Dinero
AMLO: la lucha que sigue
Su carrera no está liquidada
Morena y millones de votos
Enrique Galván Ochoa
Andrés Manuel López Obrador cumplió 59 años y acaba de publicar su
libro No decir adiós a la esperanza. ¿Crees que su carrera política
está liquidada? Ochenta y dos por ciento de los participantes de la encuesta de
esta semana creen que no lo está. En contraste, 10 por ciento piensa que sí. No
supo dar respuesta 6 por ciento. Y con otras ideas colaboraron 2 por ciento de
los encuestados.
Metodología
Cada semana enviamos nuestro sondeo a 3 mil miembros del Foro
México con direcciones electrónicas tomadas al azar de las más de 6 mil que lo
integran. Esta ocasión tuvimos la participación de 2 mil 982 personas. En las
líneas de enseguida reproducimos fragmentos de algunos de sus comentarios.
Opiniones
Definitivamente no, su carrera no ha terminado, pero estas
elecciones pasadas le extrañé esa rebeldía que mostró en 2006. Morena puede dar
un impulso fuerte si lo convierte en partido político. Habrá otra plataforma
electoral de la verdadera izquierda y no con los mamarrachos del PRD.
Pedro Bernal Reyes/Distrito Federal
No creo que esté acabado; pero no entiendo por qué no ha sido más firme en
acciones, por ejemplo, en contra de la reforma laboral. Veo dos sopas: o ya
sabía que la iban a sacar de todas formas y decidió no luchar en causas
perdidas... o no sé... algo le pasó y la definición de Morena como partido le
pareció más importante.
Luisa Straulino Mainou/Chetumal
Su carrera política no está acabada porque es el único luchador que se ha
puesto al tú por tú con el gobierno y como él no hay otro. Que viva Andrés
Manuel López Obrador. Yo sí soy mexicano.
Braulio Páez Ramos/Distrito Federal
Claro que no, eso quisieran algunos. A finales del año pasado y principio de
éste, se burlaban por la campaña de AMLO, no le daban importancia, creían que el
adversario del PRI sería el PAN. Como vimos, se equivocaron; eso mismo pasará
con Morena.
Ana Elena Martínez Martínez/Distrito Federal
Creo que el señor presidente don Andrés Manuel López Obrador tiene mucho
futuro aún. Él marca la agenda política de este país.
Armando Daniels Arellano/Distrito Federal
De ninguna manera. ¡Por favor! Él representa justamente la esperanza de
muchos; sólo espero que no se canse y que cuide su salud, porque lo necesitamos
como la utopía de Eduardo Galeano, para andar.
Margarita Carbajal Huerta/Distrito Federal
¿Necesitamos o no esperanza para los que nos siguen? ¿Dónde están los líderes
que amen a su pueblo y quieran lo mejor para él?
Martha Castillo Farías/Distrito Federal
No. Nuncamente, como dicen en mi pueblo. La vida de Andrés Manuel es
una vida de lucha; ésta no inicia en 2006, sino muchísimos años antes. El éxito
en la lucha de Andrés Manuel no está en lograr la Presidencia de México, sino en
el grado de conciencia que millones de mexicanos (ahora sí) de todos los niveles
sociales tenemos de nuestra realidad económica, política y social, y que por lo
tanto es también nuestra lucha; ese es tan sólo uno de sus triunfos, y hay otros
más por venir.
Pablo Caballero Robles/Chetumal
Quienes promueven esa idea con gran entusiasmo y dedicación son a los que les
convendría que así fuera (Ebrard y camarilla, Salinas y camarilla, etcétera),
pero, seamos realistas, aún la votación oficial a su favor fue muy cuantiosa y
se debió a ÉL personalmente, no a los partidos que lo apoyaron; eso habla por sí
mismo de su vigencia como líder político hoy (que no social, porque guarda
silencio ante muchos atropellos tamaño mamut). Eso sí, necesita salirse de las
reglas del juego oficiales, atreverse a cuestionarlas más abiertamente e,
incluso, a romperlas.
Florencia Peña/Distrito Federal
Puede estar acabado para un triunfo presidencial, pero políticamente no; le
ha hecho daño a la clase burguesa que controla el país, al estar la
prole convencida de que no son capaces los burgueses de reconocer el
triunfo de un candidato opositor, parcialmente opuesto a sus intereses. Los
burgueses cada vez piden más y piensan que, por el bien de México, primero los
ricos.
Jaime Juárez Vázquez/León
No lo creo, por el contrario. Empezaremos una nueva lucha, sin traidores ni
oportunistas. Bueno, con menos que antes.
Daniel Ricardo Mercado/Distrito Federal
No, porque es un líder que el pueblo quiere y tiene esperanza en el cambio,
aunque sea una utopía.
Esther Chávez Frausto/Distrito Federal
Twitter: @galvanochoa
Facebook: @galvanochoa
Estrategia de seguridad: derrumbe institucional
El juzgado séptimo de distrito con sede en Jalisco dictó ayer auto
de formal prisión por el delito de encubrimiento contra el inspector general de
la Policía Federal y jefe de la base Tlalpan, Juan Manuel Pacheco Salgado, por
el ataque del pasado 24 de agosto en el kilómetro 50 de la carretera
México-Cuernavaca. Un día antes renunció,
por motivaciones de carácter estrictamente personal, el titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido, antes Siedo), José Cuitláhuac Salinas. Ese mismo jueves el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, durante su comparecencia ante la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados, hubo de enfrentar críticas durísimas a la política antidelictiva del gobierno saliente.
Estos tres hechos, que a primera vista podrían parecer inconexos, tienen como
denominador común el ser expresiones del desbarajuste institucional causado por
el empecinamiento del gobierno calderonista en mantener, durante seis años, una
estrategia errada y errática de seguridad y combate a la delincuencia,
estrategia que no sólo fue contexto de una violencia delictiva sin precedente en
la historia del país, sino que propició un incremento del poder de los grupos
criminales, erosionó severamente a las corporaciones encargadas de combatirlos y
dio pie a una pérdida de soberanía nacional también sin precedente.
El primero de los hechos referidos ilustra claramente tales asertos: no sólo
reveló la existencia de agentes operativos de la CIA en territorio nacional,
sino que puso al descubierto la injustificable supeditación de la Marina de
México a Washington, por cuanto un oficial de la Armada mexicana hacía las veces
de chofer de los espías. Por si no bastara con esas anomalías, 14 agentes de la
Policía Federal, vestidos de civil y en vehículos particulares, intentaron
asesinar a los estadunidenses y al marino. Por añadidura, un alto mando de la
Policía Federal, Luis Cárdenas Palomino –considerado brazo derecho del aún
secretario de Seguridad Pública federal, Genaro García Luna– arguyó que los
agresores
investigaban un secuestroen la zona de Huitzilac- Tres Marías, donde ocurrió el ataque, en tanto que Pacheco Salgado, ahora se sabe, los instruyó para que ocultaran los automóviles particulares, se pusieran los uniformes reglamentarios y abordaran sus patrullas de cargo a fin de presentarse ante la Procuraduría General de la República (PGR). Para rematar, el episodio alimentó y exhibió de nueva cuenta la conocida rivalidad que se ha establecido, durante el gobierno calderonista, entre esa dependencia y la SSP de García Luna.
Más allá de esos asuntos, siguen en el aire las dudas, las preguntas
fundamentales que deja la agresión: por qué 14 agentes de la PF quisieron
asesinar a tres miembros de la CIA y quién concibió y ordenó el ataque.
Aun sin las respuestas correspondiente el hecho puso de manifiesto la
existencia de designios delictivos al interior de la Policía Federal, presumida
por el régimen saliente como
modeloy
punto de referencia mundial.
En la dependencia rival, la PGR, las cosas no parecen ir mejor. La dimisión
del ahora ex titular de la Seido, así se haya presentado como consecuencia de
motivaciones personales, abre el espacio para las dudas y las especulaciones, por cuanto resulta difícil imaginar qué clase de motivos privados impidieron al llamado
zarantidelincuencia esperar 14 días –que son los que restan a la administración actual– para separarse del cargo sin generar un dislocamiento institucional en la que se supone es la prioridad gubernamental número uno: el combate a la criminalidad organizada.
Por último, el que el secretario de Gobernación haya sido zarandeado el
jueves pasado por los legisladores fue consecuencia lógica de la catástrofe
institucional en la que desembocan seis años de trágica y exasperante terquedad
gubernamental en materia de seguridad y contención de la delincuencia.
Los delitos de Calderón
Enrique Calderón Alzati
A escasas dos semanas de entregar el gobierno a su sucesor, dos
aspectos de la conducta de Felipe Calderón llaman la atención; uno, refleja
serenidad y satisfacción que, en su caso particular, es fácilmente confundible
con un acendrado cinismo, de quien dejando al país en un escenario de desastre y
destrucción de valores, esperanzas e instituciones, y con un futuro poco
halagüeño, parece satisfecho de sus logros; el otro, es el expresado por sus
colaboradores cercanos, como el secretario de Gobernación, y aun por él mismo,
en referencia a cómo su antecesor dejó el país, tratando de dar la idea de que
recibió un país caótico (lo cual es cierto en buena medida),
una casa infestada de ratassegún su antiguo compañero de parrandas y hoy secretario de Gobernación, de lo cual el propio Calderón fue partícipe, en tanto, ningún señalamiento hizo ante las autoridades de justicia para castigar los desmanes de su antecesor y su familia, gracias al pacto con éste, que le abrió el acceso a Los Pinos.
Uno de los aspectos más negativos de toda esta actitud es el de la enseñanza
que está dejando a las nuevas generaciones de mexicanos, de que se pueden llegar
a ocupar los más altos puestos públicos, sin plantearse realmente ningún
compromiso con la nación, pensando en ésta como un inmenso botín, que puede ser
disfrutado desde alguna de las gubernaturas estatales, de las secretarías de
estado y aun de puestos menores, gracias a las redes de impunidad surgidas bajo
la sombra del poder público.
El otro aspecto igualmente terrible que este hombre deja como legado, es el
de la cultura de la violencia, como única forma de dirimir diferencias, una
actitud que había sido ajena al pueblo de México por más de 70 años de paz, como
uno de los logros más importantes de los sucesivos gobiernos, luego de una época
revolucionaria y violenta que había sembrado la muerte y la tragedia a partir
del despótico régimen porfirista. Cierto que en el pasado reciente se habían
dado hechos de sangre horrendos, como los arteros crímenes políticos de Aguas
Blancas, en Guerrero, y de Acteal, en Chiapas, en donde el gobierno no estuvo
ajeno, y en donde la sociedad mexicana en su conjunto expresó su horror e
indignación; sin embargo, hoy el número de muertos de cada semana triplica lo
sucedido en Acteal y en Aguas Blancas, como parte de la realidad que por
cotidiana no merece ya mayor interés, no obstante las abominaciones implícitas
en esa violencia.
¿Cuantos años le costará al país recuperar lo que con tanto esfuerzo se había
logrado? Seguramente décadas, en las que habremos de seguir inmersos en un
escenario donde incluso la cifra de muertos y desaparecidos se desconoce,
¿cuánto tiempo, vidas sacrificadas y recursos que se debieran estar usando en
infraestructura, en educación, en salud, serán necesarios para recuperar un
escenario de paz, progreso y civilidad?: difícil saberlo, habrá que esperar para
saber qué dicen las nuevas autoridades al respecto. Pero éste es sólo uno de los
legados de Calderón al término de su sexenio marcado por la violencia, la
corrupción, el enajenamiento del patrimonio y, por qué no decirlo, la traición
al país que fue puesto en sus manos.
Es por ello que un grupo de mexicanos nos hemos estado reuniendo e
intercambiando mensajes, para realizar un juicio ciudadano a Felipe Calderón,
del cual surgirá un veredicto en los próximos días, con el propósito de ponerlo
a la consideración de la sociedad toda. Este veredicto, elaborado por
especialistas en derecho constitucional a partir de las numerosas demandas,
acusaciones y querellas presentadas por diversos ciudadanos de diferentes partes
de nuestro país, será publicado en nuestra página www.tribunalciudadano.mx el próximo
22 de noviembre, para ponerlo a la consideración de la sociedad mexicana en su
conjunto, esperando la participación de miles de ciudadanos que puedan emitir su
opinión de respaldo, utilizando un pequeño formato de respuesta, accesible en la
misma página, en la que será posible además, observar el número de respuestas
recibidas de cada entidad de la República, así como de mexicanos residentes en
otros países.
Con este sencillo mecanismo, ponemos a la disposición de l@s ciudadan@s de la
nación entera, la posibilidad de emitir su opinión libre y pública sobre la
actuación del señor Felipe Calderón Hinojosa como Presidente de los Estados
Unidos Mexicanos, del 1º de diciembre de 2006 al 30 de noviembre de 2012, para
conformar con ello un juicio que constituya de facto la demanda que la
Constitución Mexicana señala como necesaria cuando el Presidente de la República
no ha cumplido con su protesta de ley.
De nuestra experiencia ciudadana sabemos que al final de los últimos
sexenios, los mexicanos en general nos hemos sentido defraudados ante las
acciones y omisiones del presidente saliente; sin embargo, el nivel de deterioro
y destrucción de los tejidos sociales, de las instituciones y del futuro mismo
de la nación que hoy observamos y padecemos, no tiene precedente y no deseamos
que vuelva a suceder nunca más.
Por ello hemos optado por realizar este esfuerzo, sabiendo que existen
cientos de miles y seguramente millones de ciudadanos enojados, dolidos,
frustrados y desalentados al ver que sus reclamos no tienen respuesta y sus
esfuerzos no producen los resultados esperados ante la corrupción y el desdén
imperante en las autoridades, pero que sus quejas individuales deben formar
parte de una gran demanda ciudadana, que por sus dimensiones pueda ser conocida
por los partidos políticos y por los integrantes del próximo gobierno, como una
señal clara de lo que los mexicanos no queremos y no estamos dispuestos a seguir
tolerando.
Hacemos finalmente un llamado a las organizaciones sociales, a los partidos
políticos, al Movimiento de Regeneración Nacional encabezado por el licenciado
Andrés Manuel López Obrador, así como a los miembros de las organizaciones
juveniles
132y al Movimiento de Paz y Justicia con Dignidad que encabeza Javier Sicilia, a participar en este ejercicio sencillo, pero muy trascendente, que hemos venido proponiendo.
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