Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 18 de octubre de 2011

#SME y el #15O: el derecho a indignarse

Posted: 17 Oct 2011 05:44 PM PDT
Los incontables logos del SME sobre el escenario...#not!
Fíjense que veníamos bien contentotes de la convocatoria del #15O en la Ciudad de México. No fueron miles de personas, es cierto (más bien algo menos de medio millar), pero en general hubo buena asistencia para tratarse de un evento que no contó con más publicidad que la difusión de usuario-a-usuario en internet. Además de “los de siempre” (activistas profesionales, etc.) vimos a muchísima gente joven, sobre todo estudiantes de la UNAM y la UAM. Colectivos de todos los colores, pancartas para todos los gustos, murales, disfraces, discursos políticos y menos políticos, poesía y teoría, música y performances para terminar con una acampada frente a la bolsa de valores. En general nos parece un excelente balance. Pero, ay…¡no contábamos con esto!
Malinchismo 3.0
“Ayer hubo otra concentración, se suponía que sería la mayor de todas las convocadas por las redes sociales. Pero el movimiento que la convocó, auténticamente nacido en las redes sociales, había ya sido capturado por el sindicato mexicano de electricistas (SME) y así fue como la gente fue, vio, quizá se decepcionó y también se retiró. En ningún momento se pasó de los 500 asistentes, aunque quizá fueron miles los que llegaron y se fueron al sentirse alienados por la inconspicua presencia del SME como anfitriones del evento”.
Extraído de “Más de 140 caracteres“, blog de @omondra
A la izquierda del escenario, encontramos dos logos del SME...pintados sobre la camioneta del SME. #Plop
Como diría Jack el Destripador: vamos por partes. Es cierto, allí estaba el SME. Bueno, más bien, un puñado de integrantes del sindicato junto con sus icónicos (y qué prácticos, ¿verdad?) generadores eléctricos. En concreto, contamos a unos diez electricistas, incluyendo prensa del sindicato (si, si, los contamos, somos así de freaks). También preguntamos (porque somos irremediablemente curiosos) quién había puesto la tarima, y obtuvimos respuesta: el sindicato de electricistas. Lo cual nos parece de lo más lógico porque: ¿quién tiene generadores de electricidad y sabe cómo usarlos? (Lo adivinaron: ¡el SME!) A pesar de esto, observamos igualmente que la presencia de logos del SME era mínima (de hecho, sobre el escenario no había ninguno, y la pancarta más grande que pudimos apreciar en la zona era la del colectivo “México toma la calle”, responsables de la convocatoria). Para ser exactos, los únicos logos visibles del SME en la convocatoria fueron los que están pegados en sus camiones (¿qué pasa, tenían que quitarlos?), los de las playeras de los fotógrafos del SME (¿qué pasa, ellos no pueden llevar su consigna?) y el famoso luchador…
Igualmente, la presencia de electricistas con distintivos del sindicato era prácticamente inapreciable (nos encontramos a dos de ellos volanteando, junto con 50 personas más que volanteaban para sus respectivos proyectos/organizaciones/lo que fuera). En la convocatoria recibimos decenas de volantes de todo tipo y color; entre ellos, uno del SME.
Nos preguntamos: ¿acaso está mal que el SME se solidarice con un movimiento ciudadano y los provea de energía?¿Es eso reprochable, humillante de algún modo para la ciudadanía?¿Demuestra de alguna manera –como los articulistas del texto citado sugieren- que la ciudadanía de México es fallida? Pensamos que no. Sobre todo, cuando existe prueba gráfica de que el sindicato renunció (sabiamente, pensamos) a exhibir sus logos identitarios por todo lo alto, integrándose simplemente como una parte más de la protesta.
¿No se dan cuenta? Desde México, se alaba a los sindicatos estadounidenses por dar apoyo al movimiento Occupy en Estados Unidos. Igualmente, se ensalza la capacidad organizativa de los movimientos sociales españoles (se nota que ustedes no han vivido en España, ajem). Es más, el movimiento “México toma la calle” incluso ensalzó “las técnicas asamblearias españolas” en público (como si los españoles hubieran descubierto la sopa de ajo al decidir hacer asambleas, vaya). Pero en cuanto una organización mexicana decide brindar apoyo a un movimiento no falta quien eche el grito al cielo y –lo más reprobable- invente hipótesis insustentables del estilo “quizá fueron miles los que llegaron y se fueron al sentirse alienados por la inconspicua presencia del SME como anfitriones del evento”. ¿A pocooo?¿Vieron a alguien irse por culpa del SME?¡Miles de personas huyendo del evento a causa de la “inconspicua presencia” (traducimos=”ellos saben conectar un generador eléctrico y tú no”) del SME!¿En serio?¿Tienen prueba gráfica para apoyar su corazonada o lo dicen porque les cae mal un sindicato que, entre todos, tiene sobrados motivos para estar indignado y apoyar un movimiento de este tipo?
SME: motivos para indignarse
Vamos a decirles algo. Nosotros no nos sentimos “alienados” por la “inconspicua presencia del SME”. Es más, nos dio muchísimo gusto no solo que se hubieran solidarizado con el movimiento haciendo lo que mejor hacen (dar luz), sino que además (y esto es lo que más nos gustó) lo hicieran con gran discreción. No se puede decir lo mismo, por cierto, de otros movimientos más afines al autor de esta nota que hemos citado (nos referimos a #ReformaPolíticaYa), a quienes recordamos haber visto con estos ojitos poniendo un templete coronado por una pancarta gigante a las puertas del senado para recibir al movimiento de Sicilia. Por lo menos el SME tuvo más dignidad y se ahorró la pancarta gigante. Entendemos que muchos movimientos apoyan a otros no genuinamente, sino solo para hacerse “visibles” con su publicidad. No fue el caso del SME este sábado.
Publicado originalmente en el blog Europa en Llamas. Creative Commons.

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Posted: 17 Oct 2011 04:14 PM PDT
Si en el telediario del mediodía de hoy en Antena 3 tuvimos que esperar 15 minutos para que las manifestaciones del 15 de Octubre fuesen noticia y -como en el de Telecinco- se hace hincapié en la violencia de algunos grupos en Roma, las detenciones en Nueva York o las okupaciones de un hotel en Madrid u otro edificio en Barcelona, en otros medios la noticia sobre las protestas es más aceptable porque no se destacan las anécdotas sobre el sentido real de las marchas y concentraciones, “pacíficas y sin incidentes, a excepción de…”
Encontramos -no obstante- un aspecto en común en casi todos los medios audiovisuales, incluido el aclamado telediario de la 1 de TVE: la ocultación de las cifras estimadas de participación ciudadana, sobre todo las referidas a las principales ciudades de España: más de medio millón en Madrid y entre 250 y 350.000 personas en Barcelona, y su reemplazo por números vagos: “decenas de miles” o las “muchas más de las 70.000 personas que se estimó que el 19 de junio salieron a la calle para protestar contra el ’Pacto del Euro” que recoge la web de TVE. Se evita así el impacto que puedan causar en el espectador tales cifras, como también el visionado de vídeos que van más allá de la vistosa cámara fija de TVE en Sol, en los que las calles de acceso, como Alcalá y otras aledañas, aparecen colmadas de ciudadanos.
Al contrario que en la televisión, en los medios escritos sí se publican las cifras silenciadas en los telediarios, lo cual es de agradecer, aunque bien sabemos que no muchos españoles leen la prensa habitualmente, y menos aún con detenimiento. Mientras las coberturas de los medios próximos al PSOE -El País o Público- ocupan portadas, numerosas noticias y artículos de opinión en plena precampaña y en una demostración de simpatía al hilo de los guiños oportunistas de Rubalcaba hacia el 15M, los medios afines al PP oscilan entre;
Titulares monocordes como el de La Gaceta: La izquierda radical “okupa” Sol a 20 días de la campaña.
Portadas donde se silencian las protestas con la excusa de -”La derrota real de ETA”- (La Razón). Nuevo desafío de los “indignados” que toman Madrid sin autorización y provocan disturbios en Roma.
Noticia bajo un gran titular de propaganda al PP (El Mundo). El 15-M resurge pacíficamente en España y con violencia en Roma.
O la portada más infame que uno puede encontrar el 16 de Octubre, e incluso cualquier otro día del presente año, la de ABC: Los indignados “festejan” su protesta planetaria. Sin palabras.
Para encontrar una portada que describa objetivamente el peso de las acciones violentas frente a las marchas pacíficas debemos acudir -precisamente- a Italia, y echar un vistazo a la del periódico Liberazione.
Los internautas ya han llenado de quejas las redes sociales sobre todo contra ABC y La Razón, convirtiendo en ’trending topic’ los nombres de ambos medios de comunicación.
César Pérez Navarro. Artículo publicado originalmente en Tercera Información. Creative Commons.

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Posted: 17 Oct 2011 04:09 PM PDT
Por: Isaac Llopis. Publicado originalmente en La Libreta en blanco. (CC)
Ante la cita que todo el electorado tiene el próximo 20N con las urnas hay muchos posicionamientos diferentes. Entre ellos, los más curiosos son los que no quieren ir a votar. El argumento que se interpone como razón para no hacerlo es variable, dependiendo de si se trata de abstencionistas activos o pasivos, pero en cualquier caso el efecto es el mismo: un voto menos…
Probablemente si estás leyendo este blog sí que vayas a votar el próximo 20N, pero seguro que sabes a qué me refiero, porque probablemente también hables con amigos y familia (o con desconocidos en la calle, en el trabajo, en el bar…) y te encuentres con pensamientos como:
  • ¿Por qué debería votar? Si la política no se preocupa por mí, ¿por qué voy a preocuparme yo por la política?
  • No voy a votar porque no estoy de acuerdo con el sistema, y es mi manera de mostrar mi rechazo, no participando en el sistema.
… o cosas similares. ¿Te suena? Incluso es posible que algunos de los lectores tengan esos argumentos en la recámara? Pues, querido lector, déjame decirte por qué deberías volver a revisar tus razonamientos y repensarte lo de votar el próximo 20N.

Si la política no se preocupa por mí…

Si eres de los que piensa que no hace falta que votes, porque pase lo que pase quien gobierne no se va a preocupar por tus problemas… ¡Mierda! ¡Tienes razón! Cierto es que el poder corrompe, y el dinero también, y el presidente (o la presidenta) de un país cualquiera siempre tiene ambas cosas. Pero, claro, aunque asumamos eso como una verdad universal, es un poco precipitado juzgar a todos los políticos por el mismo rasero.
Tú conoces cómo gobierna el PP, y conoces cómo gobierna el PSOE. Ya los hemos visto en más de una legislatura a lo largo de la historia democrática de nuestro país. ¿Pero conoces cómo gobierna el resto de partidos? Como mínimo les debemos, en justicia, el beneficio de la duda.
Y es que hay que empezar a diferenciar la política de los políticos. La política está en todas partes, es como Facebook. Por mucho que intentes no tener nada que ver con Facebook, no vas a poder evitar que un amigo tuyo suba una foto a Facebook, ni que la etiquete incluso aunque no estés en Facebook. No vas a poder evitar tener un correo electrónico, y tampoco que cada vez que un amigo se hace una cuenta en Facebook, te envíe una invitación. No vas a poder evitar que la gente hable de Facebook a tu alrededor. Por tanto, incluso aunque te niegues, Facebook acabará encontrándote, incluso aunque no tengas un perfil. ¿Y cómo vas a controlar qué publica en Facebook la gente sobre ti? ¿Qué vas a hacer si alguien te saca una foto que no te gusta y la hace pública? ¿Cómo vas a saber qué dicen en los comentarios? Al final acabarás con Facebook.
La política es como Facebook, no puedes huir de ella. Es posible que intentes convencerte a ti mismo (o incluso convencer a otros) de que como la política no se preocupa por ti, tú no tienes por qué preocuparte por la política. ¡Mentira! La política es todo. Cuando compras el pan, el IVA es política. Cuando conectas a Internet, los protocolos que se utilizan son política. Las empresas que en conjunto te posibilitan esa conexión son política. La relación entre ellas y sus trabajadores, son política. Tu contrato laboral (si eres de los que tienen uno) es política. Tu tarjeta de crédito o débito, y tu cuenta bancaria, son política. Todo eso está regulado por normas que se definen a mayor o menor nivel por los organismos de gobierno de cada territorio.
La política es la manera de definir las líneas entre los derechos propios y los ajenos y de definir las normas básicas de la convivencia y la cooperación en una sociedad. Hasta el derecho a poder entrar en tu casa (de nuevo, si eres de los que tienen suerte y la tienen), es política.
Y si eres de los que ni tienen trabajo, ni tienen casa… si eres de los que están marginados por la política… Piensa de nuevo. La política sigue ahí, marginándote. Pero eso no es por la política en sí misma. No vas a poder evitarla. La política va a seguir ahí, marginándote. Como Facebook va a seguir ahí, y la gente publicando fotos y comentarios. Pero puedes abrirte una cuenta y recibir una notificación cada vez que apareces en una foto o alguien te menciona en un comentario. Lo mismo puedes hacer con la política. La política está ahí, y si tú no haces nada por expresar lo que piensas sobre ella, no vas a evitar que los demás lleven la política a donde quieren. Puedes tener suerte y que eso te beneficie, o mala suerte y que te deje sin derechos. ¿Quieres correr ese riesgo? Y, cuando las cosas se pongan feas para ti, ¿qué argumentos vas a poner a tus quejas, si ni siquiera aprovechaste la oportunidad que la política te brindaba a expresarte?
En nuestro país, es cierto que la política excesivamente representativa nos deja a los ciudadanos poco margen de maniobra para expresarnos. Pero por poca que sea, hay que utilizarla. No vale tirar la toalla antes de tiempo. Si ni siquiera haces ese pequeño esfuerzo el 20N de salir a votar, ¿qué argumentos te quedan para decir que no te gusta el sistema? ¡Oh, sí…!

Yo no voto porque no creo en el sistema

Claro, es tu manera de protestar contra el sistema. Mira, sinceramente, el sistema tiene muchos fallos. En eso estoy de acuerdo contigo. Pero muchísimos. Pero voy a ponerte un ejemplo. Digamos que en tu casa tienes una fuga de agua. Eso es un fallo. Digamos que tienes una fuga de gas. Eso es otro fallo. Digamos que tienes goteras. Eso es otro fallo. Son muchos fallos. ¿Piensas hacer tu vida normal sin preocuparte siquiera por uno de ellos?
Lo lógico es que tomes alguna acción para solucionar los problemas, porque si no, los fallos de tu casa van a ir a más. La próxima vez que enciendas el calentador del agua podría explotarte la casa en la cara; la próxima vez que lloviese podría caerse parte del techo; tendrías hongos y humedad… o peor la casa encharcada… Los problemas irán a más si no haces nada.
Nuestra democracia tiene muchos problemas. Cuando la definimos nos parecía una maravilla, una utopía, algo genial. Normal, teniendo en cuenta de dónde veníamos. Eso de poder elegir cada cuatro años era una pasada. Pero con el tiempo nos hemos dado cuenta de que hay cosas que hay que cambiar. Y no me refiero precisamente a la birria de cambio que nos han colado en la Constitución. Sí, hay que cambiar la Constitución, pero en cosas más importantes que nos interesan a todos y no solo a Europa (o Alemania). Sí, hay que revisar las Leyes Orgánicas y permitir al pueblo escribir y aprobar Iniciativas Legislativas Populares de ese calibre. Entre ellas hay que revisar la Ley Electoral, que reparte los escaños de una manera que da vergüenza ajena…
Hay que cambiar muchas cosas en nuestra casa. ¿De verdad vas a quedarte viendo la tele? ¿Qué tipo de protesta es esa? “Mi casa se está hundiendo, pero como no estoy de acuerdo con que se hunda, no pienso hacer nada; sería como reconocer que es mi casa”. Es que es tu casa, ¡coño! Y no puedes evitar la política. Pero hay algo que sí puedes evitar, si quieres mojarte, claro…

Políticos no es igual a política

El gran problema que tiene la inmensa mayoría de los votantes es que confunden la política con los políticos. Estamos hartos de Rajoy y Zapatero. Y empezamos a estarlo de Rajoy y Rubalcaba. Cierto. Pero hay gente que tiene fe ciega en el uno y en el otro. Eso también es cierto. De hecho sabes (porque lo sabes) que lo más probable es que el 20N haya una abrumadora mayoría que de su voto a Rajoy. De hecho millones de españoles ya se lo dieron hace siete y tres años. Es concebible que se lo vuelvan a dar. Pero también habrá gente que se lo de por no dárselo al otro, a Rubalcaba.
Igualmente hay gente que está encantada con Rubalcaba. No lo niegues. Hasta si te pareciese la encarnación del Demonio, sabes que hay gente que piensa diferente. Es la esencia de la democracia. Todos podemos pensar lo que queramos y expresarlo libremente. E incluso intentar convecer a otros. Aunque no tengamos argumentos para defendernos. La política (no los políticos) nos permite saber que eso hay que respetarlo. Es lo que llamamos “libertad de expresión”.
Pero si sabes que va a haber millones de votos para uno y para otro, y no te hace gracia ninguno de los dos porque eres de los que no está de acuerdo con el sistema, ¿de verdad vas a dejar que el sistema decida por ti? Porque sabes que es lo que va a hacer si no haces nada.
Como te digo, estoy de acuerdo en que el sistema tiene sus fallos, pero también te deja un resquicio para que lo soluciones. Y tienes tres opciones:
1) No hacer nada: Básicamente se trata de hacer lo que pensabas hacer. Pero, ¿con qué cara vas a mirar a la gente y decirles “no voté porque no estoy de acuerdo con el sistema”? Que no estés de acuerdo con el sistema no significa que el sistema no esté de acuerdo contigo. Es más, el sistema se cura en salud diciendo que te dejó votar. Si tú no lo hiciste, es tu problema. ¿Entiendes la lógica a la inversa?
2) Hacer algo: Eso incluye cualquier acción orientada a cambiar las cosas que están mal en el sistema. Desde votar, que es la manera más simple y fácil, porque es la que te ofrece el propio sistema, hasta salir a la calle a quejarte, montar tu propio partido o asociación, presentarte tú, promover iniciativas populares, mover mentes en la calle, Internet, en tu casa, en el trabajo… pero lo más básico es utilizar el único resquicio que te deja el propio sistema para cambiarlo.
3) Huir: Pero eso no te saca del sistema. El sistema te perseguirá donde vayas. Ya sabes, como Facebook. Seguirás teniendo que ir a comprar el pan, seguirás necesitando una casa, un trabajo. Incluso si te vas a un lugar perdido en las montañas a cultivar tu propio jardincito, y tu propia comida, y a cuidar tus vacas o tus cabras, cuando las vacas del vecino se coman tus coles, o cuando tengas que comprar materiales para reparar el techo de tu casita… Vas a necesitar al sistema, porque no vas a poder evitar al ser humano eternamente. Y la política está allí donde hay más de un ser humano.
Tú verás qué haces, pero yo te recomiendo que aproveches toda oportunidad para cambiar un sistema que no te gusta. Que votes no significa que el sistema te guste. Significa que vas a utilizar todos los medios a tu alcance (tanto los que te ofrece el sistema como los que no) para cambiarlo, sea desde dentro o desde fuera. Porque el objetivo es cambiarlo como sea. Por eso, votarás el 20N, y votarás a alguien que quiera cambiarlo desde dentro. Aunque sea a Ciudadanos en Blanco, para que, si es posible, en las próximas elecciones la abstención activa sí cuente. Pero también seguirás quejándote y tratando de convencer a más gente en la calle, en tu familia, en el trabajo…
El sistema va a tener en cuenta tu abstención para absolutamente nada. Pero un voto dado a cualquiera que no sea el bipartidismo nacional es un voto que compensa el voto borreguil de los que siguen pensando que el binomio PP/PSOE tiene la solución a los problemas de este mundo. No te digo que votes a cualquiera, pero sí que, entre los que se presentan, votes al que más represente tu idea de cambio, para que el sistema no tenga más remedio que escuchar tu voz y la de muchos otros como tú.
Entre todos podemos cambiarlo, desde fuera y desde dentro. #votaaotros

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Posted: 17 Oct 2011 04:00 PM PDT
Amanda se levantó el sábado emocionada, pero estaba haciendo sandwiches para compartir en la plaza y los nervios se le arremolinaban en el estómago. “¿Cuántos vendrán? ¿Cómo irá?”, se preguntaba. Amanda tiene 26 años y era una de las pocas personas que han organizado el #Méxicotomalacalle, el movimiento de los indignados mexicanos. Hasta el 15-O eran menos de 50, pero la convocatoria global prendió la mecha. Este sábado, el monumento a la Revolución, donde se reunieron, cobró vida. La plaza se volvió un hervidero, de gente, de ideas, de actividades, de propuestas.
“Estamos indignado/as de la farsa democrática en la que vivimos, la cual sólo ha traído una falta de desarrollo adecuado del país, que ha roto su tejido social, que ha sido incapaz de generar el empleo necesario y que nos impone el pago de las deudas interna y externa de las que no somos responsables, mientras la clase política se enriquece con los recursos que su coto de poder les proporciona. El clima de violencia actual provocado por el engaño, la negligencia y corrupción del aparto político, auxiliado de los poderes fácticos, ha generado a todo lo largo del territorio nacional una urgente necesidad de transformación profunda”, leyeron en un manifiesto en el Monumento a la Revolución, ante más de un millar de personas. En una ciudad, el Distrito Federal, donde hay manifestaciones cada semana por las más variopintas demandas, estas personas decidieron cambiar la estrategia. Su indignación tomó el espacio público y se recreó en un mercado de trueque, performances, teatro, danza, conciertos, y debate, mucho debate. Hubo cuatro asambleas paralelas sobre: economía solidaria, democracia real, educación y No violencia, por las que pasaron más de un millar de personas. “Se trata de empezar a creernos que podemos cambiar las cosas, y hacerlo con el otro, generando un lenguaje compartido, un pensamiento colectivo”, explica Amanda ya en el monumento a la Revolución. No es un camino fácil, y menos en el contexto de precariedad económica y de violencia que vive este país.
“A nivel personal todo el mundo tenemos perspectivas muy distintas pero hay un descontento que nos une a todos, lo que pasa es que responder a la crisis económica es mucho más claro que combatir la inseguridad. En México nos enfrentamos a un monstruo que es el crimen organizado institucionalizado o no”, señala Amanda. Sin embargo, lo cree una necesidad urgente, por eso ella y sus compañeros, convocaron por todas las redes sociales, por las universidades, incluso subían al metro con su nariz de payaso para animar a la gente a sumarse. “Sal a la calle antes de que entren a tu casa”, era uno de los lemas principales con los que animaban a la gente.
“El país se precipita en el desastre de la violencia cotidiana y generalizada”, resumen lxs indignadxs. Ante esto la asamblea por la No violencia propuso combatir las intimidaciones cotidianas, esas pequeñas agresiones que cometemos todos diariamente. En un marco más grande rechazaron la Ley de Seguridad Nacional que se debate en el Congreso y que de aprovarse instauraría un estado de excepción de facto. Saben que es muy difícil articular un país como México, pero el sábado Amanda, y tantos otros, vieron “realizarse un sueño”. Amanda lleva desde febrero participando en una asamblea callejera contra la censura que luego se unió al Movimiento por la Paz impulsado por Javier Sicilia, y a mediados de mayo, al calor del 15-M español se convirtió en la Asamblea Permanente de Indignadxs Mexicanxs. Pero hasta ahora eran cuatro gatos. Ayer fueron centenares.
“Estamos despertando de la apatía”, resume Jorge López, otro de los iniciadores del Movimiento mexicano. Y en ella salieron múltiples demandas. Además del fin de la violencia, exigiron poner fin a la corrupción y la impunidad,más partipación democrática, recortar los presupuestos de partidos y los sueldos de los políticos, aumentar drásticamente el salario mínimo y más inversión en la educación. Y para ello hacer más contundentes sus demandas, después de 8 horas de debates decidieron ir a acampar delante de la Bolsa de Valores, símbolo máximo de la especulación financiera en un país donde el hombre más rico del mundo, Carlos Slim, convive con 60 millones de compatriotas que sobreviven bajo el umbral de la pobreza.“Si no hay dinero para vivir dignamente, es porque en la Bolsa está acaparado”, subrayan. Así, siguiendo el ejemplo de Nuevo York, una cincuentena de personas acamparon ante la Bolsa.
Antes de la medianoche la policía los desalojó, pero finalmente consiguieron instalarse a pocos metros y siguieron la asamblea hasta la madrugada, donde discutieron propuestas concretas para continuar en movimiento. “Hoy nació una organización”, concluye Jorge López entrada la noche. “¿Qué crees que conseguirán?”, le pregunto a Amanda. “No sé hacia donde vamos, pero de momento sembramos la esperanza de que en México también es posible hacer un cambio”, asevera. Además de la Ciudad de México, en el país se movilizaron 28 ciudades, desde la frontera con Estados Unidos, donde las consignas se centran contra la violencia del narcotráfico, hasta el sureste del país, donde el zapatismo retoma la idea de la revolución mundial.
Majo Síscar. Publicado originalmente en Periodismo Humano. Creative Commons 2.5.

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