La maestra otra vez
Elba Esther Gordillo, líder del SNTE.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F., (apro).- Lo hizo en las elecciones del año 2000, cuando aún era priista, traicionando a Francisco Labastida. Lo volvió a hacer en 2006, cuando ya había sido expulsada del PRI y había formado su propio partido. Dos veces seguidas apoyó con todo al PAN para hacerlo ganar, pero no lo hará en esta ocasión, porque ella, Elba Esther Gordillo, siempre juega a ganar y por eso ahora pondrá a disposición de Enrique Peña Nieto su partido (Nueva Alianza), su sindicato (SNTE) y a todos sus aliados políticos.
Una de las cualidades políticas que amigos y enemigos le reconocen a Gordillo es su instinto político, pero sobre todo que sabe aliarse con los grupos que van a ganar en el juego político electoral. Tan es así que a pesar de que su origen está en lo más oscuro del sindicalismo priista, hizo un pacto con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón para impulsarlos rumbo a la presidencia de la República, logrando en estos últimos años la mayor acumulación de poder de toda su vida política.
La profesora rural es pragmática. En el año 2000, su hija Maricruz Montelongo era la encargada de la red de apoyo al candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida. A la mitad de la campaña, en secreto, la maestra le dio la espalda a su compañero de partido, ordenó a su hija hacer lo mínimo indispensable y dar su apoyo a Vicente Fox.
La recompensa fue evidente. Ganó espacios en el gobierno, pudo crear el Partido Nueva Alianza, le hizo la campaña a varios gobernadores del PAN, entre ellos el bajacaliforniano José Guadalupe Osuna Millán, y recibió millones de pesos a través del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), mediante tres fideicomisos creados en Banobras, que casualmente fue dirigido un tiempo por Felipe Calderón.
En el 2006 repitió la historia. Cuando más necesitaba de apoyo, Elba Esther Gordillo le ofreció a Felipe Calderón la estructura electoral del SNTE y del Panal. Si embargo, lo más importante es que operó desde el IFE para colocar a maestros fieles a su personalidad como representantes de casilla y, desde dentro del instituto, operar uno de los fraudes más finos de la historia mexicana, poniendo cinco votos a favor de Calderón en un número determinado de casillas para hacer una diferencia mínima y ganar sin cuestionamientos.
Las ganancias políticas y económicas de la líder vitalicia del magisterio crecieron como nunca en el gobierno de Felipe Calderón: ganó posiciones en las secretarías de Estado y puestos en el Congreso de la Unión, fortaleció a su partido e incluso al PVEM, creció su poder en varios estados donde apoyó a gobernadores e hizo alianzas con Televisa. Pero, sobre todo, regresó triunfadora al PRI.
Desde que Beatriz Paredes estaba al frente del Revolucionario Institucional, la maestra Gordillo comenzó a tejer sus alianzas con sus excompañeros, incluso motivó la creación de una nueva organización obrera y sindical que operó a través del exgobernador de Sinaloa, Juan Millán. El plan no prosperó, pero la profesora chiapaneca hizo los acuerdos con el verdadero líder del PRI: Carlos Salinas de Gortari.
En 2005, cuando se preparaba el golpe a Andrés Manuel López Obrador, el expresidente Salinas compró a Carlos Ahumada los videos donde se veía a varios dirigentes del PRD recibiendo dinero, entre ellos Rene Bejarano.
En su libro, Derecho de réplica, el empresario argentino cuenta cómo Salinas le ofreció una cantidad que finalmente nunca le entregó. Sin embargo, como dato importante asegura que el expresidente les encargó a dos personas juntar varios millones de pesos y entregárselos. Estos dos personajes eran Enrique Peña Nieto y Elba Esther Gordillo.
Este pasaje, que se pierde entre tanto ruido político, es la señal más clara del pacto político que Salinas, Elba Esther y Peña Nieto hicieron desde entonces y que ahora pondrán en acción.
La maestra pondrá a caminar una vez más su maquinaria, y lo más seguro es que ya no será a favor del PAN, que al parecer perderá de manera estrepitosa para quedarse como tercera fuerza política, y tardara muchos años en recuperar el poder.
Una de las cualidades políticas que amigos y enemigos le reconocen a Gordillo es su instinto político, pero sobre todo que sabe aliarse con los grupos que van a ganar en el juego político electoral. Tan es así que a pesar de que su origen está en lo más oscuro del sindicalismo priista, hizo un pacto con los panistas Vicente Fox y Felipe Calderón para impulsarlos rumbo a la presidencia de la República, logrando en estos últimos años la mayor acumulación de poder de toda su vida política.
La profesora rural es pragmática. En el año 2000, su hija Maricruz Montelongo era la encargada de la red de apoyo al candidato presidencial del PRI, Francisco Labastida. A la mitad de la campaña, en secreto, la maestra le dio la espalda a su compañero de partido, ordenó a su hija hacer lo mínimo indispensable y dar su apoyo a Vicente Fox.
La recompensa fue evidente. Ganó espacios en el gobierno, pudo crear el Partido Nueva Alianza, le hizo la campaña a varios gobernadores del PAN, entre ellos el bajacaliforniano José Guadalupe Osuna Millán, y recibió millones de pesos a través del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), mediante tres fideicomisos creados en Banobras, que casualmente fue dirigido un tiempo por Felipe Calderón.
En el 2006 repitió la historia. Cuando más necesitaba de apoyo, Elba Esther Gordillo le ofreció a Felipe Calderón la estructura electoral del SNTE y del Panal. Si embargo, lo más importante es que operó desde el IFE para colocar a maestros fieles a su personalidad como representantes de casilla y, desde dentro del instituto, operar uno de los fraudes más finos de la historia mexicana, poniendo cinco votos a favor de Calderón en un número determinado de casillas para hacer una diferencia mínima y ganar sin cuestionamientos.
Las ganancias políticas y económicas de la líder vitalicia del magisterio crecieron como nunca en el gobierno de Felipe Calderón: ganó posiciones en las secretarías de Estado y puestos en el Congreso de la Unión, fortaleció a su partido e incluso al PVEM, creció su poder en varios estados donde apoyó a gobernadores e hizo alianzas con Televisa. Pero, sobre todo, regresó triunfadora al PRI.
Desde que Beatriz Paredes estaba al frente del Revolucionario Institucional, la maestra Gordillo comenzó a tejer sus alianzas con sus excompañeros, incluso motivó la creación de una nueva organización obrera y sindical que operó a través del exgobernador de Sinaloa, Juan Millán. El plan no prosperó, pero la profesora chiapaneca hizo los acuerdos con el verdadero líder del PRI: Carlos Salinas de Gortari.
En 2005, cuando se preparaba el golpe a Andrés Manuel López Obrador, el expresidente Salinas compró a Carlos Ahumada los videos donde se veía a varios dirigentes del PRD recibiendo dinero, entre ellos Rene Bejarano.
En su libro, Derecho de réplica, el empresario argentino cuenta cómo Salinas le ofreció una cantidad que finalmente nunca le entregó. Sin embargo, como dato importante asegura que el expresidente les encargó a dos personas juntar varios millones de pesos y entregárselos. Estos dos personajes eran Enrique Peña Nieto y Elba Esther Gordillo.
Este pasaje, que se pierde entre tanto ruido político, es la señal más clara del pacto político que Salinas, Elba Esther y Peña Nieto hicieron desde entonces y que ahora pondrán en acción.
La maestra pondrá a caminar una vez más su maquinaria, y lo más seguro es que ya no será a favor del PAN, que al parecer perderá de manera estrepitosa para quedarse como tercera fuerza política, y tardara muchos años en recuperar el poder.