Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

lunes, 25 de junio de 2012

Lugo, EU y la telaraña imperial- Egipto: islamitas, al poder- AMERICAN CURIOS

Lugo, EU y la telaraña imperial
Carlos Fazio
 
        Monitoreado y alentado desde hace tres años por la embajada de Estados Unidos en Asunción, el golpe de Estado contra Fernando Lugo en Paraguay, tras un tragicómico simulacro de juicio político sumarísimo, revela que la oligarquía y el imperialismo jamás cesan de conspirar y actuar. La réplica paraguaya del modelo hondureño de sustitución de presidentes legítimos responde a los intereses geopolíticos de la Casa Blanca y el capital trasnacional. En particular, en el caso de Lugo, a los intereses del gran capital ligado a los agronegocios extractivistas. Verbigracia, Monsanto, Syngenta y Cargill, trasnacionales vinculadas al Grupo Zucolillo, cuyo principal accionista, Aldo Zucolillo, es director propietario del diario ABC Color y dirigente de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
 
       Las manos del Comando Sur del Pentágono y del Departamento de Estado, en particular las más visibles de la Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid, por sus siglas en inglés), aparecen por todos lados y exhiben una estructura subversiva regional, que más allá del debate ideológico y de ideas, transita por un esquema de enfrentamiento propio de la guerra sucia, las operaciones sicológicas encubiertas y el terrorismo mediático, destinado a debilitar a las naciones de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), en particular Cuba, Venezuela y Bolivia, y del Mercado Común del Sur (Mercosur), cuyos principales objetivos a desestabilizar, después de embucharse al eslabón más débil, Paraguay, son Brasil y Argentina.

         Mediante convenios condicionados, la Usaid controla en Paraguay a la fiscalía, el Poder Judicial y la Policía Nacional. Los recursos financieros de la Usaid también sirvieron para cooptar a algunos sectores del Frente Guazú, la coalición de izquierda que apoyó a Lugo. Mientras, el Pentágono, que arrancó a Lugo la aprobación de una Ley Antiterrorista, por conducto de la Iniciativa Zona Norte, logró desplegar tropas y civiles estadunidenses en la región oriental del país, en las narices de Brasil, como avance de tareas injerencistas que tienen como finalidad la ocupación territorial.

        En la operítica restauración de la patria financiera por la stronista oligarquía latifundista, los poderes fácticos y la trasnacional Monsanto –que tiene como eje económico un larvado proceso de descampesinización–, jugaron un papel clave los embajadores de Estados Unidos en Asunción, James Cason y Liliana Ayalde. Antiguo jefe de la sección de intereses de Washington en La Habana, Cuba, el conspirador Cason fue el encargado de alimentar los ánimos subversivos del vicepresidente Federico Franco, el ex general golpista Lino Oviedo y el ex presidente Nicanor Duarte Frutos. Su sucesora en el cargo, Liliana Ayalde, completó la tarea.

         La matanza de Curuguaty, que sirvió de excusa para derrocar a Lugo, tuvo como protagonista al Grupo Especial de Operaciones (GEO), de la Policía Nacional, cuyos miembros de elite fueron entrenados para la lucha contrainsurgente por el Comando Sur en el contexto del Plan Colombia. El ex presidente Álvaro Uribe facilitó, además, la capacitación de los servicios de inteligencia del Paraguay con instructores del temible DAS, la policía política colombiana, cuyos mandos están hoy encarcelados. Según indicios, la muerte en una emboscada del jefe del GEO, comisario Erven Lovera, y de otros cinco agentes, en Curuguaty, que llevó al asesinato de 11 campesinos, sería parte de un sabotaje interno de cuadros de inteligencia de la Policía Nacional, penetrada y controlada por Estados Unidos.
        La conformación de un frente anti-Alba y anti Mercosur por Estados Unidos, tiene como bastiones y plataformas injerencistas subregionales a Colombia y nuestro país. Bajo los gobiernos conservadores de Vicente Fox y Felipe Calderón, Washington convirtió a México en una plataforma de la derecha regional para sus acciones subversivas y desestabilizadoras contra Cuba y Venezuela. Mediante la Usaid y su telaraña imperial –integrada entre otras por organizaciones de fachada como el Instituto Republicano Internacional, la Fundación Nacional para la Democracia (NED), la Freedom House y el Instituto Democrático Nacional–, la diplomacia de guerra estadunidense está canalizando millones de dólares para acciones subversivas contra países amigos, que llegan a México con la permisibilidad y sin la supervisión de las autoridades nacionales.

          A finales del año pasado se celebraron sendas actividades anticubanas en el hotel Meliá Reforma del Distrito Federal: la presentación de un libro de Gabriel Salvia, de la ONG argentina Centro para el Desarrollo y la Apertura de América Latina (Cadal), financiada por la NED, y el foro Cambios en el proceso cubano, ambos con participación de organizaciones de la extrema derecha de Miami, como la Fundación Nacional Cubano Americana, el Directorio Democrático Cubano (DDC) y la menos conocida O-JEC, y con el copatrocinio financiero de las fundaciones alemanas Konrad Adenauer y Friedrich Naumann. Previo a la visita del papa Benedicto XVI a la isla, el DDC, organización financiada por la CIA, logró reclutar en México jóvenes turistas que regaron volantes en La Habana induciendo acciones de desobediencia civil y fueron expulsados por las autoridades cubanas.

          Las leyes prohíben en México que los partidos políticos reciban financiamiento de gobiernos extranjeros. También se debería prohibir que organizaciones extranjeras radicadas en el territorio nacional reciban dinero del exterior para orquestar y financiar acciones contra la integridad territorial y política de otro país.

          En víspera de la elección presidencial, las acciones subversivas de la Usaid que desembocaron en el golpe de Estado en Paraguay son un adelanto de lo que sucedería en México ante la eventualidad de una victoria del candidato progresista.

American Curios
Pornografía
David Brooks
 
        La palabra vagina provocó una disputa política; el jerarca católico estadunidense de mayor rango involucrado en el ya eterno escándalo de pederastia por líderes espirituales fue condenado penalmente; el técnico asistente de uno de los equipos de futbol americano universitario más destacados de la nación también fue sentenciado por abusar sexualmente de menores de edad y la ofensiva contra el derecho de las mujeres continúa sin tregua, en días en que la perversidad fue lo más notable en las noticias.
 
          Y es que, a veces, para resumir los acontecimientos más destacados de este país no se puede evitar material sólo para adultos y más perversos que lo peor de la pornografía.

          Jerry Sandusky, de 68 años, ex técnico asistente del equipo de futbol americano de la Universidad Estatal de Pensilvania (más conocida como Penn State), fue declarado culpable de abusar sexualmente de 10 niños, todos provenientes de hogares pobres y necesitados, a quienes conoció a través de su organización de caridad para apoyar a jóvenes con problemas sociales. El jurado lo encontró culpable de 45 de 48 acusaciones, y mientras se deliberaba sobre el caso su hijo adoptivo declaró públicamente por vez primera que su padre también abusó sexualmente de él. Fue el fin de la larga caída de un héroe local y de un escándalo que también obligó a renunciar a una de las figuras deportivas legendarias del país, Joe Paterno, recientemente fallecido, técnico del equipo y jefe de Sandusky.

           No tan lejos del juicio de Sandusky, monseñor William Lynn fue declarado culpable de poner en peligro a menores de edad por encubrir actos de pederastia de varios curas en la arquidiócesis de Filadelfia en años recientes. Lynn, quien fue el principal asistente y consejero del difunto arzobispo de Filadelfia, ahora es el prelado de mayor rango de la Iglesia católica de Estados Unidos condenado penalmente por los escándalos de abusos sexuales de curas bajo su supervisión.

        Mientras tanto, líderes republicanos de la Cámara de Representantes de Michigan castigaron a dos legisladoras estatales demócratas al prohibirles el uso de la palabra durante un día en el pleno de la cámara por la incivilidad que mostraron durante un debate sobre el derecho al aborto; la razón real, según una de ellas, fue por atreverse a usar la palabra vagina. Y es que al expresar su oposición a una medida contra el aborto concluyó su intervención declarando ante sus colegas: “estoy muy halagada de que todos ustedes estén tan interesados en mi vagina, pero ‘no’ es no”. Más tarde, en declaraciones al público, comentó: “No deberíamos estar legislando páginas si uno no puede decir ‘vagina’”. Pocos días después, miles se manifestaron en apoyo a las legisladoras. Hubo una lectura pública de Los monólogos de la vagina, con la participación de su autora, Eve Ensler, frente al capitolio estatal.
        Mientras tanto, entre tantos escándalos sexuales, el nivel de ignorancia sobre la biología de la procreación es tal vez lo más obsceno. Según una encuesta reciente de Gallup, 46 por ciento de estadunidenses es creacionista –Dios creó a los seres humanos en los últimos 10 mil años, tal como establece la Biblia–; otro 32 por ciento considera una evolución de más tiempo –millones de años–, pero que Dios guió el proceso. Sólo 15 por ciento piensa que los humanos son parte de una evolución natural, sin intervención divina. Pero aún más sorprendente es que 46 por ciento –mismo porcentaje que la población general– de egresados universitarios es creacionista. O sea, como afirma la columnista Katha Pollitt, de The Nation, estiman que el cuento de Adán y Eva es literalmente cierto, o sea, casi la mitad de los estadunidenses rechazan la evidencia abrumadora sobre la evolución.

        Así, entre la ignorancia y la perversión, no pocos líderes políticos, religiosos y comunitarios/caritativos se disfrazan de maestros, jueces y defensores de la moralidad en este país sólo para revelarse como (casi siempre) hombres asustados y perversos. Ante todo esto la pornografía comercial parece ser mucho menos nociva para la salud pública y social. Por lo menos no pretende ser otra cosa.

Egipto: islamitas, al poder
        Con una ventaja de poco más de tres puntos sobre Ahmed Shafik, candidato de los militares, Mohamed Mursi, de la Hermandad Musulmana, se alzó con la victoria en las elecciones presidenciales realizadas hace una semana en Egipto, cuyos resultados no se dieron a conocer hasta ayer, a fin, según la comisión electoral, de estudiar y resolver las impugnaciones al proceso.
Se abre de esta manera un periodo de cohabitación entre la organización religiosa de Mursi, proscrita durante casi toda su existencia –fue fundada en 1928 y no se le permitió la participación política hasta 2005–, y la cúpula militar que ha detentado el poder desde la caída de Hosni Mubarak, en febrero del año pasado, resultado de las masivas revueltas populares en el marco de la llamada primavera árabe.
En efecto, antes de dar libre curso a la realización de elecciones, la camarilla castrense disolvió el recién electo Parlamento, se arrogó las facultades del Legislativo, se reservó las decisiones en materia de defensa y se otorgó derecho de veto sobre cualquier modificación constitucional. En tales circunstancias, Mursi recibirá un poder presidencial acotado y precario.
Incluso en esas condiciones, resulta significativo y paradójico que los sectores progresistas laicos que impulsaron las movilizaciones del año pasado y que lograron la caída del vetusto Mubarak hayan quedado por ahora marginados de un poder que compartirán los militares y los islamitas.
Tal fenómeno coincide, sin embargo, con lo que ha venido ocurriendo en el mundo árabe tras el derrocamiento de viejas dictaduras laicas establecidas por el partido panarabista Baaz (Irak, Egipto) o de regímenes surgidos de los procesos de liberación nacional de los años 60 y 70 del siglo pasado (Argelia, Libia). Sea por la acción de movimientos locales de descontento, por la intromisión militar de Estados Unidos y de sus aliados, por procesos de transición más o menos pacíficos o por combinaciones de las tres razones, el colapso de los viejos gobiernos ha dado paso a la irrupción en el poder, o cuando menos al fortalecimiento, de organizaciones fundamentalistas que preconizan la construcción de estados islámicos basados en la ley islámica (sharia).
Una segunda e ineludible paradoja es que Occidente ha presentado a tales organizaciones como encarnación del mal, sinónimo automático de terrorismo y una nueva forma de peligrosa barbarie, y hoy se ve obligado a aceptarlas y a convivir con ellas, a falta de otra opción de poder en las naciones árabes.
Una excepción indignante a esta tendencia es el bloqueo criminal impuesto por Europa occidental y Washington a Hamas, el grupo integrista que ganó limpiamente las últimas elecciones legislativas realizadas en los territorios palestinos y al cual, sin embargo, se ha demonizado como terrorista. En el afán de derrocar a Hamas del poder que posee en la Franja de Gaza, Occidente ha impuesto un cerco casi absoluto sobre esa martirizada porción de la vieja Palestina y con ello ha condenado a su población a la hambruna, a la escasez absoluta de todo y a la virtual defunción de las actividades económicas.
Hamas, sin embargo, es una organización muy semejante a la Hermandad Musulmana que ayer fue reconocida en Egipto como vencedora en los comicios presidenciales, y a la libanesa Hezbolá.
Egipto ingresa, en suma, en una nueva etapa histórica, incierta y riesgosa, que podría serlo más si Occidente porfía en actitudes y prácticas injerencistas. Cabe esperar que los egipcios sepan encontrar, por sí mismos, un camino practicable a la democracia, el desarrollo y la modernidad.

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