Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 17 de septiembre de 2013

LAS AMS DEL 17 DE SEPTIEMBRE DE LA PORTADA EN LA JORNADA INTERNET

El secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, informó que los dos fenómenos meteorológicos afectan casi todo el territorio nacional. Se dijo que los estados más dañados son Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Hidalgo, Michoacán, Colima y Nuevo León. La imagen corresponde a la capital guerrense, Chilpancingo, donde el río Huacapa se desbordó y arrastró decenas de vehículos. Se reportaron nueve fallecimientos
  Foto Notimex
Desastre Natural
Gobernación declara zona de emergencia al menos 58 municipios
Foto
Foto Ap
Elizabeth Velasco C.
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de septiembre de 2013, p. 5
A causa de los fenómenos meteorológicos Ingrid y Manuel, que afectan prácticamente a todo el territorio nacional, han resultado afectadas un millón 200 mil personas y el número de fallecimientos suman al menos 44 hasta el momento.
El mayor número de decesos ocurrió en Guerrero, con 22; en Veracruz, 12; en Hidalgo, tres; en Puebla, tres, y el mismo número en Oaxaca, así como uno en Coahuila.
Ayer el titular de la Secretaría de Gobernación (SG), Miguel Ángel Osorio Chong, en rueda de prensa indicó que a causa de los fenómenos meteorológicos descritos, el país se encuentra en un momento muy complejo y difícil.
Ante ello, dijo, el gobierno federal puso a disposición de las entidades más afectadas los recursos del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden), para atender las apremiantes necesidades de la población.
Por la tarde, la Coordinación Nacional de Protección Civil emitió tres declaratorias de emergencia para siete municipios de Oaxaca, dos de Chihuahua y 49 de Guerrero, para que de inmediato accedan a los recursos del Fonden.
El director general de la Comisión Nacional del Agua, David Korenfeld, indicó que las autoridades permanecerán muy alertas, pues desde 1958 no le pegaban a México, de manera simultánea, dos fenómenos hidrológicos por dos frentes distintos: el océano Pacífico y el Golfo de México.
Advirtió que los estragos se verán en las próximas horas, porque tendremos una gran cantidad de lluvias en los próximos días por el ingreso de humedad, y no descartamos que ésta se corra de punta a punta del país, desde Chiapas hasta Baja California Sur.
Osorio destacó en la conferencia de prensa que, en caso de que exista una mayor acumulación de agua, provocada por el huracán Ingrid y los remanentes de la tormenta tropical Manuel, se pasará a la alerta completa para todas las instancias y todos los gobiernos locales.
El responsable de la política interior del país afirmó que el presidente Enrique Peña Nieto instruyó que se instale el Comité Nacional de Emergencia, con los gobiernos de Guerrero, Oaxaca, Veracruz, Michoacán, Chiapas, Tamaulipas, Tabasco, Nuevo León, Jalisco, Colima, Guanajuato e Hidalgo, a los que se sumarán dependencias y organismos federales, así como las secretarías de la Defensa Nacional y Marina, y la Policía Federal.
Osorio Chong comentó que el principal propósito de las acciones de gobierno será salvaguardar la integridad de los ciudadanos en las zonas afectadas. Las instrucciones del Presidente son que los recursos y la ayuda humanitaria lleguen adonde sea.
Hasta el momento, agregó, se han erogado mil 500 millones de pesos en despensas, colchonetas, agua potable, paquetes de aseo personal, medicamentos y otros.
Asimismo, detalló que se han trasladado 10 secretarios de Estado a las entidades más afectadas, como Guerrero –donde hasta el momento hay 238 mil damnificados–, Veracruz, Colima, Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Puebla, Nuevo León, Tamaulipas e Hidalgo, entre otros.
 
En la vigilancia de los festejos, 19 mil policías capitalinos
En el desfile llama la atención el nuevo agrupamiento México en paz
La contingencia climática aleja a Peña de la fiesta VIP
Acarreo y agua marcan el Grito
Arturo Cano y Rosa Elvira Vargas
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de septiembre de 2013, p. 11
Se ve, se siente, Chiconautla está presente, con sus playeras rojas hechas una sopa. Con sus plásticos de tres colores repartidos también en las cabezas de Tultitlán, Ecatepec y anexas. La porción delantera del Zócalo es mexiquense y, adentro, la banda militar toca Zacazonapan.
Acarreo y agua marcan el primer Grito de Enrique Peña Nieto. Un río de gente que llena el limpísimo Zócalo, un huracán y una tormenta tropical, le dan al presidente del retorno del PRI un 15 de septiembre perfecto para la imagen.
Tras la ceremonia propiamente dicha, Peña Nieto tarda en bajar. Un prolongado aplauso corona su entrada al patio central, al son del Huapango de Moncayo. Pero Peña pasa de largo por la mesa de honor dispuesta a un lado de la Fuente del Pegaso.
Camina hasta una tarima de alfombra gris, que los despistados creyeron escenario para el mariachi. Peña se planta frente a los invitados –que no comensales, pues las viandas son magras–, agradece su presencia y se excusa, además de expresar su solidaridad con las familias de los fallecidos a causa de los fenómenos naturales.
Un observador hace notar el calderonazo, pues al Presidente lo flanquean los secretarios de la Defensa, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Soberón. No obstante las prisas, el mandatario se da tiempo para explicar que ha dado instrucciones a los titulares de varias dependencias para acudir a las entidades afectadas y atender la emergencia.
‘‘Me veo en la obligación y en la necesidad de retirarme para atender esta contingencia e instruir las acciones pertinentes, que ya se están llevando a cabo, y supervisar las mismas.’’ Nuevo aplauso.

‘‘Aún viene lo peor’’
Peña toma rumbo a la salida y en el camino saluda y sostiene breves intercambios con varios invitados. Adelanta, en breve charla con este diario, lo que la Secretaría de Gobernación informará la mañana del lunes:
‘‘Tengo el reporte de una situación crítica, lluvia intensa en la zona del Pacífico, pero viene lo más difícil, que es el huracán que va a entrar por el Golfo. Estamos preparados. Mi preocupación es Acapulco, porque además está allá mucha gente de vacaciones de fin de semana y prácticamente en este momento no hay forma de comunicarse.
‘‘Vamos a ver cómo pasamos la noche y cómo bajan los niveles de agua. Ya disminuyó la lluvia. Mañana temprano tendremos un reporte más preciso. Yo voy a estar en el desfile, pero el gabinete estará en los lugares trabajando. Pero quédense, no se vayan. Es algo muy breve, es una convivencia.’’
Los meseros son echados a las orillas por miembros del Estado Mayor y en las mesas cercanas a la de la familia Rivera, altos funcionarios apuran pequeñas porciones de chiles en nogada y minitortas de chorizo, aguas de tamarindo y limón, tequila y mezcal. En algunas mesas se colocaron objetos que representan el alma nacional, como molcajetes, flores y banderitas.
Manuel Mondragón, comisionado de Seguridad Nacional, y por ende responsable del Zócalo ‘‘blindado’’ para la fiesta, se levanta y sale con el grupo que acompaña al Presidente. Cuatro mesas quedan vacías. En sus lugares permanecen seis estatuas vivientes que representan a Miguel Hidalgo, a Josefa Ortiz de Domínguez y otros héroes, así como los diplomáticos, rectores, líderes empresariales y sindicales, así como artistas convidados. Pero la fiesta ha terminado y las dos rondas de popurrís a cargo de una banda militar reciben sólo aplausos cumplidores.
Afuera, los mexiquenses traídos en autobuses escapan del aguacero, pero adentro no se sufren la lluvia ni los gritos de los inconformes que pudieron sortear hasta seis filtros de seguridad de la plaza ‘‘recuperada’’.
Pero la capital no es la excepción. A tono con estos tiempos, de Sonora a Yucatán los medios informan la víspera que las plazas del país están listas para el Grito. No, listas: blindadas. Si otrora se destacaba la mexicana alegría, desde los bombazos de Morelia son los operativos de seguridad los que se llevan las primeras líneas de la información.
La primera conmemoración de la Independencia a cargo de un integrante del clan político mexiquense se ha ajustado al ritual. Enrique Peña hace tañer la campana nueve veces y no lanza un grito de más ni uno de menos. Baja la vista al menos cuatro veces para leer los nombres que ha de pronunciar: Hidalgo, Josefa, Allende, Aldama, Galeana y Matamoros. ‘‘¡Viva México!’’, cierra, mientras puntitos luminosos de láser le maquillan el rostro (el ‘‘blindaje’’ no es perfecto).
Los invitados salen con caras largas y con hambre. ‘‘Allá arriba ni agua nos dieron’’, dice uno. Los autobuses se llevan su cargamento de peinados de tres pisos, tacones altísimos, vestidos largos, abrigos peludos y corbatas rojas. Un retén tras otro avanzan en la noche vacía del centro.
 
El presidente Enrique Peña Nieto, flanqueado por los secretarios de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Francisco Soberón, pasa revista a las tropas en el Zócalo capitalino como paso previo al desfile militar. El acto coincidió con el centenario de la creación del Ejército Mexicano. En la parada participaron 19 mil 51 integrantes del Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía Federal 
 Foto Presidencia
 
Se cumplieron la tradición y el protocolo; marcharon 19 mil elementos castrenses
El desfile culminó la agenda que precipitó el desalojo del Zócalo
Ausentes, los secretarios de Gobernación, Miguel Ángel Osorio, y de Hacienda, Luis Videgaray, entre otros, abocados a encargos especiales derivados de la contingencia climática en varios estados
Foto
El presidente de la República, Enrique Peña Nieto, encabezó el desfile militar del 16 de septiembre acompañado por el comisionado nacional de Seguridad, Manuel Mondragón, y los secretarios de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos, y de Marina, almirante Vidal Soberón
Foto Carlos Ramos Mamahua
José Antonio Román y Alonso Urrutia
 
Periódico La Jornada
Martes 17 de septiembre de 2013, p. 8
Casi a las 13:30 horas concluyó ayer el desfile militar. Cumplida estaba la agenda nacional que había precipitado el asalto policiaco al Zócalo capitalino. Con paso marcial, 19 mil elementos castrenses habían marchado frente al balcón presidencial, en el corazón político del país liberado de protestas sociales por miles de policías que, apenas 72 horas antes, habían incursionado en tropel en esa plaza.
Todo dispuesto para cumplir la tradición y el protocolo, en lo posible, de las fiestas patrias. Sólo que esta vez, con notorias ausencias del gabinete que no contemplaron el despliegue castrense y policiaco por las calles del centro capitalino. Un Centro Histórico sin vestigios de la revuelta magisterial, salvo por las decenas de policías federales que, a diferencia del contingente de la corporación integrado a la parada militar, deambulaba por las calles en previsión de brotes de inconformidad.
Con esa premisa, el presidente Enrique Peña Nieto se desplazó por la Plaza de la Constitución flanquedado por los secretarios de la Defensa, Salvador Cienfuegos, y de Marina, Vidal Soberón Sanz, para pasar revista a las tropas.
Un acto que tradidionalmente convoca a los principales círculos del poder esta vez fue diferente. Ni el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, ni el de Hacienda, Luis Videgaray, entre otros muchos miembros del entorno cercano al presidente Peña Nieto, acudieron a la cita con las fuerzas armadas. Están dedicados a encomiendas especiales provocadas por la contingencia climática, según se dijo extraoficialmente.
Contingencia que no impidió un amplio despliegue del personal del Ejército adscrito al Plan DN-III contra desastres naturales o de marinos con responsabilidades en el plan de auxilio a la población en casos de emergencia, como los que ayer se vivían en Guerrero, Veracruz o Tamaulipas.
Hospitales móviles –dotados de camillas e instrumental médico–, dormitorios, comedores comunitarios montados en gigantescos tráileres, efectivos caninos, grúas, ambulancias, equipo de telecomunicaciones. Todo para mostrar la capacidad de respuesta castrense a los desastres.
Su despliegue fue precedido, varias decenas de metros atrás, por un singular contigente de nueva creación que al común de los asistentes pareció no llamarles la atención: ‘‘agrupamiento México en Paz’’, nuevo cuerpo del Ejército que concentra a fuerzas especiales destinadas, entre otros aspectos, al combate al crimen organizado y a la ‘‘seguridad interior’’.
Ajena a las estructuras militares, la gente no cesaba de vitorear a las fuerzas armadas en conjunto y admirarse ya sea por las caras pintadas de las fuerzas especiales, los vehículos blindados, el contingente de soldados chinos, o especialmente con el vuelo rasante de las aeronaves o el ronroneo de los helicópteros que sobrevolaron a baja altura las calles céntricas de la capital.
Por la avenida 5 de Mayo, miles de personas vieron el paso de los contigentes que, esta vez, pretenden superar las divisiones soterradas que confrontaron al Ejército y la Marina durante la gestión de Felipe Calderón, como secuela del recelo generado por la lucha contra el narcotráfico.
En esta ocasión no fue primero el Ejército Mexicano y después la Marina Armada. Ayer desfilaron por grupos: fuerzas especiales (de ambas estructuras), atención a desastres, contingentes de las escuelas militares. Todo en aras de la ‘‘unidad castrense’’.
Así transcurrió el desfile militar del 16 de septiembre, que fue resumido escuetamente por el subsecretario de la Defensa Nacional, Virgilio Daniel Méndez Bazán, con la novedad de que en esta ocasión se omitió el consabido parte de ‘‘sin novedad’’ y pasó directo a la numeralia: ‘‘19 mil 51 elementos, 465 semovientes, 52 canes, 27 motocicletas, 422 vehículos, 10 embarcaciones y 107 aeronaves’’.

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