Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 27 de junio de 2012

DINERO-El operativo secreto de Televisa - Final y principio- MEXICO, S.A.

Dinero
Miserable, responde el PAN a Fox
El operativo secreto de Televisa
Monex, Frontera Televisión
Enrique Galván Ochoa
 
       En la víspera de su inevitable derrota electoral, el PAN se agrieta. La disputa entre Fox y Calderón cobra dimensiones de pleito callejero, de mal gusto. En una entrevista con el diario El País, de Madrid, Fox descalificó los supuestos logros de Calderón en materia de empleo y desarrollo económico, así como el que haya sacado al Ejército a las calles en su guerra contra el narcotráfico. Confirmó su adhesión a Peña Nieto. Ayer recibió respuesta, por conducto del vocero del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Javier Lozano. Escupió sobre el que antes llamaron héroe de la democracia todos los calificativos imaginables: miserable, mercenario, cínico, cobarde, convenenciero, porro de Peña Nieto, irresponsable, torpe e ingrato. (Chispas, ¿hasta hoy se dieron cuenta de la fichita que llevaron a la presidencia?) El vocero Lozano (también porro, por cierto) dijo que los panistas no necesitamos mercenarios de la política en nuestras filas. Ya nos encargaremos de su caso pasando el primero de julio. ¿Qué sigue entonces? El presidente Zedillo se atrevió a meter a la cárcel al hermano Raúl –hoy reinstalado en la comodidad filial– cuando su disputa con el ex presidente Carlos Salinas de Gortari. ¿Se atrevería Calderón a poner tras de las rejas a Fox –cuyas cuentas de varios años no han sido aprobadas por la Cámara de Diputados–, a la señora Marta o a sus hijos, los Bribiesca? A uno de ellos lo buscan los sherifes en Estados Unidos. Es improbable, además ya no tiene tiempo. Zedillo encarceló a Raúl Salinas comenzando su sexenio, no al final. El ganón en la disputa es Peña Nieto: aseguró en Fox y Calderón a dos incondicionales; ambos necesitan que les cubra las espaldas, si gana la presidencia. Lo imparable es el desmoronamiento del PAN. Ya antes ha sufrido divisiones que han dado lugar a la creación de otras agrupaciones. Para allá va.
 
Operativo secreto de Televisa
Lejos de recibir la disculpa que exigió, Televisa fue exhibida nuevamente por el diario británico The Guardian como promotora y financiera de Peña Nieto. Revela ahora que “una unidad secreta de la cadena de televisión dominante en México estableció y financió una campaña para que el candidato favorito, Enrique Peña Nieto, ganase las elecciones presidenciales. La unidad tiene un nombre codificado: handcock”. La corresponsal en México de The Guardian, Jo Tuckman, dice que sus fuentes declararon que una de los líderes del equipo fue Alejandra Lagunes, la entonces directora general de Televisa Interactive Media. Lagunes abandonó más tarde la compañía y se dedicó a ayudar a ganar las elecciones locales de 2011 al sucesor elegido de Peña Nieto como gobernador del estado de México (Eruviel Ávila). Actualmente ostenta el puesto de coordinadora de la estrategia digital y de redes sociales en el equipo de la campaña presidencial de Peña Nieto.

Los millones de Monex
Con protestas formales del PAN y el PRD por el uso de millones de dólares y pesos en la campaña de Enrique Peña Nieto, resulta un sarcasmo que el presidente del IFE, Leonardo Valdés Zurita, convoque a los candidatos a firmar un acuerdo de civilidad por el cual se comprometan por escrito a respetar sus resultados de la elección –cualesquiera que sean. En realidad no es una idea de Valdés Zurita, proviene del Consejo Coordinador Empresarial, que ya tiene la firma de Peña Nieto para incorporar su agenda a lo que sería su programa de gobierno. Tanto el PAN como el PRD denunciaron ante el IFE que el PRI, a través del Banco Monex, del cual supuestamente es accionista el futuro senador Emilio Gamboa Patrón, ha preparado un operativo por el cual repartirá tarjetas de débito (monederos) a los ciudadanos que estén dispuestos a votar por su candidato presidencial. Existe otra denuncia: el empresario mexicano-estadunidense José Aquino, presidente de Frontera Television Networks (FTN), presentó una demanda por fraude ante una corte de Estados Unidos contra varios miembros del equipo de campaña peñista, por la comisión de un fraude por 56 millones de dólares en contratos que se firmaron para publicidad del candidato presidencial en Estados Unidos y no le fueron pagados. Sin embargo, nada de esto pareciera existir. El presidente del IFE quiere que los candidatos firmen de antemano que aceptarán sus resultados. ¿No sería mejor que suspendiera un proceso en el que los dados están cargados?


e@Vox Populi
Asunto: la publicidad en cines
¿Se vale que los dueños de Cinemex y Cinepolis le cobren a uno por ver en sus cines publicidad que ellos cobran a buenísimos precios, la de los partidos políticos, por ejemplo del Partido Verde, que todo mundo rechifla? Se me dice que es algo que aún tiene que ser legislado, como en otros países (que lo que no está prohibido está permitido), y que esa ley podría ser la propuesta de algún candidato actual al Congreso. ¿Por qué ha de pagar uno por ver anuncios con un boleto de 50 pesos en la mano? Señor Ramírez: ¿qué les estás enseñando a tus hijos?
Federico Campbell
R: No será difícil hallar entre los futuros legisladores a alguno que quiera elaborar la propuesta, querido amigo y paisano. Lo complicado será que consiga la aprobación de las dos cámaras. Pero vamos a echarle ganas.
Twitter
Si las encuestas fueran confiables ¿el PRI necesitaría comprar tantos votos?
Twitter: @galvanochoa
FaceBook: galvanochoa
Final y principio
Luis Linares Zapata
H
oy finalizan las campañas electorales. Los días restantes deberán destinarse a la reflexión por parte de los mexicanos para fundamentar debidamente el sentido de su voto. La selección que se haga por alguno de los aspirantes a la Presidencia tendrá ineludible correlato de responsabilidad para cada uno de los sufragistas. Los que rehusaron acudir a las urnas serán, por indiferencia, postura ideológica o franca negligencia, corresponsables con los que apoyaron al ganador de la contienda. Nadie en una decisión de esta catadura se puede sentir excluido de la parte correspondiente por lo que haga o deshaga el futuro gobernante.

        La batalla mediática ha sido también digna de ser considerada una épica colectiva, pero donde la opinocracia llevó franca ventaja. Las oportunidades que le otorgan sus muchos accesos a micrófonos, columnas periodísticas y pantallas televisivas en canales de amplia cobertura, sitúan sus críticas y respaldos en posiciones de privilegio. Afortunadamente, los días de difusión de mensajes, de comentarios, narrativas de color, fieros rechazos (para uno más que para los otros dos bandos) denuncias por doquier y una encuestología galopante y cada vez más cuestionada, también terminan hoy. Lo que sigue en estos tres días, previos al domingo terminal, quedará bajo la aguerrida férula de los aparatos partidarios. Será éste un corto periodo donde, a fin de cuentas, gran parte del triunfo de alguno de los postulantes será definido.

          Atrás quedarán las inducciones de miedos por los sostenedores de la continuidad a cualquier costo. Los abiertos denuestos y embozadas simpatías implicadas en las voces de los muchos proponentes del modelo en boga habrán terminado con su labor de zapa. El espacio público se hundirá, al menos en gran parte, en silencios previstos por la ley. Sin embargo, en las retinas individuales quedarán impresas variadas imágenes de los últimos cierres de campaña de este y los anteriores días. Plazas llenas de cuerpos apiñados, banderas ondeantes, agitados participantes, acaloradas manos ansiosas de saludos y roces, gritos lanzados hacia sus personales adalides seguirán resonando en cada ciudadano. Los ecos de las promesas de alivio batirán los oídos de muchos junto con los anatemas expuestos sin concierto. Las presunciones de algunos que se sienten los mejores serán evaluadas, las de otros que alegan ser los más aptos también pasarán por el sano juicio colectivo para situarlos en su debido lugar. El más honesto será creíble por las garantías que se palparon de un cambio real. El ofrecimiento de un liderazgo democrático sólo se apreciará si va acompañado por una fundamentada oferta para detener la violencia desatada. Todo este universo heterogéneo de acciones, querencias, intereses, sueños y posturas quedará en la trastienda de los millones de compatriotas. Formará, qué duda, el sedimento sobre el cual asentarán su soberana voluntad.
         A partir de mañana los candidatos y sus equipos se sumergirán en los detalles para afinar la que será pieza determinante de todo el proceso. Ese tramo que va, de la disposición ciudadana para cumplir con la cita electoral hasta su arribo a la casilla que recibirá el voto. Un trascendente espacio que se dilata y desenvuelve en incontables peripecias, pasiones, trampas, rituales o reclamos. Antes, durante y en cada momento de tan delicado tránsito, se mezclarán numerosos agentes partidistas de auxilio e inducción, sin olvidarse de los muy conocidos modos de coacción (poner atención al escándalo de Monex). De la eficacia desplegada para facilitar unos y prevenir o evitar los otros dependerá gran parte del triunfo posterior. En medio de este despliegue de los equipos partidarios una pieza es crucial: las determinaciones prácticas para asegurar la libre emisión de los sufragios. Tal cuidado es, sin demérito de toda la secuencia anterior, lo que dará basamento de la legitimidad del puesto público bajo disputa y la gobernabilidad subsecuente. Tan singulares tareas las llevarán a cabo cientos de miles de militantes de todas y cada una de las formaciones contendientes. La capacidad organizativa así desplegada no puede ser desempeñada con timidez, ni carecer del indispensable oficio y respaldo normativo. Los detalles a atender son innumerables y, en muchos casos, se despliegan en fugaces instantes que deben ser capturados para usos posteriores.

          La ruta de la decisión en juego no es una cualquiera. Después de casi tres decenios de conducir los asuntos públicos con apego a un modelo determinado, caracterizado por su marcada injusticia; por la exclusión de las mayorías de las oportunidades de progreso y bienestar; atascado por indignos privilegios para unos cuantos, y por facilitar, con anchísima manga, la entrega de los bienes de todos, ahora se materializa la urgencia de un giro, de un cambio sustantivo en su diseño, práctica y rumbo. Dos son, en el fondo, las alternativas desplegadas ante los electores. Ambas se han ido decantando con precisión, no sólo durante la campaña que finaliza, sino durante un largo, penoso, cruento tiempo antecedente. Una de ellas funde la propuesta panistas con la del PRI: sus afanes continuistas de tan inequitativo modelo de gobierno son idénticos. Sólo las izquierdas coaligadas, abanderadas por López Obrador, afirman las debidas seguridades de iniciar, de inmediato, la ruta hacia un cambio más justo, productivo, pacífico y libre que haga vivible el futuro nacional.

México SA
Fox-Calderón: ni a quién irle
Doce años de rotundo fracaso
Déficit de empleo: 9 millones
Carlos Fernández-Vega
 
         Con ganas de poner en su sitio al neopriísta Vicente Fox, y desmentir las calumnias por él difundidas en torno a la ostentosa ineficacia del gobierno calderonista, el actual inquilino de Los Pinos ordenó a la Secretaría del Trabajo defender al presidente del empleo, y dejar en claro que el guanajuatense fue un sonado fracaso en la generación de puestos de trabajo (entre tantos otros renglones). Y para cumplir cabalmente la orden de su jefe, la citada dependencia del Ejecutivo federal de plano no encontró mejor forma que dispararle en la frente al propio michoacano.
 
         Fox no invirtió mucho para desesperar, una vez más, al inquilino de Los Pinos. Suficiente fue su entrevista con el diario español El País para que Calderón reventara y a sus huestes ordenara la defenestración pública del guanajuatense, quien, por lo demás, no lo requiere por estar más quemado que un cigarro usado. Ahora que lo mejor del caso es que en materia laboral ambos panistas se acusan mutuamente de lo mismo, y los dos tienen razón. Ni a quién irle.

           Resulta que el guanajuatense declaró a El País que “en este gobierno hay un grave déficit en empleo… con Calderón regresamos a la pobreza anterior… La gente necesita empleos, ingresos, conmigo no quedó satisfecha y con Calderón tampoco… Simplemente son realidades”. Suficiente para provocar la ira del actual inquilino de Los Pinos, quien, por medio de la Secretaría del Trabajo, respondió que “con relación a las recientes declaraciones (…) de Vicente Fox (…), la STPS considera pertinente hacer las siguientes precisiones: al 31 de mayo de 2012 la generación de empleo asegurado en el IMSS, en lo que va de esta administración (enero 2007-mayo 2012, según la dependencia), es de 2 millones 39 mil 584, más del doble que la registrada en el mismo periodo de la administración anterior (un millón 18 mil 377)”.

         Aquí el problema es que con Fox y Calderón se juntaron el hambre y las ganas de comer. De entrada, el sexenio no comienza en enero, como apunta la Secretaría del Trabajo, sino en diciembre (de 2000 para el caso del guanajuatense y de 2006, en el del michoacano), y las precisiones de la citada dependencia lo único que corroboran es que las dos administraciones panistas resultaron un espeluznante fracaso en materia de empleo, con la única diferencia que el primero de los referidos inquilinos de Los Pinos nunca se autodenominó presidente del empleo (como sí lo hizo el segundo), aunque en campaña sí prometió generar 1.35 millones de puestos de trabajo cada año, lo cual, obviamente, ni de lejos fue así.
La acusación de Fox contra Calderón es simple: en este gobierno (el actual) hay un grave déficit en empleo, y el guanajuatense tiene toda la razón, aunque olvidó incluirse en el balance, pues las dos administraciones panistas incumplieron descaradamente en este renglón (y en muchísimos más, pero especialmente en este). Sonado fracaso, sin duda, y hasta las cifras oficiales lo confirman, y para defender a su jefe, la Secretaría del Trabajo se puso de pechito.

            La numeralia completa (cifras del IMSS, avaladas por la STPS) es la siguiente (considérese el arranque sexenal desde el primero de diciembre de 2000 y de 2006, respectivamente): con Fox en Los Pinos se crearon un millón 159 mil 147 empleos formales, de los que 886 mil 529 (76.5 por ciento del total) fueron permanentes y 272 mil 618 (23.5 por ciento) eventuales. Con Calderón (hasta mayo pasado) se crearon un millón 717 mil 647 empleos formales, de los que un millón 199 mil 995 (69.87 por ciento del total) fueron permanentes, y 517 mil 647 (30.13 por ciento) eventuales. El total entre ambas administraciones es de 2 millones 876 mil 794 plazas laborales en el sector formal (eventuales 27 por ciento de ellas). Ése es su logro concreto.



            Lo anterior debe compararse con lo siguiente: a lo largo de los dos sexenios panistas la demanda real de empleo formal ascendió a 12 millones de puestos de trabajo, de tal suerte que entre ambos (Fox y Calderón) acumularon un déficit de 9 millones 123 mil 206 empleos formales (de 4.84 millones con Fox y de 4.28 millones con Calderón). ¿Con qué calidad moral uno critica al otro, y éste le hace presiones a aquél? En los 12 años transcurridos con los blanquiazules en la residencia oficial, sólo 24 de cada 100 mexicanos lograron colarse al mercado formal (incluidos los puestos eventuales; si sólo se consideran las plazas permanentes, entonces la relación se reduce a 17 de cada 100). Los que no alcanzaron lugar en el sector formal de la economía terminaron en el desempleo, la informalidad, la emigración o el crimen organizado.

          ¿Por qué la Secretaría de Trabajo olvidó incluir diciembre de 2006 en su balance, y decidió que el sexenio calderonista arrancó en enero de 2007? Simple: en el último mes de 2006, o si prefiere, el primero de Calderón en Los Pinos, el registro oficial da cuenta de la cancelación de 300 mil plazas laborales, aproximadamente. Con ese talante comenzó la presidencia del empleo. Y lo mismo sucedió con Fox, cuando en diciembre de 2000 se perdieron 340 mil plazas.

         La citada dependencia pretende reivindicar a su jefe de la siguiente forma: el promedio anual de creación de empleos formales entre 2007 y 2011 (325 mil 545) es superior al promedio de las pasadas cuatro administraciones (289 mil 596), y se quedó tan tranquila, toda vez que la demanda real de puestos de trabajo en el mercado formal de la economía es cercano a un millón, de tal suerte que, como en las pasadas cuatro administraciones, la de Calderón también fue un sonado fracaso en esta materia, y entre ambos dejaron a su suerte a más de nueve millones de mexicanos.

          Si se incluyen diciembre de 2000 e igual mes de 2006, los promedios respectivos se reducen: con Fox fue de 193 mil 191 anuales, de tal suerte que menos de 20 de cada cien mexicanos lograron emplearse en el sector formal a lo largo del sexenio del cambio, que prometió generar un millón 350 mil empleos por año. Con Calderón, el presidente del empleo, que prometió un millón de plazas anuales, fue (hasta mayo pasado) de 312 mil 299, con lo que menos de 32 de cada cien mexicanos lograron colarse a la formalidad. El promedio de los dos sexenios panistas es de 252 mil 745 empleos por año, o si se prefiere, apenas 25 por ciento de lo requerido.


Las rebanadas del pastel
Cifras aburridas, pero que confirman que los dos gobiernos panistas fueron un rotundo fracaso. Eso sí, la STPS no evitó el chistorete: si se excluyeran los años en los que México fue afectado por la reciente crisis global (2008-2009), el promedio de generación anual de empleos superaría los 600 mil. ¡Claro!, y si Calderón no hubiera ocupado Los Pinos, igual México no estaría como está.

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