Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 26 de junio de 2012

Arturo Montiel, su alcoholismo y los silencios sobre su fortuna

Arturo Montiel, su alcoholismo y los silencios sobre su fortuna


El exgobernador Arturo Montiel y su esposa Maude Versini. Foto: Gustavo Graf
El exgobernador Arturo Montiel y su esposa Maude Versini.
Foto: Gustavo Graf
Maude Versini Lancry, exesposa de Arturo Montiel, denuncia que el exgobernador sigue demorando la entrega de sus hijos pese a que ya existe una resolución judicial para que se los devuelva a su madre. Entrevistada por la corresponsal de Proceso en París, Anne Marie Mergier, revela que a partir de 2005, cuando la prensa difundió indicios de su inexplicable fortuna, el mandatario mexiquense se tiró al alcoholismo, “uno de los factores que hizo imposible la vida en común”. Además, dice, hace un año fue detenido en Miami por una riña callejera. Sin embargo, Versini enmudece cuando se le cuestiona sobre el origen de la fortuna de Montiel, quien es tío, impulsor y protector del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, que por cierto ni siquiera le contestó una petición de ayuda.
PARÍS (Proceso).- “Nunca me imaginé que Arturo Montiel Rojas hubiera podido caer tan bajo. Me faltan palabras para calificar las pruebas que nos está imponiendo a mis hijos y a mí. Lo más insoportable es lo que inflige a sus propios hijos. Es cruel, inhumano, perverso y vil. Por si eso fuera poco, su desaire para con las autoridades judiciales francesas y mexicanas es aberrante y simplemente insostenible para un político de tan larga trayectoria que, en su tiempo, aspiró a la Presidencia de la República.”
La voz de Maude Versini Lancry es tajante, su mirada endurecida. El enojo parece irreprimible. Adelgazó mucho desde su primera entrevista con la reportera, el 26 de enero pasado.
No es para menos. Lleva una batalla judicial muy ardua para recuperar a los tres hijos que tuvo con Arturo Montiel Rojas, a quienes, afirma, el exgobernador del Estado de México “tiene secuestrados desde hace seis meses”.
Esa disputa legal empezó a principios de enero, cuando Montiel acusó a Versini y a su actual esposo, Philippe Lancry, de maltratar a los gemelos Adrián y Sofía, de ocho años, y Alexi, de seis y quien padece autismo.
El político mexiquense exhibió la resolución de un juez de Metepec que le otorgaba la custodia provisional de los menores como justificación para negarse a devolverlos a Versini. Desde entonces ella sustenta una doble acción judicial, en París y en México (Proceso 1839, 1841 y 1848) para que se respete el acuerdo que firmaron los dos excónyuges cuando se divorciaron en 2006, el cual otorga la custodia de los vástagos a Versini y estipula que deben pasar dos meses de vacaciones con su padre: todo julio, 15 en diciembre y otros 15 en la Semana Santa.
Maude Versini saca una carpeta de su bolsa y la coloca en la mesa de la cafetería donde citó a la reportera en el barrio de París donde radica. La abre y escoge varias hojas.
Bebe un sorbo de té y, casi sin darse tiempo para respirar, lee la resolución que dictó el pasado 29 de mayo la juez Guadalupe Escalona Valdez, del juzgado tercero civil de primera instancia de Lerma, Estado de México. En resumen, el documento exige el regreso inmediato de sus tres hijos a Francia y rechaza tajantemente la pretensión de Arturo Montiel de quedarse con los niños:
Fue fundada y procedente la solicitud de restitución internacional de menores instada por Maude, Marie, Laure … Versini a través de la Dirección General de Protección a Mexicanos en el Exterior. (…) El requerido Arturo Montiel Rojas no justificó las excepciones opuestas en su escrito de oposición a la restitución. (…)
Se ordena la restitución inmediata de los menores Adrián, Sofía y Alexis, de apellidos Montiel Versini, a la ciudad de París, Francia, por lo tanto se decreta que la autoridad central en México, representada por la Secretaría de Relaciones Exteriores, realice todos los trámites administrativos necesarios que sean conducentes a fin de lograr y permitir la salida legal de los menores en conjunto de este país y su entrada legal a París, Francia. En cuyo caso el requerido Arturo Montiel Rojas deberá solventar los gastos necesarios para ello.
Se le requiere a Arturo Montiel Rojas a fin de que el día y hora que sea señalado de ejecución del siguiente fallo presente en el lugar que ocupa ese juzgado a los menores Adrián, Sofía y Alexis Montiel Versini a fin de ser entregados de manera inmediata a la requirente o por conducto de la autoridad central o en su caso por conducto del procurador de la defensa del menor y de la familia.
Maude Versini respira hondo y agrega:
“Usted puede constatar que el 29 de mayo gané ese juicio de restitución de mis hijos que se celebró en el marco de la Convención de La Haya, firmada por Francia y México. En ese caso el Poder Judicial del Estado de México actuó con apego a la ley. Es la segunda vez en tres meses que se reconoce mi inocencia tanto en México como en Francia.”
Mira fijamente a la corresponsal:
“Tal como se lo explicó mi abogado francés, Philippe Bouchez el Ghozi (Proceso 1848), el pasado 5 de marzo la justicia francesa desechó la demanda contra mí y contra mi actual esposo, Philippe Lancry, por niñeras mexicanas contratadas por Arturo Montiel Rojas. Obedeciendo las órdenes de su patrón, estas personas que vivían bajo mi techo supuestamente para cuidar a Adrián, Sofia y Alexi, nos acusaron de malos tratos a menores de edad ante la policía judicial francesa.
“La Brigada de Defensa de los Menores llevó una investigación de nueve meses sin encontrar el menor elemento en contra de nosotros. El Tribunal de Gran Instancia de París ordenó, por lo tanto, el sobreseimiento del caso. Mandé ese dictamen a mi abogada mexicana, Marissa Mosso Celaya, del bufete Mosso Abogados, que lo incluyó en mi expediente y me aseguró que esa decisión de la justicia gala había consolidado mi posición frente a Arturo Montiel Rojas.”
–¿Entonces por qué los niños no están con usted en París?
–Porque, con el cinismo que lo caracteriza, Arturo Montiel Rojas se da el lujo de burlarse de todo y de todos, incluso de sus propios compromisos públicos. Como bien recordará, el pasado 6 de febrero tanto en el portal de Proceso como en la revista impresa se publicó la respuesta de Arturo Montiel a la entrevista que sostuve con usted en enero. En esa carta él afirmó textualmente: “Es ante las propias autoridades francesas y mexicanas, a las que respeto y me acojo, instancias a las cuales debe responder mi contraparte”.
“Es una frase mal construida gramaticalmente pero que tiene por lo menos el mérito de ser explícita –comenta Versini–. Estas dos instancias a las que se ‘acoge y respeta’ se pronunciaron a mi favor, dejando en claro que no existía prueba alguna de maltrato a mis hijos y, sin embargo, Arturo Montiel no acata su veredicto. ¿Qué pasó con ese respeto para la justicia mexicana y francesa que tanto pregonaba en Proceso y en otras declaraciones públicas?”
–¿No acató la decisión del tribunal tercero civil de primera instancia, que le ordena restituirle a sus tres hijos?
–Por supuesto que no. El 29 de mayo, cuando dio a conocer su fallo la juez Guadalupe Escalona Valdez, precisó también que el señor Montiel tenía 10 días para apelar. Así lo estipula la ley. Sus abogados esperaron hasta el 12 de junio por la tarde, es decir, hasta la última hora del último día, para apelar. Fue maquiavelismo puro. Me ilusioné mucho, pensé que iba a acogerse a la justicia mexicana, tal como lo había declarado, pero no lo hizo.
Corrupción, depresión, alcoholismo
Maude Versini bebe otro sorbo y confía:
–El 29 de mayo yo estaba en México. Asistí al juicio.
–¿En esa ocasión vio a Montiel?
–No. Desde que secuestró a mis hijos no da la cara. Vino una sola vez al tribunal. Fue el 24 de abril, durante la primera audiencia, cuando los abogados de ambas partes se presentaron ante la juez. Se quedó cinco minutos. Explicó que actuaba por el bien de los niños y se fue, dejando a sus abogados con el juez.
–¿Cuántas audiencias hubo?
–Tres más: una el 10 de mayo. Sólo estuvieron presentes sus abogados. Pidieron que se aplazara la audiencia.
–¿Qué argumentaron?
–Que las autoridades francesas y mexicanas no les habían hecho llegar documentos que necesitaban. Se dio una tercera audiencia el 24 de mayo. En esa ocasión mi madre y mi hermana viajaron a México. Pensábamos que la juez podía dejar entrever un fallo a mi favor. Arturo Montiel tampoco acudió a esa audiencia. Sus abogados presentaron un amparo y de nuevo se atrasó todo el proceso.
–El convenio de La Haya estipula que el cónsul general de Francia puede asistir a esas audiencias. ¿Lo hizo?
–El 24 de mayo, por motivos que no me quedaron muy claros, se le impidió el acceso a la sala de la audiencia. Estaba furibundo. Mi madre y mi hermana pasaron varios días en México esa vez. Pidieron a Gerald Martin, el cónsul general de Francia, que les organizara un encuentro con mis hijos. Arturo Montiel les negó esa posibilidad.
–¿Usted sí logró verlos durante esa estancia en México, a finales de mayo?
–Jamás. La noche del día 29 llamé a Montiel. Quería ponerme de acuerdo para ver a mis hijos. Me contestó cosas incoherentes.
–¿Incoherentes?
–Estaba ebrio. No se le entendía casi nada. Antes de colgar logró, más o menos, decirme que me llamaría al día siguiente. Nunca me llamó. Pasé una semana en México. Lo llamé no sé cuántas veces al día para suplicarle que siquiera me dejara abrazar a mis hijos. Llevo seis meses sin verlos. Siempre me tropecé con su contestadora.
–¿Usted habló con la juez al respecto?
–Por supuesto que sí, pero ella no pudo hacer nada. Le tocaba esperar primero que acabara el plazo de 10 días que tenía Montiel para apelar. No podía ordenar antes que se ejecutara su resolución.
“Sin embargo, (la juez) se portó con mucha elegancia. Actuó un poco como mediadora. Ofreció su propia oficina del tribunal de primera instancia para que yo pudiera tener un encuentro con Montiel. Mi meta era fijar con él una agenda de visitas a mis hijos.
“La juez no tenía obligación alguna de hacer eso, pero tomó esa iniciativa porque midió mi desesperación. Se decidió que nos viéramos Montiel y yo el 4 de junio. Ese día él no apareció en la oficina de la juez y no pude ver a mis hijos. En realidad Montiel lleva seis meses escondiéndose.”
–¿Usted está segura de que Montiel estaba ebrio el 29 de mayo, cuando lo llamó por teléfono? Quizás simplemente estaba molesto por haber sido condenado a restituirle a sus hijos.
–No olvide que viví cinco años con él. Lo conozco muy bien. Cuando le toca enfrentar situaciones graves tiende a refugiarse en el alcohol.
–¿Es alcohólico Arturo Montiel?
–Siempre le gustó echarse sus copas.
–En nuestra entrevista de enero usted habló de la profunda depresión que sufrió el exgobernador a finales de 2005, a raíz del escándalo de corrupción en el que se vio envuelto.
–Pasó, efectivamente, por una tremenda depresión que empeoró con el abuso de los tragos. Durante varios meses viví un infierno. Fuera de la casa había reporteros por doquier que nos acosaban mientras la clase política se desataba. En casa Montiel mezclaba antidepresivos con licores fuertes.
–¿En algún momento amenazó la integridad física de usted?
–Dos veces, una de ellas en presencia de mi madre.
–¿Pidió auxilio a los representantes diplomáticos franceses?
–Nunca. No sé de dónde Jorge Castañeda sacó ese chisme que publicó en su libro La diferencia, pero es absurdo.
–¿Fue el alcoholismo el principal motivo de su divorcio?
–Fue uno de los motivos. Era peligroso y malsano para los niños y para mí. No se puede criar a niños en semejante ambiente. Por eso me indigna verlo jugando el papel de padre protector desde diciembre.
Versini saca otra hoja de la misma carpeta. La mira, reflexiona unos segundos y de repente explica:
–En julio del año pasado Montiel se llevó a los niños de vacaciones a Miami. Me enteré de que había sido detenido por la policía durante esa estancia en Florida. La policía lo agarró totalmente borracho, peleándose con otras personas en la vía pública. Pasó varias horas en la cárcel de Key Biscayne, que pertenece al condado de Miami Dade. Eso ocurrió el 29 de julio de 2011. Sus abogados tuvieron que llegar corriendo para sacarlo de ese mal paso y pagar una fianza para que recobrara su libertad.
Versini entrega a la corresponsal una ficha policial (mugshot) de Arturo Montiel bajada de internet. Es el registro que la policía de Florida le tomó al exgobernador mexiquense cuando ingresó a la mencionada prisión. Se aprecian sus datos. Edad: 67 años. Fecha de su detención: 07-29-2011. Motivo del arresto: Disorderly conduct/ breach of the peace (conducta irregular y alteración del orden).
Precisa Versini:
“Mi abogada tiene el informe completo de todo ese asunto judicial que se prolongó hasta noviembre de 2011. Basta consultar la página web de la Corte de Justicia de Miami Dade para corroborar lo que estoy diciendo. No me hizo gracia saber que mis hijos estaban solos con su nana mientras su padre se agarraba a trompadas con desconocidos en las calles de Miami. Ya no se tiene acceso a ese mugshot: Montiel contrató a una empresa suiza cuya especialidad es borrar toda huella de documentos en internet.
El código de silencio…
y la llamada
–Volviendo a la audiencia del pasado 29 de mayo, ¿qué argumentaron los abogados de Arturo Montiel para apelar la decisión de la juez Guadalupe Escalona Valdez?
–El señor Montiel quiere que se interrogue a los niños durante la audiencia. ¡Es lamentable! Tengo ahora copias del video del interrogatorio de mis tres niños por el juez de Metepec. Fue una farsa siniestra. Ese juez del Estado de México, quien violó mis derechos constitucionales al no oír mi versión de los hechos, entrevistó a mis hijos, todos juntos, sin que estuviera presente personal competente para intervenir con menores de edad. El video muestra claramente que ese personaje se limitó a escuchar cómo mis chiquitos recitaban las lecciones que les había enseñado su padre.
La señora pide otro té y sigue su relato:
–También vi otro video filmado en casa de Montiel. Les pidió a nuestros hijos que comentaran el “testimonio” de una de las nanas espías que me impuso en mi departamento parisino. Es horroroso. Se oye claramente la voz de Montiel que dice: “Bueno, niños, ¿ya entendieron bien lo que tienen que decir? Ándenle, lo van a lograr”.
–¿Permite la Convención de La Haya que se interrogue a niños tan pequeños?
–Lo acepta “siempre y cuando hayan alcanzado una edad en que resulte apropiado tener en cuenta sus opiniones”. Yo considero que Adrián y Sofía no tienen la edad ni el grado de madurez para dar testimonio legal. No entienden lo que está sucediendo entre sus padres. En cuanto a Alexi, su autismo no permite que se le imponga esa prueba.
La entrevistada se queda callada un momento. Su rostro se tensa. Confiesa:
“Todo eso me dio asco. ¿Se da cuenta? No me cabe en la mente que un padre sea capaz de infligir un lavado de cerebro tan innoble a sus propios hijos… Se trata de chiquitos de ocho años, influenciables; Alexi tiene sólo seis, es un niño frágil. Los obliga a decir mentiras sobre su madre. Son métodos infames que van a dejar huellas psicológicas profundas y sumamente dañinas en la mente de mis hijos. Montiel pretende destrozar la imagen que ellos tienen de mí. Es monstruoso. Nunca me imaginé que ese señor llegara a ser tan vil”.
–¿Qué se puede esperar de un hombre que golpea a su esposa?
–Nunca me imaginé que su egoísmo y su amor propio herido lo llevarían a causar tanto daño a sus propios hijos. Hasta su caída política en 2005, Montiel era un ser sensible, generoso, noble…
–Quizá en lo privado, pero como gobernador del Estado de México nadie lo recuerda por su sensibilidad o su generosidad.
–El hombre privado y el hombre público eran seres distintos.
–¿No la perturbó esa dicotomía?
Silencio de Maude Versini.
–Usted sabe que la campaña presidencial en México es más candente que nunca. Agarra cada día mas fuerza el movimiento estudiantil #YoSoy132.
–Lo sé.
–El punto de partida de ese movimiento se dio durante la visita del candidato presidencial del PRI, Enrique Peña Nieto, a la Universidad Iberoamericana. Los estudiantes recordaron la muerte de uno de sus compañeros durante la represión de Atenco.
–Lo sé.
–En Atenco la gente protestaba contra la construcción de un aeropuerto, negocio en el que Arturo Montiel tenía intereses. La represión que se desató fue terrible. ¿Cómo se sintió cuando se enteró de que algunos policías violaron a mujeres que defendían sus derechos ciudadanos?
Esta vez el silencio de Versini se prolonga más.
–En un mitin de #YoSoy132 el escritor Paco Ignacio Taibo II habló de la corrupción del PRI y entre otros ejemplos citó a Montiel. Afirmó que había comprado tres castillos en Francia. El video tiene un amplio eco en YouTube. ¿Nos podría hablar de estos castillos y de los bienes que su exesposo acumuló en México y en el extranjero?
–Usted me está llevando a un terreno que no me gusta.
–¿No cree que los ciudadanos mexicanos tienen derecho a saber cuál es el estado de la fortuna de los funcionarios públicos?
Otro silencio de Maude Versini.
–¿No le dio curiosidad conocer el origen de la fortuna del hombre con quien se casó?
–Arturo Montiel Rojas administraba solo sus bienes. No me involucró en eso.
–¿No sabe si compró castillos en Francia?
–Durante nuestros años de vida común compró el departamento en París, que me dejó cuando nos divorciamos. Nunca se habló de castillos. No sé si los habrá comprado después de nuestro divorcio. Lo dudo. En México puso la casa de Valle de Bravo a mi nombre. De hecho me la regaló.
–¿Qué pasa con ella ahora?
–Compartíamos la propiedad de esa casa y la del departamento de París. Cuando nos divorciamos hicimos un intercambio: él se quedó con toda la casa y me quedé con todo el departamento.
–Arturo Montiel tiene también una casa en España.
–No sé nada al respecto.
–En nuestra primera entrevista usted habló del disgusto que le inspiraba el medio político en el que se movía Montiel. Por muy apartada que estuviera de ese medio, usted es suficientemente lúcida como para haberse enterado de hechos graves y suficientemente inteligente para atar cabos.
Versini vuelve a refugiarse en el silencio.
–En enero usted le escribió a Enrique Peña Nieto para pedirle que interviniera en su favor. ¿Le contestó? ¿La ayudó?
–No tengo nada que reprocharle a Peña Nieto. Nos tratábamos con respeto cuando se desempeñaba como secretario de Arturo Montiel. Mi amistad en realidad fue con Mónica, su esposa fallecida. Fue la primera persona que me manifestó afecto en ese entorno mexicano tan nuevo para mí.
–¿Contestó Peña Nieto a la carta que le mandó a principio de año?
–No.
–¿Cómo interpreta su silencio?
–No lo interpreto. A mí sólo me interesa recuperar a mis hijos. La directora de su escuela en París me acaba de decir que corren el riesgo de reprobar su año escolar. Eso me aflige. La juez me explicó que si la justicia mexicana desecha su apelación, Montiel todavía tiene la posibilidad de presentar un amparo. De todos modos acabará acorralado para devolverme a los niños, y lo sabe. Por eso quizá se encierra en la maldad. Desde el pasado 10 de mayo impide que me comunique con mis hijos.
–¿No puede llamarlos por teléfono?
–No tengo un número al cual llamarlos. Sólo tengo el celular de Arturo Montiel, que nunca me toma las llamadas.
–¿No puede intervenir el Consulado de Francia?
–Lo hace. En vano.
Versini saca otro documento de su carpeta. Es la impresión del correo electrónico que acaba de enviar al cónsul general Gerald Martin para reiterarle su petición de que tramite un derecho de visita a sus hijos. Hasta el cierre de esta edición Martin no había recibido respuesta de los abogados de Montiel.
Dice Versini: “Montiel está totalmente inmerso en esa cultura de la impunidad que prevalece en el medio político mexicano. Sigue pensando que está más allá de las leyes”.
–Y hasta cierto punto usted sigue respetando la ley del silencio que prevalece en ese medio.
–Digo lo que tengo que decir.
Versini guarda sus documentos en la gruesa carpeta, que desaparece en su bolso. Se despide cortésmente.
u u u
El jueves 21 por la noche, cuando la corresponsal terminaba de redactar la entrevista, Maude Versini le llamó por teléfono. Estaba a la vez emocionada e intrigada. Por primera vez en seis semanas Arturo Montiel le había permitido que se comunicara con sus hijos.
“Qué extraño –comentó–, el 26 de enero tuvimos que interrumpir nuestra primera entrevista porque Montiel me había llamado a mi celular después de días de silencio. Y ahora pasa casi lo mismo.”

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