Internacional, con sede en La Haya, cada vez mas controvertido (porque sólo juzga selectivamente a los enemigos de Estados Unidos y a ninguno de sus ex presidentes guerreros ni a sus aliados homicidas globales”.

Por cierto, a la par del precio del petróleo, se ha disparado la cotización bursátil de la empresa Raytheon –que fabrica los misiles crucero Tomahawk– antes de iniciar las hostilidades.

Bruce Ackerman, constitucionalista de Yale de los más prestigiados de Estados Unidos, alerta en un artículo (Anzuelo y cambio, Foreign Policy, 3/9/13) que los bombardeos limitados (sic) de Obama son justo el preludio de una intervención masiva en el Medio Oriente, por lo que el Congreso no debe caer en su trampa.
Ackerman da a entender que la voltereta del unilateralismo de Obama en Siria se escenifica como un distractor después del asunto Snowden y en respuesta a la captura de Egipto por los militares, a quienes no podría seguir financiando.

Barry Grey y Tom Carter (WSWS, 7/9/13) sacan a colación el perturbador artículo de Bruce Ackerman y lo interpretan como la luz verde para una guerra regional que redibuje la cartografía del Medio Oriente y asegure la hegemonía de Estados Unidos sobre la región y sus pletóricas riquezas de hidrocarburos, lo cual lleva inevitablemente a una confrontación directa con Rusia y China y a otra guerra mundial.

La cumbre del G-20 en San Petersburgo, que no pudo conciliar las posturas antagónicas sobre el contencioso sirio entre el anfitrión ruso Vlady Putin y el visitante presidente Obama, exhibió la profunda fractura de la geoestrategia entre los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) –resueltamente opuestos a la aventura militar estadunidense en Siria– y el G-7, mermado con la inoperancia de Gran Bretaña y las dubitaciones bélicas de Alemania, Italia y Japón.
 
Durante la cumbre del G-20, los BRICS se dieron el lujo de realizar su minicumbre privada, donde anunciaron el esperado Banco de Desarrollo (con un módico capital inicial de 50 mil millones de dólares) y un fondo de reserva de 100 mil millones de dólares (de los que China contribuiría con 41 por ciento) para contrarrestar la guerra de divisas en curso, que ha fortalecido al billete verde debido a la fuga de capitales de los mercados emergentes y a las devaluaciones abruptas de sus divisas a raíz de la disposición de la Reserva Federal de cesar su estímulo monetarista hiperinflacionario (el QE3: impresión masiva de dólares) de inyección de 85 mil millones de dólares al mes.
 
Justamente durante el G-20, el presidente chino Xi Jinping se pronunció por una salida política y contra la guerra en Siria que dispararía el precio del petróleo y afectaría a la economía global, que aún no sale de su fase delicada.
 
Alex Lantier (WSWS, 6/9/13) comenta que la guerra en Siria y la amenaza de conflicto global dominó la cumbre del G-20 y coloca en relieve la advertencia de Zhu Guangyao, viceministro de Finanzas de China: Una acción militar tendrá definitivamente un impacto negativo en la economía global, especialmente en el precio del petróleo.
 
¿Que tanto estará en juego para que Obama se arriesgue a empujar al planeta a una nueva recesión? ¿Se trata del suicida síndrome Sansón?
 
Para conservar la hegemonía del dólar como indisputable divisa de reserva mundial, ¿la proyectada guerra en Siria lleva como corolario perjudicar los intereses petroleros y gaseros de Rusia, China e India?
 
Un artículo escalofriante del analista estadunidense Brandon Smtih (SHTFplan.com, 29/8/13), reproducido por Russia Today (6/9/13), sustenta que los bancos buscan algo grande (sic) para cubrir el colapso del dólar y eso se llama Siria: El sistema financiero cree que la guerra en el Medio Oriente será su salvación.
 
Michael Snyder pregunta si “Estados Unidos va a la guerra en Siria por un gasoducto ( Veterans Today, 7/9/13)”.
 
Snyder arguye que si Estados Unidos es exitoso en derrocar al régimen de Assad, ello será bueno (sic) para los sauditas o Qatar (y posiblemente para ambos), y será realmente malo (sic) para Rusia. Este es un conflicto geopolítico estratégico sobre recursos naturales, religión y dinero (sic), y no tiene nada que ver con armas químicas.
 
Las dos veces anteriores (Bajo la Lupa, 1 y 4/9/13) abordé el crucial factor energético de Siria, con pletóricas reservas de gas en su costa, así como en su calidad de encrucijada ( hub) de oleo-gasoductos competitivos: el chiíta proveniente de Irán-Irak-Siria y el sunita de Qatar y/o Consejo de Cooperación del Golfo de Países Árabes encabezado por Arabia Saudita.
 
Los oleo-gasoductos del gran Medio Oriente, que ahora incluye hasta el Cáucaso (el bajo vientre islámico de Rusia contiguo al Mar Caspio), son teológicamente sectarios como reflejo de la guerra civil que se desató en Siria y que ha incendiado todas sus fronteras.
 
El control del poder geoestratégico del petróleo y el dominio financiero del dólar son bidireccionales para Estados Unidos: desde el Medio Oriente hasta México.
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FUENTE: LA JORNADA OPINION
 
Siria: acción militar injustificable
El secretario de Estado de Estados Unidos, John Kerry, dijo ayer, en el contexto de una reunión con representantes de la Unión Europea (UE), que el gobierno de su país no se compromete a esperar los resultados de las pesquisas de la Organización de Naciones Unidas por el ataque con gas sarín registrado el pasado 21 de agosto a las afueras de Damasco, achacado por Washington al régimen sirio.
 
La declaración es una muestra más de la determinación y el empecinamiento de Estados Unidos en lanzar una ofensiva militar unilateral en contra de la nación árabe y tiene como telón de fondo el rechazo mayoritario a esa perspectiva tanto dentro como fuera de suterritorio. En efecto, diversos sondeos y encuestas señalan que la mayoría de los ciudadanos de ese país se opone a una intervención estadunidense en Siria, acaso con el recuerdo fresco de las desastrosas experiencias bélicas en Irak y Afganistán. Un elemento de contexto adicional es la reciente difusión, por parte de la cadena CNN, de una serie de videos sobre el ataque con armas químicas en Siria, en lo que remite inevitablemente al triste papel que desempeñó esa y otros cadenas mediáticas en los meses previos a la invasión a Irak para inducir una opinión pública favorable a esa acción.

Por otro lado, si bien Washington pudo obtener un pronunciamiento de la UE a favor de una respuesta fuerte y contundente por los hechos del 21 de agosto en Siria, el conglomerado de naciones se mostró renuente a apoyar expresamente la posibilidad de una incursión militar al país árabe. El propio gobierno francés, que venía manifestando un decidido apoyo al plan de la Casa Blanca, supeditó el inicio de acciones militares en Siria a la presentación de los resultados de las pesquisas de la ONU. A ello se suma el escenario de tensión creciente entre los dos bandos geopolíticos que se han configurado en torno al conflicto sirio: mientras que París y Washington han desplazado buques de guerra en el Mediterráneo ante el eventual inicio de acciones bélicas a favor de la insurgencia siria, Moscú ha hecho lo propio y ha reiterado su apoyo al régimen de Damasco, en un escenario que remite al tiempo de la llamada diplomacia de los portaviones.
 
Los elementos mencionados ponen de manifiesto el carácter injustificable de una incursión militar en Siria: lo es ciertamente, desde el punto de vista humanitario, en la medida en que sólo dejaría más muertos en el país atacado y difícilmente apagaría la violencia y la barbarie que se desarrollan ahí desde hace dos años, sino que la multiplicaría; lo es también desde el punto de vista diplomático, en la medida en que atizaría una tensión multipolar indeseable, y lo es desde la perspectiva de la política interior de Estados Unidos, porque podría resultar contraproducente en términos electorales para el gobierno y su partido, y sobre todo porque acentuaría la crisis de representatividad que enfrenta su institucionalidad.
 
La concreción del plan bélico de Barack Obama en torno a Siria, según puede verse, sólo terminaría por favorecer a los intereses privados y facciosos –la industria armamentista estadunidense, los contratistas en materia de seguridad y los halcones de Washington– que suelen beneficiarse de los escenarios de guerra en que se involucra recurrentemente la superpotencia. Cabe hacer votos porque la presión interna e internacional determine a los legisladores estadunidenses a no acompañar el ataque a Siria –que conllevaría efectos nefastos para la institucionalidad que representan–, y quizá con esa acción inhibir la ejecución de la agresión que propone su Ejecutivo.
FUENTE: LA JORNADA OPINION
 
Telescopio
El conflicto sirio
El Buscón
Siria, naturalmente: El aislamiento de Barack Obama en la cumbre del G-20 –en la cual la mayoría rechazó un ataque militar a la dictadura de Bashar Assad en Siria, sin pruebas fehacientes de que utilizó armas químicas y sin el aval de Naciones Unidas, es el tema de muchos diarios latinoamericanos. La mayoría destaca que Rusia afirmó, en caso de una agresión a Siria, que le dará armas para defenderse y que el presidente estadunidense tendrá grandes dificultades para que las cámaras de su país aprueben sus planes, ya que 60 por ciento de la población se opone a la guerra y, según encuestas, hasta ahora sólo tendría entre 24 y 46 congresistas, contra unos 188 o 200 que por distintos motivos rechazan esa embestida Tal es el caso del chileno La Tercera, que informa sobre esas encuestas, o del argentino Página 12, que destaca la decisión rusa, o de los bolivianos El Diario, La Razón, Cambio, el cubano Juventud Rebelde, el paraguayo Última Hora o los venezolanos Ciudad de Caracas, el cual dice que un diputado venezolano oficialista, de origen árabe, se enroló en el ejército sirio, y El Universal, que informa además sobre protestas contra el opositor Henrique Capriles, porque apoya el ataque contra Siria. La mayoría de los diarios grandes (La Nación o Clarín, argentinos; El Mercurio, chileno; El Comercio, peruano; El Tiempo, colombiano, por ejemplo) o ceden al provincialismo y hablan sólo de problemas locales o no hablan de nada importante y molesto para sus intereses, o dedican su principal espacio a las eliminatorias para el campeonato mundial de futbol en Brasil del año próximo.
 
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La difícil situación colombiana: El diario colombiano El Tiempo, fundado por la familia del presidente Juan Manuel Santos, comunica que los campesinos levantaron el paro en los departamentos de Boyacá, Cundinamarca y Nariño, que mantenían desde hace 20 días. Esta huelga nacional por la tierra y contra el TLC con Estados Unidos, que en los primeros días incluyó bloqueos de caminos y carreteras, costó ya 10 muertes y se realiza a seis meses de las elecciones presidenciales del 25 de mayo de 2014. El índice de popularidad del presidente bajó de 58 a 21 por ciento, y los datos sociales son preocupantes: el país importa más de la mitad de los alimentos, tiene 5 millones de desplazados y en el campo la pobreza extrema duplica el promedio nacional.
 
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Varias: El argentino Clarín informa que el gobierno trabaja para llevar la imputablidad penal a 14 años (en vez de 16). El cubano Granma subraya nuevos acuerdos de cooperación agrícola cubano-brasileña. El brasileño O Estado de Sao Paulo y el chileno El Mercurio, que no habla del aniversario del golpe de Pinochet ni de las elecciones próximas, dicen que según Dilma Rousseff lo peor ya pasó.
FUENTE: LA JORNADA OPINION

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