Posted: 19 Oct 2011 07:06 PM PDT
El aspecto del quiosco del parque Centenario, en Coyoacán, ha cambiado. Ahora el quiosco se encuentra cubierto de consignas de todos los colores. Veintitrés tiendas de campaña, alineadas en dos filas, rodean el quiosco, dejando un pasillo en medio para que circulen los peatones. Éstos se detienen asombrados a contemplar los carteles y los jóvenes que los pintan y bullen alrededor de las tiendas enzarzados en mil actividades. Levantan nuevas tiendas, pintan consignas, enseñan a resolver ecuaciones o trabajan en sus computadoras. Pero todos reciben las preguntas de los curiosos con amabilidad y paciencia. ¿Qué hacen aquí estos jóvenes?
Todo inició el 15 de octubre. Tras la convocatoria del grupo “México toma la calle” a tomar el monumento a la Revolución de la Ciudad de México en el marco de las actividades internacionales convocadas para ese día, centenares de personas marcharon espontáneamente hacia la Bolsa de Valores Mexicana. La intención: acampar frente a la simbólica institución junto al profesor Edur Velasco, quien se halla en huelga de hambre frente a la Bolsa para demandar un incremento en el presupuesto destinado a las universidades públicas y mayores oportunidades a la juventud mexicana . Varios de los jóvenes decidieron entonces tomar un espacio que sentían más propio y más cercano: el centro de Coyoacán. Y así, el sábado en la noche, comenzaron a levantar su campamento en el parque Centenario. La primera noche apenas fueron ocho personas. Ahora son más de cuarenta los que noche y día ocupan el parque y lo llenan de actividades variopintas.
Junto al quiosco, varios jóvenes nos platican con calma sobre sus inquietudes y deseos. La mayoría son estudiantes universitarios que parten cada mañana o tarde hacia sus respectivas universidades y regresan a tiempo para la asamblea que se celebra diariamente a las 19h. “Nosotros nos adscribimos al movimiento mundial de los indignados”, dice Andy, “siempre y cuando todas las metodologías sean analizadas en lo local. La idea es construir desde lo pequeño para actuar en este espacio para que después puedan surgir iniciativas que puedan incidir en otros espacios. Estamos de acuerdo con todo lo que se plantea siempre y cuando se apruebe desde aquí”. “La idea de ocupar la plaza”, sigue Claudio, “es que la gente se apropie de este espacio”. Ante la pregunta de “qué exigen”, que les ha sido formulada decenas de veces tanto en las asambleas como en las redes sociales, responden con calma y bajo la consigna de “hablamos para todos, pero no por todos”. “Hay muchas demandas particulares”, dice Claudio, quien prosigue: “entendemos que, por ejemplo, poner 10 puntos, cierra la posibilidad a otras demandas que puedan entrar”. Las demandas, por lo tanto, no están definidas, y esto tiene una razón de ser. “Este movimiento ha sido tan dinámico que las demandas que se plantean en la asamblea de ayer probablemente no sean las demandas que se plantean hoy ni las de mañana”, nos comenta Andy.
Aunque ningún medio de comunicación oficial ha llegado a la acampada, ésta sigue creciendo a buen ritmo noche tras noche. Sus ocupantes se ven contentos con la experiencia, esto a pesar del frío y las incomodidades de dormir sobre el suelo. Las anécdotas de solidaridad no faltan. “Nos escribio un compa de Nueva York”, cuenta Claudio, “para ver como nos apoyaba. El quería saber si teníamos una cuenta de banco pero uno de los consensos ha sido que no queremos manejar dinero. Si nos quieren apoyar es en especie o con su participación. Si hay alguien que sabe declamar, que venga a declamar y a dar un taller de declamación. Entonces lo que es está intentando hacer con este compa de Nueva York es hablar a un Walmart o a un Office Depot o a las pizzas y que se pueda pre-pagar desde allá y que nos lo manden acá. Varios vecinos nos ofrecieron su casa. Hubo un señor que llegó a una asamblea y dijo, bueno, yo tengo que trabajar pero si quieren ir al baño toquen en mi edificio y digan “estoy indignado y quiero ir al baño””.
En efecto, uno de los consensos propios de esta acampada es no aceptar dinero. Cada acampada tiene sus propios consensos y dinámicas, aunque la solidaridad entre ellas no falta. Ayer en la noche, por ejemplo, una decena de personas de la acampada de Coyoacán se desplazaron hasta la acampada de la Bolsa de Valores para pasar la noche con ellos y proveerles con víveres. Igualmente, acampados de la Bolsa de Valores están presentes diariamente en la Acampada de Coyoacán para fomentar la comunicación y el apoyo entre ambas acampadas. “Realmente, acampar frente a la Bolsa de Valores es mucho más difícil, aunque desde luego se trata de un lugar más emblemático”, nos comenta una indignada. “Ellos tienen más dificultades para proveerse de víveres, porque por allí pasa mucha menos gente que por Coyoacán. También tienen que pagar para ir al baño, con lo cual tienen otras necesidades específicas, como por ejemplo juntar dinero. Tratamos de apoyarlos como podemos desde aquí, sobre todo con gente y con comida. Ellos nos apoyan mucho con difusión porque por estar donde están han recibido más atención por parte de los medios de comunicación”.
Publicado originalmente en el blog Europa en Llamas. Creative Commons. ¡Copia, pega, difunde y distribuye!
La acampada prosigue sin intenciones de desaparecer por el momento. Cada día se decide en la asamblea si continuarán una noche más allí. “Se generó una dinámica muy bonita que creo se ha mantenido hasta la fecha y que ha permitido que la acampada se haya expandido tan rápido”, nos comenta satisfecho Andy. Alonso interviene: “justo ahi dice “espacio libre de alcohol y drogas”. Estamos indignados, no venimos a una fiesta. Venimos a trabajar, venimos a construir y proponer cosas diferentes”. Pegadas al quiosco, dos lonas gigantes están llenas de mensajes de los acampados y los peatones. En una de ellas, escriben lo que les indigna. En la otra, escriben lo que desean…
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Posted: 19 Oct 2011 11:31 AM PDT
Nuestro colaborador, Edgar Coronel, miembro activo del movimiento de Javier Sicilia analiza el último y fallido diálogo de Chapultepec y el rumbo que podría tomar agotadas las vías oficiales.
Pusilánime insularidad / Edgar Coronel
Calderón y Siclia, ¿Un diálogo inútil?
Como una débil isla que se debate entre las olas sangrientas de un país que se precipita al abismo, entre el desmoronamiento institucional y el autismo de un Estado rebasado, el licenciado Calderón salió al segundo dialogo con el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) desnudo. Su actitud defensiva, su frustración y su aislamiento frente a una crítica certera e impetuosa dejaron sin argumentos el belicoso discurso presidencial que se ha expandido, como metástasis, a la gran mayoría de las dependencias oficiales.
Por referencias de los asistentes al dialogo, la tensión que prevalecía en el ambiente podía palparse y respirarse. Sofocaba. Desde el inicio, la exigencia del gobierno federal para que los familiares de las víctimas abandonaran las fotografías de sus ausentes y el hecho que fueran obligados a pasar por en medio de un arco detector de metales, provocó una importante disensión entre Javier Sicilia y las autoridades que establecieron este requisito forzoso para ingresar al alcázar de Chapultepec. Este fue el acto de bienvenida que recibió el MPJD y no sería más que una pequeña “probada” de la indignidad gubernamental.
Muchas pruebas dieron Calderón y sus subordinados de pusilanimidad frente al maremágnum de problemas que merman con velocidad asombrosa el ya endeble tejido social, pero dos pueden, muy certeramente, ejemplificar la cortedad de miras de los que no pueden gobernarnos. La primera: redujeron el cobarde asesinato por la espalda de Pedro Leyva Domínguez, representante del MPJD en Ostula, Michoacán, a un vulgar pleito de borrachos. La segunda muestra tuvo lugar en el momento en que altos funcionarios declararon su incapacidad para procesar las muchas propuestas que el MPJD ponía sobre la mesa. La mediocridad inundó el edificio de gobierno.
Naturalmente que ni la ingenuidad ni la esperanza de un dialogo terso inundaron nuestros corazones. Las señales de que la interlocución seria dura, áspera, vinieron desde el momento en que violando el acuerdo alcanzado el 23 de junio, fecha del primer dialogo sostenido entre el MPJD y el ejecutivo, la Secretaria de Gobernación aventuró que la invitación se extendería a otras organizaciones que durante el dialogo y en los hechos, unánimemente encomiaron la actuación del gobierno federal y su absurda “guerra contra el narcotráfico”. El intento de diluir al Movimiento por la paz fracasó política y mediáticamente. Por un lado, la inicial y visible consigna del gobierno de procurar, frente a todo, no pronunciar el nombre del MPJD y de dirigirse frente a los interlocutores como “sociedad civil organizada” no pudo sostenerse ante el evidente liderazgo mostrado por el movimiento que Javier Sicilia representa y que fue patente a lo largo de un extenuante dialogo que duró 6 horas.
Mediáticamente, la pretensión gubernamental de manejar la reunión en el alcázar de Chapultepec como “una más”, y no como un auténtico dialogo con el MPJD, se vino abajo cuando los medios de comunicación le llamaron sin ambages el “segundo diálogo del MPJD con Calderón”. Así, con todas sus letras. Sin embargo, la superficialidad de los medios masivos convencionales dirigió su atención al anecdotario del encuentro, desatendiendo las importantes discusiones de fondo que tuvieron lugar en el dialogo que casi, solo casi, se volvió debate.
Con este evento se cerró un ciclo dentro del movimiento. La lógica de la resistencia demanda dirigir nuestros argumentos tanto al poder legislativo como al judicial. El dialogo con el ejecutivo tuvo su pertinencia en un momento determinado de la lucha. Por ahora el dialogo debe fortalecerse y ubicarse en la sociedad civil organizada o no. Los logros no han sido muchos, pero los hay y de gran trascendencia para las víctimas; en el vocabulario presidencial desapareció el vergonzoso eufemismo “daño colateral”, se aprobó en comisiones la reforma política y se creó un órgano especializado en la atención a víctimas (con todos los innegables y numerosos asegunes que éste tiene). No obstante los pendientes agobian por su magnitud y su urgente necesidad: más cobertura para cubrir la demanda de la educación media superior y superior, más presupuesto a la educación, modificar inmediatamente la fallida estrategia de la “guerra contra el narcotráfico” y, sobre todo, ¡parar la guerra! La labor se antoja irrealizable y la moneda sigue en el aire, pero al contrario del juego del azar, en nosotros está la cara que queremos ver de la moneda.
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jueves, 20 de octubre de 2011
Acampada Coyoacán: “venimos a construir”
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