En el Día Internacional de la Democracia, Felipe Calderón anduvo muy movido con sus discursos. Nos advirtió que nuestra endeble democracia (pues insiste en viciarla con arranques autoritarios, al añorar aquello de “el Estado soy yo”, que practicaron los Luises XIV que han sido la mayoría de nuestros presidentes del montón), está en peligro. No especificó si por la rebelión de los narcotraficantes y las delincuencias que tienen sitiada a la nación; porque los militares fuera de sus cuarteles (la amenazante declaración del general Roberto Miranda, como nos informó el reportero Jesús Aranda, La Jornada, 13 de septiembre de 2011, quien, con un subsecretario de la Defensa Nacional, son los ultraduros del militarismo), las policías federales y los marinos querrían todo el poder para poner orden; o si es porque se escuchan los roncos síntomas de las revueltas civiles por el empobrecimiento, el desempleo y los bajos salarios, además de los homicidios, la corrupción y la impunidad.
De paso estuvo enojado e irónico contra los medios de comunicación, en especial contra la prensa escrita, porque no le dan importancia a su candidato Ernesto Cordero, apodado Mr Bean (el comediante inglés que se la pasa haciendo tonterías). Éste parece ser el actor del filme El hombre del desastre. También le echó una indirecta más a Enrique Peña Nieto quien aparece en televisión y periódicos porque éste tendría –de acuerdo con Calderón– convenios de publicidad, como se desprende de los más de 2 mil millones de pesos que el exgobernador del Estado de México se gastó públicamente; ignoramos cuántos millones más entregó extraoficialmente a locutores y “periodistas”. Calderón expresó: “¿Es verdaderamente democrático el que un medio o un periódico no publique lo que dice un candidato (obviamente se refería a Cordero), porque no tiene un convenio económico con ese medio?” (Reforma, 16 de septiembre de 2011).
A Vicente Fox le dijeron desde el Instituto Federal Electoral ?cuando declaró su apoyo a Calderón en las elecciones? que “estaba poniendo en peligro a la democracia”. Ahora su sucesor dice que sí está en riesgo y agrega que ojalá los procesos electorales próximos no sean controlados por dinero o por los gobernantes.
Debemos deducir que algo sabe que no conocemos los ajenos a su elite, porque la razón de Estado de la autocracia les exige guardarse información. Al ignorar que “para ser príncipe hay que ser pueblo”.
Si la democracia está en peligro será porque los panistas, obligados a garantizar la seguridad máxima, no han podido quitar de en medio a los cárteles que nos traen a punta de metralletas; porque Calderón no logrado convencer a Washington de no vender armas a los sicarios (por las aduanas que Cordero tenía a su cargo, ese comercio ilegal prosperó), y porque no hay empleo, y los miserables salarios no alcanzan a estimular el mercado interno.
La democracia mexicana tiene muchos frentes y el principal que le toca cuidar a Calderón ha sido descuidado en aras del libre mercado por donde entra el contrabando chino y estadunidense. Y peligra, porque políticamente éste y los suyos han sido ineficientes y dejaron que el país dé tumbos hacia una catástrofe.
*Periodista
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