Se deslinda #YoSoy132 de marcha anti-Peña del sábado
Los integrantes de #YoSoy132 en conferencia.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (apro).- El movimiento estudiantil #YoSoy132 se deslindó de la
convocatoria a la marcha programada para el próximo sábado 7, denominada “Si hay
imposición, habrá revolución”, debido a que los convocantes son personajes
identificados con el PRI y no pertenecen al colectivo.
A través de un comunicado publicado en la página oficial del movimiento www.yosoy132media.org, el colectivo
afirma que debido a su crecimiento intempestivo, personas o grupos buscan
desvirtuar sus principios y frenar su fuerza a través de diferentes
acciones.
Una de ellas, sostiene #YoSoy132, es la marcha convocada para el sábado 7 de
julio que, afirma, no fue organizada por ellos.
“El movimiento #YoSoy132 no ha convocado a la marcha titulada ‘Si hay
imposición habrá revolución’ programada para el día sábado 7 de julio, ya que
esta convocatoria se vincula a la página apócrifa www.yosoy132.mx relacionada con personajes
priistas”, refirió el grupo.
La convocatoria a la marcha incluía una portada de la edición 1861 de la
revista Proceso, por lo que
este semanario se deslinda de dicho acto.
El movimiento #YoSoy132 reiteró que su única página oficial es www.yosoy132media.org y reprobó
“categóricamente el intento de utilizar al movimiento para fines particulares,
así como todo acto violento que cualquier persona o grupo cometa a nombre del
movimiento”.
En el comunicado denunció que Roberto Medina Nava, consejero académico
suplente de la Facultad de Derecho de la UNAM, se ha intentado posicionar como
líder del movimiento a nombre de esa facultad contradiciendo todo principio, con
el objetivo de satisfacer intereses personales.
“Esta persona también está vinculada con actos de violencia en contra de
algunos compañeros durante ejercicios democráticos anteriores”, afirmó el
colectivo estudiantil.
El duopolio de la alternancia
Peña Nieto y Vázquez Mota. Sucesión pactada.
Foto: Eduardo Miranda
Foto: Eduardo Miranda
MÉXICO, D.F. (apro).- Desde 1988, cuando el PAN legitimó el fraude de Carlos
Salinas, la decisión junto con el PRI fue cerrarle el paso a la izquierda y
asegurarse de que no llegue a la Presidencia de la República.
Cuatro elecciones presidenciales lo han demostrado a lo largo de 24 años,
casi el cuarto de siglo en el que se ha contenido una auténtica transición a la
democracia.
PRI y PAN optaron por una sucesión que se han alternado en tres ocasiones
desde el año 2000. Por eso es que ni Vicente Fox ni Felipe Calderón tocaron los
cimientos del viejo régimen del PRI, ni revisaron su pasado autoritario de 70
años en el poder. Sólo así se entiende que la compra y la coacción del voto
“estén de regreso”. Más bien, nunca se fueron.
Si algunos elementos de ese autoritarismo han desaparecido fue más por el
paso del tiempo que por la construcción de una institucionalidad democrática.
Aunque los viejos líderes han muerto, el corporativismo sigue siendo clave para
garantizar el voto, sólo que ahora es pragmático. Como mafia, opera con quien se
pueda hacer negocios, ya sea el PRI o el PAN.
Es el caso del sindicato-partido de Elba Esther Gordillo, quien en las
elecciones intermedias de hace nueve años apoyó a Fox en contra del PRI, hace
seis a Calderón después de ser rechazada por Andrés Manuel López Obrador; hace
tres al PRI y el PAN, según el estado, y ahora a Enrique Peña en la presidencial
y al PAN en algunas elecciones locales.
No es que por sí misma defina las elecciones, pero ella personifica la
perversión de esa alternancia. Lo mismo que Diego Fernández de Cevallos, quien
en 1988 pasó por encima del candidato de su partido, Manuel J. Clouthier, y
operó como diputado la quema de las boletas del fraude de Salinas.
Negoció con Salinas lo que Porfirio Muñoz Ledo definió como la
“concertacesión” a la democracia, en alusión al acuerdo de los partidos de
oposición en Chile que, también en el año 88, permitió la salida del poder del
dictador Augusto Pinochet.
La izquierda y la derecha moderadas de ese país se pusieron de acuerdo
primero para participar en un plebiscito con las propias reglas del dictador y
luego en un solo candidato y una sola plataforma.
Aquí la negociación fue entre las derechas, la del PRI y la del PAN, que a
cualquier costo, se han dedicado a obstaculizar la llegada de la izquierda a la
Presidencia. Diego Fernández luego negoció con Zedillo y le dejó el paso libre
para Los Pinos, a pesar de la ventaja que llevaba. A cambio, el PAN tuvo sus
primeros cargos en el gobierno federal, luego de que con Salinas obtuviera sus
primeras gubernaturas y aumentara sus presidencias municipales.
Durante años, el PRI gastó millones de pesos en la prensa para desprestigiar
a Cuauhtémoc Cárdenas. Junto con el PAN no descansó hasta arrumbarlo al tercer
lugar en el 2000, cuando por tercera vez buscó la Presidencia de la
República.
En 2006, ya en el poder, el PAN emprendió una guerra sucia contra López
Obrador, sabiendo que el candidato del PRI, Roberto Madrazo, no podía con su
desprestigio. Fue una campaña desde el poder presidencial y empresarial –con
Televisa a la cabeza–, que fue avalada por el Poder Judicial a través del
Tribunal Electoral.
El costo fue muy alto para el país: un presidente que para legitimarse en el
poder hizo de la inseguridad su capital político a costa de exacerbar la
violencia a niveles no vistos desde la Revolución Mexicana.
No fue gratuito que en la reunión del pasado lunes en Los Pinos ante el
desastre electoral del PAN estuviera Diego Fernández. Es uno de los artífices de
ese modelo que de nueva cuenta impidió la llegada de la izquierda.
Como si las pugnas tribales y errores del PRD no bastaran, como sus pésimas
experiencias de gobierno fuera del Distrito Federal, o las propias necedades de
López Obrador, la derecha se ha visto obligada a frenarlo dos veces. Como sea,
gastando millones de pesos en propaganda.
Pero 2012 fue peor que 2006. Si hace seis años se impuso a Calderón, ahora
Peña Nieto es una criatura de Televisa, en la demostración más clara de cómo el
poder factual ha secuestrado la democracia en México.
No hay ninguna experiencia similar en América Latina. Países tan disímbolos
como Brasil y El Salvador tienen ahora gobiernos de izquierda y nadie se atreve
a compararlos con Cuba, Venezuela o Bolivia. Chile fue gobernado por dos décadas
por una colación de centroizquierda y fue ejemplo mundial. Ollanta Humala llegó
al poder y Perú mantiene su crecimiento económico. En Argentina ha sido
ratificada en tres ocasiones de manera consecutiva.
Vieja y ciega, pero ensoberbecida, la derecha mexicana –la política y
económica– no está dispuesta a ceder el poder a la izquierda y por ello perpetua
el subdesarrollo político de los mexicanos, a los que sólo les reconoce la
condición de ciudadanos para que voten “y cuenten los votos”.
jcarrasco@proceso.com.mx
El triunfo del PRI, la fiesta a la que no fuimos invitados
El candidato presidencial del PRI, Enrique Peña
Nieto.
Foto: Germán Canseco
Foto: Germán Canseco
“El instrumento básico para la manipulación de la realidad es
la manipulación de las palabras. Si tú puedes controlar el significado de las
palabras puedes controlar a la gente que utiliza esas palabras”.
Philip K. Dick
Enrique Peña Nieto ganó la elección presidencial de manera pulcra, ejemplar,
quien diga lo contrario es un enemigo de las instituciones y, desde luego, un
“pejezombie”.
Esta es la verdad que nos quieren imponer los hombres que viven del
presupuesto.
Eres un buen ciudadano cuando no repelas y obedeces sin ninguna objeción,
mientras acates la cultura del yanimodo-aseguiradelante. Si protestas es porque
eres un ingenuo joven resentido, un ciego bajo el dominio del
dictador-mesiánico-comunista Andrés Manuel López Obrador, un
flojo-yaponteatrabajar, un periodista-militante, un troll
pagadoparaatacaraLópez-Dóriga.
“Hoy vivimos la jornada con absoluta normalidad”: Leonardo Valdés Zurita,
presidente del IFE.
“Es la contienda más equitativa que se ha dado en cuanto a la
distribución de tiempos en radio y televisión, en cuanto a financiamiento
público”: Pedro Joaquín Coldwell, presidente del PRI.
“Es mucho lo que hemos logrado los mexicanos y, por eso, a todos les pido
que apoyemos a quien encabezará el Poder Ejecutivo”: Felipe Calderón, presidente
de México.
“Ni la campaña de Enrique Peña Nieto ni el Comité Ejecutivo Nacional del
PRI distribuyeron tarjetas de Soriana con ninguna finalidad, es una burda
farsa”: Eduardo Sánchez, vocero del PRI.
“Nosotros estamos convencidos de la legalidad del proceso, que se
sostendrá en los tribunales”: Luis Videgaray, coordinador de la campaña de
Enrique Peña Nieto.
“Ya quedó demostrado que las tarjetas de Soriana son ajenas al proceso
electoral… Es otro engaño de la gente de AMLO”: Ricardo Alemán,
periodista.
Nuestro sistema de gobierno está basado en la fe ciega. Debemos creer como
verdad absoluta el noticiero nocturno de Televisa (¿Tienes el valor o te vale?),
las encuestas de consulta Mitofsky, las rabietas de Ciro Gómez Leyva, las
excusas del IFE, la palabra de Felipe Calderón. No está permitido disentir: El
Ejército jamás viola los derechos humanos, vamos ganando la guerra contra el
narcotráfico, nadie compra el voto, la gente quiso que el PRI regresara, todas
las personas que murieron a manos del narcotráfico eran criminales. Es el
sinsentido absoluto: si viste lo que viste nosotros te decimos que viste otra
cosa. No tolerar la injusticia es la pena máxima dentro de este régimen.
Producto de la compra y coacción del voto 30% de los sufragios: Alianza
Cívica (Proceso).
Compras de pánico en Soriana ante el temor de que el PRI cancelara
tarjetas (La Jornada).
Exigen al tricolor pago por servicios prestados en casillas (La Jornada).
“Ayer ibas a la casilla, votabas, tomabas una foto a la boleta marcada a
favor del PRI, la mostrabas y te daban la tarjeta”, manifestó Rocío Ugalde (La
Jornada).
Casilla especial de la Prepa Central tiene gente amotinada porque se
acabaron las boletas, no hay policías (usuario de Twitter).
Matan a coordinador de Morena en Nuevo León (Proceso).
Amenazan a observador electoral de @CoparmexPuebla y @PueblaVigila tras
tomar fotos a operador que movilizaba a favor del PRI (asociación Actívate por
Puebla).
Observadores de #Coparmex denuncian compra de votos x gente del #PRI en
Veracruz (usuario de Twitter).
Desde #Monterrey señalan que los teléfonos de la Fepade no contestan y
por lo tanto no se puede reportar ilícitos electorales (cuenta de
Twitter).
Denuncia la dirigencia estatal del PAN que se les está quitando una hora
de votación a los tlaxcaltecas aunado a que la actitud prepotente de
funcionarios del IFE esta desalentado la participación de la ciudadanía
(periódico digital-Econsulta).
En mi colonia #PRI reparte vales por $700, te interceptan en casillas,
intenté tomar fotos pero fui amedrentada (ciudadano en Twitter).
Elección plagada de irregularidades, concluye el #Yosoy 132.
¿Por qué el dos de julio México amaneció triste si ganó la voluntad popular?,
si los votantes adoran a Enrique Peña Nieto, ¿por qué no hay rostros de
felicidad?, ¿por qué el ambiente sabe a enojo, resignación, tristeza y miedo?,
¿dónde están los electores del PRI, por qué no se manifestaron la noche del
primero de julio rebosantes de alegría?, ¿por qué Televisa y los medios
oficiales insisten en meternos como supositorio el dogma que la elección fue
limpia?, ¿acaso no lo fue?
El 61.7 por ciento de los electores que votaron no eligió a Enrique Peña
Nieto, de acuerdo con el cómputo final del Instituto Federal Electoral. La
organización Alianza Cívica, con 500 observadores en 21 estados del país,
documentó que en el 21 por ciento de las casillas hubo violación a la secrecía
del sufragio, además de que el 18% de los ciudadanos fueron intimidados por ir a
votar: “La presión fue a favor del PRI-PVEM en un 71%, 17% a favor del PAN, 9% a
favor del PRD, y 3% a favor del Panal”. Aún más, en el 14 por ciento de las
casillas se registró “acarreo”.
De la información anterior se concluye que el voto del PRI, en su inmensa
mayoría, fue el de la pobreza y la ignorancia. El de un país herido con 52
millones de pobres (11.7 en pobreza extrema, según cifras del Coneval).
El exprimer ministro británico Winston Churchill expresaba un pensamiento que
encaja a la realidad del pasado primero de julio: “El mejor argumento en contra
de la democracia es una conversación de cinco minutos con el votante medio”.
Las redes sociales, reflejo del ánimo ciudadano del sector más educado del
país, son un mejor termostato para identificar cuál es el sentir de quienes no
eligieron a Peña Nieto:
México, me dueles. ..
No reconoceremos bajo ninguna circunstancia a EPN.
México está de luto, pero no muerto…Prohibido rendirse.
Todo dinosaurio tiene su meteorito.
El PRI piensa que todos somos como el chavo del ocho… pendejos y nuestra
más grande aspiración es una torta de jamón.
Al parecer esta es una fiesta, pero privada, y no fuimos invitados.
Contacto: www.juanpabloproal.com
Twitter: @juanpabloproal
El infierno del triunfo
El aspirante presidencial priista, Enrique Peña
Nieto.
Foto: Miguel Dimayuga
Foto: Miguel Dimayuga
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Enrique Peña Nieto ganó. Habría sido casi igual si
hubiese ganado cualquiera de los otros candidatos. La razón es tan honda como el
desprecio que todos ellos han mantenido frente al problema que tiene
verdaderamente postrada a la vida democrática de la nación: la guerra contra las
drogas. Sus costos son altísimos en vidas, dinero, miseria, terror. Los cientos
de miles muertos, desaparecidos, desplazados, huérfanos y viudas; la impunidad
en 98% de los delitos, y un enriquecimiento ilícito de 19 a 39 mil millones de
dólares que cada año pasan de EU a México, se unen a la trivialidad de la vida
pública, a la corrupción del Estado y de las partidocracias, a la falta de
empleo y de educación, para mostrarnos la ruina social que el nuevo presidente
va a administrar.
Se corre el riesgo de que, por lo mismo, el problema se haga más hondo. Este
horror, que Peña Nieto ha reducido a un asunto de seguridad, no sólo continuará,
invirtiendo cada día más en negocios contraproductivos –más armas, más cárceles,
más militarización, más burocracias–, como lo hizo Calderón, sino que, con la
anuencia de una buena parte de la sociedad, el nuevo ocupante de Los Pinos
estará cada vez más dispuesto a sacrificar las libertades civiles en nombre de
esa misma seguridad. Los resultados –allí está Atenco para probarlo– ya los
conocemos: la criminalización de la protesta, el aumento de la violación de los
derechos humanos, la mimetización de las fuerzas de la ley con la crueldad del
crimen, una corrupción más profunda de gobiernos y funcionarios públicos, la
erosión de la autoridad moral y un costo económico que hará más profunda la
destrucción del tejido social.
Este costo, que México seguirá pagando ante el infructuoso intento de evitar
que los 23 millones de adictos estadunidenses dejen de consumir droga, tiene,
sin embargo, sinrazones más terribles.
Del lado de muchos ciudadanos persiste el miedo a encarar el horror. Cuando
el miedo se ha apoderado de la psique, sucede que se voltea hacia otra parte y
se reduce todo a un caso de administración pública. Peña Nieto, piensa el
ciudadano aterrorizado que lo llevó al poder, hará políticas públicas más sanas
que terminarán con la pobreza, fuente de tanto mal, mientras restringe nuestras
libertades en nombre de nuestra seguridad. Los muertos, los desaparecidos, los
desplazados, no importan. “Algo –dicen esas conciencias sometidas a la
propaganda– habrán hecho, y si no, son parte de los costos de acabar con el
mal”.
Del lado del nuevo gobierno, se dará el miedo a encarar el problema en donde
se encuentra en realidad: en la subordinación de nuestra política de seguridad
nacional a la de Estados Unidos, basada en la guerra contra las drogas. Peña
Nieto preferirá seguir destrozando el país y ocultando su dolor a enfrentar al
gobierno estadunidense y asumir que este problema de carácter social y de salud
pública no puede resolverse aprobando leyes más duras, aumentando el número de
policías, militares y prisiones, y estableciendo programas burocráticos de
crecimiento perpetuo; mucho menos, restringiendo los derechos de la gran
mayoría, que es la verdadera víctima del crimen. Ningún gobierno cuenta con los
recursos para hacer efectiva una prohibición de las drogas; la única salida es
que éstas sean sometidas a una regulación bajo el control férreo del mercado y
del Estado, como lo mostró la regulación del alcohol después de su
prohibición.
Este miedo, sin embargo, y la continuación de la guerra, no sólo irán
destruyendo cada vez más la democracia y hundiendo a la nación en una miseria y
un horror mayores, sino que lo inefable, que se incubó con el gobierno de
Calderón, se mantendrá como palabra: “se matan entre ellos”, son “bajas
colaterales”, “malhechores” que se combaten con más violencia, más restricción
de las libertades y más brutalidad; un lenguaje que, hecho eufemismo, guarda el
mismo horror con el que los nazis calificaban el exterminio y justificaban la
militarización: son “sabandijas”, “piojos”; un lenguaje cuya asepsia sólo ha
servido y servirá para hacer habitable el infierno.
Frente a él, que emergerá peor de atroz después de la embriaguez electoral,
quedarán dos caminos: volver ciudadanamente a encararlo, como se hizo con
Calderón, y presionar por un cambio fundamental en la política antinarco y en la
refundación de las instituciones, o bien, seguir en él con este nuevo presidente
que proseguirá administrándolo para desgracia de todos y usufructo de los
criminales, de los corruptos, de las partidocracias, mediante el horror, las
armas y las palabras que, degradando la grandeza de una lengua, lo justifiquen
como hasta ahora lo han justificado.
Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos
los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer
los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro
de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a
Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad y resarcir a las víctimas de la
guerra de Calderón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario