Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

viernes, 4 de noviembre de 2011

El control- ASTILLERO- Grecia, ante la inmoralidad del neoliberalismo

Grecia, ante la inmoralidad del neoliberalismo
Ayer, en coincidencia con el arranque de la reunión cumbre del G-20 que se realiza en Cannes, Francia, cuya agenda ha sido prácticamente monopolizada por la crisis en Grecia, el primer ministro de este país, Giorgios Papandreou, decidió dar marcha atrás en su intención de realizar un referendo sobre el rescate aprobado la semana pasada por los gobiernos de la Unión Europea, el cual supuestamente salvaría a la nación mediterránea de la quiebra económica, y llamó a la oposición conservadora, articulada en el partido Nueva Democracia, a integrar un gobierno de unidad que impulse una solución a la crisis.
Aunque la medida ha tenido el efecto inmediato de calmar los mercados bursátiles, sumidos en la incertidumbre tras el anuncio formulado por Papandreou a inicios de semana, la claudicación de los planes del gobierno de Atenas ante las presiones de las autoridades de Bruselas, de la oposición conservadora y de sectores de su propio partido –el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK)– pone en perspectiva la inmoralidad intrínseca de la dinámica económica dominante, en función de la cual la tranquilidad de los capitales es sistemáticamente colocada por sobre la voluntad y los intereses de las poblaciones.
En efecto, si bien el referendo propuesto por Papandreou planteó de entrada una disyuntiva entre dos escenarios negativos –la aprobación de cuotas adicionales de sacrificio para la población helénica vía nuevos recortes presupuestarios o la eventual quiebra de ese país como resultado del retiro de las ayudas financieras otorgadas por la UE y la consecuente amenaza de descalabros planetarios–, la decisión de consultar a la población de ese país sobre medidas que afectarán su vida y sus destinos era en sí misma plausible, y si algo podía haberse reprochado al gobierno de Atenas es que la hubiera adoptado hasta ahora y no hace meses, cuando fueron impuestas las primeras terapias de choque a la castigada sociedad griega.
Ahora, a consecuencia de los titubeos iniciales de su gobierno y de presiones endógenas y exógenas, Grecia se coloca en la perspectiva de un agravamiento no sólo de su crisis económica, sino también de la social y la política, si se toma en cuenta el previsible descontento que provocará la aplicación del nuevo plan de salvamento europeo, y si se considera la posibilidad de un intempestivo cambio de régimen en ese país: esto ultimo podría ocurrir hoy mismo, en caso de que Papandreou no logre superar la moción de confianza que se votará en el Parlamento, o en los días próximos, si se da crédito a las versiones extraoficiales de que el primer ministro griego renunciará en cuanto logre pactar una coalición gobernante que pueda llevar adelante el paquete de medidas impuestas por la UE.
En el estado actual de cosas es pertinente insistir en el error que cometen los gobiernos europeos al presentar como solución a la crisis griega la aplicación del recetario del llamado consenso de Washington, que preconiza una suprema austeridad fiscal, el castigo económico a las poblaciones de países en apuros y la rendición de las naciones a los intereses de los capitales financieros trasnacionales. Tras los desastrosos resultados del neoliberalismo –que se vivieron en los países pobres, como el nuestro, muchos años antes que en las naciones ricas que lo impusieron en casi todo el planeta–, la solución a los problemas de economías como la griega pasa por la reactivación de la producción y los mercados internos y por el establecimiento de límites a los apetitos insaciables de la especulación capitalista.
Ahora, cuando el mundo se vuelve a colocar en la perspectiva de una nueva catástrofe económica de gran magnitud, es urgente que las distintas autoridades nacionales –como las que se reúnen en estas horas en Cannes– discutan y emprendan la postergada reforma del modelo económico vigente. De lo contrario, tragedias como la griega seguirán repitiéndose cíclicamente y los pueblos seguirán pagando las consecuencias de la irracionalidad y el desmedido afán de ganancias de los capitales especulativos y los circuitos financieros.
 Continúa la vida-Ahumada
 
 
Astillero
Encuestas mágicas
AMLO, adelante
Los tiempos de Ebrard
Sábado: Ocupa Televisa
Julio Hernández López
La más delicada de las decisiones a tomar en el PRD tal vez en toda su historia (precisar el nombre de su candidato presidencial en un contexto altamente adverso y con marcados riesgos de división irreversible) se encamina este fin de semana a un aparente final feliz en el que no habría ruptura y sí la potenciación electoral de la izquierda mexicana.
Para llegar a ese umbral positivo se desechó el método de las elecciones directas y abiertas, que tradicionalmente han sumido al sol azteca en pantanos de deshonra englobados en el término cochinero, y se prefirió la vía de las representativas encuestas de opinión a segmentos ciudadanos en general. Es evidente que el procedimiento elegido reduce por sí mismo las posibilidades de repetir los usuales espectáculos de marrullería interna sublimada, pero no está allí la clave real del probable desenlace exitoso (las encuestas son fundadamente consideradas en varios ámbitos de esa izquierda partidista como formas utilizadas mercantilmente por elites políticas para acomodar a su gusto presuntas tendencias que luego son machaconamente utilizadas como guión de convalidaciones por medios de comunicación alineados con esas estrategias simuladoras). De terminar sin rupturas este ensayo demoscópico, la parte más significativa de ese logro habría correspondido a los dos contendientes, Marcelo Ebrard y Andrés Manuel López Obrador, tal vez más al primero que al segundo.
Ebrard arrancó y ha caminado con expectativas desfavorables en el corto plazo respecto de la candidatura presidencial (todas las estimaciones sobre tendencias de voto para candidato presidencial del PRD lo colocan en segundo lugar, tajantemente en cuanto a militantes del sol azteca y en menor proporción entre votantes en general) pero, en razón de su edad, Marcelo cuenta con la firme posibilidad de acumular capital político para aspirar sensatamente en 2018 a una segunda oportunidad fortalecida. Si no tuviera enfrente a un personaje de tanto peso político como es el tabasqueño, el actual mandatario capitalino sería la carta única de la izquierda electoral en estos momentos. Ha hecho una tarea meritoria de gobierno, ha impulsado notablemente el rubro del desarrollo social (aunque en el último tramo se hubiera desprovisto del ejecutor principal de esa política, Martí Batres), ha enfrentado con dignidad los embates del alto clero católico a causa de matrimonios y abortos y, para efectos de pragmático posicionamiento mediático, ha cumplido con una agenda táctica que le ha llevado a portadas de revistas del corazón y a programas estadunidenses como el de Martha Stewart.
Pero éste no es el tiempo de Marcelo Ebrard. No mientras persistan dos percepciones fuertemente arraigadas en ese ámbito de la izquierda declarada y de los ciudadanos sin partido, pero con el corazón cargado a esa misma izquierda. Por una parte, la convicción de que López Obrador es el único líder social con base y proyecto suficientes para intentar de nuevo, en condiciones muy difíciles, mucho más que en 2006, la recomposición nacional a partir de una visión que expresamente privilegie a las mayorías populares y no al reducido círculo empresarial y político que hasta ahora ha mantenido el poder. Y, por otra parte, no por cálida y pasional menos atendible, el hecho de que a ese mismo aspirante a una segunda candidatura le fue arrebatado su triunfo en 2006 mediante una conjunción de fuerzas e intereses que hoy pretenden cerrar nuevamente el paso a cualquier opción de reformismo popular, concentrada hoy esa conjunción en promover la llegada de Enrique Peña Nieto, asumido éste como un garante de continuidad de lo injusto pero con careta partidista distinta, o bien atentas esas fuerzas e intereses a las maniobras peligrosas de última hora que pudiera desarrollar el calderonismo con tal de sostenerse en el poder al costo que fuera./
Foto
PROGRAMA PARA MÉXICO. Enrique Peña Nieto se despide de Manlio Fabio Beltrones al término del Foro de Conclusiones en el que la Fundación Colosio dio a conocer el Programa para México, plataforma electoral con la que el PRI se presentará en 2012Foto Marco Peláez
Por lo pronto, este fin de semana se realizará el ejercicio de encuestar a unos cuantos miles de ciudadanos para tener una idea de las preferencias respecto a ese candidato presidencial perredista. A pesar de los muchos incidentes que hubo en el camino (el reconocimiento ebrardista a la condición presidencial de Calderón, por ejemplo), los dos contendientes han llegado a acuerdos respecto al procedimiento a utilizar en las encuestas y todo hace indicar que los resultados serán procesados políticamente con ánimo de mantener la unidad de esa izquierda y la viabilidad política de ambos participantes, uno en su segunda y última oportunidad (propuesto por los mismos tres partidos de 2006, tal vez coaligados bajo el nombre de Morena), y otro en la construcción de su segundo asomo, dentro de seis años, desde una plataforma sexenal como podría ser el Senado y la coordinación de la bancada perredista, y conservando para su grupo la determinación del candidato a gobernar el DF.
Dos últimas anotaciones: por desgracia, el tejido de las opciones de la izquierda electoral sigue estando distante de las aspiraciones de la izquierda social y, en general, se construye a partir de intrigas, acomodos y ambiciones menores de parte de grupos como el camachismo, los Chuchos, el bejaranismo y similares. Y, como suelen decir los políticos a la hora de confrontar datos de las famosas encuestas de opinión: ellas son simples fotografías del momento. Y hoy, tomando en cuenta que en política veinticuatro horas pueden ser demasiado tiempo como para que una verdad se conserve como tal, la fotografía del momento muestra esas posibilidades de éxito en el proceso de designación de candidato presidencial, de unidad y potenciación. Habrá de verse si la fotografía aguanta de aquí al próximo 15, cuando se darán a conocer los resultados oficiales.
Y mientras este sábado, a las cinco de la tarde (no hoy, como erróneamente había escrito el distraído tecleador), se produce una protesta de indignación (tal vez con acampada) en Televisa Chapultepec (Televisa es la rabia, movilización apoyada por Anonymous), ¡feliz fin de semana, viendo a Peña Nieto arropar al vapuleado Humberto Moreira!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Buscando al Chapo-Rocha
El control
Luis Javier Garrido
La violencia extremada por el gobierno de facto de Felipe Calderón en diversos ámbitos del país es parte de la estrategia acordada por el panista michoacano con sectores de extrema derecha de Washington para obtener la ayuda estadunidense a fin de imponer a su candidato en la silla presidencial en 2012 a cambio de seguir él entregando el control de la economía, de los recursos básicos, de la seguridad nacional y hasta de las instancias de gobierno a Estados Unidos.
1. El proyecto de Washington de controlar de manera cada vez más directa a México en lo militar, lo político y lo económico como vía para disponer impunemente de nuestras riquezas estratégicas, ha avanzado en este fin del sexenio calderonista por las concesiones sin límite que hace el gobierno del PAN, amparado por la complicidad de los partidos, del Congreso, de la Suprema Corte y de los poderes locales, pero también, y esto es lo más grave, de un sector significativo de una sociedad manipulada como pocas veces en su historia.
2. Washington está consiguiendo así en México gracias al papel de Calderón y del PAN con la llamada “guerra contra el narco”, que en realidad es contra el pueblo de México, lo mismo que con guerras mucho más costosas ha ido alcanzando en Afganistán, Irak o Libia: reducir a estados soberanos a la calidad de simples territorios de ocupación o protectorados para lograr el saqueo de sus recursos fundamentales, empezando por el gas, el petróleo y la minería.
3. Lo más significativo de este final del gobierno espurio de Calderón no lo constituye su entreguismo, sino que el mismo ya no suscita sino reacciones cada vez más limitadas, por el hecho evidente de que los funcionarios panistas no defienden ya los intereses de México, sino los de EU con el argumento peregrino de que con la Iniciativa Mérida impulsan la globalización.
4. Las injerencias estadunidenses en la vida institucional de México, que hace tres cuartos de siglo hubiesen producido reclamos contundentes o la expulsión de sus diplomáticos, no provocan hoy más que el aval de los funcionarios panistas. Luego de que Hillary Clinton insistió por enésima vez ante un subcomité de la Cámara de Representantes en que los cárteles mexicanos realizan actividades similares a las de los grupos terroristas, abriendo el reclamo a una intervención más directa, las autoridades mexicanas guardaron silencio.
5. Al igual que hicieron tras los señalamientos de The Washington Post el 28 de octubre de que el Ejército, la Marina y la Policía Federal buscan por todos los medios bajo el mando de la DEA a El Chapo Guzmán, traicionando así Obama y Calderón a su aliado en un afán de imponerse en 2012. Como también cuando se ha desatado una campaña histérica en sectores de EU insistiendo en que los cárteles y la violencia de México amenazan como ninguna fuerza en el mundo el american way of life y se señala a El Chapo como el hombre más peligroso y rico del planeta: más letal que la mafia italiana por haber tomado el control de Chicago, según dijo el miércoles 2 Jack Riley, miembro de la DEA, que hace unos días todavía lo protegía. Lo cual no obsta para que Forbes lo sitúe en el número 55 como el hombre más rico del mundo: debajo de otros mexicanos que ahora se sabe forman parte también, desde otra vertiente, del crimen organizado.
6. El proyecto totalitario de Washington de centralizar en un mando único las policías federal, locales y municipales de México, con el propósito de que las agencias estadunidenses tengan más fácilmente el control del país, sin importar el orden constitucional –ni el régimen federal y la autonomía municipal–, lo ha tratado de seguir imponiendo Calderón, enmedio del desastre institucional, sin oposición de los poderes locales. En una reunión del Consejo Nacional de Seguridad Pública en Palacio Nacional el último día de octubre, los gobernadores, sin dignidad y sin respeto al federalismo, aceptaron la centralización, la injerencia estadunidense y hasta el regaño de Calderón por los escasos avances en la llamada limpia policiaca y doblaron la cerviz, empezando por Marcelo Ebrard, jefe del gobierno capitalino ahora ardiente calderonista.
7. La gravedad de los hechos no puede desconocerse. La violencia de la guerra impuesta por Calderón a los mexicanos haciéndole el juego a Estados Unidos causó tan sólo en octubre mil 45 muertes, que no sólo son atribuibles a los cárteles o crimen organizado –como decía la cabeza de la nota de La Jornada que da cuenta de esto el 2 de noviembre–, sino también y de manera cada vez más importante a las fuerzas federales (dirigidas por agentes estadunidenses), a los paramilitares del gobierno calderonista –que se llevan las palmas– y al fuego cruzado, todo ello en el contexto de un conflicto generado por el gobierno panista para amedrentar y someter a los mexicanos y que ha hecho de la violencia un arma fundamental de gobierno siguiendo el modelo colombiano. Sin olvidar que muchos estudiosos señalan que gobiernos como los de Colombia, Estados Unidos o México, por sus intereses en el narco, deben ser también considerados componentes del crimen organizado.
8. Este incremento de la violencia armada a unos días de las elecciones locales de Michoacán fue señalado desde hace meses como una de las tres vías a las que recurriría Calderón para tratar de sentar a su hermana la Cocoa en la silla de gobernador, junto con las manipulaciones prelectorales de las dependencias del Ejecutivo, que con todos los recursos materiales, logísticos, económicos y políticos del gobierno federal buscan imponer a su candidata (la violencia electoral), a lo que se aúnan las campañas negras a las que son tan afectos los panistas y la derecha en casi todo el mundo (la violencia mediática). El atentado que costó la vida al presidente municipal panista de La Piedad el miércoles 2 empezó a ser visto ya, por consiguiente, como parte de este escenario oficial que se inició con el bombazo del 15 de septiembre de 2009 en Morelia y prefigura lo que va a ser 2012.
9. El grupo panista sabe bien que no podría imponer a Ernesto Cordero en Los Pinos de no destruir las posibles candidaturas de Andrés Manuel López Obrador (PRD) y de Enrique Peña Nieto (PRI), y a eso ha estado dedicado. Pero, como en el caso de López Obrador, a pesar de cinco años de campañas negras, no ha logrado mermar su imagen, que se ha fortalecido con el respaldo de la Morena –el movimiento social más importante de los decenios recientes–, por lo que al aproximarse ahora la encuesta que definirá al candidato de las izquierdas, busca en estrecha alianza con los chuchos del PRD imponer fraudulentamente al neoliberal Marcelo Ebrard, quien tiene nula aceptación en la capital y en el resto del país y no podría salir victorioso en una encuesta imparcial.
10. El pueblo no ha perdido en este escenario su dignidad y así por diversos medios su ¡Ya basta! sigue anunciando su capacidad de lucha y de resistencia.
Desesperadamente buscando al capo-Fisgón

1 comentario:

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