Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 19 de febrero de 2012

Periplo estratégico a EU del «mandarín global» Xi Jinping- El impasse sirio- Mujer de malandro

Bajo la Lupa
Periplo estratégico a EU del mandarín global Xi Jinping
Alfredo Jalife-Rahme
Foto
El vicepresidente chino, Xi Jinping, el martes pasado en la Casa BlancaFoto Reuters
     Más importante que haber sido acogido en la Casa Blanca por Barack Obama, el vicepresidente chino, Xi Jinping, fue recibido en forma inédita en el Pentágono con 19 cañonazos de honor.
Xi –próximo mandarín global a cuyo periodo correspondería superar al PIB de Estados Unidos (EU) en 2016 (FMI dixit), lo cual cimbrará todas las placas tectónicas geopolíticas y geoeconómicas del planeta– será entronizado en otoño como sucesor del presidente Hu Jintao, bajo la liturgia del 18 Congreso del Partido Comunista, para tomar las riendas del poder el año entrante, quizá por una década, en representación de una nueva generación de dirigentes (la quinta, desde la legendaria Larga Marcha de Mao Tse Tung) a quienes les toca ahora administrar la prosperidad y, más que nada, impedir una nueva guerra fría con EU o hasta una tercera guerra mundial.
No faltan quienes –quizá por ignorar la relevancia del análisis geoestratégico– exageren el aspecto mercantilista, que raya en el aldeanismo óptico, de la relación bilateral entre EU y China, muy insuficiente jerárquicamente para un escrutinio integral del presente (des)orden mundial, y soslayen la trascendencia de las reuniones de Xi con tres prominentes geoestrategas: Henry Kissinger, Brent Scowcroft y Zbigniew Brzezinski, quienes lidiaron con las cuatro generaciones previas de dirigentes chinos desde la cúpula de la seguridad nacional de EU.
Los chinos saben desde Sun Tsu, hace 2 mil 524 años, que el comercio es ante todo geoestratégico (El arte de la guerra); error de dislexia capital que han cometido los ineptos regímenes neoliberales y ultramercantilistas de México.
Global Times (18/2/12) resalta los acuerdos que arrancó la delegación china que escoltó a Xi en el corazón agrícola de EU (Iowa, adonde Xi regresó 27 años después), acompañado por el secretario de Agricultura de EU, Tom Vilsack, donde firmaron la compra de soya a las principales empresas de EU por 4 mil 300 millones de dólares. China se ha vuelto el principal importador de bienes agrícolas de EU (20 mil millones el año pasado).
El periplo estratégico por 5 días del mandarín global Xi, que inició en Washington y sus alrededores (Casa Blanca, Congreso y Pentágono) y pasó por Iowa, concluyó en Los Ángeles, donde fue escoltado por el gobernador de California, Jerry Brown, y el alcalde de origen mexicano Antonio Villaraigosa, quien acompañó a Xi al juego de basquetbol de los Lakers.
Xi alabó el puerto verde y ambientalmente amigable de Los Ángeles desde donde se transportan 120 mil millones de dólares en bienes a China. Brown y Villaraigosa solicitaron la inversión china para un tren de alta velocidad entre Los Ángeles y San Francisco. No tengo tiempo para fustigar la catatimia (ceguera emocional) panista (la dupla Fox-Castañeda Gutman y Calderón) contra China: defecto geoestratégico que, por fortuna, no padece Villaraigosa.
Ante el silencio estruendoso de The Economist, el otro portavoz del neoliberalismo global de corte anglosajón, The Financial Times –Geoff Dyer, 12 y 14/2/12–, cual su costumbre, amarra navajas militares entre EU y China.
Según Dyer, Xi usó su viaje a Washington para criticar los planes militares de Obama en Asia. Evoca la entrevista por escrito que realizó The Washington Post a Xi en vísperas de su periplo, en que fustiga la militarización de Asia por EU: El vasto océano Pacífico tiene amplio espacio para China y EU. Por cierto, dicho océano mide 165.2 millones de kilómetros cuadrados que el hipermilitarismo de EU no desea compartir con nadie.
Obama está de acuerdo con el ascenso pacífico de China, pero enfatizó que Pekín debe jugar limpio, de acuerdo con las reglas del sistema económico mundial (léase: el orden mundial impuesto por EU mediante sus triunfos en dos guerras mundiales y una guerra fría).
Dyer destaca los profundos (sic) lazos personales y familiares de Xi con los militares de China, quienes tienen un punto de vista escéptico sobre la presencia de EU en Asia.
Dyer no es muy optimista sobre el epílogo de la carrera militar entre EU y China en la cuenca del Pacífico y alude a ciertos observadores (sic) clandestinos de que EU parece tener la intención de mantener su dominio en los mares del Pacífico occidental. Pero, ¿en qué cabeza cabe que EU se a va retirar pacíficamente del Pacífico? Equivaldría a desconocer la historia superbélica de EU desde su génesis, en el siglo XVIII.
No todo fue rosa durante el periplo de Xi, quien tuvo que digerir las jeremiadas de los congresistas de EU –infatuados poseedores de la verdad y la virtud del universo en medio de su bursátil Sodoma y Gomorra– quienes fustigaron a China de manipular su divisa, de hacer trampas comerciales y armarse hasta los dientes.
El electorerismo estadunidense ha contribuido a dañar las relaciones bilaterales. Mitt Romney, puntero del Partido Republicano para la candidatura presidencial y, más que nada, favorito del establishment bélico y de Goldman Sachs– arremetió con una diatriba en The Wall Street Journal (16/2/12) contra el ascenso del poder de China en plena visita de Xi: “El alba del siglo chino –y el fin del estadunidense– no es inevitable”, lo cual pasa por la reconstrucción (sic) del ejército para detener a China. A su juicio, Obama se mueve en dirección equivocada y tilda el encuentro en la Casa Blanca de pompa vacía y ceremonia.
Romney despotrica que Obama llegó a su cargo como suplicante de Pekín (para comprar la deuda de EU), por lo que comprometió tanto los derechos humanos como el acuerdo del cambio climático global. Tal debilidad estimuló la firmeza de los chinos e hizo dudar a nuestros aliados sobre el mantenimiento de nuestro poder en Asia del Este.
Romney se pronuncia por mantener una vigorosa fuerza militar en Asia y susurra la amenaza de una guerra comercial contra China. Se envalentona y expectora que el poder económico y militar de EU en el Pacífico no puede venir en segundo lugar detrás de nadie (léase de China). ¡Uf!
Al contrario de Xi, quien busca acomodar a China, quizá ingenuamente, con EU en la vastedad del Pacífico, para Romney, China no tiene cabida. Concluye que el siglo XXI no será de China (régimen opresor y autoritario), sino que seguirá siendo de EU (de libertades y oportunidades). ¿Estará de acuerdo el libertario movimiento Ocuppy Wall Street (que representa simbólicamente el 99%) con las bravatas de Romney, representante de la hoy desglobalizada plutocracia decadente e insolvente?
Ante los empresarios de EU, mucho más receptivos que los congresistas, Xi propuso la mutua complementariedad de objetivos políticos macroeconómicos que se concilian mediante la aceleración del cambio del modelo del crecimiento económico de China (léase: el consumo interno por encima de las exportaciones) mientras Washington planifica duplicar (sic) sus exportaciones, lo cual ofrece nuevas oportunidades importantes para que China y EU profundicen su cooperación económica y comercial (Xinhua, 18/2/12), lo que se traduce, a mi juicio, en un G-2 vulgarmente mercantilista; se estanca en un etéreo G-20 geoeconómico, y se diluye geoestratégicamente en un G-0 militar.

El impasse sirio
Immanuel Wallerstein
    Bashar Assad se ha elevado a las alturas de ser uno de los hombres menos populares en el mundo. Casi todos lo han denunciado como tirano –de hecho un tirano muy sanguinario. Incluso aquellos gobiernos que se niegan a denunciarlo parecen aconsejarle que refrene sus modos represivos y haga algún tipo de concesiones políticas a sus oponentes internos.
¿Cómo es entonces que ignora todos estos consejos y sigue utilizando la máxima fuerza posible para mantener el control político de Siria? ¿Por qué no hay alguna intervención externa que lo fuerce a retirarse del cargo? Para responder a estas cuestiones, comencemos por evaluar sus fuerzas. Primero, tiene un ejército razonablemente fuerte y, hasta ahora, con algunas cuantas excepciones, el ejército y otras estructuras de fuerza en el país han permanecido leales al régimen. Segundo, continúa pareciendo tener el respaldo de por lo menos la mitad de la población en eso que, de forma creciente, se describe como una guerra civil.
Los puestos clave del gobierno y el cuerpo de oficiales están en manos de los alawitas, una rama de los islamitas chiítas. Los alawitas son una minoría de la población y ciertamente temen lo que podría sucederles si las fuerzas de oposición, en gran medida sunitas, llegaran al poder. Además, las otras fuerzas minoritarias significativas –los cristianos, los drusos y los kurdos– parecen igualmente preocupados por un gobierno sunita. Finalmente, la inmensa burguesía comerciante tiene aún que volverse contra Assad y el régimen baazista.
¿Pero es esto realmente suficiente? Si esto fuera todo, dudo que Assad pudiera mantenerse por más tiempo. El régimen está siendo exprimido en lo económico. El Ejército Sirio Libre, de oposición, está recibiendo armas de los sunitas iraquíes y probablemente de Qatar. Y el coro de denuncias en la prensa mundial y por parte de los políticos de todas las franjas crece en volumen día con día.
Y sin embargo, no pienso que a un año o dos de ahora nos encontremos con que Assad se fue o con que el régimen cambió básicamente. La razón es que quienes lo denuncian con más volumen en realidad no quieren que se vaya. Revisémoslos uno por uno.
Arabia Saudita: El ministro de relaciones exteriores le dijo al New York Times que la violencia debe detenerse y que no debe concedérsele al gobierno sirio ninguna oportunidad más. Esto suena realmente fuerte hasta que uno se percata de que añadió la frase: debe descartarse la intervención internacional. El hecho es entonces que Arabia Saudita quiere el crédito de oponerse a Assad pero teme a un gobierno que lo suceda. Sabe que en una Siria posterior a Assad (que probablemente sea bastante anárquica), Al Qaeda encontraría una base. Y los sauditas saben que el objetivo número uno de Al Qaeda es derrocar al régimen saudita. Ergo, que no haya intervención internacional.
Israel: Sí, los israelíes continúan obsesionados con Irán. Y sí, una Siria baazista continúa un poder amigable con Irán. Pero una vez dicho y hecho todo, Siria ha sido un vecino árabe relativamente callado, una isla de estabilidad para los israelíes. Sí, los sirios ayudan a Hezbolá, pero este también ha estado relativamente callado. ¿Por qué habrían los israelíes de correr el riesgo de una Siria posbaazista turbulenta? ¿Quién entonces detentaría el poder sin tener que mejorar sus credenciales mediante la expansión de la jihad contra Israel? ¿Acaso la caída de Assad no conduciría a alterar la relativa quietud y estabilidad que Líbano parece disfrutar ahora; y acaso esto no terminaría impulsando un fortalecimiento mayor y una radicalización renovada de Hezbolá? Israel tiene mucho que perder y no mucho que ganar si Assad cae.
Estados Unidos: El gobierno estadunidense habla de una buena línea. Pero, ¿han notado lo precavido que es en la práctica? El 11 de febrero, el Washington Post tituló un artículo “Conforme aumenta la carnicería, Estados Unidos no ve ‘buenas opciones’ en Siria”. La nota apunta que el gobierno estadunidense no tiene apetito por una intervención militar. No hay apetito, pese a la presión de intelectuales neoconservadores como Charles Krauthammer, que es lo suficiente honesto para admitir que no se trata tan sólo de libertad. En realidad, dice, se trata de deshacer el régimen en Irán.
¿Pero no es exactamente por esto que Obama y sus asesores no ven buenas opciones? Se vieron presionados para entrar a la operación libia. Estados Unidos no perdió muchas vidas, ¿pero logró realmente alguna ventaja geopolítica como resultado? ¿Es el nuevo régimen libio (si es que se puede decir que hay un nuevo régimen libio) algo mejor? ¿O es el principio de una larga inestabilidad interna, como resultó en Irak?
Así que cuando Rusia vetó la resolución de Naciones Unidas con respecto a Siria, me puedo imaginar un suspiro de alivio en Washington. La presión por elevar la apuesta inicial y comenzar una intervención estilo Libia se levantó. Obama fue protegido contra el jaloneo republicano al respecto de Siria por el veto ruso. Y Susan Rice, la embajadora estadunidense en Naciones Unidas, pudo endosarle toda la culpa a los rusos. Fueron repugnantes, dijo, ay tan diplomáticamente.
Francia: Siempre nostálgica por su alguna vez papel dominante en Siria, el ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppé grita y denuncia. ¿Pero tropas? Deben estar bromeando. Ya vienen las elecciones, y enviar tropas no sería muy popular, especialmente cuando no será algo fácil para nada, como Libia.
Turquía: Este país ha mejorado sus relaciones con el mundo árabe de un modo increíble en los últimos 10 años. Y no le gusta nada una guerra civil en sus fronteras. Le gustaría que ocurriera algún tipo de arreglo político. Pero al ministro de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu se le cita garantizando que Turquía no le proporcione armas ni apoyo a desertores del ejército. Turquía quiere, esencialmente, ser amiga de todos los bandos. Y además, Turquía tiene su propia cuestión kurda, y Siria podría ofrecer respaldo activo, que hasta ahora se ha refrenado en ofrecer.
Así que, ¿quién quiere intervenir en Siria? Tal vez Qatar. Pero Qatar, no importa qué tan rico sea, es apenas una potencia militar importante. Y el fondo del asunto es que, pese a lo fuerte de la retórica y pese a lo feo de la guerra civil, nadie quiere realmente que Assad se vaya. Así que lo más probable es que se quede.
Traducción: Ramón Vera Herrera
© Immanuel Wallerstein

Telescopio
Mujer de malandro
El Buscón
 
     Detrás de la reivindicación de las Malvinas: Los diarios argentinos (sobre todo La Nación, Clarín y Página 12) están llenos de información sobre el reclamo oficial a Gran Bretaña por la ocupación, la explotación petrolera y la militarización de esas islas argentinas. Pero detrás de esta justa protesta aparece cada vez más visible el esfuerzo del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por desviar hacia el nacionalismo la atención pública y el repudio a la acción de la gran minería aurífera en las provincias situadas junto a la cordillera de los Andes y, sobre todo, las informaciones sobre la protesta contra la liberticida ley antiterrorista aprobada a petición de Barack Obama. También se busca tapar con la reivindicación de las Malvinas la inquietud popular ante el cese de los subsidios a los servicios y al transporte urbano y ante los topes que el gobierno piensa imponer a los aumentos salariales. Por ejemplo, tanto Clarín como La Nación destacaron una gran manifestación de agrupaciones defensoras de los derechos humanos o de izquierda contra una ley que engloba en el concepto de terrorismo el corte de una calle por una manifestación o de una ruta por una acción gremial solidaria. Los mismos diarios informan sobre la represión contra quienes, en defensa del agua, se oponen a un proyecto minero en Andalgalá, provincia de Catamarca. La Nación informa igualmente que el sindicato de camioneros declaró que pedirá un aumento de 100 por ciento en la paritaria ya que los legisladores (diputados y senadores, oficialistas u opositores) se autoconcedieron ese porcentaje de aumento. Página 12 desmiente en cambio que la Gendarmería espíe a dirigentes políticos, sindicales y sociales, aunque otros diarios publicaron el llamado Proyecto X que orienta ese espionaje.
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Tiempo de carnaval: En todo el hemisferio sur el carnaval llena las calles y los diarios. El País, de Montevideo, ciudad famosa por su carnaval y sus murgas (conjuntos de danzantes), informa sobre los corsos propios y también sobre los brasileños. El Diario, de La Paz, Bolivia, lo hace también sobre el igualmente famoso carnaval de Oruro, con sus diabladas y sus trajes ancestrales, y el paraguayo Última Hora nos dice que las fiestas carnavalescas en Río de Janeiro dan trabajo nada menos que a 250 mil personas mientras publica fotografías del colorido carnaval guaraní. Por supuesto, la prensa brasileña, como el diario Folha de Sao Paulo, está llena de fotografías de garotas danzantes.
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Noticias varias: El cotidiano boliviano El Diario informa que el presidente Evo Morales decidió transformar en museo el palacio de gobierno actual y concentrar las oficinas gubernamentales en la Casa Grande del Pueblo para ahorrar así 8.5 millones de dólares en concepto de alquileres. Por su parte, el paraguayo ABC comunica que el dirigente soyero Tranquilo Favero elogió los tiempos de la dictadura de Alfredo Stroessner y dijo que a los sin tierra “había que tratarlos como a mujer de malandro (malvado, malo), a palos”.

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