Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Quién es Peña Nieto?- El Chapo, en la mira de EU - ASTILLERO

¿Quién es Peña Nieto?
Octavio Rodríguez Araujo
¿De dónde salió Enrique Peña Nieto? ¿Cómo logró la popularidad que le asocian diversas encuestas? Algunos dicen que su carrera política se inició porque es de Atlacomulco. Este pequeño y poco poblado municipio no sería significativo si en él no hubiera nacido Isidro Fabela, político y diplomático que tuvo gran influencia en su estado. El mérito político de Fabela fue institucionalizar a caciques y políticos de su estado. Pero no formó ningún grupo. Algunos atlacomulquenses se han encargado de darle fama a su municipio permitiendo que se hable del Grupo Atlacomulco al que pertenecen políticos originarios de otros municipios. No es un grupo, sino una red de parientes, amigos y cómplices a menudo enfrentados por decisiones de diversos presidentes de la República. Así, Miguel Alemán apoyó a Salvador Sánchez Colín contra la opinión de Fabela y de Alfredo del Mazo Vélez, padre de Alfredo del Mazo González. Ruiz Cortines hizo lo mismo: contra el candidato de Fabela, que era un atlacomulquense, designó a Gustavo Baz. Con Baz en el gobierno despegaron tanto Jiménez Cantú (también médico) y Carlos Hank González. Hay más ejemplos, pero largos de mención. Conviene decir que muchos de los que fueron adversarios en un momento dado fueron aliados en otras ocasiones. El interés tiene pies, y en política los intereses son los que cuentan y así como unen separan.
Los Montiel, los Del Mazo, los Peña y los Nieto, en su mayoría de Atlacomulco, tienen nexos de parentesco, y Enrique es su delfín, destacadamente de Alfredo del Mazo González y de Arturo Montiel. Fue criado con esmero para ser gobernador y, de ser posible, Presidente. Arturo Montiel lo ungió para sucederlo en el gobierno del estado; la Universidad Panamericana, del Opus Dei, lo formó como abogado; y el PRI lo hizo miembro desde 1984, cuando tenía 18 años de edad. Por el distrito con cabecera en Atlacomulco fue diputado local y de ahí pasó a candidato para gobernar su estado. Una carrera política, como se ve, de segunda clase, opaca y poco prometedora, pero con parientes muy poderosos en la entidad.
Se dirá que Alfredo del Mazo ya se había retirado de la política desde 1997 cuando perdió sus posibilidades de ser jefe de Gobierno del Dsitrito Federal, pero su red de relaciones en el interior de su estado las ha mantenido. El caso de Arturo Montiel fue diferente: tuvo rivalidad con Roberto Madrazo antes de terminar su periodo de gobierno, pero fue apoyado por políticos relevantes (varios ex gobernadores) para competir en el PRI por la candidatura a la Presidencia. Al grupo en apoyo de Montiel se le llamó Tucom (todos unidos contra Madrazo), pero el presidente del partido y aspirante a candidato presidencial sacó al mexiquense sus trapitos sucios al sol y lo quemó. Peña Nieto, ya como gobernador, le cubrió las espaldas a su pariente y, como ocurre en México, el político quedó libre de cargos de corrupción y de enriquecimiento ilícito.
Como gobernador, ganó fama y reconocimiento, aunque tuvo tropiezos que le restaron popularidad, como el caso Atenco (el de los floristas, no el del aeropuerto) y el de la niña Paulette. Sin embargo, ganó prestigio entre las elites empresariales por demostrar firmeza ante los movimientos sociales al margen de las instituciones y por defender a los amigos de su primo, alcalde de Huixquilucan (los padres de Paulette). Se afirma que tiene buena relación con la Iglesia católica del estado, especialmente con Onésimo Cepeda, cuya diócesis (según Wikipedia) es la más poblada del mundo. Quizá la influencia que debe tener este obispo en el Vaticano sirvió para que la Iglesia declarara inexistente el matrimonio de Angélica Rivera con José Alberto Castro y así casarse con Peña Nieto (no lo sé).
Por Angélica Rivera o razones semejantes, Televisa es uno de los medios de difusión de la imagen de Peña Nieto y su matrimonio con La Gaviota le ha dado más popularidad. En un país donde millones de mexicanos viven las fantasías de las telenovelas no es difícil ver a la pareja como un cuento de hadas hecho realidad. La percepción mata a la realidad, y más ahora que ésta no ofrece nada o casi nada positivo a la mayoría de la población.
No pocos grandes empresarios, señaladamente los del estado de México (que son de los más importantes del país), apoyan a su ex gobernador. Y como las encuestas lo revelan como el mejor posicionado, la mayoría de los gobernadores priístas también lo apoyan. En la reciente ceremonia de los dos gobernadores, Peña Nieto y Eruviel Ávila, se vio el poder económico y político de los asistentes. Los toluqueños nunca habían visto tantos helicópteros llevando a invitados. Ahí estaba el dinero y el poder de empresarios y del priísmo renacido gracias al desprestigio que se han ganado el PAN y Calderón, y también al desprestigio que los perredistas han mostrado en sus marrullerías internas y como gobernantes.
Peña Nieto es un joven que aprendió a ser político como gobernador. No es bueno en los discursos, sin un guión sus disertaciones se caen, y tiene ademanes muy estudiados, seguramente ideados por un buen fabricante de imagen. Ideológicamente, tiene muy poco que ver con el partido de sus abuelos. En lo único que se parece a los viejos priístas es en la prepotencia y la vanidad de creer que las pueden de todas todas sin hacer concesiones a los demás, salvo a los más poderosos. Está por un menor intervencionismo del Estado en la economía y las privatizaciones, incluida Pemex. Es un tecnócrata neoliberal, muy del tipo de Salinas de Gortari (quien sin duda lo asesora).
Peña Nieto es más bien un hombre de derecha, por añadidura, autoritario y muy ambicioso. Pertenece a la nueva camada de priístas menores de 50 años, medio juniores y medio yuppies, pragmáticos y buenos negociadores en corto con quien les convenga independientemente de ideologías, siempre que les sirvan para escalar posiciones en sus metas de poder.
Por más que analizo su carrera no encuentro elementos relevantes para explicarme la popularidad que le atribuyen casas encuestadoras. Se dice que su notoriedad se debe a los apoyos que recibe de los medios, principalmente electrónicos, y estoy por aceptarlo como hipótesis… pues no veo otra.
Chiquidrácula-Rocha
El Chapo, en la mira de EU
Por tercer año consecutivo, la revista Forbes incluyó al narcotraficante Joaquín El Chapo Guzmán Loera en su listado de personajes más poderosos del planeta. Su inclusión en ese ranking tiene como contexto el creciente protagonismo que en tiempos recientes le han conferido medios y autoridades de Estados Unidos entre las potenciales amenazas a la seguridad de ese país: hace unos días, el Departamento de Justicia del vecino país difundió un documento en el que se afirma que la organización del Chapo Guzmán controla la mayor parte del trasiego ilícito de drogas en territorio estadunidense y se le califica como una amenaza a la seguridad de ese país; recientemente, The Washington Post aseguró que la impunidad con la que opera el capo mexicano provoca desesperación en la administración calderonista, la cual habría creado cuerpos especiales de marinos, soldados y policías federales para dar con su paradero, información que no fue oficialmente desmentida por el gobierno mexicano; ayer, el jefe en Chicago de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA), Jack Riley, se refirió a Guzmán Loera como el criminal más peligroso del mundo, y la propia Forbes lo ha ubicado, tras la muerte de Osama Bin Laden, como la persona más perseguida del planeta.
Por lo pronto, el gobierno de Washington parece dirigir sus acciones en contra de presuntas redes de delincuentes al servicio del Chapo en su propio territorio, como lo indica la detención, registrada ayer en Arizona, de 76 individuos –tanto mexicanos como estadunidenses– supuestamente ligados al cártel de Sinaloa.
Independientemente de la relevancia de Guzmán Loera en el mundo delictivo, su conversión en símbolo del narcotráfico internacional y el afán de las autoridades de Washington por colocarlo como amenaza a la seguridad de Estados Unidos constituyen signos ominosos para México, como se desprende de la historia de violaciones a soberanías y atropellos que han acompañado las cruzadas de ese país para eliminar a quienes considera sus enemigos: hace una década, el gobierno de George W. Bush erigió a Osama Bin Laden y a Al Qaeda en las principales amenazas a la seguridad de ese país y del mundo y, con el pretexto de neutralizar al primero y desmantelar a la segunda, invadió Afganistán y causó un saldo injustificable de muerte y destrucción. Algo similar ocurrió con la invasión de Panamá en 1989, efectuada con el propósito de derrocar y capturar a Manuel Antonio Noriega –quien se había desempeñado como estrecho colaborador de la CIA en Centroamérica–, que dejó un saldo de entre tres mil y cinco mil muertos. En México, sin ir más lejos, el gobierno de Woodrow Wilson lanzó en marzo de 1916 una expedición punitiva en represalia por el ataque de las fuerzas de Francisco Villa a una guarnición militar en Columbus, Nuevo México.
Es de temer, pues, que el creciente interés de las autoridades estadunidenses por la captura del Chapo lleve a un mayor injerencismo militar, policial y diplomático en territorio mexicano. Por lo demás, y sin ánimo de sugerir impunidades ni tolerancias, debe decirse que, por sí misma, la captura de un capo de la droga, por relevante que sea, no necesariamente representa un paso adelante en el combate al narcotrático, pues no incide ni poco ni mucho en las condiciones económicas y sociales ni en los escenarios financieros internacionales que otorgan al negocio ilícito del trasiego de drogas una rentabilidad desmesurada.
Más allá de las consideraciones anteriores, la inclusión de Guzmán Loera en los listados de los individuos más ricos y poderosos del planeta obedece a una inocultable lógica neoliberal: por amplio que resulte su expediente criminal, este narcotraficante sinaloense y otros de su mismo tipo son emprendedores que han sabido aprovechar las ventajas y oportunidades del sistema económico vigente –desregulación, privatización, extremo adelgazamiento del Estado, globalización económica, libre comercio, tasas altísimas de desempleo real, abandono y marginación de grandes regiones– y que han operado la aplicación más extrema de las fórmulas del éxito impulsadas por la ideología dominante: búsqueda de la rentabilidad máxima, retorno rápido de la inversión, acumulación y concentración feroz de la riqueza y eliminación despiadada de la competencia.
Mentís a críticas-Hernández
Astillero
Elecciones enturbiadas
Riesgo de lucro fúnebre
Cocoa en el banquillo
Julio Hernández López
El asesinato del panista presidente municipal de La Piedad enturbia peligrosamente las elecciones de Michoacán, dota de una bandera sentimentalmente redituable a la abanderada de blanco y azul y aporta un ominoso adelanto de lo que puede suceder en el curso no sólo de los comicios que dentro de 10 días pondrán a prueba la capacidad de los bandos en conflicto regional (el calderonismo, el peñanietismo y el perredismo-cardenista), sino de los delicados comicios federales del año entrante, con el telón de fondo del narcotráfico manejado con sentido político y electoral por diversos factores de poder.
Michoacán ha sido intencionalmente descompuesto desde Los Pinos en busca de imponer a la hermana apodada Cocoa como avanzada de la nueva dinastía calderonista. Allí, en su estado natal, el belicoso Felipe estrenó sus planes de control social y avasallamiento del adversario mediante tropas y tretas legaloides, al grado de llevar a la cárcel a decenas de presidentes municipales y funcionarios de sello perredista que largo tiempo después recuperaron la libertad sin que el aparato federal lograra demostrar sus presuntas culpas.
Aprovechando la ineficacia política del rebasado Leonel Godoy, quien permitió la continuidad invasiva de los poderes del narcotráfico que ya habían despuntado desde la administración del complaciente Lázaro Cárdenas Batel, el gobierno calderonista sumió a la entidad en una pesadilla de violencia que constituyó la plataforma de lanzamiento de la candidatura largamente premeditada de la hermana Cocoa, a cuyos propósitos electorales ese gobierno federal ha puesto cuanto le ha sido posible, en una distorsión ética y política que coloca en una competencia evidentemente desigual y abusiva a una familiar directa de quien ejerce el máximo poder nacional (aberración semejante a la cometida en Coahuila, donde un hermano Moreira dejó el poder a otro, aunque simulando un gobierno interino de transición).
Escritas las presentes líneas apenas con información mínima sobre lo sucedido en La Piedad, ha de señalarse de entrada que el asesinato pone en tela de duda la viabilidad del proceso electoral en Michoacán, lo que no sería sino la confirmación de una especulación alentada por Los Pinos, al grado de que antes del inicio de las sabidamente peligrosas campañas, se promovió un encuentro sugerente entre los presidentes de los tres principales partidos políticos y dirigentes empresariales del estado, que estarían de acuerdo en presentar un candidato de consenso que de esa manera llegaría tersamente a las urnas ya convertidas así en mero trámite a cumplir.
Por otra parte, es natural que los más agraviados por un crimen de esta naturaleza sean los propios militantes y directivos del partido al que pertenecía el caído. Varios de ellos manifestaron su repudio a la violencia y ensalzaron las virtudes del difunto. Con la inmediatez que permite el Twitter, la propia candidata Luisa María Calderón Hinojosa escribió apenas unos minutos después de que se confirmó la muerte del alcalde (con la singular forma de redacción que permite y a veces exige el tuiteo) : El democrat Ricardo Guzman murio de un balazo en la nuca Pero somos cientos de mles los que saldremos a cambiar de gobierno, él así lo querla.
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Los panistas, y en especial la desesperada candidata Cocoa y el desesperado jefe de su campaña, Felipe Calderón, deben evitar con pulcritud y elegancia que lo sucedido en La Piedad sea adjudicado, en el ambiente político tan propicio para el florecimiento de sospechas y dudas, a maniobras de corte electoral, sobre todo si se toma en cuenta que el aprovechamiento sentimentalista de los hechos puede terminar favoreciendo intereses partidistas a 10 días de unas elecciones en las que, aparentemente, el PRI, con su candidato Fausto Vallejo, se mantenía con firmes posibilidades de ganar.
A reserva de conocer nueva y mejor información sobre el caso, aparece con más nitidez en el horizonte el fantasma dibujado desde el principio del actual ejercicio sexenal y que conforme se acerca 2012 va tomando más fuerza escénica: las elecciones federales y su consecuente transmisión pacífica y ordenada del poder han sido sometidas a la lógica de una guerra que ha trastocado la institucionalidad del país, ha impuesto el terror social como forma de control, ha inhibido la participación política y electoral, y ahora será enfrentada al monigote políticamente manipulado de la violencia criminal.
El golpe de ayer en La Piedad se ha producido, por lo demás, en el contexto del sometimiento de Luisa María Calderón Hinojosa y Fausto Vallejo a diligencias judiciales bajo acusación de repartir dinero en efectivo con presuntos fines de proselitismo electoral y de utilizar tarjetas de promoción de sus candidaturas (La ganadora, ella; La efectiva, él) que, a semejanza de lo hecho en otras entidades por políticos de los principales partidos en contienda, pretende ligar la entrega de obras y servicios a que el promovente de esa tarjeta sea llevado a la gubernatura por los votantes, así condicionados e inducidos a determinar su voto en razón de una apenas disfrazada variante de la simple y vulgar compra de sufragios.
La colocación de la hermana del ocupante de Los Pinos frente al escritorio del fiscal estatal de asuntos electorales pareciera una provocación mayor, a pesar de que similar diligencia se realizó con el candidato priísta. Por lo pronto, el escenario michoacano se ha transformado violentamente el mismo día en que fue llevado al banquillo de los acusados, con impacto escenográfico pero tal vez sin consecuencias punitivas, uno de los Calderón Hinojosa (otro, Felipe, está acusado ante la Corte Penal Internacional por el asesinato de decenas de miles de mexicanos, y José Luis ha sido largamente acusado de actos de corrupción al frente del organismo de agua potable y alcantarillado de Morelia, que dejó en quiebra antes de renunciar al cargo para pasar a colaborar en la campaña de su hermana). ¡Hasta mañana!

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