Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 1 de noviembre de 2012

ASTILLERO- Doña Amalia, Eduardo y Marta- Y ahora contra el cigarro electrónico- Economía distorsionada, legalidad disuelta

Astillero
30, 29, 28...
Felipe deja Los Pinos
EU o España, ¿refugio?
EPN ya legisla
Julio Hernández López
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ENCUENTRO El presidente electo, Enrique Peña Nieto, charla con el gobernador de Sinaloa, Mario López Valdez, sobre el trabajo que realizarán para mejorar las condiciones de esa entidad. En el acto estuvieron integrantes del equipo de transición del priísta, como David López
Foto Especial
 
Treinta días más y terminará formalmente la administración calderonista. A pesar de su precariedad original, ejerciendo un gobierno personalista y colérico, con la mediocridad como divisa y acusado de propiciar una violencia cruenta y cuantiosa, Felipe Calderón está a punto de cumplir con su calendario sexenal.
 
Gobernando con una pandilla de amigos, maniobrando siempre en contra de lo que fuera (incluso su sombra), permisivo de la abierta corrupción en todos los niveles de la estructura federal, principal destructor del Partido Acción Nacional, Rey Midas al revés en materia electoral, sombrío, vengativo, belicoso y de talla política muy pequeña (no sólo en uniformes militares), Felipe Calderón pasará a ser un extranjero en su propia patria y un prófugo donde quiera que se instale para vivir, incapaz de moverse libremente por las calles, repudiado por sus opositores que son muchos, perseguido por el recuerdo histórico del robo de la Presidencia de la República y amenazado por algunos de los vengativos grupos criminales a los que golpeó facciosamente.
 
Por lo pronto, ya no duerme en Los Pinos la familia llegada en 2006, en otra demostración inmobiliaria de tersura transicional. Con amabilidad muy distinta del desdén con que Vicente Fox lo trató a él en su momento, Felipe Calderón ha dejado la casa presidencial para que el siguiente morador haga con tiempo los arreglos que le parezcan. También se ha hecho saber que los Calderón-Zavala buscan acomodo en alguna ciudad estadunidense, bajo el supuesto de que el jefe de la familia dará clases en una universidad norteña (habrán de verse las medidas de seguridad que se necesitarían para que ese profesor cruzara un campus y llegara al aula correspondiente).
 
No está de más recordar que en el último tramo de su administración FC impulsó en diversos foros internacionales la creación de un órgano continental de coordinación de acciones contra el narcotráfico, que podría ser un blindaje a la medida otorgado por los agradecidos poderes estadunidenses a un fiel servidor necesitado de protección física y política. Al otro lado del Atlántico, por si fallara la opción estadunidense, Calderón se construyó desde tiempos de Juan Camilo Mouriño, hasta llegar ahora al caso escandaloso de los floteles de Pemex, un refugio agradecido, con negocios e intereses suficientes para ofrecer un retiro sin problemas económicos.
 
Pero, en cuanto a México, la distancia respecto al nuevo poder no parece ser, en estos primeros escarceos, tan grande como para que los intereses felipistas se sientan amenazados. De por sí se esmeraron los Calderón-Zavala en dejar bien instalados a familiares y amigos en las cámaras legislativas, luego de usar a la desechable Josefina Vázquez Mota como engañifa para allanar el paso al PRI y dividir el voto opositor, de tal manera que cuentan con adecuadas monedas de cambio. Y mediante múltiples sesiones de horas de duración los equipos felipista y peñista se han esmerado en dar testimonio de que ésta será una transición de terciopelo.
 
Un ejemplo impactante de esos entendimientos de bipersonal cúpula se ha dado a raíz de las batallas con balas de salva que han librado el PRI defensor de los caciques sindicales y el PAN oportunistamente adverso a ellos, con los partidos de izquierda como camareros. Como si los diputados y los senadores decidieran por sí mismos, las bancadas se enfrascaron en una aparatosa reyerta que en el fondo dejaba instaladas las modificaciones que benefician al interés patronal y empresarial y trasladaba la polémica al terreno de los caciques sindicales, sus finanzas y los métodos de elección.
 
Primero parecía que ganaban los súbitos aliados, el PAN y la izquierda encabezada por el PRD, proclamándose con sonoridad sospechosa como grandes triunfadores en el Senado, aunque luego el jefe de la cámara de diputados, Manlio Fabio Beltrones, enfriaba el asunto y lo condenaba a trámites ordinarios y no preferentes y aseguraba que Felipe Calderón no vería la reforma laboral en su silla actual sino en otra. El control gemelar, Emilio Gamboa, incluso advertía que Enrique Peña Nieto presentaría su propia iniciativa.
 
Pero he ahí que el auténtico legislador único, el diputado y senador que concentra mayorías en sí mismo, el Honorable Congreso de Los Pinos (ya en funciones, aunque oficialmente se instalará el próximo uno de diciembre), de iniciales EPN, ha decidido que no deben regatearse los acuerdos con el saliente Felipe y que la verdadera reforma deseada y concertada, la patronal, debe salir adelante. Aún cuando suele ser cuidadoso de los detalles, el propio Beltrones ha tenido que salir a decir que dice el jefe que siempre no. Es decir, que Peña Nieto tira por la borda toda la faramalla montada para declarar ordinaria la iniciativa calderonista, quitarle la condición de preferente, y pretender que las falsas glorias de esas modificaciones quedaran en la cuenta política del priísta.
 
El sonorense que ha buscado ser el adalid del reformismo del sistema, presunto promotor de modernismos democráticos, aceptó que hablando con el presidente electo, lo único que recibí fueron comentarios favorables al respecto de que pudiéramos desahogar la iniciativa preferente que envió el actual gobierno, que lo hiciéramos sin egoísmos ni vanidades. Más tarde, Ernesto Cordero, el calderonista al que algunos priístas piden quitar de la presidencia del Senado por sus errores políticos de primaria, también dijo que el tema de esa reforma es un asunto de vanidades. El punto es, por lo que se ve, que Felipe se vaya contento, con su reforma en la bolsa (la patronal, sin tocar a los caciques más que con el pétalo desvaído de la transparencia), esperanzado en que la noche institucional que mantuvo durante seis años y terminará en treinta días tenga continuidad aunque sea con otras siglas y colores.
 
Y, mientras en Veracruz se vive una guerra de acusaciones sobre propiedades inmobiliarias de políticos poderosos (Miguel Ángel Yunes e hijo, por un lado, y el gobernador Javier Duarte, por el otro), ¡hasta mañana!
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Doña Amalia, Eduardo y Marta
Adolfo Gilly
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Ceremonia de entrega del premio Amalia Solórzano, el pasado 23 de octubre en el Palacio de Minería. En la imagen el escritor Eduardo Galeano, quien fue galardonado junto con Marta Lamas
Foto Carlos Cisneros
 
Los premios se honran con sus premiados y éstos, al recibirlos, se suman a la estirpe que da el nombre del premio. El que lleva el nombre de Amalia Solórzano es un galardón joven. Se otorgó por vez primera en 2011 a Luiz Inacio Lula da Silva, nacido en 1945, quien ha sido, entre otros oficios, dirigente obrero metalúrgico, organizador de huelgas, amigo de Fidel Castro y por fin presidente de Brasil en democracia, el primer diploma que le fue concedido en su vida, según dicen que él dijo.
 
Este año lo recibieron Marta Lamas, mexicana, y Eduardo Galeano, uruguayo. Con los tres el premio mismo va creando su estilo y su estirpe. Es un reconocimiento a los hechos de cada vida y a las causas que simbolizan y encarnan. Así lo definió Cuauhtémoc Cárdenas en la ceremonia de entrega de este año, el pasado 23 de octubre, en el Palacio de Minería. Este premio –dijo– se concede a quienes se han entregado a causas que benefician a la humanidad e impulsan el progreso mundial.
 
Marta y Eduardo han dedicado una vida, la única que a cada uno nos toca, a algunas de esas causas por las cuales se definen esta distinción y quienes la reciben.
 
* * *
 
Eduardo Galeano, (a) Germán Hughes, (a) Gius, nació allá por 1940 en Montevideo. Algunos de sus biógrafos dicen que es de estirpe noble, la del conde de Lautréamont, Isidore Ducasse, le Montevidéen. Otros aseguran que desciende de la dinastía francesa de Hugues 1º Capet, allá por la segunda mitad del siglo X, apodado Capet porque en sus dominios se conservaba la capa de San Martin de Tours. Pero vaya usted a saber, pues con Eduardo las versiones siempre son muchas y variadas. Eso sí, puedo asegurar que lo vi en Montevideo, en una noche de lluvia, envuelto en una capa oscura y con un chambergo cuya sombra le cubría la mirada, esa misma que usa los días de fiesta y los otros también, para que no se sepa si habla en serio o en broma, o las dos cosas a la vez.
 
Eduardo, además de haber sido declarado Ciudadano Ilustre del Mercosur, en 2008, al igual que Lula en 2012 –puros ilustres tenemos en el mexicano premio Doña Amalia–, a los 14 años ya andaba de aprendiz de periodista y a los 20 era secretario de redacción del semanario Marcha, uno de los ancestros ya legendarios de la prensa de izquierda latinoamericana en la segunda mitad del siglo XX, fundado en 1939 por Carlos Quijano. Don Carlos, perseguido por las dictaduras, murió en el exilio mexicano en 1984, a sus 84 años de edad, en su sencillo apartamento de ahí nomás, al ladito de Ciudad Universitaria. Hoy una calle céntrica de Montevideo lleva su nombre.
 
Allá por 1964, Eduardo y otros de su especie fundaron el cotidiano Época, que tal vez se llamara así porque publicar por entonces un periódico de izquierda, que además apareciera todos los días, era una hazaña epocal. Hizo después otra más, fundando y dirigiendo en Buenos Aires, entre 1973 y 1976, la revista Crisis, hasta que la dictadura militar acabó con ella.
 
Andando por otros rumbos, me preguntaba yo en ese tiempo cómo Eduardo terqueaba en publicar Crisis en Argentina –cuarenta números, dicen–, con lo cual se jugaba la vida dos o tres días a la semana –calculo–, aunque nunca sabía cuáles.
 
El secreto lo reveló Juan Gelman cuando le tocó decir lo suyo en la entrega del premio Doña Amalia en el Palacio de Minería. A Eduardo –nos contó– le llegaban intermitentes amenazas de muerte por teléfono. Una tarde lo llamó la consabida voz a eso de las seis de la tarde. Eduardo (o Hugues, uno de los dos) respondió: Sólo recibo amenazas de tres a cinco. Y colgó.
Así fue como vino a parar al Palacio de Minería este 23 de octubre de 2012, junto con Marta Lamas. Enhorabuena.
 
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Y ahora que digo Marta Lamas, ella estaba ahí en Minería, muy sonriente, alardeando su mechón de cabello blanco y su sonrisa, tal como en la foto de los dos que apareció a toda página en La Jornada al día siguiente.
 
Allí, Ofelia Medina –o sea, Ofelia– celebró la trayectoria y la vida de Marta y recordó a sus antecesoras en los años del presidente Cárdenas, “cuando se gestó –dijo– el pensamiento de la diferencia con Concha Michel, Aurora Reyes, Frida Kahlo, Benita Galeana y sus cuatas. Camino no exento de contradicciones pero que fructificó en 1953, cuando las mexicanas tuvieron el derecho de voto en todo el país”.
 
Recordó la lucha feminista incansable de Marta y la fundación de la revista Fem, en 1976, junto con Alaide Foppa, después asesinada por la dictadura guatemalteca; y, en 1990, de la revista Debate Feminista, que sigue hasta hoy el debate y el combate. Desde el público sonreía feliz Jean Franco, cómplice de Marta Lamas en su revista y vaya usted a saber en cuántas otras herejías. Gracias a la constancia de Marta, amiga y madre, y a la de miles de personas, se logró en 2007 la despenalización del aborto en el Distrito Federal. [...] Marta trabaja desde hace tiempo por el reconocimiento del derecho al placer, bien nos recordó Ofelia Medina.
 
La presencia femenina y generosa, la fuerza de la suavidad, la sonrisa de Amalia Solórzano, se sienten entre nosotras.... Así dijo Ofelia, e invitó a todo mundo a celebrar.
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Marta Lamas, nacida en esta ciudad de México en 1947, expresó su gratitud y comenzó recordando: Doña Amalia fue una mujer valiente, profundamente conmovida por su entorno, preocupada por los más vulnerables y por el destino del país, que comprendió el papel histórico que le tocó vivir y lo desempeñó con inteligencia, valor y sensibilidad. Una de esas mexicanas cuyo recuerdo nos enorgullece.
 
Habló después de las razones, las irrupciones y las luchas múltiples de las mujeres de México:
 
“De todas esas intervenciones, tal vez el logro más sonado sea la despenalización del aborto en la ciudad de México, en la cual jugamos un papel clave junto a un sector progresista, donde no sólo estuvieron los legisladores y el gobierno de izquierda de la ciudad, sino también los intelectuales, los periodistas, los científicos, los abogados y los médicos. En nuestro continente, solamente Cuba, Puerto Rico y Guyana tenían despenalizada esta práctica, y hace unos días Uruguay.
“Las presiones de la jerarquía católica en cinco países –El Salvador, Chile, Nicaragua, Honduras y República Dominicana– han modificado las legislaciones para prohibir totalmente el aborto, incluso el producto de una violación. Lo que ocurrió en esta isla de libertades en que se ha convertido la ciudad de México representa un rayo de esperanza, pues muestra que sí existe una izquierda que comprende la imporancia de esta demanda y se ha comprometido a establecer el marco normativo para otorgar un servicio médico seguro a las mujeres que así lo soliciten”.
 
Marta Lamas no sólo entró a los terrenos de los derechos y del sentimiento. Se internó sobre todo, costumbre suya, en los dominios de la razón:
 
El aborto remite a la raíz del problema: mujeres y hombres somos iguales como seres humanos, pero distintos como sexos. Rechazar la instrumentación de las mujeres como medio de reproducción requiere la existencia de un derecho fundamental que corresponde exclusivamente a las mujeres: que la maternidad sea voluntaria. Esto se logra previniendo embarazos no deseados, y también remediándolos.
 
Dijo entonces su legítimo reproche: En el mundo político latinoamericano, que debate distintos problemas de la democracia, se guarda silencio sobre la despenalización del aborto. Los demócratas latinoamericanos no asumen la importancia de que las mujeres tengan el control de sus cuerpos, pese al claro vínculo que hay entre democracia, libertad personal y tolerancia de creencias.
 
Otras palabras más dijo Marta, entre ellas su agradecimiento a mi genealogía de antecesoras, Chaneca Maldonado, Alaide Foppa, Marie Langer y Jean Franco, que han sido mis ejemplos a seguir. A muchos más nombró, mujeres y hombres. Esa tarde andaba de recuerdos, y así terminó:
 
“Hoy que me siento tan emocionada, deseo cerrar estas palabras de agradecimiento con una frase de la poeta Wislawa Symborska, palabras que comparto ampliamente: ‘Sueño el momento en que las feministas no sean necesarias’”.
 
Se abrazaron entonces los dos premiados; y todos nosotros: público, invitados, cronistas y jurado, aplaudimos mucho y, tal como propuso Ofelia, celebramos.
 
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En la tarde del lunes 5 de noviembre, Eduardo Galeano nos va a leer Los hijos de los días en la Sala Nezahualcóyotl de la UNAM. Allí estaremos, y a ver cuántos cabemos
Ofrenda contemporánea-Helguera
Y ahora contra el cigarro electrónico
Octavio Rodríguez Araujo
 
El 24 de octubre la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) declaró, en un comunicado de prensa, que es ilegal la importación, distribución y comercialización de cigarrillos electrónicos. El comunicado fue ampliamente difundido por diversos medios impresos en México, incluso en La Jornada. Es ilegal porque en lugar de autorizar su importación y comercialización, como ocurre con miles de productos que dejan impuestos por ambas actividades, la Organización Mundial de la Salud (OMS) resolvió este año recomendar a los países asociados que se prohíban los cigarrillos electrónicos porque se parecen a los comunes y al ser usados podrían socavar la idea de normalizar el consumo de tabaco. No es broma, así lo dijo la OMS
 
Uno esperaría que la Organización Mundial de la Salud se preocupara por ésta, pero no es así. Los cigarrillos electrónicos ayudan mucho a dejar de fumar y esto se ha comprobado en varios países donde ha disminuido el número de fumadores y ha aumentado el de usuarios de cigarros electrónicos. De hecho ayudan más que los chicles, parches e inhaladores de nicotina (los productos llamados de terapia de remplazo de nicotina –NRT en inglés–). Precisamente por el fracaso de estos medicamentos, autorizados y que se venden incluso en farmacias, es que millones de personas que quieren dejar de fumar o fumar menos han optado por los cigarros electrónicos. Sin embargo, la OMS ha demostrado estar más interesada por desalentar comportamientos en los que se parezca que se fuma que evitar que se fume tabaco. Es la apariencia de los cigarros electrónicos lo que le preocupa y no que la gente deje de fumar.

Los otros enemigos de los cigarros electrónicos son los gigantes farmacéuticos que producen Nicorett (GlaxoSmithKline y filiales) y Champix (Pfizer), entre otros medicamentos para dejar de fumar. Su fracaso y efectos secundarios son los que han llevado a varios fumadores y ex fumadores a usar los cigarros electrónicos. Éstos no tienen las más de 4 mil sustancias que la OMS dice que son dañinas, entre éstas 60 supuestamente cancerígenas, pues el contenido de un cigarro electrónico es propilenglicol y/o glicerina vegetal, saborizantes y, si el usuario lo desea, nicotina (en menor o igual proporción que los Nicorett). La nicotina, dicho sea de paso, no sólo se puede extraer del tabaco, sino también de la coliflor, papa, berenjena, tomates verdes, tomates maduros, puré de tomates, pimientos verdes y té negro. El propilenglicol (que se usa en alimentos) no debe confundirse con el etilenglicol (anticongelante de motores y disolvente de pintura y plásticos) ni con el dietilenglicol (éter de glicol). Estos dos últimos compuestos son tóxicos.

Para quien no lo sabe, los cigarros electrónicos no producen humo, sino vapor, y éste, además de inocuo, se disuelve en el aire en menos de un segundo sin afectar ni molestar a quienes rodean al vapeador (como se le llama al usuario de estos dispositivos).

Otro punto curioso (y risible) del comunicado de la Cofepris es donde dice que los cigarrillos electrónicos no cuentan con registro sanitario como medicamentos o dispositivos médicos, por lo que ni su contenido ni sus propiedades de tratamiento para supuestamente dejar de fumar han sido comprobadas ante la Cofepris. ¿Por qué habrían de contar con registro sanitario como medicamentos o dispositivos médicos, si no lo son? Nadie ha dicho que sean medicamentos ni dispositivos médicos. La cuestión, ya en el colmo del ridículo, es el final del comunicado: estos productos por su diseño, apariencia y uso encuentran identificación directa con los productos del tabaco, lo cual está prohibido por la legislación nacional. ¡Sopas! Esto se llama repetición, como un loro, de lo que ha recomendado la OMS, como se señaló al principio. ¿Qué prohíbe la legislación nacional?
 
La Ley General para el Control del Tabaco, en su artículo 16, fracción VI, en una extraña y sorprendente redacción, dice: Se prohíbe “comerciar, vender, distribuir, exhibir, promocionar o producir cualquier objeto que no sea un producto del tabaco, que contenga alguno de los elementos de la marca o cualquier tipo de diseño o señal auditiva que lo identifique con productos del tabaco” (las cursivas son mías). Y este artículo se refiere a la prohibición de objetos que, sin ser productos del tabaco, tengan un tipo de diseño que los identifique con productos del tabaco. Si un cigarrillo electrónico parece más bien un bolígrafo que un cigarrillo, ¿deberá prohibirse? Y si el tabaco es para mascar, aspirar o ponerse en la boca (los snus suecos, por ejemplo) y está suelto, en sobres o cajitas, ¿también? Ningún cigarrillo electrónico tiene forma de cajita ni de sobre como bolsita de té. ¿Y si fabrican los cigarrillos electrónicos con forma de Mickey Mouse o de una bola con boquilla, entonces sí estarán permitidos?
 
¿Por qué, entonces, prohibir los cigarrillos electrónicos que en otros países son absolutamente legales? La respuesta es sencilla: la Cofepris, como entidades de regulación sanitaria en otros países, han favorecido siempre a las grandes empresas farmacéuticas, especialmente trasnacionales (contra la industria nacional del ramo), y lo más interesante y paradójico es que esas empresas basan buena parte de sus ganancias en el consumo de cigarrillos comunes, pues ellas venden los productos que supuestamente sirven para que la gente deje de fumar. Los expertos en la materia dicen que en 10 años el consumo de cigarrillos electrónicos en los países desarrollados podría ser mayor que el de los comunes y esto, obviamente, no les conviene a las grandes farmacéuticas que venden productos para dejar de fumar; éstos sí legales y aprobados por la Cofepris.
 
Ya publiqué el 22 de abril de 2010 sobre cómo se beneficia la Cofepris de las grandes empresas farmacéuticas. Entre las empresas que apoyan el Convenio Marco de la OMS para el Control del Tabaco y la Cofepris está Pfizer, ni más ni menos que el poderosísimo laboratorio farmacéutico que produce Champix para dejar de fumar (aunque sus efectos secundarios sean altamente peligrosos). Para que el lector se dé una idea del poder económico de Pfizer, en 2011 sus ingresos fueron de 67 mil 400 millones de dólares. Sólo la venta de Champix le ha proporcionado un ingreso de 720 millones de dólares en 2011. Estos vigilantes de la salud son como las empresas de antivirus para las computadoras: entre más virus se inventen más venden.
Economía distorsionada, legalidad disuelta
El titular de la Secretaría de Gobernación, Alejandro Poiré, afirmó ayer que el gobierno federal estaba al tanto desde hace meses de los presuntos nexos entre el crimen organizado y empresas mineras en Coahuila –denunciados hace unos días por el ex gobernador de la entidad Humberto Moreira–, y habló de que hay averiguaciones y hay investigaciones que se están realizando de manera conjunta por el gobierno del estado y por el gobierno federal en la materia
 
Con independencia de los resultados que arrojen esas pesquisas, lo dicho por el funcionario es indicativo de la presencia de la delincuencia organizada en general, y del narcotráfico en particular, en una vasta cadena de actividades económicas que abarca industrias primarias, como la extractiva, pasa por actividades como el robo y comercio ilegal de combustibles y desemboca en las redes de lavado de dinero en el sistema financiero nacional e internacional. Como botones de muestra de esto último, debe recordarse que un reciente reporte del Senado de Estados Unidos indicó que entre 2007 y 2008 la filial mexicana de HSBC envió a oficinas de esa trasnacional en el país vecino unos 7 mil millones de dólares –cantidad que sólo podría explicarse con la inclusión de ganancias del narcotráfico– y que señalamientos similares han debido enfrentar instituciones financieras como Wells Fargo, Citigroup, Western Union, American Express y Banco Wachovia.

La presencia del crimen organizado en actividades económicas de distintos rubros y naturaleza llevan a concluir que ese fenómeno, además de generar vastas cuotas de violencia, descomposición institucional, sufrimiento social y humano, ha generado una grave distorsión en la economía nacional: en la lógica del modelo neoliberal vigente, es inevitable suponer que un número creciente de empresas consideradas respetables estén compitiendo por la captación de filones de dinero sucio; que la presencia de tales recursos expliquen, en alguna medida, el moderado impacto de la actual crisis financiera en la economía nacional y que el país experimenta una dependencia cada vez mayor de los recursos provenientes de actividades ilícitas.
 
Por lo demás, estos elementos se ven agravados por fenómenos de corrupción, como los que han sido revelados por este diario, en las oficinas de la Procuraduría General de la República, dependencia que realiza pesquisas entre sus funcionarios por irregularidades diversas, que van desde la no comprobación de viáticos hasta el pago millonario de seguros para aeronaves fuera de operación. Hasta ayer, dichas pesquisas habían derivado en el despido de 150 de los 780 empleados de la Dirección General de Servicios Aéreos.
 
En suma, habida cuenta del grado de infiltración de la delincuencia organizada en la economía nacional y en las oficinas públicas, resulta insostenible la versión oficial de que la actual estrategia de seguridad ha causado severos daños a la criminalidad y ha fortalecido el estado de derecho: la evidencia disponible da cuenta, en cambio, de un encumbramiento de la primera y una alarmante disolución del segundo.
Se la enfriaron-Rocha

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