Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 23 de enero de 2013

ASTILLERO- El arte del fraude contable: Basilea III-Caballos, mayates y el caso Walmart-

Astillero
Justicia selectiva
Favores a militares
Cassez: nuevos tiempos
Yarrington también espera
Julio Hernández López
 
Con un sesgo político equiparable al utilizado por el calderonismo para encarcelarlos, el equipo de Enrique Peña Nieto ha decidido beneficiar a cinco militares que en mayo del año pasado fueron llevados a prisión en un episodio cargado de indicios facciosos, vengativos y retorcidos.
 
Luego de que un tribunal unitario de circuito había confirmado hace una semana la procedencia del proceso y la estancia en prisión de los oficiales de las fuerzas armadas (de entre quienes destaca el general de división en retiro Tomás Ángeles Dauahare), la Procuraduría General de la República ha anunciado que no cuenta con prueba alguna que corrobore las declaraciones de testigos protegidos, según lo publicado ayer en la página de Internet de La Jornada por el reportero Alfredo Méndez (http://bit.ly/WHRdiI).

El procurador federal de justicia, Jesús Murillo Karam, ha adornado el excepcional gesto de reciprocidad política hacia los detenidos con argumentaciones que vistas en abstracto pueden ser plausibles e incluso esperanzadoras pero que, en el caso concreto, y siendo de exclusiva aplicación para éste, corren el riesgo de quedar como simples artimañas jurídicas en busca de disfrazar la misma politización de la procuración de justicia que ahora se atribuye a los panistas administradores anteriores.

Cierto es que la figura de los testigos protegidos fue una de las sucias maquinaciones que el felipismo garcialunesco utilizó por sistema para acusar y encarcelar a sus adversarios en el gran negocio del narcotráfico y que bien hará el peñanietismo si extingue tal perversión, ya sea eliminando tal figura o regulándola de tal manera que su aprovechamiento sea excepcional y bajo firmes fundamentos.

Pero no es de celebrarse que tales criterios correctivos se apliquen en principio sólo para favorecer a una suerte de correligionarios armados, como si no estuvieran repletas las gavetas judiciales de expedientes con casos similares que, por lo tanto, merecerían trato equivalente. También es de reconocerse que la Procuraduría General de la República sea capaz de reconocer errores y se retracte de ciertas acusaciones, abriendo la puerta a la liberación de quienes hubiesen sido injustamente procesados. Pero tales cesiones deberían producirse por miles y no solamente en relación con determinados personajes castrenses cercanos a los afectos del poder en turno.

El divisionario Ángeles Dauahare, ha de recordarse, fue encarcelado en plenos hervores electorales, en mayo del año pasado, cuando su nombre se mencionaba como uno de los depositarios de la confianza del entonces candidato presidencial, Enrique Peña Nieto, a tal grado que se le consideraba una de las cartas para la Secretaría de la Defensa Nacional en caso de que el PRI ganara los comicios o, en otro escenario, para encargarse del manejo de la Secretaría de Seguridad Pública. En un Astillero de ese mayo (http://bit.ly/Wemz2J) se planteaba como contexto de la detención de Ángeles, y otros dos generales en retiro, el hecho de que el divisionario había participado en un foro de la Fundación Colosio, con la presencia de EPN, en el que hizo fundadas críticas al calderonismo.
Foto
REUNIÓN CON SENADORES. Enrique Peña Nieto se reunió a comer con senadores del Partido Revolucionario Institucional y del Partido Verde Ecologista de México ayer en el hotel Hyatt; en la foto, con el senador Emilio Gamboa Patrón
Foto José Antonio López
 
Ángeles Dauahare dijo en ese acto priísta que el futuro gobierno debería dejar de estar dando brochazos por diferentes circunstancias a través de líneas de acción que nos conducen a veces a la nada. Criticó luego la estrategia contra el narcotráfico, pues estamos combatiendo al enemigo en su fuerza, calificando como enemigo a las organizaciones criminales. Y al enemigo no se le combate en su fuerza, sino en su centro de gravedad. Un ejemplo muy común, conocido por todos, es el conflicto de Vietnam. Estados Unidos perdió la guerra en las calles de sus ciudades, no en los arrozales de Vietnam; allá estaba la fuerza. E, incluso, señaló: Yo me atrevería a decir que no tenemos estrategia de seguridad nacional. No tenemos un apropiado marco de referencia sobre seguridad nacional.
 
Días después, el gobierno calderonista hizo detener a Dauahare y a otros militares, con base en señalamientos de narcotraficantes convertidos en testigos protegidos. Según eso, quien había sido subsecretario de la Defensa Nacional en los primeros años del calderonismo recibía dinero para proteger cargamentos de droga pertenecientes al cártel de los hermanos Beltrán Leyva.
 
Sin embargo, la persecución felipista es compensada ahora con una inusual claudicación por parte de la PGR, que se declara incapaz de dar continuidad y validez a los señalamientos contra Ángeles Dauahare. En un México cuyas cárceles están llenas de casos con características similares a la del expediente militar en mención, Murillo Karam decide tirar la toalla para dar paso a que, sin sostenimiento de la acusación original, un juez declare en libertad a quienes gozan del aprecio del régimen en turno.
 
Otro de los grandes montajes de la administración recién pasada será puesto a prueba en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, ya sin el predominio de la pareja ejecutiva que formaron Felipe Calderón y Genaro García Luna. A estas alturas aún es imposible tener certeza jurídica respecto al papel que jugó la francesa Florence Cassez en una historia de secuestros que también está en entredicho. Pero el entonces virtual vicepresidente, García Luna, manoseó y distorsionó a tal grado ese proceso que se transformó en un largo conflicto con Francia y en muestra internacional de lo que puede hacer un gobierno desquiciado. Hoy, bajo el interés peñanietista de normalizar las relaciones con París, y de realizar un viaje de reivindicación, los ministros de la Suprema Corte buscarán la manera de destrabar el problema conforme a las nuevas necesidades políticas.
 
Y, mientras el ex gobernador tamaulipeco Tomás Yarrington espera que los nuevos tiempos lo libren de las acusaciones entabladas también por circunstancias electorales por el calderonismo, pues este 29 un juez federal determinará si le concede protección contra la orden de aprehensión vigente por presuntos actos de delincuencia organizada, ¡hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
El arte del fraude contable: Basilea III
Alejandro Nadal
Se cumplen cinco años desde que estalló la crisis global con epicentro en el sector financiero. La economía mundial todavía aguarda con esperanza una regulación para los bancos que controle abusos y reduzca riesgos. Sin embargo, un nuevo y eficaz esquema regulatorio se está haciendo esperar mucho más que Godot.
 
Este mes comienza la aplicación de las nuevas reglas para bancos establecidas por el Comité de Supervisión Bancaria (dependiente del Banco de Pagos Internacionales de Basilea, Suiza). Se trata de un conjunto de reformas para armonizar y fortalecer la regulación sobre el sector bancario. En teoría, este nuevo esquema regulatorio permitiría evitar la proliferación de riesgos peligrosos, aliviando la presión a nivel macroeconómico y reduciendo la tendencia procíclica que presenta el sector en tiempos de crisis. El nuevo esquema regulatorio, conocido como Basilea III, dista mucho de ser lo que se necesita.

Se sabe que los bancos son particularmente vulnerables frente a variaciones en tasas de interés (que pueden castigar sus activos y aumentar sus pasivos), así como a la posibilidad de experimentar problemas de liquidez. Este último caso se presenta cuando los depositantes corren a retirar su dinero del banco sin previo aviso. Para enfrentar estos riesgos se llegó a la conclusión de que se deben imponer mayores requerimientos de capital a los bancos. La idea es que si los accionistas de un banco se ven obligados a comprometer un mayor nivel de capital, serán más prudentes en la toma de riesgos, evitándose los abusos que llevaron a la actual crisis.

En la ideología neoliberal también se llegó a la conclusión de que una vez alcanzados los niveles adecuados de capitalización era innecesario imponer más reglas al comportamiento de los bancos. El supuesto básico era que los bancos sí sabían cómo manejar su negocio y entre más bajo el requerimiento de capitalización tendrían más recursos disponibles para préstamos productivos, lo que generaría mayor crecimiento y empleo. En consecuencia, el Comité de Supervisión Bancaria promovió menores requerimientos de capital a través del conjunto de reglas conocido como Basilea II (cuya aplicación comenzó en 2006). Pero los menores requisitos de capitalización no condujeron a mayor crecimiento y si, en cambio, a mayor actividad especulativa e inestabilidad macroeconómica.

Las nuevas reglas de capitalización de Basilea III se mantienen en esa misma lógica: basta con un requisito de aumento de capital para lograr una adecuada regulación bancaria. Esto es un grave error.
 
Para empezar, la definición de capital se presta a la manipulación contable. Para determinar con exactitud lo que constituye el capital de un banco es necesario dotarse de sistemas de evaluación rigurosa de cada uno de los activos (y de los pasivos) del banco. Y aquí entra lo interesante: la contabilidad bancaria puede ser usada de mil maneras para simular un aumento en el capital de un banco. Se puede subvaluar un pasivo o sobrevaluar activos y, de ese modo, incrementar artificialmente el valor neto de un banco.
 
Otro ardid utilizado en los años que precedieron la crisis consistió en simular aumentos de capital al mismo tiempo que se incrementaban los préstamos depredadores (embaucando a personas con recursos insuficientes). En un primer momento los bancos parecía que tenían ganancias récord. Las agencias reguladoras se tranquilizaban y los altos ejecutivos del banco podían recibir jugosas compensaciones. Debido a los flujos de ingreso neto la salud contable del banco no aparecía comprometida. Más tarde, cuando los malos préstamos comenzaron a ser un problema, el arte contable disfrazó las pérdidas y en lugar de reconocer el menoscabo, los bancos mantuvieron sus reservas sobrevaluadas. Al final vino la crisis y el rescate con recursos públicos.
 
Basilea III aumenta los requerimientos de capitalización pero ignora casi por completo el tema de la contabilidad. En un mundo dominado por el capital financiero, Basilea III ignora que la práctica y las normas contables han convertido a la definición de capital en algo muy relativo. Pensar que los requerimientos de capital son un instrumento eficaz para eliminar problemas sin regular la práctica contable es absurdo.
 
La función de creación monetaria de los bancos privados y sus relaciones con el banco central no se tocan en Basilea III. Esto significa que los bancos seguirán teniendo un incentivo para incrementar el endeudamiento. Y como Basilea III aumentará los requerimientos de capitalización, es posible que los bancos tengan mayores alicientes para tomar riesgos más peligrosos, porque siempre saben que pueden disfrazarlos a través de sus prácticas contables. De hecho, los reguladores bancarios saben que siempre están atrasados con respecto a las innovaciones financieras.
 
En síntesis, la normatividad recomendada en Basilea III no va a traer una banca más responsable y tampoco va a generar mayor estabilidad macroeconómica.
 
Caballos, mayates y el caso Walmart
Claudio Lomnitz
Los casos de la estatua de Aliyev en Chapultepec y de Florence Cassez han conseguido bastante más espacio en los medios que el de Walmart, que es tanto más grave para el conjunto de la sociedad mexicana.
 
Repasemos, brevemente, por qué lo de Walmart importa. Se trata, primero, de la compañía más grande del mundo, y la que más empleados tiene en el sector privado en México. Segundo, es una corporación que se acerca peligrosamente a tener poderes de monopolio en el sector de ventas al menudeo en México. Tercero, Walmart tiene la red de venta de armas al menudeo mayor de Estados Unidos. Cuarto, es una compañía cuya política antisindical es ampliamente conocida, a escala mundial. Y, por último, hoy lo sabemos, es una corporación que ha utilizado el cohecho de manera mañosa, sutil y deliberada para vulnerar decisiones tomadas por gobiernos locales, y conseguir así permisos para colocar megatiendas donde se le pegue la gana.

El caso del Walmart en Teotihuacán demuestra que la compañía busca, además, conseguir un dominio simbólico del espacio nacional. Teotihuacán fue, durante sus cerca de 900 años de vida, la urbe más poblada de América. Ninguna ciudad americana la superó hasta inicios del siglo XIX, o sea alrededor de 900 años después de que la ciudad fue abandonada. La influencia teotihuacana se extendió al sur hasta Guatemala y al norte hasta el alto Misisipi, y su cultura fue para las civilizaciones del posclásico mesoamericano lo que los antiguos griegos fueron para Roma: horizonte de aspiración y símbolo de la más alta civilización.

A principios del siglo XX Teotihuacán dio un nuevo giro en el imaginario mexicano. El régimen porfiriano invirtió bastante creatividad en desarrollar una imagen internacional de México, y la restauración de Teotihuacán tuvo un lugar importante en ese esfuerzo (que es, no hay que olvidarlo, una inversión que sigue dando frutos). Con la revolución, Teotihuacán pasó a simbolizar el trabajo del nuevo Estado. El antropólogo Manuel Gamio, considerado por muchos padre de la antropología mexicana, vio en la distancia que había entre la grandeza de la pirámide y la pobreza del pueblo de San Juan Teotihuacan el símbolo del quehacer revolucionario: recobrar la grandeza pretérita, perdida gracias a la degradación colonial y del neo-colonialismo porfiriano. Así, al proyecto de recuperación arqueológica, el Estado revolucionario agregó la intervención activa en el pueblo (zapatista, por cierto) de San Juan Teotihuacán: hizo repartición agraria, invirtió en escuelas y en proyectos de desarrollo. La pirámide era una prueba, tallada en piedra, del potencial de México. El pueblo mexicano encaraba por fin la tarea de recuperar y cuidar su gran pasado, para de ese modo conseguir igualarlo en grandeza.
 
La corrupción utilizada por Walmart para construir en Teotihuacán es también una decisión de vulnerar al Estado mexicano, y demostrar un poderío comercial que es capaz de dominar el espacio público, donde y cuando le venga en gana a la corporación. El hecho de que el Estado mexicano no se tiente el corazón para dar todas las concesiones imaginables a Walmart sugiere que su compromiso con el horizonte de aspiraciones de la revolución mexicana no es ya demasiado importante: no parece preocupar que Walmart sea ya casi un monopolio minorista, ni que vulnere derechos sindicales, ni que degrade el patrimonio histórico… Ni siquiera parece importar que la compañía menudista más grande de México sea también la compañía que más armas al menudeo surta del otro lado de la frontera. ¿Cuántos muertos de Juárez, de Tijuana, o de Tamaulipas han sido asesinados con armas o cartuchos comprados en un carrito de súper, por la esposa de algún narco? Hasta donde sepamos, no hay siquiera una investigación abierta para comenzar a contestar esa pregunta.
 
Y, no parece haber, tampoco, demasiado escándalo en los medios. Por eso Walmart se muestra mucho más preocupada por la investigación que hace el Congreso de Estados Unidos sobre su política de corrupción en México que la que se hace en México sobre el mismo tema.
 
Así, la semana pasada, la corporación anunció un nuevo programa donde contratará hasta 100 mil veteranos de las guerras de Irak y de Afganistán –demostrando así su supuesto patriotismo–, para así quizá taparle la boca a uno que otro diputado. ¿Qué preocupación ha demostrado Walmart hacia la guerra que ha ayudado a armar en México? Ninguna.
 
¿Por qué no hay escándalo en México?
 
En tiempos de don Porfirio, el criminólogo Carlos Roumagnac hizo un estudio acerca de la sicología criminal y la degeneración en la cárcel de Belem. Entre otras cosas, encontró que casi todos los presos tenían relaciones homosexuales (que en ese tiempo se consideraban seña de degeneración). Pero descubrió, también, que en el interior de la cárcel se condenaba moralmente sólo a los llamados mayates (es decir, los que asumían una posición sexual femenina) y no a los llamados caballos (los de la posición sexual masculina). Algo parecido (mutatis mutandis) parece ocurrirle a la prensa nacional en la cuestión de Walmart: hay escándalo si se puede demostrar que el PRI o el PRD, el INAH o el gobierno de la ciudad de México recibieron dinero, pero el hecho de que la corporación más grande del mundo se esté comportando como un caballo calenturiento y violador serial es recibido como si aquello fuera lo más natural.
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario