Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

domingo, 5 de febrero de 2012

Norma Andrade: ¿dónde está el Estado?- La SG incumplió acuerdo para proteger a Norma Andrade-El Correo Ilustrado


Evalúa la activista salir del país, ante la ausencia de autoridad
La SG incumplió acuerdo para proteger a Norma Andrade
Periódico La Jornada
Domingo 5 de febrero de 2012, p. 10
La Secretaría de Gobernación (SG) incumplió el acuerdo de diciembre pasado para dar protección a la activista Norma Esther Andrade, quien desde que llegó a la ciudad de México, luego de sufrir un atentado en Ciudad Juárez, Chihuahua, careció de las medidas necesarias para salvaguardar su integridad física, contraviniendo lo ordenado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), afirmó la abogada de la organización Nuestras Hijas de Regreso a Casa, Karla Michel Salas.
Luego de ser dada de alta del hospital por el atentado que sufrió frente a su domicilio, Norma Andrade y su familia analizan la posibilidad de abandonar el Distrito Federal e incluso salir del país, ante la ausencia de Estado y de autoridad para garantizar su seguridad.
Michel Salas recordó que desde hace mes y medio, antes de que Andrade llegara a la ciudad de México, en el marco de las medidas cautelares dictadas por la CIDH, se solicitó a la SG protección para la defensora de los derechos humanos, y la dependencia se comprometió a proporcionarle escolta, lo cual no sucedió.
Fue hasta después de la agresión, la mañana del viernes pasado, cuando fue custodiada por agentes policiacos capitalinos y federales. Sólo el gobierno de la ciudad de México ha manifestado su compromiso de que la protección será permanente, dijo, por su lado, Malú García, hija de la activista.
Michel Salas explicó que desde 2004 las integrantes de Nuestras Hijas de Regreso a Casa por lo menos 30 veces han sido víctimas de amenazas y agresiones, que en la mayoría de los casos han sido denunciadas ante autoridades de Chihuahua y la Procuraduría General de la República (PGR), sin que hasta el momento hayan sido capturados los responsables.
Respecto de la investigación por el ataque, la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal pidió la colaboración de la PGR y de la Fiscalía General de Chihuahua, con el propósito de establecer si está relacionado con el que sufrió la activista en Ciudad Juárez en diciembre pasado.
Asimismo, se toman las declaraciones de testigos, con el propósito de realizar el retrato hablado del agresor. Mientras, familiares de la afectada solicitaron al Ministerio Público local que verifique si en la zona donde ocurrieron los hechos hay cámaras de seguridad que pudieran haber captado el atentado.
Norma Andrade: ¿dónde está el Estado?
   La agresión cometida anteayer en esta capital en contra de la activista Norma Andrade, fundadora de la organización Nuestras hijas de regreso a casa en Ciudad Juárez, Chihuahua, exhibe en toda su crudeza el carácter fallido de la actual estrategia de seguridad pública; fortalece las sospechas de que en el país se desarrolla, a la par del paroxismo de violencia atribuible al narcotráfico y las medidas oficiales para combatirlo, una cacería contra activistas, luchadores sociales y defensores de derechos humanos, y exhibe la inoperancia de las autoridades de distintos niveles ante la vulnerabilidad en que se encuentran ciudadanos que han decidido alzar la voz y reclamar justicia, y la población en general.
Luego de ser baleada a las afueras de su domicilio en Ciudad Juárez, en diciembre pasado, la activista fue trasladada al Distrito Federal bajo custodia de la Procuraduría General de la República; sin embargo, según testimonios de familiares, Andrade se encontraba sin protección al momento de ser agredida con un arma blanca el pasado viernes. Ayer, tras recibir el alta médica, la activista juarense manifestó, por medio de su abogada, que evalúa dejar el país ante la probada incapacidad o falta de voluntad de las autoridades para protegerla.
Acaso la conclusión más grave de cuantas puedan extraerse de los hechos referidos es una ausencia del Estado, para todos los efectos prácticos, en lo que hace a la protección y salvaguarda de quienes luchan por los derechos humanos, demandan justicia para las víctimas de los delitos y se movilizan por la pacificación del territorio.
Si algo tienen en común los atentados cometidos contra Andrade y los asesinatos de varios miembros de la familia Reyes Salazar, de Marisela Escobedo, de Nepomuceno Moreno, de Trinidad de la Cruz y de otros ciudadanos que han muerto recientemente en hechos violentos, es que todos ellos habían venido denunciando amenazas y acoso de presuntos delincuentes y de las propias autoridades. Pese a ello, los gobiernos nada pudieron o quisieron hacer para impedir que las agresiones continuaran y llegaran, en la mayoría de los casos, a desenlaces trágicos.
Semejante circunstancia indica que las expresiones del gobierno calderonista sobre el supuesto fortalecimiento del estado de derecho a raíz de la estrategia de seguridad vigente –lo que la propaganda oficial llama la semilla de un México seguro– son pura demagogia: aun suponiendo que fuera cierto el argumento de que tomará tiempo al Estado restablecer el imperio de la ley en las zonas del territorio bajo dominio del crimen organizado, resulta inverosímil que las autoridades sean incapaces de dar protección, cuando menos, a activistas que vienen siendo amenazados y agredidos sistemáticamente durante meses o incluso años.
Frente al quebranto generalizado del estado de derecho que tiene lugar en amplias franjas del territorio, las autoridades de los distintos niveles, empezando por el federal, no pueden mantenerse en la línea discursiva de emitir condenas enérgicas –como hizo la víspera la Secretaría de Gobernación– cada que se presentan hechos como éste, y de formular ofrecimientos de protección que, como ha quedado de manifiesto hasta ahora, no sirven para nada. En lo inmediato, lo que cabe demandar a las autoridades es que pasen al terreno de los hechos: que investiguen las agresiones cometidas contra la activista juarense, garanticen su vida y su integridad física e impidan cualquier agresión en contra de otros dirigentes sociales o activistas de derechos humanos. De lo contrario se extenderá la percepción de un Estado que, en lo que toca a brindar protección a los ciudadanos bajo acecho y a la sociedad en general, es llanamente inexistente.
Democracia panista-Helguera

El Correo Ilustrado
Responsabilizan a autoridades de ataque a Norma Andrade
   Con la fuerza que nos dan el dolor y la indignación, responsabilizamos a Felipe Calderón y a la Procuraduría General de la República del ataque vilmente perpetrado contra Norma Andrade delante de su nieta, en la casa de seguridad donde vivía, y que le fue otorgada por las autoridades.
Exigimos también la inmediata captura del autor material de los hechos y se finquen responsabilidades a los autores intelectuales, así como la complicidad de quienes deberían haber estado cuidando a Norma de éste y otro tipo de ataques.
Ella y toda su familia deberían haber gozado de extremas medidas de seguridad, por lo que demandamos que estas medidas se apliquen de inmediato, ya que tememos por la vida de Norma ahora que ya salió del hospital.
El pueblo de México y la comunidad internacional tienen puestos sus ojos y oídos en este caso y merecemos una explicación inmediata. ¿Cómo es posible que estos acontecimientos se den contra una persona que estaba bajo protección de instituciones del Estado mexicano?
Exigimos asuman su responsabilidad y den respuesta a nuestras preguntas; de no ser convincente, exigiremos su renuncia.
Mujeres sin Miedo: Ofelia Medina, Begoña Lecumberri, Julieta Egurrola, Carmen Huete, Giovanna Cavasola, Francesca Guillén y Humberto Robles. Además, María de Lourdes González, Jorge Celaya, Inti Barrios, Martha Gabriela Corona Mejía, Alicia Fernández Gómez (Estado español)
Pide aclarar correcciones a la ley del TCADF
Sobre el seguimiento de Raúl Llanos a las modificaciones a la Ley Orgánica del Contencioso Administrativo del DF, ahora su nota del día primero de febrero, titulada “Rechazará el TCA ‘influencias externas’ en el caso de la Supervía: Yasmín Esquivel”, caben los siguientes comentarios:
El lunes 30 de enero se corrigió (presidenta del TCA dixit) la Ley Orgánica del Tribunal de lo Contencioso Administrativo del DF, lo que se hizo a través de una fe de erratas (Pero con fecha del mismo día –20 de agosto de 2009– en que se publicó en el Diario de Debates de la Asamblea la que resultó ser un error), que señala: “Al haberse publicado un predictamen de dicho documento se procede a la sustitución total e íntegra del Dictamen emitido por las Comisiones Unidas de Administración y Procuración de Justicia…”
Sin embargo, no hay claridad de lo sucedido, porque lo cierto es que en el Diario de Debates aparece la discusión, votación e iniciativa de decreto de la ley que nunca se publicó, pero no aparecen la discusión y votación por los cuales desaprueben ese dictamen y que amerite que se publicara la fe de erratas.
Basta con leer la discusión y votación para darse cuenta de que corresponde a la ley nunca publicada.
¿Qué dicen los diputados, o es que así son de incongruentes?
Pilar Noriega
En memoria de Luis Javier Garrido
Quiero manifestarles mi pésame por la pérdida de un periodista valiente y ejemplar como Luis Javier Garrido, puntual colaborador de ustedes, y que deja un vacío que no es fácil llenar en nuestra época, donde las funciones del análisis y la crítica social gracias al estipendio y a la simulación se rebajan cotidianamente. Hombres comprometidos como Luis Javier enaltecen la cátedra universitaria, el ensayo, la crónica y el artículo periodístico, precisamente ahora que los legionarios de la democracia encabezados por los mercenarios de la historia se aprestan al festín del proceso electoral.
Enrique Herrera
Más sobre el colaborador
A muchos Luis Javier Garrido nos honró con su efusiva amistad y nos ilustró con su profundo conocimiento de México; su partida, una enorme tristeza. Qué bueno que durante tantos años, gracias a La Jornada, pudo ponerse siempre y con gran inteligencia del lado de los estudiantes, los maestros, campesinos, indígenas, trabajadores.
Hugo Aboites
Rememora la rebelión del 4 de febrero de 1992 en Venezuela
Aquel 4 de febrero de 1992 vivía en Valencia, capital industrial de Venezuela; trabajaba con el circuito de Radio Mundial. Eran las 2 de la mañana cuando sonó mi teléfono, me llamó un vecino avisándome que se habían alzado los militares en Maracay.
Brinqué de la cama y llamé a mi mamá, quien vivía ahí en Maracay, a media hora de Valencia. Le pregunté enseguida por mi sobrino William, subteniente del ejército, quien vivía ahí en mi casa materna; ella me comentó: él está bien, pero lamentablemente falló el golpe. Me arreglé y me fui a la radio. Unos militares patriotas la habían tomado, luego se fueron; ahí estábamos pendientes de lo que sucedía.
A las ocho de la mañana salí con un compañero en la unidad móvil y desde los puntos de rebelión informábamos a control remoto a través de Mundial Valencia. Los militares aún no se habían rendido, los que estaban apoyando el golpe se identificaban con una franja tricolor en el brazo izquierdo. Todos estábamos en la calle con la bandera nacional, gritando consignas contra Carlos Andrés Pérez. Los estudiantes andaban en camiones y gritaban ¡Muera Carlos Andrés! Andaban todos armados, pues los tanques militares se metían y rompían vitrinas de las tiendas de armamentos, las tomaban y entregaban a los muchachos que estaban en fila a las puertas del Fuerte Paramacay; éstos se subían a los camiones y seguían por todas las calles gritando consignas contra el gobierno de Carlos Andrés. Nosotros estábamos ubicados muy cerca del fuerte, cuando oímos que Carlos Andrés había dado orden a la Fuerza Aérea que bombardeara y tirara a matar a todos los sublevados.
En ese momento arrancamos nuestros carros, pues venían los aviones y dispararon ráfagas de ametralladoras al fuerte. Todo se llenó de humo y los soldados que ahí montaban guardia los vi desaparecer, lloré por ellos, pero me alegré cuando pasó el humo y ahí estaban, casi asfixiados; las ráfagas fueron contra el suelo, respetaron la vida de sus compañeros.
¡Viva Chávez, padre de la Revolución Bolivariana!
Deyanira Vivas Requena

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