Astillero
Tercia bajo presión
Ceder para
ganar
Apoyos envenenados
Jalisco, Guanajuato y Yucatán
Julio Hernández López
SUPERVISIÓN. En San Luis Potosí, el presidente Felipe Calderón escucha a José Luis Luege Tamargo, director general de Conagua, sobre la obra del pozo 2 de la presa San JoséFoto Alfredo Guerrero
Dado que ya se han definido las propuestas presidenciales de los tres principales partidos políticos del país, es posible intentar un acercamiento a lo que los votantes encontrarán a la hora de emitir su voto en julio próximo.
Un primer rasgo distintivo es el hecho de que en la tercia dominante (aún falta por definirse el partido de la profesora Gordillo) los candidatos no tienen el control pleno de sus estructuras partidistas, y en aras de aglutinar a fuerzas internas en pugna han ido cediendo espacios, o lo irán haciendo, a factores reales de poder que habrán de resultar los ganadores netos si sus promovidos no se hacen de la banda presidencial: Salinas y la coalición de gobernadores y ex gobernadores detrás de Peña Nieto; Camacho, Ebrard y los Chuchos detrás de López Obrador, y Calderón y los Zavala detrás de Vázquez Mota. A la hora del recuento de la asignación de las diversas candidaturas legislativas en juego, esos grupos y personajes podrán haberse quedado con la porción más importante de las eventuales ganancias correspondientes a cada aventura electoral.
En consonancia con ese cuadro de falta de control estructural y de necesidad de hacer ofrendas internas, los tres virtuales candidatos no han podido desplegar a plenitud sus proyectos originales, y su crecimiento personal se ha visto limitado o menguado.
Peña Nieto pasó del cesarismo precoz, que sólo esperaba el trámite de las urnas para asumir la presidencia casi predestinada, a una angustiada etapa de sobreprotección, con un beltronismo acechante, para no repetir los costosos errores que, como en la FIL, han degradado con fuerza la percepción pública respecto de su capacidad política y su viabilidad como gobernante.
López Obrador ha debido refugiarse en la coartada de la República Amorosa para tratar de eludir los crónicos problemas internos de una izquierda solamente aceitada para lo electoral y ha cedido su equipaje de largos años a los ideólogos y operadores de las alianzas con el PAN en los estados, el colaboracionismo con Calderón, la desmitificación y desmemoria respecto del fraude de 2006 y el pragmatismo
moderno.
Y Vázquez Mota, apenas llegada en firme al escenario, está desde ahora emplazada a negociar con los gobernadores panistas que apoyaron a Cordero por inducción de Los Pinos y a tratar de acallar con candidaturas y cargos de campaña a quienes le acusaron de ser una paracaidista de San Lázaro que nada más asistió al 6 por ciento de las votaciones que le correspondían.
En tal cuadro de candidaturas condicionadas y bajo presión no hay lugar en estos momentos para las ilusiones. Ninguno de los aspirantes está construyendo su expectativa de poder con libertad plena (como en 2006 trató de hacerlo el tabasqueño, traduciendo su enorme fuerza de entonces en un rechazo permanente a pláticas en privado y arreglos o entendimientos de última hora con empresarios y políticos influyentes).
En el PRI se tiene un candidato escenográfico, de escaparate, que desde ahora se mueve conforme a las determinaciones de los viejos lobos de mar que le circundan (ni siquiera sabía, semanas atrás, si técnicamente era candidato o precandidato, de lo cual se deduce claramente que sus estrategias de campaña no las decide él y tal vez apenas se entera de ellas a la hora de leer los discursos que le preparan).
En las izquierdas, para aparentar unidad y con la aritmética como obsesión, se está formando un batidillo de oportunismo y
asepsiaideológica que de llegar a gobernar significaría un anunciado freno o una cantada distorsión de los principios generales que enarbola el candidato al que algunos de sus envenenados apoyadores de hoy desean la más firme de las derrotas para entonarle Las Golondrinas a él y su morenismo.
Y el panismo josefinista está desde ahora entrampado en la sonrisa congelada de la candidata que no se sabe si mantiene esa pose casi quirúrgica como reacción nerviosa ante el difícil paquete que se ha echado encima o como una esperanza gestual ingenua de que con buena cara podrá lidiar y someter a su interés a los grupos de desbordada presión que tampoco le desean buen fin electoral.
Astillas
En Jalisco, la ultraderecha propone continuidad agravada con Fernando Guzmán Pérez Peláez (FGPP), quien todavía en diciembre pasado era secretario general de gobierno y este domingo fue declarado candidato a relevar a Emilio González Márquez… Guzmán Pérez Peláez, continuamente señalado como miembro de El Yunque, fue reconocido como triunfador por otro contendiente, Hernán Cortés Berumen, pero no por el ex secretario de salud Alfonso Petersen Farah, quien ha presentado impugnaciones ante el comité nacional panista… Por lo pronto, FGPP ha advertido que en Jalisco
la izquierda no pasará, pues ésta
promueve la cultura de muerte desde los trece años. O veamos cómo quedó España(en "http: //bit.ly/z6R3W7 puede leerse)… No es accidental que el ultraderechista en mención dedique comentarios a la izquierda que normalmente no pinta en el escenario jalisciense: con la postulación a gobernador de Enrique Alfaro se abre una insólita posibilidad de avance del movimiento progresista, sólo amenazada por las trampas del grupo de Raúl Padilla, que controla la Universidad de Guadalajara y el PRD jalisciense y que juega a debilitar la opción de Alfaro y beneficiar al PRI, con un candidato afín, como es Aristóteles Sandoval… En Guanajuato, la ultraderecha también se atrinchera (en espera de la campaña de Benedicto 16), luego de jaloneos fuertes entre el yunquismo local. Finalmente, el gobernador panista saliente, Juan Manuel Oliva, impuso a su favorito original, Miguel Márquez, quien derrotó a José Ángel Córdova, aquel secretario federal de salud que condujo el proceso de los tapabocas y la compra masiva y sin control de vacunas contra la influenza A/H1N1… Y en Yucatán la propuesta blanco y azul reside en el mantenimiento de la rapacidad del grupo del ex gobernador Patricio Patrón mediante Joaquín Díaz, ahora candidato a suceder a la priísta Ivonne Ortega… ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Unidad panista-Fisgón
CFE: ¿al servicio del pueblo y la nación?
José Antonio Almazán González
El reciente fallecimiento de dos bebés en un hospital público de Campeche, a raíz del ilegal corte de luz perpetrado por la Comisión Federal de Electricidad (CFE), puso al descubierto la total desnaturalización del objetivo de este organismo público descentralizado, sujeto hoy a un creciente proceso de privatización en favor de un puñado de empresas eléctricas extranjeras, que convierte la electricidad en una mercancía de lujo y en contra del interés nacional. Echemos un vistazo a la historia y a las cifras.
1. Allá por la década de 1950 los cortes de luz eran práctica cotidiana de las empresas eléctricas en contra del pueblo, pero también de los empresarios. La razón era muy simple, pues se trataba de empresas privadas extranjeras –la legendaria Mexican Light y la American and Foreign–, que a la par de dar un pésimo servicio buscaban el lucro desmedido y la ganancia desorbitada con la prestación del servicio público de energía eléctrica. Para corregir estos males, que golpeaban el bolsillo del pueblo y frenaban el desarrollo económico nacional, el presidente Lázaro Cárdenas decretó el 14 de agosto de 1937, con aprobación del Congreso de la Unión, la creación de la CFE, como parte de una gran obra nacionalista que se expresó en el campo (con el reparto agrario y el fortalecimiento de la propiedad ejidal) y en todos los órdenes de la vida nacional para que México pudiera enfrentar los nocivos efectos de la crisis económica mundial de 1932-1940. Un año después vendría la expropiación de la industria del petróleo, para hacer de estos dos energéticos una firme palanca de desarrollo económico y social de México.Como puede leerse en el quinto artículo de dicho decreto, el propósito fundamental que dio origen a CFE fue (y debe ser):
La Comisión Federal de Electricidad tendrá como objeto organizar y dirigir un sistema nacional de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica basado en principios técnicos y económicos, sin propósitos de lucro y con la finalidad de obtener con un costo mínimo, el mayor rendimiento posible en beneficio de los intereses generales.
Este propósito esencial en la creación de la CFE data de la iniciativa de ley que el presidente Abelardo Rodríguez envió a la Cámara de Diputados en diciembre de 1933, en cuyo quinto artículo se asentaba exactamente lo mismo que en el de agosto de 1937. Sin embargo, a diferencia de éste, los argumentos que se esgrimieron para fundar y motivar el objeto esencial de la CFE fueron explícitos y por su enorme trascendencia y actualidad los reproducimos a continuación:
“Primero. El suministro de energía eléctrica debe hacerse a un precio de tal manera reducido, que la producción industrial viva de la energía eléctrica y no para la energía eléctrica…”
En la discusión de esta iniciativa se asentó, como un retrato fiel de lo que hoy ocurre, lo siguiente: “Tanto la industria como la agricultura nacionales están subordinadas, son tributarias en estos momentos de los grandes trusts eléctricos. Las grandes tarifas, las enormes multas, la persecución implacable de las compañías eléctricas al consumidor pequeño, desde el humilde tendajón hasta el industrial poderoso de Puebla, es ya insoportable, y por eso, repito, que ése es el grito de liberación económica mexicana, y de todo corazón me adhiero y votaré en pro de esta ley”. Setenta y cuatro años después este propósito esencial de la CFE sigue vigente, por más que los gobiernos en turno y las mafias burocráticas de la empresa de clase mundial lo hayan sepultado en un mar de leyes secundarias, desnaturalizándola hasta convertir la electricidad en una mercancía muy cara, ya no al servicio del pueblo y mucho menos del desarrollo nacional.
2. Un vistazo a las cifras de la Agencia Internacional de Energía (Energy prices & taxes 2011) muestra que en la lista de los 33 países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) nuestro país ocupa un primerísimo lugar con la tarifa industrial más cara, junto con Chile, Italia, República Checa, Hungría, Polonia y Turquía. Particularmente destaca que en tanto para 2010 el precio medio de la tarifa industrial en México fue de 0.166 centavos de dólar/kwh, en Canadá fue de 0.059 y en Estados Unidos fue de 0.068. Como puede observarse en estas cifras, no impugnadas por el gobierno mexicano, el problema de las elevadas tarifas industriales de la CFE, de las que con razón se queja la Concamin, se acrecentó a partir de 1997, en que irrumpe en forma descarada la participación del capital privado internacional en la generación eléctrica en México.
3. En México no existe una regulación unificada en torno a los servicios públicos; sin embargo, diversas normas reconocen que en el caso de la energía eléctrica se trata de un servicio público esencial y no secundario. No en balde la nacionalización de la industria eléctrica fue elevada a rango constitucional como función exclusiva de la nación mexicana. Como tampoco es gratuito que desde la primera ley del trabajo de 1931 y después en la actual Ley Federal del Trabajo se contemple que en el caso de huelgas el servicio público en hospitales, luz y energía eléctrica, etcétera, no se vea interrumpido por ninguna razón. Todo esto fue olvidado por la CFE cuando ordenó el ilegal corte de luz en el hospital público de Campeche. Todo ello implica la urgente necesidad de renacionalizar la industria eléctrica, comenzando con CFE, cuyas tarifas domésticas, comerciales e industriales se han convertido en un obstáculo para el desarrollo de la economía nacional y el bienestar del pueblo.
La maldición
Pedro Miguel
Desde la tarde del domingo, los principales diarios nacionales dieron cuenta de la inmundicia que fue la elección interna en Acción Nacional: acarreos –con pases de lista y repartos de tortas, cómo no–, compra de votos, robo de urnas, guerra de filtraciones, rasurado del padrón, urnas embarazadas, coacción de votantes desde instituciones públicas –como el ayuntamiento de Monterrey– y bloqueos de caminos para impedir el acceso a centros de votación. Hubo incluso balazos al aire para amedrentar a fucionarios de casillas y ciudadanos. Manuel Gómez Morín, Efraín González Luna, Juan José Hinojosa y otros próceres panistas se revolverán en sus tumbas.
Está por verse eso de que el PAN marcará la historia de Méxicollevando a una mujer a la Presidencia; en lo inmediato, el partido marcó su propia historia con una caída plena e inocultable –a pesar de las inverosímiles fotos de reconciliación entre los precandidatos– en la cloaca de eso que se llamaba
la subcultura políticadel mapacheo... en sus propias filas.
Era inevitable. Ya en 2006 la presidencia foxista y las cúpulas empresariales decidieron torcer la voluntad popular mediante las campañas sucias, el uso descarado de recursos públicos y, en última instancia, el acomodo alquímico de sufragios para darle a Felipe Calderón una falsa ventaja de 0.56 por ciento sobre López Obrador. La práctica del fraude electoral es adictiva y no se pueden mantener las formas democráticas dentro de una organización política si ésta no las respeta afuera. Josefina Vázquez Mota y Ernesto Cordero Arroyo fueron miembros prominentes del grupo –junto con Elba Esther Gordillo, Vicente Fox, el ex embajador estadunidense Anthony Garza y algunos capitanes empresariales– que impuso a Calderón en la Presidencia en 2006 y algo o mucho tuvieron que haber aprendido en aquel episodio trágico.
Lo peor de todo es que, a juzgar por resultados, el cochinero no era necesario: habría bastado con dejar que los votantes panistas sufragaran en paz y sin interferencias para que Vázquez Mota obtuviera la candidatura presidencial, tal como lo delineaban los sondeos de popularidad. A lo sumo, los apoyos ilegítimos desde oficinas públicas le sirvieron al ex secretario de Hacienda para trepar del tercer al segundo puesto y para dejar relegadísimo a Santiago Creel, quien no encontró otro consuelo para su 6 por ciento que el de haber jugado
democráticamente, de manera austera, con una campaña limpia y de propuestas. Así es la vida. En 2005, Creel, el entonces favorito presidencial de la primaria panista, se tronó 25 millones de pesos mensuales en espots televisivos, y también perdió.
La irregularidad era innecesaria, pero probablemente no sea inofensiva, pese a la determinación impostada de
unidadentre los contendientes y de los abrazos para la foto entre ganadora y perdedores. Es de esperar que muchos ciudadanos hayan observado el cochinero de las internas del domingo y que saquen sus conclusiones ante la candidatura presidencial de Vázquez Mota.
En 2006 Acción Nacional se embarcó en una traición a las reglas democráticas que seis años antes le habían permitido poner a uno de los suyos en Los Pinos. Ahora, ese partido parece condenado a reproducir el fraude, a vivir con él, a proyectarlo, a convertirlo en parte de sus esencias. Podría parecer una maldición, pero no. Se trata de la asimilación del partido por el régimen al que combatió durante décadas y al que ahora sirve como logotipo de un frente electoral bicápite. Porque en el fondo, en los intereses que los mueven y en la propuesta de país que enarbolan, en PAN y el PRI son, básicamente, lo mismo.

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