Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 13 de mayo de 2012

Nos robaron la mitad del corazón- Andrés Manuel, el segundo triunfo-

Nos robaron la mitad del corazón
Nos robaron la mitad del  corazón
Matar esas esperanzas, con un nuevo fraude electoral, será el fin de una era para México, y el inicio de otra cuyo desenlace se daría luego de más dramáticos

Este 10 de mayo se significó por el dramatismo del clamor de miles de madres que perdieron a sus hijos. “Nos robaron la mitad del corazón”, fue la consigna que definió la marcha que concluyó en el Monumento a la Independencia, donde decenas de ellas denunciaron a un “gobierno” insensible e incapaz de actuar con un mínimo sentido de justicia. Se escucharon historias desgarradoras, demostrativas de una realidad absurda que sólo se podrá cambiar fortaleciendo el Estado de Derecho, creando condiciones sociales que favorezcan una vida más cercana a los ideales democráticos que una mafia irresponsable y voraz se ha encargado de inhibir.

Miles de madres que acudieron a la ciudad de México desde todos los estados del país, confirmaron la gravedad de una realidad que urge cambiar desde sus raíces. Cada una cargando luto en el alma e indignación en el cuerpo por la criminal actitud de un régimen que detenta el poder con fines patrimonialistas, sin que le importen las consecuencias. Así se pudo constatar que suman más de 60 mil los muertos y desaparecidos por la insensatez de una “política” establecida para encubrir propósitos ajenos al de gobernar una nación con más de 112 millones de personas.

Porque finalmente esa es la cuestión de fondo, que los saldos trágicos del despotismo gubernamental tienen su origen en la malhadada decisión de legitimar un poder que no se obtuvo en las urnas. La apocalíptica tragedia que vive la nación mexicana, y particularmente las miles de madres enlutadas, se pudo haber evitado si al Ejecutivo hubiera accedido un hombre responsable, con autoridad moral, con firmes convicciones patrióticas. No fue el caso y ahora estamos pagando las consecuencias, situación que se habrá de prolongar hasta el último día de noviembre.

Lograr que no se alargue más la terrible agonía que vive la sociedad nacional, que se ponga fin a la inenarrable tragedia que enluta a miles de hogares mexicanos, será posible si el primero de julio próximo se respeta la voluntad popular expresada en las urnas. De otro modo, si grupos oligárquicos persisten en su actitud egoísta y antipatriótica que los ha caracterizado, y pretendieran influir para que asuma la primera magistratura alguien a quien pudieran dictar instrucciones, como actualmente sucede, la tragedia nacional podría prolongarse, con costos aún más graves.

Las historias de sufrimientos que conocemos por boca de sus víctimas, podrían ser aún más dramáticas en caso de que la ceguera, el egoísmo y la insensatez pudieran más que el patriótico e ineludible deber de garantizar el futuro de los mexicanos. Vale decirlo porque vemos cómo hay oligarcas que sólo se siguen preocupando por sus mezquinos intereses, no por la realidad que lacera y enluta a millones de hogares en el país. A ellos tiene sin cuidado que la nación se desangre, se haga pedazos por la violencia y la inseguridad extremas; que millones de jóvenes no tengan una mínima oportunidad de forjarse un futuro, ni que haya miles de madres clamando justicia y no la encuentren por ningún lado.

Son los que quieren la puesta en marcha de reformas estructurales impuestas por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, aunque ello nos lleve al total despeñadero como país en incomprensible situación, pues tenemos todo para ser una nación realmente de primer mundo. Lo quieren así porque se benefician de tal estrategia, aunque signifique la exclusión de cada vez más mexicanos de una vida justa. Son los mismos que se distinguen por su “filantropía”, sabedores de que ofrecer limosnas al pueblo les reditúa por partida doble: socialmente, al mantener a la población humillada recibiendo limosnas; y políticamente, al tener más capacidad de negociación con la cúpula gubernamental.

A ellos hay que hacerles ver la inconveniencia de seguir manteniendo una situación absurda, que lo es porque finalmente está llevando a la ruina a miles de medianos empresarios, como así ha estado sucediendo ya con los millones de pequeños empresarios que han tenido que cerrar sus negocios, con la secuela de desempleo que esto trae consigo. Es muy mala apuesta la de querer prolongar una realidad basada en la injusticia, como pretenden hacerlo algunos oligarcas. Si Felipe Calderón ha podido seguir adelante, pese a sus terribles desatinos, es porque aún le quedan esperanzas al pueblo de que se pueden encontrar salidas a la crisis que padecemos.

Matar esas esperanzas, con un nuevo fraude electoral, será el fin de una era para México, y el inicio de otra cuyo desenlace se daría luego de más dramáticos sufrimientos para la inmensa mayoría de familias mexicanas. Lo que hoy están viviendo miles de madres enlutadas, será un juego en comparación con lo que podría sobrevenir si se acaba con las esperanzas de un país mejor. Estas han renacido ante la posibilidad de cambios verdaderos a partir de diciembre. Matarlas con imposiciones improcedentes, equivaldrá a vivir en una eterna zozobra, en constante espera de ser las próximas víctimas, no del crimen organizado, sino de un gobierno policíaco dirigido por gente sin escrúpulos que ha sido capaz hasta de “organizar” al crimen.

Andrés Manuel, el segundo triunfo
Andrés Manuel, el segundo triunfo
Andrés Manuel y las encuestas


En menos de una semana, Andrés Manuel López Obrador ha transformado el escenario electoral. Durante varios meses las empresas encuestadoras insistieron en que AMLO se mantenía inmóvil en un lejano tercer lugar; por tanto, muchos les asignaron un peso específico tanto a Josefina Vázquez Mota como a Enrique Peña Nieto absolutamente alejado de la realidad.
Aquel desprecio sistemático en los reportes informativos de las televisoras, ha tenido que cambiar radicalmente muy a su pesar. Bastó que AMLO ventilara los actos de corrupción y las complicidades siniestras de Peña Nieto en el pasado debate presidencial, para que pronto subiera en las preferencias electorales.
Sin embargo, las empresas encuestadoras no dan su brazo a torcer y no aceptan que Andrés Manuel ha dejado muy atrás a Vázquez Mota. De hecho existen datos confiables que sitúan a Josefina Vázquez en el sótano mientas que AMLO está prácticamente en empate técnico con Peña Nieto.
La gran noticia de este aparente empate, es que los seguidores de AMLO son ciudadanos responsables que lo apoyan por convicción, mientras que quienes se dicen apoyar a EPN son personas a las que han comprado su voluntad con limosnas y engaños en forma de bultos de cemento, láminas, tinacos, varillas y despensas a granel. Si Peña dice tener el apoyo que marcan las encuestas, es porque su partido ha derrochado dinero en efectivo y ha hecho uso de los programas sociales, sobre todo en los estados que gobierna, sin contar el dispendio inconmensurable de spots televisivos y propaganda mediática.
Es obvio que las casas encuestadoras responden a los intereses de sus clientes, por ello, es importante utilizar los resultados de las encuestas y sondeos con cautela, pues en más de las ocasiones ni siquiera se acercan a la realidad.
Los datos verdaderamente importantes son los que Andrés Manuel ha cosechado a ras de piso sin engaños, ni promesas falsas. AMLO sabe que muchos mexicanos –sobre todo los de escasos recursos– son seducidos por el despilfarro del PRI y a ellos le ha pedido que no se dejen engañar. Pero también está la clase media, quienes también están siendo seducidos por los quinientos cincuenta pesos mensuales que se ofrecen en el Estado de México al activar la tarjeta “efectiva” que el actual gobernador entregó en su campaña.
Lo he dicho en otras ocasiones y foros: las encuestas le hacen mucho daño a un país como el nuestro porque apenas y estamos construyendo eso que llamamos democracia. Si las encuestas fueran honestas, primero sabríamos quienes son ese grupo privilegiado de ser entrevistado, y después conoceríamos información confiable para tomar decisiones; pero el problema es que las encuestas son todo menos unos instrumentos confiables de medición.
Lo mejor sería, mandar al diablo a las encuestas… la realidad y la verdadera encuesta será el próximo 1 de julio, ahí –no tengo la menor duda– sabremos que AMLO tiene la preferencia electoral.

La mejor opción de Calderón: aceptar el triunfo de López Obrador
La mejor opción de Calderón: aceptar el triunfo de López  Obrador
Si esa es su salida, debe dejar que Josefina siga retrocediendo y AMLO como va, alcance a Peña, para que unos 20 millones, de los casi 80 que tienen derecho-obligación de votar, decidan si se van con “melón o sandía”.

Todo está enfilado a las elecciones presidenciales y del Congreso de la Unión. La alternativa de Calderón será suspenderlas ese mismo día alegando que hubo asalto de ellas, intervención de los narcotraficantes, etc. O, favorecer y aceptar el triunfo de López Obrador. Y no es que AMLO le garantice seguridad a él y su familia dentro del país, porque fuera lo tienen en la mira por violación a los derechos humanos, empezando por las cinco denuncias en La Haya y las que le tienen preparadas ante los tribunales (como a Zedillo) de nuestros vecinos del norte. Sino que, a punto de enviar torpedos fiscales contra Peña, Videgaray y etc., no quiere pasar a la “historia” como quien devolvió la Presidencia al PRI, pues sería el tiro de gracia al PAN.
Suspender las elecciones presenta muy serias dificultades, porque el IFE no tiene facultades para tan tremenda decisión. No lo aceptarían ni el PRD ni menos el PRI, pues éste sabe que también se extinguiría y entonces “cuando desperté, ya no estaba el dinosaurio ahí” (con disculpas a Monterroso por la alteración de su fábula). Pero si Calderón no quiere entregar el poder a Peña y al Grupo de Atlacomulco (la editorial Océano está por publicar un texto sobre las supuestas “enseñanzas de Carlos Hank González a Peña”), debe maniobrar para que los simpatizantes del PAN voten por el PRD, tras una negociación (¿ya la hubo?), con AMLO a través de Ebrard (ya como potencial secretario de Gobernación).
Odia al PRI y no acepta a Peña y su grupo. Josefina se desinfló, y el PAN competirá por el tercer lugar con el fantasma-títere de Gordillo: Panal-Quadri. Cancelar las elecciones es un riesgo con muchas complicaciones, ya que sería un golpe de Estado y nadie garantiza que el Congreso designe a un presidente interino civil, pues quién sabe si el militarismo aceptaría a alguien ajeno a los suyos. Así que Calderón (que no duerme bien y bebe), superando a Zedillo, a quien sólo los estadounidenses llamaron “héroe de la democracia”, no tiene más que la opción de López Obrador para salir del recinto legislativo con el reconocimiento popular y de no pocos priistas que saltarían de su barco para ver si se salvan, con la rechifla del PRI, la silenciosa decepción del PAN (un poco más de la mitad del Congreso) y los vítores del PRD.
Si esa es su salida, debe dejar que Josefina siga retrocediendo y AMLO como va, alcance a Peña, para que unos 20 millones, de los casi 80 que tienen derecho-obligación de votar, decidan si se van con “melón o sandía”. La balanza se inclina a la izquierda, para keynesianamente impulsar el crecimiento económico. López Obrador se opone a los recortes, el desempleo y la austeridad que ahorca al capitalismo salvaje paralizando a la economía política que propone movilizar inversiones privadas y públicas que generen empleo, consumo y capacidad de las mayorías para adquirir sus satisfactores. Así que Calderón no tiene más salida que: López Obrador o el golpismo suspendiendo las elecciones, pues de lo contrario un PRI peñista, aún con los puntos que baje, se le plantará delante y le quitará la Banda.




Hacia la construcción de un Estado de bienestar


Hacia la construcción de un Estado  de bienestar
En tanto, en la Ciudad de México, de 136 leyes, 51 (37.5%) se refieren a la protección de derechos sociales, 12 (8.8%) a la protección del a propiedad privada y el comercio, 5 (3.7)

Hace 20 años, los profesores de derecho decían orgullosos que México tenía la Constitución más avanzada del mundo porque era la primera que había incorporado derechos sociales: educación, trabajo y propiedad colectiva.
Ahora, ya no hay casi nada de qué presumir. Los sistemas de derechos sociales siguieron progresando en las constituciones del mundo, sobre todo en Europa, y el nuestro se quedó estacado, peor aún, fue acumulando machotes neoliberales que han disminuido o anulado los derechos sociales constitucionales.
Es más, el sistema internacional de derechos humanos progresó mucho más que nuestro sistema interno en materia social. Al grado de que, con la reciente reforma constitucional en derechos humanos, que reconoce los derechos internacionales, si un mexicano pretende resguardar un derecho colectivo, es más fácil que lo pueda argumentar y defender en instancias extranacionales que aquí mismo. Pero la ruta es muy larga.
Dice Luigi Ferrajoli, el creador del garantismo jurídico, que un Estado posee los derechos que puede defender más que enunciar. Es decir, no basta la mera declaración constitucional de un derecho para que las instituciones del Estado lo puedan hacer efectivo. Tienen que existir las normas que permitan tanto al Estado como al beneficiario su ejecución.
Por eso es que el jurista italiano señala que justamente es el entramado de leyes secundarias el que puede definir claramente a un Estado, más que la Constitución.
Durante mucho tiempo se repitió que los derechos sociales eran principios, aspiraciones, y no norma positiva de derecho. Y conforme esa concepción, ni siquiera se intentó la generación de los preceptos que hicieran posible esas aspiraciones.
En cambio, el mundo fue construyendo un entramado complejísimo (internacional y nacional) de protección a los derechos privados. La propiedad y el comercio concentran las leyes y la actuación de las instituciones del Estado desde hace siglos.
Afortunadamente, en el sistema internacional se ha avanzado en la creación tanto de instrumentos como de jurisprudencia que busca la efectividad de los derechos sociales. Y se ha ido cerrando el paso a la noción de imposibilidad de hacer realidad la justicia social por vías jurídicas.
En México, estamos muy lejos de poder hacer efectivos, exigibles, los derechos sociales, sin embargo, en el Distrito Federal hemos puesto el ejemplo de un sistema garantista de derechos colectivos. Es un caso sui géneris, porque no sólo no partimos de derechos constitucionales, sino que ni siquiera tenemos constitución.
Así, podemos ver que mientras enel sistema legislativo federal, de 268 leyes que se encuentran vigentes, 49 (18%) se refieren a la protección de derechos sociales: educación, salud, vivienda, seguridad social, trabajo, cultura, jóvenes, mujeres, pueblos indios, adultos mayores, personas con discapacidad. En tanto, 39 (14.5%) se dedican a resguardar el ejercicio de la propiedad privada y el comercio. Y 35 (11%) son normas que garantizan el ejercicio de las facultades represivas del Estado: penas, seguridad pública y seguridad nacional. Cabe mencionar que existen también 29 leyes federales (11%) que se dedican a la promoción o protección de actividades económicas específicas en la república.
En tanto, en la Ciudad de México, de 136 leyes, 51 (37.5%) se refieren a la protección de derechos sociales, 12 (8.8%) a la protección del a propiedad privada y el comercio, 5 (3.7) al desarrollo económico y 13 (9.5%) a la seguridad pública y aplicación de penas.
Este sistema jurídico local, inaugurado en la administración del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, con las primeras leyes sociales capitalinas, está demostrando que sí existen diferencias de prioridades jurídicas de acuerdo con la inclinación política predominante.
Un sistema de bienestar social universalista y garantista, es legal necesariamente, para que no se convierta en un sistema clientelar que tarde o temprano destruye su objetivo. Y lo podremos construir sólo con un gobierno de izquierda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario