Adiós, Elba Esther
Elba Esther Gordillo, líder del SNTE.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (Proceso).- El declive del grupo que encabeza Elba Esther Gordillo está siendo aún más pronunciado ante la proximidad de la elección federal. Rechazado por el PRI, desairado por dos de los precandidatos del PAN y vilipendiado por Andrés Manuel López Obrador, este grupo compacto que lleva más de dos décadas enquistado en el SNTE –dos sexenios gozando de las alianzas con los gobiernos del PAN, que le facilitaron y entregaron recursos millonarios, cargos de alto nivel a lo largo y ancho del país y la mitad de la SEP– está en sus peores momentos.
La dirigente de este grupo se ha convertido en el ícono de lo más aberrante y corrupto de la política mexicana –habiendo tanta tela de dónde cortar–, en objeto de rechazo multitudinario por parte de miles de maestros –como se pudo observar durante las manifestaciones que ocurrieron hace unos días–, y ahora en un personaje despreciado por sus otrora aliados. La fortaleza que antes podía esgrimir para negociar puestos y canonjías ha ido disminuyendo y apenas puede acomodarse a la sombra de su inefable protector, Felipe Calderón –al que le quedan pocos meses para continuar con su farsa de combate al crimen y a la delincuencia–, y de su precandidato que no levanta, Ernesto Cordero.
Y es que las cosas no le han salido bien a ese grupo. Las denuncias por abuso ilegal del poder y de corrupción sindical y electoral se le han venido acumulando, y sus irregularidades son tan evidentes que se han convertido en una papa caliente para este régimen panista. El partido que controla el grupo enquistado en el SNTE, el Panal, no pudo maniobrar electoralmente a favor de la hermana de Calderón en Michoacán, y en el mismo sindicato los tiempos se están apretando peligrosamente, porque el próximo 16 de marzo se vence la toma de nota que de manera ilegal le entregó el presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje en 2008, y se tendrá que emitir la convocatoria (que debería de haberse conocido desde diciembre de 2011) al congreso nacional para renovar el Comité Ejecutivo Nacional. Si todo se presenta formal y legalmente, este grupo tendría que dejar el poder que se ha adjudicado de manera fraudulenta durante tanto tiempo.
Desde sus puestos en la SEP, este grupo y su dirigente no han hecho sino refrendar la total incoherencia y burocratización que han mostrado los gobiernos panistas en el ámbito educativo, y en sus secretarías estatales, federales y del Distrito Federal han dado muestras de que operan para su beneficio particular, no para mejorar el de por sí desastroso sistema educativo que, como nunca antes, existe en el país.
Por ejemplo, con la suscripción de la denominada Alianza por la Calidad de la Educación (suscrita el 15 de mayo de 2008) se puso en marcha un mecanismo excluyente del resto de los maestros, justificado a partir de metas abstractas y deseos que no han redundado en ningún cambio a favor de la educación, y las evidencias son harto conocidas. Esta alianza entre Calderón y el grupo que comanda Elba Esther Gordillo fue el motivo, además, de constantes desatinos de la entonces secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota, quien tuvo que sufrir la pena de su extravío cuando el mismo Calderón la llamó a rendir cuentas “mes tras mes” al SNTE, y después enfrentar reclamos de que desatendía los acuerdos de la Alianza en la búsqueda de su candidatura por el PAN.
La denominada “evaluación universal del magisterio”, que nunca fue discutida con expertos, secciones sindicales o algún grupo de maestros –ahora se ha limitado sólo a los afiliados al SNTE–, se impuso sólo con el aval del grupo gordillista, pero ha tenido tan malos resultados que de ninguna manera puede aseverarse que ha impactado en la calidad de la educación, en ningún sentido. El mecanismo ha servido, otra vez, para el beneficio del grupo cerrado del SNTE, y no para los miles de maestros que con todas las buenas intenciones acuden a evaluarse. El hecho es que su rechazo crece y crece. Y el mismo destino ha tenido la supuesta reforma a la educación básica, que ha pretendido poner en marcha un modelo educativo basado en competencias, porque se tenía planeada su generalización en el ciclo escolar 2010-2011, y esto no ha ocurrido ni en la imaginación, pues ha quedado en puro rollo.
El grupo de Elba Esther ya no puede garantizar votos, pero sí marrullerías, y habrá que ver quién se atreve a recurrir a ellas para atraer sufragios. Tampoco da imagen política, sino todo lo contrario, y lo peor es que, por donde se le vea, ha demostrado ser el obstáculo más grande para mejorar nuestra educación. Sin embargo, no olvidemos que este grupo y su dirigente no van solitos, pues han sido arropados para evitar que ocurra una verdadera reforma educativa. Sería verdaderamente cínico quien adujera lo contrario.
La dirigente de este grupo se ha convertido en el ícono de lo más aberrante y corrupto de la política mexicana –habiendo tanta tela de dónde cortar–, en objeto de rechazo multitudinario por parte de miles de maestros –como se pudo observar durante las manifestaciones que ocurrieron hace unos días–, y ahora en un personaje despreciado por sus otrora aliados. La fortaleza que antes podía esgrimir para negociar puestos y canonjías ha ido disminuyendo y apenas puede acomodarse a la sombra de su inefable protector, Felipe Calderón –al que le quedan pocos meses para continuar con su farsa de combate al crimen y a la delincuencia–, y de su precandidato que no levanta, Ernesto Cordero.
Y es que las cosas no le han salido bien a ese grupo. Las denuncias por abuso ilegal del poder y de corrupción sindical y electoral se le han venido acumulando, y sus irregularidades son tan evidentes que se han convertido en una papa caliente para este régimen panista. El partido que controla el grupo enquistado en el SNTE, el Panal, no pudo maniobrar electoralmente a favor de la hermana de Calderón en Michoacán, y en el mismo sindicato los tiempos se están apretando peligrosamente, porque el próximo 16 de marzo se vence la toma de nota que de manera ilegal le entregó el presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje en 2008, y se tendrá que emitir la convocatoria (que debería de haberse conocido desde diciembre de 2011) al congreso nacional para renovar el Comité Ejecutivo Nacional. Si todo se presenta formal y legalmente, este grupo tendría que dejar el poder que se ha adjudicado de manera fraudulenta durante tanto tiempo.
Desde sus puestos en la SEP, este grupo y su dirigente no han hecho sino refrendar la total incoherencia y burocratización que han mostrado los gobiernos panistas en el ámbito educativo, y en sus secretarías estatales, federales y del Distrito Federal han dado muestras de que operan para su beneficio particular, no para mejorar el de por sí desastroso sistema educativo que, como nunca antes, existe en el país.
Por ejemplo, con la suscripción de la denominada Alianza por la Calidad de la Educación (suscrita el 15 de mayo de 2008) se puso en marcha un mecanismo excluyente del resto de los maestros, justificado a partir de metas abstractas y deseos que no han redundado en ningún cambio a favor de la educación, y las evidencias son harto conocidas. Esta alianza entre Calderón y el grupo que comanda Elba Esther Gordillo fue el motivo, además, de constantes desatinos de la entonces secretaria de Educación, Josefina Vázquez Mota, quien tuvo que sufrir la pena de su extravío cuando el mismo Calderón la llamó a rendir cuentas “mes tras mes” al SNTE, y después enfrentar reclamos de que desatendía los acuerdos de la Alianza en la búsqueda de su candidatura por el PAN.
La denominada “evaluación universal del magisterio”, que nunca fue discutida con expertos, secciones sindicales o algún grupo de maestros –ahora se ha limitado sólo a los afiliados al SNTE–, se impuso sólo con el aval del grupo gordillista, pero ha tenido tan malos resultados que de ninguna manera puede aseverarse que ha impactado en la calidad de la educación, en ningún sentido. El mecanismo ha servido, otra vez, para el beneficio del grupo cerrado del SNTE, y no para los miles de maestros que con todas las buenas intenciones acuden a evaluarse. El hecho es que su rechazo crece y crece. Y el mismo destino ha tenido la supuesta reforma a la educación básica, que ha pretendido poner en marcha un modelo educativo basado en competencias, porque se tenía planeada su generalización en el ciclo escolar 2010-2011, y esto no ha ocurrido ni en la imaginación, pues ha quedado en puro rollo.
El grupo de Elba Esther ya no puede garantizar votos, pero sí marrullerías, y habrá que ver quién se atreve a recurrir a ellas para atraer sufragios. Tampoco da imagen política, sino todo lo contrario, y lo peor es que, por donde se le vea, ha demostrado ser el obstáculo más grande para mejorar nuestra educación. Sin embargo, no olvidemos que este grupo y su dirigente no van solitos, pues han sido arropados para evitar que ocurra una verdadera reforma educativa. Sería verdaderamente cínico quien adujera lo contrario.
PAN: Sucios y volubles
Creel, Vázquez Mota y Cordero. Torneo de trampas.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (apro).- De la elección en que Felipe Calderón se impuso como candidato presidencial, hace seis años, a la que este domingo 5 dio como triunfadora a Josefina Vázquez Mota es inobjetable la evolución en las prácticas internas del Partido Acción Nacional (PAN): Es el perfeccionamiento de las trampas.
Tomo como referencia el 2005 no porque antes no haya habido conductas fraudulentas en el PAN –la elección del candidato a gobernador de Guanajuato, en 2000, es un ejemplo grotesco–, sino porque en el proceso interno de ese año el fraude se manifestó de manera plástica con la “operación cochinita” de Yucatán, clave en el triunfo de Calderón.
De entonces para acá se han sofisticado los mecanismos de adulteración de la voluntad de los panistas y sobre todo el tráfico de la pobreza para comprar y coaccionar voluntades, entre otras razones porque abundan los recursos económicos –públicos y privados– en los procesos internos y, sobre todo, porque tales conductas quedan impunes.
La impunidad es el estímulo principal para que, en la disputa por candidaturas a puestos de elección popular o cargos directivos, se cometan prácticas como las que, de manera descarada, se registraron antes y durante la jornada electoral del PAN, este domingo 5, que fue un acto de desprecio a la Constitución que ese día cumplió el 95 aniversario de su promulgación.
En esta escalada fraudulenta que no es privativa de un grupo, como el torneo de trampas que se produjo entre los equipos de Ernesto Cordero y Vázquez Mota, no hay límites: No sólo se multiplicó el uso de las despensas y de dinero en efectivo para comprar votos, ni se escatimó en amenazas a servidores públicos para votar en un sentido, ni hubo rubor para el acarreo de votantes debidamente controlados, sino que se cometieron conductas delincuenciales, robo de urnas y balazos incluidos.
Por primera vez en la historia, los panistas y los interesados en su proceso interno conocieron –en tempo real– las trampas que se cometían en la elección, pero no por acusaciones de adversarios externos, sino las que una facción atribuía a otra. El registro del cochinero en que se batieron los panistas está en internet.
Más aún: La Comisión Nacional de Elecciones (CNE) recibió tres quejas del equipo de Vázquez Mota, otra de Santiago Creel y una más de Cordero, pero además se presentaron denuncias ante la Procuraduría General de la República (PGR) y ante la Secretaría de la Función Pública (SFP).
El propio día de la jornada electoral, cuando proliferaron las quejas sobre adulteración de la voluntad de los panistas, el equipo de defensa del voto de Vázquez Mota recibió en el número telefónico 01 800 más de 100 llamadas sobre presión de funcionarios, compra y coacción del voto y acarreo de electores
Lo lamentable es que no pasará nada. La fotografía de unidad en el PAN, en la que Creel y Cordero –éste con el rostro desencajado– le levantan la mano a Vázquez Mota, tiene también otro mensaje: El cochinero quedará impune.
Desde la tarde misma del domingo, cuando Calderón confirmó con una llamada a Vázquez Mota su desdén por Cordero, los josefinistas se ufanan de que esta misma semana su candidata subiría por lo menos 6 puntos en las encuestas.
Esto puede ser cierto, pero los propios panistas lo saben: Cada que el PAN deja un acto impune, se degrada y degenera.
Así lo puso de manifiesto el diagnóstico sobre el PAN elaborado por la Comisión de Reflexión y Análisis de ese partido a raíz de la debacle electoral de 2009: “En el comportamiento de los panistas no se aplica la fuerza de las ideas, sino la fuerza del interés, la nómina y el poder”, “no hay agenda para y con la sociedad”, “se han tolerado actos de corrupción de funcionarios y militantes”, “se han privilegiado el arribismo y el oportunismo”, “se permite la democracia simulada” y se impone “la aplicación discrecional de estatutos y reglamentos”.
El documento, que Proceso dio a conocer en julio del año pasado, incluye una sentencia sobre la real condición de los panistas: “Hemos dejado de ser escuela de ciudadanía”.
Pese a ello, hay panistas que se ofuscan porque haya periodistas que documentan la corrupción del PAN y a ellos hay que recordarles lo que respondió el artista Pablo Picasso al militar franquista que le reclamó haber pintado el “Guernica”:
“¡Usted hizo esa cosa horrible! El pintor le respondió: No, esta cosa horrible la hicieron ustedes, yo sólo la he pintado”.
Apuntes
La oferta está hecha: Cordero senador…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
Tomo como referencia el 2005 no porque antes no haya habido conductas fraudulentas en el PAN –la elección del candidato a gobernador de Guanajuato, en 2000, es un ejemplo grotesco–, sino porque en el proceso interno de ese año el fraude se manifestó de manera plástica con la “operación cochinita” de Yucatán, clave en el triunfo de Calderón.
De entonces para acá se han sofisticado los mecanismos de adulteración de la voluntad de los panistas y sobre todo el tráfico de la pobreza para comprar y coaccionar voluntades, entre otras razones porque abundan los recursos económicos –públicos y privados– en los procesos internos y, sobre todo, porque tales conductas quedan impunes.
La impunidad es el estímulo principal para que, en la disputa por candidaturas a puestos de elección popular o cargos directivos, se cometan prácticas como las que, de manera descarada, se registraron antes y durante la jornada electoral del PAN, este domingo 5, que fue un acto de desprecio a la Constitución que ese día cumplió el 95 aniversario de su promulgación.
En esta escalada fraudulenta que no es privativa de un grupo, como el torneo de trampas que se produjo entre los equipos de Ernesto Cordero y Vázquez Mota, no hay límites: No sólo se multiplicó el uso de las despensas y de dinero en efectivo para comprar votos, ni se escatimó en amenazas a servidores públicos para votar en un sentido, ni hubo rubor para el acarreo de votantes debidamente controlados, sino que se cometieron conductas delincuenciales, robo de urnas y balazos incluidos.
Por primera vez en la historia, los panistas y los interesados en su proceso interno conocieron –en tempo real– las trampas que se cometían en la elección, pero no por acusaciones de adversarios externos, sino las que una facción atribuía a otra. El registro del cochinero en que se batieron los panistas está en internet.
Más aún: La Comisión Nacional de Elecciones (CNE) recibió tres quejas del equipo de Vázquez Mota, otra de Santiago Creel y una más de Cordero, pero además se presentaron denuncias ante la Procuraduría General de la República (PGR) y ante la Secretaría de la Función Pública (SFP).
El propio día de la jornada electoral, cuando proliferaron las quejas sobre adulteración de la voluntad de los panistas, el equipo de defensa del voto de Vázquez Mota recibió en el número telefónico 01 800 más de 100 llamadas sobre presión de funcionarios, compra y coacción del voto y acarreo de electores
Lo lamentable es que no pasará nada. La fotografía de unidad en el PAN, en la que Creel y Cordero –éste con el rostro desencajado– le levantan la mano a Vázquez Mota, tiene también otro mensaje: El cochinero quedará impune.
Desde la tarde misma del domingo, cuando Calderón confirmó con una llamada a Vázquez Mota su desdén por Cordero, los josefinistas se ufanan de que esta misma semana su candidata subiría por lo menos 6 puntos en las encuestas.
Esto puede ser cierto, pero los propios panistas lo saben: Cada que el PAN deja un acto impune, se degrada y degenera.
Así lo puso de manifiesto el diagnóstico sobre el PAN elaborado por la Comisión de Reflexión y Análisis de ese partido a raíz de la debacle electoral de 2009: “En el comportamiento de los panistas no se aplica la fuerza de las ideas, sino la fuerza del interés, la nómina y el poder”, “no hay agenda para y con la sociedad”, “se han tolerado actos de corrupción de funcionarios y militantes”, “se han privilegiado el arribismo y el oportunismo”, “se permite la democracia simulada” y se impone “la aplicación discrecional de estatutos y reglamentos”.
El documento, que Proceso dio a conocer en julio del año pasado, incluye una sentencia sobre la real condición de los panistas: “Hemos dejado de ser escuela de ciudadanía”.
Pese a ello, hay panistas que se ofuscan porque haya periodistas que documentan la corrupción del PAN y a ellos hay que recordarles lo que respondió el artista Pablo Picasso al militar franquista que le reclamó haber pintado el “Guernica”:
“¡Usted hizo esa cosa horrible! El pintor le respondió: No, esta cosa horrible la hicieron ustedes, yo sólo la he pintado”.
Apuntes
La oferta está hecha: Cordero senador…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado

No hay comentarios:
Publicar un comentario