La historia y el tiempo dan la razón al EZLN
Jaime Martínez Veloz
El gobierno federal y el EZLN firmaron el 16 de febrero de 1996 el acuerdo en materia de derechos y cultura indígenas. Era el primer tema de la agenda pactada entre la delegación zapatista y su contraparte gubernamental. Llegar a ese momento fue el resultado de múltiples esfuerzos colectivos e individuales. Muchas provocaciones se tuvieron que sortear, para poder lograr un primer acuerdo que permitía albergar una esperanza de cambios en nuestro país.
Al correr de unas semanas, las expectativas se modificaron radicalmente: la actitud del ex presidente Zedillo cambió, su conducta expresaba irritación y lo pactado por la delegación de su gobierno fue desconocido públicamente, mientras lo convenido en San Andrés se descalificó mediante una ofensiva mediática pocas veces vista. Con una campaña de mentiras e interpretaciones dolosas de los acuerdos de San Andrés, se acusaba al EZLN y a la Cocopa de querer crear un Estado dentro del Estado.
En la campaña de 2000, Vicente Fox se comprometió a resolver el conflicto con los zapatistas en 15 minutos y mandar al Congreso de la Unión la iniciativa de ley en materia de derechos y cultura indígenas, que había formulado la Cocopa, con sustento en los acuerdos de San Andrés. Sin embargo, los mismos argumentos manejados por Zedillo se impusieron y terminaron por desnaturalizar lo pactado entre el gobierno federal y el EZLN. La acción del gobierno de Fox, de mandar la iniciativa al Senado de la República, cumplía un mero propósito propagandístico.
Una de las partes de lo pactado en San Andrés, incluida la iniciativa de ley, señala que los
pueblos indígenas de México tendrán derecho al uso y disfrute de los recursos naturales de sus tierras y territorios, salvo aquellos que son de dominio de la nación. Este párrafo, que no contiene ningún riesgo para el país y que reivindica los justos anhelos de los indígenas mexicanos, fue utilizado por la propaganda oficial de los gobiernos de Fox y de Zedillo para acusar a los zapatistas de intentar balcanizar al país.
Lo sucedido en México en los 15 años posteriores a los acuerdos de San Andrés nos permite ver dónde estaban las causas de la irritación de los gobiernos de Vicente Fox y Ernesto Zedillo. Al enviar la iniciativa de Ley Indígena al Congreso de la Unión, buscando el mero efecto mediático, el gobierno foxista otorgaba permisos en lo oscurito a la compañía petrolera estadunidense Halliburton –propiedad del entonces vicepresidente de Estados Unidos, Dick Cheney– para perforar pozos en el sureste mexicano, en especial en Chiapas y Tabasco.
Mientras la propaganda gubernamental de Ernesto Zedillo y Vicente Fox no se cansó de acusar al EZLN de querer apropiarse de los recursos que pertenecen a la nación, se entregaron concesiones mineras lo mismo a empresas mexicanas que extranjeras, cuya normatividad favorece a sus dueños, no al país. El único impuesto que las mineras pagan a México es la ridícula cantidad de cinco pesos por hectárea. No existe ningún impuesto que grave las utilidades de esas empresas. México es el paraíso para estas compañías, cuyas minas se ubican sobre terrenos de comunidades indígenas y ejidales. Como botón de muestra podemos mencionar la mina de oro, cobre y plata del Ejido Plana Nacional Agrario de Mexicali, con reservas probadas de casi 300 toneladas de metales. La propietaria de esa concesión paga a los ejidatarios 11 mil pesos anuales de renta. Aun así, el apoderado tiene la caradura de afirmar que los ejidatarios
no son dueños de nada, que la nación es la dueña, pero omite decir que los beneficios y las utilidades de ese recurso natural no son para la nación, sino para la empresa que él representa.
A partir de la firma de los acuerdos de San Andrés, los funcionarios de las áreas financieras, de energía y comunicaciones de los tres gobiernos anteriores se han constituido en la principal línea de ataque en contra de los mismos. Curiosamente, dichos funcionarios hoy aparecen como miembros de los consejos de administración de las trasnacionales de la energía y la minería. Luis Téllez Kuenzler, ex secretario de Energía y ex secretario de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT); Carlos Ruiz Sacristán, ex secretario de la SCT; Gilberto Hershberger Reyes, ex subsecretario de Ordenamiento de la Propiedad Rural de la Secretaría de la Reforma Agraria, y Antonio Lozano Gracia, el ex procurador de la República que solicitó la expedición de las órdenes de aprehensión contra la dirigencia zapatista, son, entre otros, algunos ex funcionarios que hoy integran las mesas directivas o los cuerpos jurídicos de las trasnacionales, las cuales se han beneficiado de muchos de ellos durante su tránsito por los cargos de la administración pública que han ocupado.
En este contexto suena ridícula y tiene un tufo de provocación la declaración de Vicente Fox de equiparar la lucha del EZLN con el narcotráfico. La sola comparación ofende las luchas centenarias de los pueblos indígenas y demuestra que en ningún momento tuvo el interés genuino de resolver un problema ancestral del México profundo. Ubicar al subcomandante Marcos como
un criminales un despropósito del ex presidente que al principio de su mandato, en su estilo chambón y chabacano, declaró que el Sup era su
amigo. Con esos amigos, para qué quiero enemigos. Quizá por ello, los zapatistas han sido recelosos de las relaciones con personajes del gobierno, pues nunca se sabe cuándo van a tirar la tarascada.
Una de las pocas oportunidades que tiene la República de caminar por senderos menos espinosos es mirar hacia lo mejor de nuestro pasado y nuestra historia reciente. Por ello los acuerdos de San Andrés Larrainzar constituyen uno de los referentes más importantes para reconstruir una gran parte del tejido social, desgarrado hoy por la pobreza y la inseguridad.
La dificultad para manejar nuestros desacuerdos
Raúl Zibechi
Cuando millones de personas en todo el mundo empiezan a ocupar los espacios públicos, calles y plazas, edificios abandonados por el mercado y edificios de instituciones estatales, aparecen nuevos debates que afectan, de modo casi inevitable, a las fuerzas que luchan por un mundo nuevo. En meses recientes se han hecho visibles serias contradicciones que afectan a los movimientos tanto del centro como de la periferia, a los que actúan tanto en países gobernados por fuerzas conservadoras como de izquierda.
Por momentos, el carácter de esas contradicciones parece revivir viejos debates entre socialdemócratas y comunistas, entre estalinistas y trotskistas, o entre los partidarios de la vía armada y la electoral. Algo de eso sucede, pero afloran además divergencias que los movimientos antisistémicos no han resuelto y que amenazan con neutralizar las luchas en curso. No sólo se trata de divisiones más o menos serias y profundas, sino que esas divisiones a menudo revelan la existencia de objetivos opuestos en un contexto en el cual nadie tiene una estrategia para hacer realidad la célebre consigna Otro mundo es posible.Dos ejemplos, sucedidos en días recientes en lugares distantes entre sí, ponen de manifiesto esta situación. En Grecia, donde una parte considerable de la población está de hecho en la calle todos los días, han sido tomados decenas de edificios del Estado, desde los servicios de salud y educación hasta ministerios y otras dependencias del Poder Ejecutivo. El 20 de octubre, jornada de huelga general, una gran manifestación pretendió acercarse al parlamento con la intención de tomarlo, o sea de ingresar a la fuerza en un recinto sagrado de la democracia electoral. Más allá de la viabilidad de esa intención, y de que pueda considerarse correcta o no, miles de personas deseaban hacerlo.
Se encontraron con una doble barrera formada por policías y militantes del Partido Comunista (KKE), que se movilizó para defender el parlamento y controlar la manifestación. Hubo duros enfrentamientos entre manifestantes comunistas y quienes querían tomar el recinto parlamentario. Los comunistas, protegidos por la policía, acusaron a los radicales de
fascistoides. El saldo fue de decenas de heridos, hubo un muerto por los gases lacrimógenos, y una fuerte desmoralización que puede llegar a frenar el proceso de luchas.
En los hechos, los comunistas griegos actuaron como defensores del sistema. No es la primera vez que esto sucede ni será la última. En el fondo, ni los comunistas ni los anarquistas ni los autónomos, ninguno tenemos una estrategia para derrocar el sistema. Sin embargo, existen tácticas eficientes para dividir a las fuerzas antisistémicas. Es posible que la policía haya infiltrado provocadores, como dice el KKE, para radicalizar las protestas. Pero nada debería autorizar a nadie que se proclame de izquierda a actuar como policía contra la movilización social.
En Bolivia, a raíz de la marcha indígena contra la construcción de una carretera que pretende atravesar el TIPNIS (Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure), el vicepresidente Álvaro García Linera acusó al movimiento de estar haciendo el juego a la USAID y al imperialismo yanqui. Es evidente, y no requiere mayor explicación, que Washington desea que existan protestas contra cualquier gobierno con el que mantenga diferencias. Es muy probable que la embajada de Estados Unidos aliente los movimientos que se oponen a proyectos del gobierno de Evo Morales. Sin embargo, decir que los indígenas son peones de la desestabilización imperial suena abusivo.
En abril de 1917, Lenin realizó un audaz viaje desde Suiza hasta San Petersburgo, atravesando el frente de guerra ruso-alemán, protegido por el estado mayor del ejército teutón, ya que los aliados se negaron a concederle visado. Lenin cruzó Alemania en un tren blindado y llegó a destino con el compromiso de negociar una paz. Pierre Broué escribió:
Con esta concesión, el estado mayor alemán cree introducir en Rusia un nuevo elemento de desorganización que terminará por facilitar su victoria militar(El Partido Bolchevique, Ayuso, Madrid, 1973, p. 117).
No faltaron voces que denunciaron a Lenin por ese acuerdo con los militares alemanes. ¿Trabajó Lenin para los alemanes? No. La llegada del revolucionario ruso a su país fue decisiva para impulsar la revolución, pero esa deriva la conocimos después y resultaba imposible anticipar cómo serían las cosas, ya que Lenin era una pequeña minoría en su partido.
El problema de fondo no es a quién benefician o perjudican ciertas acciones puntuales. ¿Acaso luchar contra la política de la Unión Europea no debilita al euro frente al dólar? ¿Los indignados le estarán haciendo el juego al imperialismo, que se frota las manos con las crisis griega, islandesa y española? La pregunta es absurda, tanto en el norte como en el sur. Lo decisivo, lo que realmente tiene importancia, es si estas acciones impulsan o debilitan los movimientos antisistémicos; si buscan, incluso en el error, ir más allá de lo existente.
Desde este punto de vista, la toma del parlamento en Atenas podría haber sido un grave error. Pero un error en el camino de fortalecer la lucha antisistémica. Trabajar junto a la policía contra los manifestantes es preparar la derrota por desmoralización. No son dos
erroresequiparables. Del mismo modo, las afirmaciones de García Linera, y su trabajo por dividir a los movimientos, está segando la hierba bajo los pies del gobierno de Evo Morales, porque debilita su principal sostén.
En otras épocas, nos enfrentamos con dureza corrientes que teníamos estrategias diferentes y opuestas para cambiar el mundo. Fuimos derrotados. Hoy nadie puede asegurar que tiene en sus manos el trazado de un camino para llegar a buen puerto. Por eso, sería necesaria mucha más humildad para debatir nuestras diferencias. Para no infligirnos más daños que los que ya nos provoca ese uno por ciento que pretende aplastarnos.
Ofrenda a los jóvenes
Gabriela Rodríguez
Mientras en México marcamos con pétalos de flores de cempasúchil el camino que siguieron más de 50 mil ánimas-víctimas de la guerra contra el narco al visitarnos en la avenida Reforma, al otro lado del mundo nació la habitante número 7 mil millones del planeta. El crecimiento acelerado de la población mundial comenzó en 1950, a raíz de reducciones en la mortalidad en las regiones menos adelantadas, lo cual redundó en una cantidad estimada en 6 mil 100 millones de personas en el año 2000, casi dos veces y media la población de 1950. Y a raíz de la disminución de la fecundidad en la mayor parte de la Tierra, la tasa mundial de crecimiento demográfico ha disminuido en el lapso 1965-1970.
Por eso el vigor que caracteriza a la población mundial es que la cuarta parte está constituida por jóvenes entre10 y 24 años de edad. Esta cohorte de jóvenes es la más grande que jamás haya existido. Por su tamaño y las condiciones en que vive la nueva generación se ha levantado en importantes movimientos sociales en distintos puntos planetarios: ha decidido indignarse frente a las extremas desigualdades y las precarias condiciones en que vive y en que muere.Cada año fallecen 2.6 millones de jóvenes, la mayoría de estas muertes pudieron evitarse. Cerca de 97 por ciento se producen en países de bajos y medianos ingresos. Se trata del único grupo etario en el que no han disminuido las tasas de mortalidad. Traumatismos no intencionados y actos de violencia son los factores que más afectan a la juventud. Cada día mueren mil jóvenes por traumatismos causados por accidentes de tránsito; otras de las principales causas de fallecimiento son el homicidio, con 12 por ciento de las muertes de varones, y el suicidio, con 6 por ciento de las defunciones de hombres y mujeres jóvenes, según la Organización Mundial de la Salud.
En las causales de muerte, la diferencia por sexo es una variable significativa. Las primeras cinco causas de fallecimiento de los mexicanos de 15 a 19 años corresponden a muertes violentas: la primera causal es por accidentes de tránsito: 18.8 por cada 100 mil hombres adolescentes; la segunda, homicidios, cuya tasa alcanza 11.3; le siguen suicidios, con 7.3, ahogamiento y sumersión accidentales con 5.6, y como peatón en accidentes de tránsito mueren 4.4 por cada 100 mil adolescentes. Entre las jóvenes los accidentes de vehículos de motor son también primera causal, aunque con una tasa de 5.6; después están los suicidios, 2.7; la nefritis y nefrosis, 2.4, y la leucemia, 2.4. La muerte por homicidio ocupa el quinto lugar con una tasa de 2.1 por cada 100 mil adolescentes (Inegi, 2007).
La comprensión del origen de la violencia en los varones es una expresión central de la relación entre masculinidad y salud mental; en la actualidad hay que contextuarla en el narcotráfico, la corrupción y la pobreza creciente. Como expone Benno de Keijzer en su tesis doctoral sobre masculinidades, “la mayor parte de los varones son socializados dentro del modelo dominante de masculinidad que privilegia los valores de la fuerza, el manejo del poder y la autoridad, la superioridad sobre la mujer y sobre otros hombres. La socialización masculina no se reduce a la agresión hacia la mujer, la violencia entre hombres es un recurso para competir, subordinar y enfrentar o ‘solucionar’ conflictos, se ejerce hacia las mujeres, niños y niñas, hacia otros hombres y hacia el hombre mismo”. La subjetividad humana es una de las dimensiones críticas para la comprensión de la violencia y Kauffman –uno de los primeros teóricos del tema– insiste en que se analice a los hombres no sólo desde la crítica al poder, sino también desde el dolor.
El dolor surge precisamente de la misma fuente que el poder: la experiencia contradictoria que los hombres tienen del poder. La insensibilidad masculina, esa falta de capacidad para percibir una diversa gama de sentimientos, haría que tampoco puedan percibirlos en los demás, actúan desde una coraza, ya que muchos hombres se sienten encerrados en sí mismos, tienen el deseo de acercarse a otras personas, pero se sienten incapaces. Como si durante el proceso de crecimiento hubieran aprendido a dejar atrás su ser emocional. Muy articulado al manejo de los afectos están las diversas funciones que cumple el alcohol en la vida de los hombres, sustancia que facilita la expresión de muy variados sentimientos y elemento privilegiado para transgredir normas comunitarias. Otro factor es la relación con el padre, la ausencia paterna por muerte, separación o abandono, y la presencia excesiva en términos de violencia y autoritarismo: ser testigo de la violencia en la infancia es un predictor de la violencia futura. Esto opera en forma de espejo en las mujeres que sufrieron abuso en la infancia y que de adultas sufren depresión. Para que el hombre cambie necesita aceptar y superar su propia violencia y ser flexible, aprender a vivir con cierto nivel de ambigüedad, porque al ser flexible acepta que el mundo y las personas que lo rodean pueden tomar decisiones inesperadas, en muchos casos opuestas a las suyas (Masculinidad, violencia, resistencia y cambio, CRIM/UNAM, 2010).
Los políticos tendrían que hacer una revisión de la influencia de los patrones dominantes y violentos de masculinidad a la hora de tomar las decisiones, y tal vez algún día dejemos de colocar en nuestras ofrendas a tantas víctimas de la violencia.
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