Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

miércoles, 19 de octubre de 2011

El segundo aire de López Obrador

El segundo aire de López Obrador

El desplegado de AMLO en Reforma. Foto: Especial
El desplegado de AMLO en Reforma.
Foto: Especial
MÉXICO, D.F. (apro).- Una página completa de publicidad en la edición de este 18 de octubre en el periódico Reforma, patrocinada por el grupo empresarial regiomontano Despierta México, confirma el segundo aire mediático que ha adquirido el precandidato a la presidencia de la República, Andrés Manuel López Obrador, el mismo que hace seis años fue señalado como un “peligro para México” por sus adversarios y constantemente criticado en este sexenio por no reconocer el triunfo de Felipe Calderón.
La página muestra la fotografía del encuentro entre López Obrador y los integrantes de Despierta México, organismo liderado por los empresarios Alfonso Romo, de larga trayectoria financiera e inversionista agroindustrial, así como Fernando Turner y Malaquías Aguirre, hombres del ámbito empresarial de Monterrey.
En un párrafo central del desplegado, el organismo no deja lugar a ninguna duda sobre su opción a favor del exjefe de Gobierno capitalino:
“Despierta México considera que Andrés Manuel López Obrador es una muy buena opción para el 2012. Sus logros mientras gobernó la Ciudad de México, en un clima de respeto a las libertades individuales, lo avalan al haber bajado a cero el déficit fiscal sin aumentar impuestos ni tarifas, dirigiendo el gasto burocrático hacia la inversión pública y los programas sociales. Esto permitió disminuir el índice de criminalidad y además convirtió al Distrito Federal en líder de inversión extranjera directa. Entre todos los aspirantes para guiar a la nación, Andrés Manuel es quien cumple con los valores y principios que Despierta México promueve: congruencia, justicia, honestidad, austeridad, así como su vocación pacífica y de negociación para resolver conflictos”.
Las crónicas periodísticas de ese encuentro, en especial la publicada por Reporte Indigo, revista digital patrocinada también por Alfonso Romo, dieron cuenta de una enorme expectativa de los regiomontanos frente a quien fue desaforado en 2005, con el claro apoyo de Vicente Fox (a quien Alfonso Romo apoyó en las elecciones presidenciales del 2000); fue satanizado en 2006 por organismos empresariales y por el PAN como un “peligro” por pretender emular al mandatario venezolano Hugo Chávez, y durante estos últimos cinco años se mantuvo en una posición que para muchos de sus críticos rayaba en la “terquedad”, en la “intolerancia” y en el “desconocimiento a las instituciones”.
El encuentro de López Obrador con estos grupos de clase media y media alta en Monterrey –ciudad castigada por la doble violencia del crimen organizado y de los cuerpos encargados de combatirla– fue el preludio de una gira que llevó al político perredista a Washington y a España, generando un interés inusitado de la prensa en ambos países por un político al que insistentemente se le escriben epitafios y que ha demostrado una capacidad de sobrevivencia y liderazgo inéditos, en condiciones muy adversas para su movimiento.
En España, López Obrador despertó un enorme interés de los medios al criticar los acuerdos entre el gobierno de Felipe Calderón, la paraestatal Pemex y la empresa española Repsol, justo cuando se debatía la conveniencia de permitir que una empresa pública mexicana se aliara a la empresa Sacyr Vallehermoso y que juntas “sindicaran” sus acciones y tuvieran casi 30% del control de Repsol, la petrolera más importante de España.
Lo más paradójico es que el propio López Obrador, al criticar el uso del dinero público de Pemex para operaciones financieras internacionales, coincidiera con políticos del Partido Popular, representantes de la derecha española. “No nos gustan las empresas públicas invirtiendo en nuestro país”, declaró el portavoz económico del PP, Cristóbal Montoro.
La presencia de López Obrador también coincidió con la movilización más amplia jamás registrada en los últimos años en España de los Indignados o la Spanish Revolution, criticando la política de favorecer a los grandes bancos privados con rescates financieros de los fondos públicos, a costa de incrementar el desempleo y acelerar la “quiebra” de naciones enteras como Grecia.

En otras palabras, la presencia de López Obrador en España coincidió con el debate entre las izquierdas sociales movilizadas, la centro-izquierda del PSOE en riesgo de perder el poder en noviembre de este año, y las críticas del PP a la oscura maniobra financiera de Pemex-Repsol.
No ha pasado desapercibido tampoco para varios comentaristas y analistas extranjeros que el dirigente nacional del PRI, Humberto Moreira, advirtió hace casi un mes que el verdadero adversario para el tricolor no será ningún candidato del PAN sino López Obrador, ya sea como abanderado de la coalición PT-Convergencia o como candidato del PRD.
Las encuestas mexicanas más recientes, como la elaborada por Mitofsky, revelaron que López Obrador y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) que él encabeza están vigentes entre las preferencias del electorado y no son los derrotados que durante estos años han insistido en las mediciones demoscópicas.
Lo paradójico es que mientras El Peje y su movimiento viven un segundo aire y reciben el apoyo de sectores antes inimaginables, el presidente Felipe Calderón y el PRI se enfrascan en el inicio de una “guerra sucia” por el presunto apoyo de algunos políticos del tricolor a la posibilidad de pactar con los cárteles del narcotráfico.
www.homozapping.com.mxfuente proceso

El uno por ciento-Helguera






El voraz 1%

Se extienden protestas de "indignados" en Estados Unidos. Foto: AP
Se extienden protestas de "indignados" en Estados Unidos.
Foto: AP
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Sonaba hermosa la teoría. El capitalismo y la democracia eran las dos turbinas del jet que trasladaría a la especie humana a los cielos de la felicidad. Una mano invisible regularía las fuerzas del libre mercado capitalista; otra mano invisible regularía la contienda democrática de los partidos políticos. Mientras menos leyes ciñeran la dialéctica del mercado y de la democracia, sería más creativa: las clases sociales desaparecerían porque la desigualdad económica sería pequeña y la de los derechos, nula: estábamos por tanto al borde del fin de la Historia, entendida ésta bajo el concepto marxista.
Suena graciosa en el año 2011 aquella fe, en especial eso de las manos invisibles reguladoras. Resultó que las tales manos eran no sólo invisibles, sino que nunca existieron. Resultó que las clases sociales no sólo siguen existiendo, sino que su distancia se abismó. Hoy el 1% de la población controla el 43% de la riqueza mundial. Hoy el 99% de la población posee apenas un poco más de la mitad de la riqueza. Y de este 99%, el 50% posee escasamente el 1% de la pobreza mundial. Son cifras del Instituto de Investigaciones de la Universidad de las Naciones Unidas y que según Joseph Stiglitz, premio Nobel de economía, pueden trasladarse, con ajustes mínimos, a cada país del mundo, incluyendo a Estados Unidos, todavía el gran promotor de la democracia y el libre mercado.
En otras palabras, resultó que nuestras democracias se han vuelto plutocracias revestidas de lenguaje democrático. Resultó que en nuestras democracias los partidos políticos se han instalado entre ese 1% de multimillonarios y ese 99% restante, como barreras de contención: no se atreven a tocar los intereses de la élite económica, y más bien se han puesto a su servicio, para aumentar sus ventajas, ya de por sí exageradas. Resultó, por fin, que en las democracias los partidos políticos han dejado de representar y realizar las esperanzas del 99% de la población y luchan entre sí por el puro Poder, a menudo imbricando los cuernos en la lucha y paralizando la vida pública. Como es el caso ahora mismo en México, en Estados Unidos y en los países de la Unión Europea.
Nadie padece las circunstancias tanto como los jóvenes. Educados en la fe democrática, al salir a buscar su lugar en el viejo mundo de los adultos, se topan con una realidad que no corresponde a lo que aprendieron en las escuelas, y que para colmo no tiene espacios promisorios para ellos. El desempleo de los jóvenes ronda el 20% a escala mundial. El empleo en faenas sin porvenir, debe ser aún más alto. Eso y la nueva tecnología cibernética los ha dispuesto a la rebelión contra el sistema de dos turbinas, la supuesta democracia capitalista. La nueva tecnología cibernética que les permite y entrena en una comunicación rápida, masiva, horizontal y sin control central.
“El medio es el mensaje”, escribió Marshall McLuhan en los años sesenta del siglo pasado. Mark Zuckerberg, creador del Facebook, ha dicho más: “Las nuevas tecnologías, y no la política tradicional, serán el elemento que cambiará nuestro mundo”. Podría precisarse: Las nuevas tecnologías cambiarán al mundo y será a su imagen y semejanza, organizándolo en una democracia mucho más horizontal, sin controles centrales. Por lo menos esa es la visión que orienta la organización de los jóvenes de hoy. Armados de iPads, iPhones y Blackberries, los jóvenes están irrumpiendo en el viejo mundo de los adultos para reclamar los intereses de su generación y del 99% de la población.
Jóvenes fueron los que organizaron la rebelión en Egipto este año, derrocaron al dictador Hosni Mubarak y hoy mismo se reorganizan para derrocar el gobierno militar que lo suplió, sólo para calcarlo. Jóvenes son los Indignados de España, que coparon plazas centrales en las ciudades de la Península Ibérica, obligaron al gobierno a medidas de emergencia para disminuir el desempleo, e insatisfechos aún permanecen en alerta para futuras movilizaciones, bajo el lema “¡Democracia real YA!”. Jóvenes son los ocupantes del parque Zuccotti, en los linderos de Wall Street, en la ciudad de Nueva York, que hoy mismo reclaman al gobierno de Barack Obama que actúe para disminuir los privilegios de los banqueros que están hundiendo a Estados Unidos en otra recesión.
Fue en un parque de Madrid donde este año Joseph Stiglitz se apersonó entre los indignados, vestido en unos pantalones caqui y una camiseta verde botella. Uno de los muchachos le alargó un altavoz y Stiglitz lo puso ante su boca para expresar su solidaridad. “Esta economía capitalista no está funcionando”, les dijo el profesor de la Universidad de Columbia. “La equivocación de los gobiernos actuales es luchar contra la recesión acotando el gasto, en lugar de gastar más en causas del bien común”. “Me toca el corazón su energía y hago un voto para que se organice de forma positiva. Hay que saber que a las malas ideas no se les derrota con una pura oposición, sino con buenas ideas”.
Estas son las propuestas de los jóvenes indignados de las democracias occidentales. Mi síntesis deriva de la página que ellos mismos han redactado en Wikipedia. Derecho universal a una vivienda digna, a la salud y a la educación laica y pública. (Es decir, mayor inversión del Estado en las necesidades comunes.) Abolición de los paraísos fiscales y aumento de impuestos a la élite económica. (Es decir, mayor contribución de los más favorecidos al gasto en necesidades comunes.) Disminución de los salarios de la clase política, abolición de sus salarios vitalicios y persecución efectiva de la corrupción. (Es decir, desvinculación entre los ricos y los políticos.) Acceso popular a los medios de comunicación y control de su veracidad. Disminución del gasto en el Ejército y sus armas. Separación verdadera de Iglesia y Estado.
¿Quién no podría estar de acuerdo con los jóvenes indignados en la justicia de estas propuestas? ¿Quién podría negar que buscan democratizar las democracias? ¿Quién objetaría que fortalecerían la convivencia en armonía? Respuesta: sólo ese voraz 1%, que se come medio pastel del bienestar y deja el resto al 99% de la población.

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