Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

martes, 17 de enero de 2012

Sierra Tarahumara: emergencia de la emergencia


 
 


La sequía en Chihuahua se da en la zona desértica, no en la sierra, señala el panista
Falso que tarahumaras hayan muerto de hambre y sed: Luege
El director de Conagua considera que el problema de la falta de agua no es severo, porque los indígenas tienen fuentes de acceso al líquido, lo que no sucede en otras zonas de la entidad
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El Gobierno del Distrito Federal instaló en el Zócalo capitalino un centro de acopio para ayudar a los indígenas de la sierra TarahumaraFoto Jesús Villaseca
Patricia Muñoz Ríos
Periódico La Jornada
Martes 17 de enero de 2012, p. 5
El titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege Tamargo, sostuvo ayer que son falsas las versiones sobre muertes de indígenas tarahumaras por la falta de alimentos y agua, y aclaró que la sequía que enfrenta Chihuahua es en la zona desértica del estado, no en la sierra, como se ha difundido.
Durante la celebración del 23 aniversario de la Conagua, el funcionario panista fue entrevistado al respecto y sostuvo que en el caso de la Sierra Tarahumara el problema de la sequía no es severo porque tiene fuentes de acceso al líquido, lo que no sucede con otras zonas de ese estado.
Según indicó, los cuatro estados donde hay un grave problema de sequía son Coahuila, Zacatecas, Durango y Chihuahua. Por ello, en estas zonas se han llevado a cabo acciones para enfrentar este problema, especialmente en el último; sin embargo, “todos los datos que dieron de muertes –de tarahumaras– son falsos, no corresponden con la realidad”.
En tanto, el equipo de trabajo de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) comenzó ayer una nueva etapa de distribución de 14 mil paquetes de apoyo alimentario entre la comunidad tarahumara, a través de 104 albergues indígenas ubicados en 23 municipios del estado de Chihuahua.
El titular de la dependencia, Heriberto Félix Guerra, comentó que el país atraviesa por la peor sequía de los últimos 71 años, por lo que desde mayo pasado se inició un operativo especial de apoyos por 945 millones de pesos para llevar agua, comida, empleo temporal y cobijo a más de mil 600 localidades en siete estados donde viven 2.5 millones de habitantes. Aseguró que la situación en la sierra Tarahumara sigue siendo seria debido a la falta de agua y alimento.
En tanto, Luege hizo ver que ya hay una instrucción presidencial para que diversas dependencias realicen acciones conjuntas para enfrentar la sequía en forma conjunta con Conagua, y expuso que aun cuando en el primer trimestre de cada año, que corresponden al periodo de estiaje, se sabe de antemano que faltará el agua, se espera que en este 2012 mejore la situación de lluvias y no ocurra lo del año pasado, cuando las precipitaciones fueron tan escasas que provocaron el actual problema.
Mezquindad y mala fe, dice Duarte
Miroslava Breach Velducea, corresponsal
Periódico La JornadaMartes 17 de enero de 2012, p. 5
Chihuahua, Chih., 16 de enero. El gobernador César Duarte Jáquez negó que la situación de hambruna que se padece en el estado debido a la sequía propicie suicidios, versión divulgada el fin de semana en redes sociales, a la que consideró una expresión mezquina, lejos de la realidad, muy grave y de mala fe.
Agregó que se ha faltado a la verdad, los suicidios masivos no se han registrado. Yo agradezco a toda la población que está atenta, preocupada y generosa comparte, porque la situación de emergencia es grave, pero no existe esa mortandad de la que se habla.
Añadió que no han llegado a Chihuahua recursos federales para enfrentar la emergencia alimentaria generada por la sequía, pero desde noviembre anterior se trabaja en programas de apoyo de manera coordinada con organizaciones empresariales, sociales y humanitarias para atender la situación.
Chihuahua no sólo está en espera de apoyos, hemos trabajado en atender a más de 25 mil familias que han recibido paquetes de ayuda alimentaria y se sigue trabajando, informó. Dijo que la situación es de urgencia, pero no de las dimensiones que se han manejado.
En eso coincidió el delegado de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso) en la entidad, Arturo Fuentes Vélez, quien señaló que existe emergencia, pero no de la gravedad difundida.
De su lado, Víctor Quintana, asesor del Frente Democrático Campesino (FDC), propuso la creación de un comité de emergencia integrado por asesores expertos del Unicef, la FAO y la Cruz Roja Internacional, que evalúe la situación en la zona Tarahumara y coordine el trabajo de organizaciones sociales y del gobierno.
Quintana dio a conocer que la mortandad de niños en Chihuahua es de 12.3 por cada mil, y de esa cifra 8.3 por ciento muere por desnutrición. Acotó que en Coahuila la mortandad es de 0.53 por ciento, siete veces más que en Chihuahua, según cifras de 2008.

Sierra Tarahumara: emergencia de la emergencia
Víctor M. Quintana S.
La fiebre cibernética fue desatada por informaciones terribles, una de ellas sin confirmar. Se saturaron las redes sociales el fin de semana con la alarmante nota de 50 suicidios –hasta el 10 de diciembre– entre mujeres y hombres rarámuris que habrían sido provocados por la depresión que genera la hambruna en las comunidades indígenas.
A la desesperación, no sin algo de descuido por confirmar lo de los suicidios, de quienes atestiguan el sufrir de los indígenas norteños, se opusieron desmentidos abiertos por parte del gobierno de Chihuahua, sobre todo.
Pero el debate necesario por lo más urgente no debe ocultar la información de lo emergente e importante. Hablando en metáforas, diríamos que se puede discutir si el enfermo tuvo o no muerte cerebral, pero lo que está fuera de discusión es que ha caído hace mucho tiempo en estado de coma. Porque si alguna virtud tuvieron las informaciones de muertes por desnutrición o suicidios en la Tarahumara, es que hicieron emerger ante la opinión pública la emergencia alimentaria y productiva que se cierne sobre la mayor parte del norte del país, y en especial sobre las comunidades serranas de Chihuahua.
Las etnias de la sierra Tarahumara: rarámuris, odamis, (tepehuanes), o’odams (pimas) y warijoos (guarijíos), fueron arrojadas por la conquista española, primero, y luego por la ambición de blancos y mestizos a las zonas más remontadas e inhóspitas de ese territorio: laderas, cumbres y barrancas pedregosas. Esto los condenó a practicar una agricultura de infrasubsistencia, que los mantiene en un estado de desnutrición crónica.
Esto resulta tremendamente paradójico por dos razones: la primera, porque los enormes recursos forestales y mineros de la sierra chihuahuense han sido y son explotados por no indígenas y por extranjeros sin beneficio alguno y muchos perjuicios para los pueblos indios.
La segunda, porque en las cumbres y llanos altos de la Tarahumara nacen los grandes ríos que riegan los fértiles valles del Yaqui, Mayo y Fuerte. Nacen aquí también las aguas del río Conchos, con las que México paga a Estados Unidos el caudal pactado en el Tratado Internacional de Límites y Aguas de 1944 para que los estadunidenses dejen llegar algo del río Colorado al también próspero valle de Mexicali. Riqueza y prosperidad río abajo: miseria donde el agua nace. Y los ricos agricultores sinaloenses, sonorenses, bajacalifornianos y chihuahuenses no pagan un solo centavo por servicios ambientales a los indígenas de la sierra de Chihuahua.
Así, en la Tarahumara el hambre no es noticia: es un hecho crónico, estructural. Según el Informe de Desarrollo Humano de los Pueblos Indígenas 2005, del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, entre los 10 municipios de población indígena de menor índice de desarrollo humano (IDH) en México, los seis más bajos son de la sierra chihuahuense: Batopilas, Carichí, Morelos, Balleza, Urique y Uruachi. Chihuahua ocupa la posición número 28 en cuanto al IDH de la población indígena, pero el número ocho en cuanto a la población no indígena. Es el segundo peor en cuanto a la pérdida de posición relativa por la desigualdad étnica. Y la tendencia no es para mejorar: según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre las 10 localidades de más alto rezago social del país, tres están en los municipios de Batopilas, Guadalupe y Calvo y Chínipas, en la sierra Tarahumara. Todos los municipios de esta zona vieron empeorar su situación en cuanto a rezago social de 2008 al 2010.
Por otro lado, Chihuahua sigue presentando altos índices de mortalidad de niños menores de cinco años: 12.5 por cada mil nacidos vivos, y de ese porcentaje, 8.3 mueren por desnutrición.
Ante esta vergonzosa realidad, no ha habido una política de Estado para aliviarla, ya no digamos para resolverla. Ni siquiera el asistencialismo del programa Oportunidades ha tenido aquí la cobertura universal de Oaxaca y Chiapas. Todos los años los diferentes niveles de gobierno vuelven a repartir despensas y cobijas, pero no se invierte en desarrollo de capacidades comunitarias para producir sus propios alimentos. Los programas se disparan y cada nivel de gobierno procura sacar tajada electoral. Se trata de llenar de asistencialismo los huecos que deja la injusticia.
Así es: no hay justicia eficaz para las comunidades indígenas: cuando decenas de ellas han sido despojadas de sus tierras, no hay apoyos para que las recuperen. El programa especial de la Reforma Agraria para comprar tierras en las regiones consideradas focos rojos no ha soltado un cinco para la Tarahumara. Tampoco se combate con eficacia el despojo de los bosques, y las compañías mineras canadienses siguen haciéndoles cuentas alegres a sus accionistas sin invertir un cinco para la infraestructura productiva de las comunidades, cuyo territorio contaminan.
Y la situación puede empeorar porque vino el cambio climático y nos alevantó. El calentamiento global se ha instalado de plano en la parte de la República al norte del Trópico de Cáncer, la que los historiadores han llamado Aridoamérica. Ayer lunes partió rumbo a México la marcha con tractores y caballos de diversas organizaciones campesinas de Chihuahua y del norte árido para exigir acciones contundentes, políticas de Estado ante la sequía y el hambre. Exigen, primero que nada, atención a la emergencia en la sierra Tarahumara, atacando las causas de ésta. Es el primer movimiento social que este país ve surgir por el cambio climático. Y surgirán más y más fuertes si los gobiernos siguen sin entender lo que está sucediendo.
La solidaridad espontánea, inmediata que el pueblo de México ha mostrado ayudará algo a paliar el hambre de la sierra Tarahumara. Pero ésta se resolverá sólo cuando a sus pueblos indios el Estado les haga plena justicia.

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