Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 18 de noviembre de 2012

EL DESPERTAR- Emerge Morena- Hacia el mundo feliz- La continuidad de la resistencia

El Despertar
Emerge Morena
José Agustín Ortiz Pinchetti
En un escenario político marcado por la restauración priísta, emerge Morena, una organización política de fuerte originalidad y vigor, con una insólita base democrática pero que afronta amenazas internas y externas que pueden ser muy graves.
 
La originalidad de Morena está en su carácter verdaderamente popular. Sus organizadores apuestan a que ya existe una ciudadanía capaz de generar una nueva clase política. El experimento de convocar a las bases obradoristas revela mucha valentía. Por fortuna, en la mayoría de las 300 asambleas distritales aparece un núcleo capaz de contener y hasta de derrotar a los que quieren abusar y controlar los consejos recién elegidos. Otro síntoma positivo: todos los organizadores fueron voluntarios y no tuvieron compensación alguna. Se encargaron de la logística, desde conseguir los recintos hasta armar, vigilar y escrutar las urnas y las boletas para la elección.

Sesenta mil personas en todo el país votaron porque Morena se convirtiera en partido. La base devuelve a los organizadores la confianza. Creen que podemos hacer un partido nuevo, distinto a la mayoría de los esperpentos vigentes. Al cumplirse la votación en los 32 estados ha surgido un cuerpo electoral de 2 mil 500 militantes que elegirán al consejo político el próximo lunes. El día 20 se elegirán los órganos de dirección y vigilancia, en todo el proceso han participado ciudadanos libres. No ha habido acarreo ni consigna, toda la gente es de carne y hueso, registrada e identificable, que llegará a la capital por sus propios medios.
 
Este edificio político es obra de millares de activistas; pero la iniciativa y dirección estuvo en manos de un solo hombre: Andrés Manuel López Obrador, un líder de los más poderosos que han existido en México. AMLO desearía diluirse para que crezca la organización y el poder ciudadano que lo anima. No será fácil.
 
La organización tendrá que afrontar varios retos: lo que se va a lograr el 19 y 20 de noviembre es apenas la columna vertebral de un gran partido. Pero Morena abrirá sus puertas a una vasta ciudadanía. A cientos de miles de activistas entre los 16 millones que votaron por AMLO en 2012. El ritmo organizativo debe incrementarse. Por otra parte, la derecha, en particular los núcleos oligárquicos y los medios controlados por ellos, intentarán desprestigiar a la nueva organización. Varios plumíferos destacados ya están cumpliendo esa tarea. Agentes pagados por los gobiernos federal y locales intentarán penetrar la agrupación para dividirla y debilitarla. Además, habrá traidores involuntarios. Ya se han hecho presentes asociados con los oportunistas. Será largo el camino de Morena hasta su consolidación.
Hacia el mundo feliz
Rolando Cordera Campos
A medida que pasan los días, crece la generación de expectativas en el poco estrecho círculo de jugadores de la nueva política. Ésta, se ha presentado sin mayor argumentación como la encarnada por el presidente electo quien, a su vez, daría cuerpo al conjunto de lo que también insiste en llamarse el nuevo PRI. Así, se impone como petición de principio inapelable que los dichos del licenciado Peña Nieto son y serán de aquí en adelante los componentes de un discurso renovador cuyas iniciativas darán, ¡por fin!, sentido al mantra neoliberal de las reformas que tanto necesitamos.
 
Al darse el ¡arranquen!, con el apoyo irrestricto del presidente electo a la reforma laboral que el presidente Calderón presentó como una parte de su pliego de mortaja, así como su prueba a título de suficiencia para ser galardonado por el ITAM, se ha desatado una oleada interminable de reconocimientos y autoelogios al gobierno entrante y al saliente, a los empresarios que concedieron en la regulación de la subcontratación y, no se diga más, a los diputados y senadores quienes, cual niños héroes de la mágica reforma, pusieron en su lugar a los levantiscos abogados laborales que se oponían a la simulación y a los sindicalistas que advertían sobre el agravio mayor a la tradición constitucional que implica la reforma.

Todos, reagrupados en una curiosa réplica de la familia feliz de otros tiempos, partidos y dirigentes obreros postizos, columnistas y aspirantes a prefectos de la opinión nacional dictaminaron, premiaron y se designaron los lores protectores de la República que emerge de las cenizas del obsoleto corporativismo y del no menos vetusto presidencialismo. En su lugar, nada menos, que Joaquín Gamboa el eterno y, por encima, el nuevo sol que a todos alumbra, pero también puede calcinar. Nada que ver, como debe imaginarse, con las excrecencias de aquel tan temido sistema. La celebración no da para tanto.

El presidente Peña entra en funciones sin pedirle permiso a nadie. Sin chistar, reúne a sus correligionarios para que le reiteren su apoyo y den el visto bueno a lo que se quiere presentar como una reforma administrativa de grandes ambiciones. Por su parte, y sin la menor duda, los legisladores priístas se aprestan a convertir en iniciativas suyas las de Peña Nieto, pero no se escucha por lado alguno la mínima justificación de la, desde ya, celebrada reforma.
 
No comparto las especies que hablan de una restauración, como si el tiempo no pasara, y porque no veo las condiciones mínimas para que eso ocurra. Lo que sin duda se ha puesto en movimiento es un gran desvarío de difusión y manipulación de lo que no puede llamarse opinión, sino confusión bien orquestada, basada en la universalización del analfabetismo político y económico.
 
Por lo pronto, al día de hoy, jueves 16, se lleva las palmas de oro la secretaria del Trabajo quien, imperturbable, nos revela que con la reforma se crearán doscientos mil puestos de trabajo, ¡por cada punto de crecimiento del PIB! Seguramente, la profecía de la funcionaria tiene sustento en el enésimo modelo econométrico que los panistas compraran para darle robustez a sus deshilachados argumentos en favor de la reforma que tanto necesitábamos.
 
El nuevo gobierno no está excusado de explicar sus propuestas. El hecho de que hoy no tenga atribuciones para iniciar ante el Congreso y se vea obligado a disfrazarlas de atentas sugerencias a sus subordinados en las cámaras, no lo exime de la obligación de argumentarlas a fondo. No sólo porque son ya propuestas políticas, que afectan el interés público, sino porque debería estar claro que el mandato ciudadano para que mande es, como debe ser, un mandato condicionado por el mero hecho de que dos tercios de la ciudadanía que fue a votar lo hizo por otras opciones políticas y partidarias.
 
El respeto claro e irrestricto a las minorías y a su condición constitucional es un principio elemental de todo Estado democrático, aunque sus dirigentes prefieran soñar en el pasado feliz de un tiempo ido que, en realidad nunca lo fue tanto. No sólo de pan viven el hombre y las sociedades, pero no hay que exagerar.
 
Reinventar el viejo mundo y tratar de volverlo presente y futuro puede salirnos, a ellos y a los demás, más costoso que la feria de vanidades desatada por la obsecuencia mediática de estos días. Gobierno eficaz nos ha prometido el PRI, pero eso poco o nada tiene que ver con la negación de la realidad y la imposición de espejismos de pantalla. De aquí en adelante, pasando por el primero de diciembre, lo que nos y les espera son tiempos duros. Para atravesarlos no hay recetas ni pensamientos únicos; menos aun fantasías edulcoradas que sólo desorganizan la visión y el razonamiento.
 
La continuidad de la resistencia
Guillermo Almeyra
La lucha contra la imposición de un gobierno nacido del fraude asume ya otro carácter, al haber sido prácticamente abandonada por López Obrador y Morena que, en el contexto de la crisis y del sistema fraudulento y represivo, concentran todos sus esfuerzos en dar vida a un PRD bis. Morena, al aceptar el sistema capitalista y el régimen político corrupto mexicano como su campo natural de acción, está condenado de antemano al fracaso, pues no se puede reformar lo irreformable y reconstruir un Estado real a partir de un semiEstado; o sea: de los escombros del Estado que se disputan la oligarquía con el capital financiero internacional y esa parte dinámica del mismo que es el narcocapital.
 
Los movimientos sociales, por los derechos de los trabajadores y los derechos políticos de todos los mexicanos, como la resistencia de los sindicatos clasistas y combativos contra los despidos de electricistas y contra las modificaciones reaccionarias a la Ley Federal del Trabajo, se encuentran hoy ante la necesidad de readecuar sus luchas y sus objetivos, al igual que los que, como #YoSoy132, se insurreccionaron contra el fraude y la ilegalidad prepotente. La continuidad pasa ahora por la superación (por el mantenimiento de lo esencial y el cambio de metas y métodos) de una acción política de masas. Ella debe afinar su puntería y elevar su nivel político explícito a partir de los niveles más altos alcanzados hasta este momento y debe unir a todos los que resisten y, particularmente, a quienes luchan por transformar en una contraofensiva social la lucha defensiva o la protesta actual.

La crisis de Estados Unidos –económica, política, moral– se profundizará y, por consiguiente, México vivirá intensamente los reflejos de la misma debido a su total dependencia de un país imperialista en declinación, al cual vende nueve décimos de su producción y del cual importa la mayor parte de sus alimentos y bienes indispensables.

Eso pondrá en primer plano de la vida nacional a los que sean capaces de tener audacia y de innovar, y castigará a los supuestos realistas que asumen la actitud utópica de intentar resucitar el México nacionalista-distribucionista de Echeverría-López Portillo, bajo un gobierno de gánsters, para colmo dependiente del capital financiero internacional, delincuentes que esperan salir de Los Pinos para pasar, como Salinas o Zedillo, directamente a los consejos de administración de las grandes trasnacionales que explotan a México.

#YoSoy132, que se declaró movimiento político no partidista (incluso antipartidista, en repudio a la miseria del sistema de partidos mexicanos), ha expresado muy bien y en forma muy valiente la preocupación, la conciencia, la creatividad y el hartazgo de un vasto sector de los universitarios y de las clases media y media alta. Pero su meta –impedir la llegada fraudulenta de Peña Nieto al poder– no fue alcanzada y sus movilizaciones no bastaron para arrastrar a Morena a que rompiera con los frenos y limitaciones de sus dirigentes, los cuales privilegiaron el terreno de la disputa electoral en vez de buscar en las plazas y en las calles la modificación de la relación de fuerzas entre las clases. La lucha sindical, al mismo tiempo, por sí sola tampoco pudo imponer sus objetivos sindicales y legales.
 
Por otra parte, los trabajadores echados de empleo no pueden parar sus respectivas industrias aunque pesen como ciudadanos airados y movilizados. Y los estudiantes, por definición, tienen como perspectiva pasar unos pocos años en las casas de estudio y, en su calidad efímera de alumnos que tarde o temprano se recibirán, sólo pueden dar continuidad a lo logrado con su maduración y sus movilizaciones dándoles nuevos objetivos y centros de lucha a quienes vendrán detrás.
 
Eso plantea mantener el repudio a un gobierno ilegítimo del PRI, sucesor de un gobierno ilegítimo del PAN, así como renovar los objetivos políticos generales pasando a la lucha contra la injusticia, las desigualdades, la represión, los asesinatos de Estado, la política antisindical al servicio de las grandes empresas… Simultáneamente, requiere explicar todos los días a los trabajadores y al pueblo en general, particularmente a los simpatizantes de Morena, qué pasa en el mundo y en el país, y qué se puede hacer para reducir la hegemonía cultural capitalista y el peso de la dominación política sobre sus víctimas y politizarlas, enriquecerlas culturalmente, organizarlas, independizarlas de sus opresores y de los órganos de éstos (como los partidos que aceptan el régimen).
 
De una campaña de autorganización utilizando las redes sociales, se debería pasar a una discusión democrática y pluralista, en ellas y en medios de masas (volantes, periódicos, radios comunitarias) del programa de transformación anticapitalista que necesita el país. O sea, no sólo oponerse a las políticas del gobierno del gran capital, sino también adoptar una actitud positiva y propositiva dando los argumentos básicos con los cuales es posible resolver el problema del campo y, por consiguiente, es posible reducir la emigración, mantener el consumo y mejorar la alimentación; es necesario preservar los bienes comunes como propiedad de la nación impidiendo su privatización y utilizándolos para resolver las necesidades sociales, no para obtener lucro para unos pocos.
 
Educar y organizar independientemente a las mayorías contra las minorías explotadoras y su prepotencia y violencia, es la tarea principal que deben enfrentar tanto la Organización Política del Pueblo y los Trabajadores, resultante de la unidad entre el Sindicato Mexicano de Electricistas y otros gremios y organizaciones de la izquierda de México, como las organizaciones estudiantiles integrantes de #YoSoy132.
 
Es urgente e indispensable dar vida a una gran movilización política, pluralista y no partidaria para difundir y dar forma concreta a una alternativa programática anticapitalista.

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