Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 29 de junio de 2012

México SA- Elecciones y pueblos indígenas- El Correo Ilustrado

México SA
Petrolíferos: al abordaje
Refinar no es negocio
Dependencia y saqueo
Carlos Fernández-Vega
 
Que las refinerías no son negocio y, por lo mismo, sería un grave error construir ese tipo de plantas en territorio nacional y una injustificada pérdida de recursos públicos, gritan a coro los insistentes promotores de la privatización petrolera. Pues bien, que griten todo lo que quieran, pero si ingresos por 112 mil millones de dólares en tan sólo seis años no son negocio, entonces qué lo es. Lamentablemente el negocio real no es para México, pues esa voluminosa cantidad de dinero la perdió el país ante la rotunda negativa del gobierno calderonista (quien en este sentido siguió la línea marcada desde el sexenio de Miguel de la Madrid) de revertir la creciente dependencia del exterior en materia de petrolíferos por medio de la construcción de cuando menos una refinería.
 
La terrible noticia dice así: “la falta de infraestructura para refinar los petrolíferos que consume el mercado nacional, particularmente gasolinas automotrices, le ha costado al país 112 mil 569.2 millones de dólares, además de una cantidad superior a 511 mil millones de pesos en subsidios durante el actual gobierno. Con base en informes oficiales, el actual gobierno federal gastó 53 por ciento de los ingresos por exportaciones petroleras en la compra de un volumen cada vez mayor de combustibles automotrices que alcanzó su máximo nivel histórico en octubre del año pasado, con 467 mil 400 barriles diariamente, es decir, más de 74.3 millones de litros, suficientes para llenar al tope el tanque de 18.5 millones de automóviles cada día.

“Esas compras representaron un gasto promedio para el gobierno mexicano cercano a 2 mil 500 millones de dólares mensuales. Ese aumento en las importaciones de gasolinas coincidió con la más baja producción de gasolinas de décadas recientes, con un promedio de apenas 367 mil 100 barriles por día, es decir, poco más de 58 millones de litros. La falta de capacidad para refinar crudo y la falta de decisión que hubo para ampliar la infraestructura correspondiente permitieron que los beneficios se hayan concentrado en un limitado grupo de empresas petroleras, entre las que se encuentran algunas de las más grandes del mundo, con las que se mantienen contratos de compra de las gasolinas, según fuentes de Pemex. Trasnacionales como Shell, Exxon, la venezolana Citgo Petroleum Corporation (filial de PDVESA, pero constituida legalmente en Estados Unidos) y la también estadunidense Valero Energy Corporation concentran alrededor de 75 por ciento de las compras de gasolinas que se consumen en México. Sólo dos petroleras, la estadunidense Exxon y la anglo-holandesa Shell, le venden a México más de la mitad de las importaciones de combustibles automotrices, bajo el argumento de que ‘se compra al que ofrezca el precio más barato’”. Las compras de gasolinas por Pemex se concentran en 60 por ciento en el mercado estadunidense y otro 20 por ciento se adquiere en compañías europeas (particularmente Shell)” (La Jornada, Víctor Cardoso).

De ese tamaño es el enorme negocio que México representa para las refinería extranjeras (estadunidenses, principalmente), es decir el no negocio que dicen los jilgueros privatizadores. México acumula 33 años sin construir una refinería. La más joven del sistema data de 1979, y a estas alturas ya no da para más. Con Calderón en Los Pinos, la capacidad refinadora del país ha ido en declive, y los precios de los petrolíferos en riguroso sentido contrario. Nadie movió un dedo para evitar la creciente cuan veloz dependencia externa de petrolíferos. A la urgente necesidad de construir nuevas refinerías, los cinco gobiernos neoliberales respondieron con remodelaciones, actualizaciones y modernizaciones de las plantas existentes, pero tardaron tanto en concluir los reacomodos, que a la hora de reinaugurarlas de nueva cuenta resultaron obsoletas. Además, decidieron cerrar (Carlos Salinas) la refinería de Azcapotzalco en 1993, sin remplazarla (en su lugar construyeron un parque ecológico, que a medio terminar inauguró Calderón 18 años después del citado cierre).
Por si fuera poco, en marzo de 2008 (y años subsiguientes, porque la prometió en cuatro distintas ocasiones, como si fuera algo novedoso; será, dijo, la obra más importante del sexenio, y por saliva no paró) el propio Calderón anunció la construcción de la refinería Bicentenario, de la que, cuatro años después, ni siquiera se ha terminado de construir la barda perimetral, es decir, el muro que delimita el terreno donde, eventualmente, alguna día se construiría (en Tula, Hidalgo), sin olvidar que a los hidalguenses los dejó colgados con una deuda cercana a mil 500 millones de pesos por la adquisición de los terrenos en donde, se supone, se ubicaría la nueva planta industrial.

Otro ejemplo del derroche gubernamental es la modernización de refinerías, como en el caso de la Lázaro Cárdenas, en Minatitlán, Veracruz (la más vieja del sistema, en funcionamiento desde 1906): el inicio formal de su reconfiguración fue anunciada por Vicente Fox el 12 de mayo de 2003, con un presupuesto de mil 600 millones de dólares (17 mil millones de pesos al tipo de cambio de esa fecha) y la obra concluiría en diciembre de 2007; con esta inversión, se prometió, la capacidad de refinación se incrementaría de 186 mil a 350 mil barriles diarios. Pasó el tiempo, y por fin el 26 de julio de 20011 Felipe Calderón dio por oficialmente concluida tal reconfiguración, aunque con algunos cambios: la inversión total superó los 3 mil 500 millones de dólares (48 mil millones de pesos al tipo de cambio actual), y la capacidad de refinación se redujo a 285 mil barriles diarios. Así es: el tiempo utilizado para reconfigurar la planta duplicó al estimado originalmente: el presupuesto creció 120 por ciento con respecto al anunciado por Fox, y la capacidad de refinación se redujo casi 20 por ciento en comparación con la anunciada.

Lo anterior es una muestra adicional del desastroso manejo de los recursos públicos, pues con los citados 112 mil millones de dólares se podrían construir cinco refinerías de gran capacidad, y sobraría la mitad, amén del ahorro en lo que el gobierno llama subsidios a la gasolina. Si cada uno de los cinco gobiernos neoliberales hubiera construido una refinería, hoy México no sólo sería autosuficiente en petrolíferos, sino que se habría convertido en un gran exportador, o lo que es lo mismo, le habría dado valor agregado a su oro negro. No lo hicieron, desde luego, pero sí se esforzaron en concretar la privatización del sector, y a pesar de los notorios avances que lograron en tal sentido, también en eso fracasaron, hasta ahora.
Elecciones y pueblos indígenas
Francisco López Bárcenas
 
Este primero de julio, cuando los miembros de algún pueblo indígena de México que acudan a elegir al próximo presidente de la República, para renovar el Poder Legislativo, o para algún otro cargo en los poderes locales, lo harán conscientes de que durante sus campañas ninguno de los candidatos a esos cargos profundizó en propuestas que atiendan las demandas y aspiraciones de nuestros pueblos. La candidata del Partido Acción Nacional los ignoró completamente; el del Partido Revolucionario Institucional se refirió a ellos prometiendo seguir proporcionándoles asistencialismo –es decir, menos de los mismo–, mientras el del Movimiento Progresista por un lado fijó postura en favor de sus reclamos, al mismo tiempo que se pronunciaba por continuar con algunos megaproyectos contra los que éstos luchan, porque violan sus derechos y atentan contra su futuro.

Muchos son los ciudadanos que se preguntan por qué tendrían que pronunciarse los candidatos por los pueblos indígenas y hay varias formas de responder a esta interrogante. Una de ellas es que los pueblos indígenas existen y tienen derechos reconocidos, que hasta ahora el Estado no ha respetado, por lo que vale la pena saber qué piensan los próximos funcionarios. Oficialmente en México existen 62 pueblos indígenas y sus integrantes representan al menos 10 por ciento de la población mexicana, un porcentaje nada despreciable en términos de votos –que es lo que a los candidatos, y a los partidos que los postulan, les interesa–, pero sobre todo porque estos pueblos son en gran medida los dueños de una parte importante del territorio nacional, y de los recursos naturales en ellos existentes, y cada uno de ellos tiene su propia cultura, a través de la cual forja su propia forma de ver el país y su futuro, el del país y el de ellos.

Justo por no atender esta situación, en la actualidad diversos pueblos indígenas luchan contra el Estado y empresas de diverso tipo, que con su actuar violentan sus derechos. Entres las luchas que más sobresalen se cuentan las que enfrenta a las empresas mineras, las que buscan privatizar el agua, los bosques y la tierra, las que no les permiten pescar en los mares adyacentes a sus asentamientos para obtener sus alimentos, o las que invaden sus territorios para aprovechar la fuerza eólica y producir energía que a ellos no los beneficia en nada. Se trata de proyectos cuyo denominador común es el despojo del patrimonio de los pueblos indígenas. Pero no son los únicos. Junto a ellos existen otras luchas que buscan construir gobiernos y sistemas de seguridad propios ante la incapacidad del Estado para brindarla. En síntesis, mientras los partidos pelean por hacerse del poder, los pueblos luchan por su autonomía.
En las actuales circunstancias políticas del país las elecciones por cargos públicos y la lucha por la autonomía son dos caminos con rumbo distinto, que difícilmente tienen punto de encuentro, porque la estructura actual del Estado, de la cual las elecciones renovarán a los funcionarios y representantes populares, impide el ejercicio pleno de los derechos por los que luchan los pueblos indígenas. Muchos no entienden esta situación, por eso se sorprenden de que los pueblos no tengan un pronunciamiento expreso sobre las elecciones, y más específicamente, que no se inclinen a favor de un candidato en particular; pero los pueblos que luchan por sus derechos saben que cualquiera que gane ellos tendrán que seguir luchando por sus derechos. Tampoco es lo mismo que gane cualquiera, pero para decidir sobre eso no ven necesario tomar postura pública.

Por eso lo más seguro es que este domingo, al emitir su voto, los ciudadanos que forman parte de los pueblos indígenas emitan votos diferenciados. Muchos votarán por el candidato del Movimiento Progresista para la Presidencia de la República, pero esos mismos electores seguramente votarán en contra de algunos candidatos a diputados de esa misma coalición política, pues en varios casos son los que se oponen a sus luchas. Otros seguramente no votarán, decepcionados de las maneras en que se eligieron los candidatos, su falta de propuestas o su desinterés por sus luchas. Finalmente, no faltarán quienes lancen encendidas proclamas a la clase política exigiendo, en nombre de los pueblos indígenas, espacios dentro de la burocracia estatal. Allá ellos y quienes los escuchen. Porque los pueblos indígenas van por otros rumbos.

El Correo Ilustrado
Cuestionan el uso de lápiz para marcar la boleta
 
Es increíble que estamos a días de las elecciones y que aún mucha gente ignore los cambios realizados por el IFE, especialmente la decisión de usar lápiz para marcar la boleta.
 
Dicen que no es un lápiz común y corriente, sino que no se borra. Cómo es eso posible. He visto un video en el que se hace una prueba con esos lápices y por supuesto que se borran.

No comprendo a quién pretenden engañar. Todo parece indicar que tienen más que listo el proceso a seguir para cometer fraude (otra vez). Es una ofensa a la inteligencia de los mexicanos. Cómo pueden salir a decir que no hay probabilidad de fraude cuando pretenden usar lápices.

He leído que será válido llevar nuestro propio material para votar (pluma, plumón, etcétera). Llevaré un plumón, pero es indignante que la gente no lo sepa. El próximo primero de julio acudirán a votar como es usual y se llevarán la sorpresa de encontrar un lápiz. Es necesario que hagamos llegar esta información al mayor número de personas posible para que lleven plumón para votar. No permitamos que los ciudadanos acudan desinformados a tomar una decisión de la cual depende el futuro de este país.
Giovanna Antonio


Precisiones de la STPS sobre mina El Monito
En relación con la nota publicada el 27 de junio en torno al deceso de tres personas en el interior de la mina de mercurio El Monito en la comunidad de Plazuela, municipio de Peñamiller, Querétaro, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) desea compartir con sus lectores las siguientes reflexiones:

1. La STPS lamenta profundamente el accidente en el que perdieron la vida tres personas en el interior de la mina cuyo título de concesión fue expedido el 29 de junio de 2011 y extiende sus más sentidas condolencias a los deudos.

2. Es preciso aclarar que las personas que perdieron la vida en el interior de la misma no eran trabajadores, ya que uno de ellos era cotitular de la concesión para la explotación de la mina, quien junto con su hermano y un acompañante ingresaron al interior donde presumiblemente fallecieron por asfixia al inhalar el gas expedido por el motor de combustión interna de una bomba que utilizaban para desalojar el agua que la inundaba.

3.- La STPS, conforme a sus atribuciones, y con la finalidad de promover centros de trabajo más seguros, continuará vigilando el cumplimiento de las normas de seguridad e higiene en aquellas empresas de jurisdicción federal en las que existe una relación de trabajo, particularmente en aquellas que presentan un alto grado de siniestralidad o cuyas actividades son consideradas peligrosas, como es el caso de la minería.
Alberto Lozano, director general de Comunicación Social de la STPS

Exigen respeto para decisión de Cherán K‘eri
Las organizaciones e individuos abajo firmantes hacemos un llamado a que este primero de julio sea respetada la decisión que ha tomado la comunidad de Cherán K’eri, desde el 15 de abril de 2012, de mantenerse al margen de las elecciones federales. Reprobamos cualquier intento de vulnerar el derecho histórico de los pueblos indígenas a la autonomía y a su libre determinación. Responsabilizamos a los partidos políticos, al gobierno federal y estatal por cualquier acto de provocación que ponga en riesgo la integridad física de los comuneros y el territorio de la comunidad purépecha de Cherán K’eri.
Raúl Zibechi, John Holloway, Ana Esther Ceceña, Claudia Korol, Gilberto López y Rivas y muchas firmas más

El primero de julio la historia nos llama
Amigos, en esta semana histórica el día más importante llegó. El primero de julio lleguemos temprano a las casillas, a las 7 am, antes de que llegue el aparato electoral de Elba Esther Gordillo. Por la razón de que el IFE tiene una norma llamada prelación, que es cuando los funcionarios de casilla llegan retrasados y son remplazados por otras personas que llegan muy temprano a formarse en la fila. Que no suceda eso. ¡La historia nos llama a gritos!
El sábado me duermo a las 21 horas para despertar muy temprano, desayunar ligero y llegar a mi casilla muy temprano, atento, de buenas, activo, promovente y productivo.
Ojo ciudadano, si fuiste sorteado para funcionario de casilla y si tomaste la capacitación, llega temprano a tu casilla, no le dejes tu lugar a la mapachada, porque ellos sí saben aprovechar la ausencia, la apatía, la impuntualidad de algunos ciudadanos.
Mónica Bello

Invitaciones
Elecciones bajo la lupa
El Círculo de Estudios Centro Histórico invita a la conferencia La observación internacional de las elecciones, presentan: María García y Alfredo López Durán. Hoy a las 19 horas en Tacuba 53, a media cuadra del Metro Allende, entrada libre. Informes: 044 55 27 06 40 84.
Celebra Tadeco 30 años
Tadeco, el taller de la comunidad, presenta tres obras en escena: La insoportable brevedad de ser 2, los viernes a las 20 horas, y Riverside Drive, los sábados a las 19:30 horas. Este domingo no se presentará Romanza cruel.
Foro El albergue del arte, en Alberto Zamora 32, colonia Villa Coyoacán. Informes y reservaciones: Tel. 5554 6228. Entrada libre.

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