De anuncios, encuestas y debates
Autor: Jorge Melendez Preciado
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Sección: Opinión
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El número de anuncios publicitarios callejeros de Enrique Peña Nieto es 20 veces mayor que el de Andrés Manuel López Obrador, y quintuplica el de Josefina Vázquez Mota, según una investigación del periódico Reforma publicada el 24 de abril pasado. Y si escuchamos la radio o vemos la televisión, las emisiones del mexiquense son tres veces más que las del tabasqueño y también superan a las de la mujer con falda y pantalones.
Claro, ya sabíamos que mientras el priísta viaja en aviones privados y se desplaza en helicópteros, el izquierdista lo hace en vuelos comerciales, mientras que la señora que desea ser viuda en ocasiones utiliza jets privados, incluso de empresarios amigos.
Por si algo faltara, diríamos que el exgobernante del Distrito Federal es apoyado abiertamente por el Partido del Trabajo (PT), de menor forma por la antigua Convergencia y casi nada por la organización negroamarilla, pues son contados los espectaculares que vemos del perredismo.
Además, es notorio que el equipo del señor del copete se preparó muy a tiempo para hacer su tarea. Eso se nota en muchas cuestiones, especialmente en la pantalla chica, y a veces en el cine, donde las filmaciones presentadas son de mejor calidad que las de sus adversarios.
Estamos, pues, en una contienda inequitativa muy clara. Sea porque el dinero fluye a manos llenas en un caso y, además, porque hay batallas internas en el panismo y las izquierdas; sea porque el famoso árbitro (Instituto Federal Electoral, IFE) no ha intervenido y cuando lo haga el mal ya esté hecho –la ley es un anacronismo– o debido a que el mismo IFE únicamente puede emitir reclamos cuando el mismísimo Felipe Calderón viola las reglas emulando a su odiado antecesor, Vicente Fox, cuyos malos pasos sigue…
Ante ese panorama, lo único que podía equilibrar la contienda eran los debates. No los dos que tendrá a su cago el organismo presidido por Leonardo Valdés, quien como juez es un mal articulista (ver su serie en El Universal a partir del 23 de abril), sino los propuestos en infinidad de medios.
Dos eran los más esperados: al que citó el 25 de abril la periodista Carmen Aristegui y el de Milenio Noticias.
En el primero, ella aseguraba que Peña aceptaría, tal vez por algún guiño de Luis Videgaray, quien los miércoles discute en MVS con Roberto Gil y Ricardo Monreal. Pero tenía razón Sergio Aguayo, el cual le dijo a la conductora que el punto débil de Enrique era la improvisación y confrontar a sus rivales; afirmación comprobada.
Milenio no hizo mayor alusión a su convocatoria y guardó silencio en cuanto supo que el llamado puntero no quiere que se mueva una sola rama del bosque.
Claro, el paseo por la televisión era necesario y el firmón de promesas lo mismo apareció con León Krauze (Univisión), Mario González (CNN), Ciro Murayama (TV UNAM) y otros. Ya sabemos que no es lo mismo utilizar el método Ollendorf para responder (hablar del clima en lugar de los feminicidios en el Estado de México, entre otros asuntos peliagudos), que entrarle a un debate en serio.
Todo el mundo, incluidos algunos tundemáquinas proclives al que se dice ganador y que antes elogiaban al “hombre de Los Pinos” –según reclamo de los albiazules–, propalan que es mejor votos de “castigo” al señor de la Gaviota que hacer un ridículo que le disminuya una gran cantidad de puntos y, lo más grave, llevar a cabo un numerito más bochornoso que en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Así pues, en abril y mayo veremos al suspirante tricolor con grupos pequeños, sonriendo en cada momento, firmando compromisos (no importa que jamás se cumplan) y diciendo algo que parece la fórmula mágica descubierta: “No dividamos al país como hace seis años”.
Es necesario, empero, decir que si bien los que emplearon la propaganda negra entonces fueron los acólitos de Felipe Calderón, el Partido Revolucionario Institucional lo aceptó calladamente, aprovechó la pugna entre los contendientes serios (Andrés Manuel y Felipe de Jesús) y, al final, le alzó la mano y le dio todas las facilidades a este último para tomar posesión. Incluso al senador priísta Manlio Fabio Beltrones, en los años iniciales del calderonismo, se le consultaban muchas acciones de gobierno.
La más reciente encuesta de Mitofsky nos dice a finales de abril: Peña Nieto tiene 40 por ciento de las preferencias; Vázquez Mota, 21 por ciento, y López Obrador, 18. Es decir, pareciera que no hubiera cambios desde el comienzo de la liza electoral.
Ya sabemos por Güicho Domínguez: “billete mata… lo que sea”. Y más en tiempos donde las ideologías y las transformaciones serias están fuera de la contienda.
Por otro lado, en el Distrito Federal los vientos son diferentes. Según la más reciente investigación de El Universal (publicada el 24 de abril), la situación está así: Miguel Ángel Mancera cuenta con el 41 por ciento de las preferencias; Beatriz Paredes con el 29; Isabel Miranda de Wallace con 14, y Rosario Guerra, con sólo 1 por ciento.
Pareciera que la candidata panalista ya se contagió de Gabriel Quadri, a quien hemos apodado Míster 1 por Ciento, y que no levanta ni con las amenazas de Elba Esther a los mandos de la Secretaría de Educación Pública.
Es cierto que todavía no se inicia la lucha abierta por el gobierno de la ciudad de México, pero no se ve cómo las señoras puedan derrotar al exprocurador, quien suma adeptos incluso entre escritores tan prestigiados como Gabriel García Márquez y su paisano, Álvaro Mutis, quien alguna vez estuvo preso en México.
*Periodista
En defensa de las libertades de prensa
Autor: Álvaro Cepeda Neri * |
Sección: Defensor del periodista
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En un acerado texto, por sus argumentos, información, análisis y crítica sustentada constitucionalmente y en el contexto del ejercicio democrático del periodismo, Denise Dresser –siempre alerta y a la vanguardia por la defensa de las libertades de escribir, publicar y difundir a través de todos los medios de comunicación– nos brindó uno más de sus lúcidos trabajos. Se titula “Silencio forzado” (Reforma, 19 de marzo de 2012). Ahí expone el angustioso momento que vive y sobrevive el ejercicio laboral de los periodistas mexicanos. Consigna hechos, cifras y nombres en una síntesis puntual del drama de la prensa nacional acosada por funcionarios y delincuentes; y que está atrapada en la guerra calderonista donde policías, soldados y marinos también arremeten a sangre y fuego contra periodistas que cumplen con su deber de informar y cuestionar.
Silencio forzado es el nombre que le ha dado la organización no gubernamental Artículo 19 a su reciente informe, que sirve a la periodista Denise Dresser para expresar lo que pensamos quienes estamos de acuerdo con la cita que hace de Joseph Pulitzer y que transcribe: “La tarea del periodismo es exponer el fraude y la mentira, luchar contra todos los males y abusos, ser campeones sin tregua de los derechos de quienes no tienen voz, pero aspiran a encontrarla en la prensa”.
En nuestro país, desde hace cinco años con el inicio de la “guerra” de Calderón, los mexicanos padecen amenazas, agresiones, homicidios, secuestros y desapariciones, males de los que no han escapado los periodistas que mantienen a toda asta la bandera de las libertades para informar, exigir información y analizarla críticamente. En esa acometida violenta, acosos judiciales y la demanda calderonista de no publicar los hechos de su sangrienta “no-guerra”, la prensa mexicana que ejerce el derecho constitucional de la libertad de expresión (a través de la publicación de escritos y difusión de mensajes por la radio, la televisión e internet) sufre los ataques de delincuentes y funcionarios por igual.
“En México –escribe Denise Dresser–, ser periodista que cubre el crimen, los asesinatos y el narcotráfico es vivir en peligro de muerte. Siempre al acecho. Siempre atemorizado. Siempre ante la posibilidad de ser amordazado por un delincuente o por un funcionario. Porque como lo detalla la organización Artículo 19 –dedicada a defender globalmente la libertad de expresión–, la violencia contra periodistas no proviene tan sólo de los cárteles y sus cabecillas. El Estado mismo se ha vuelto cómplice de la violencia contra la prensa en el país. La autocensura de los medios como protección ya va acompañada de la censura del gobierno como forma de amedrentamiento. En vez de proteger a los periodistas, el Estado cierra los ojos o da un manotazo para callarlos”.
El militarismo policiaco del protegido Genaro García Luna (secretario de Seguridad Pública), que encarna la violencia desde el abuso del poder político-administrativo del presidencialismo de Calderón, así como la barbarie de los narcotraficantes y sus cárteles encabezados por Joaquín Guzmán Loera, el Chapo, millonario a la cola de los multimillonarios como Carlos Slim son, si los extremos se juntan, la pinza sobre los mexicanos a quienes tienen sometidos entre el terror y las amenazas cumplidas. Y los periodistas son parte de los más de 60 mil homicidios, más de 200 mil desplazados, desaparecidos, etcétera.
“Las cifras son estremecedoras –comenta Denise Dresser–. En 2011 se presentaron 172 agresiones relacionadas con el ejercicio de la libertad de prensa. Nueve asesinatos contra periodistas. Dos asesinatos de trabajadores de medios. Dos desapariciones de comunicadores. Ocho agresiones con armas de fuego o explosivos contra instalaciones de medios. Allí está Veracruz con 29 agresiones, el Distrito Federal con 21, Chihuahua con 15, Coahuila con 15, Oaxaca con 11. Veracruz es particularmente preocupante porque las agresiones aumentaron 200 por ciento en un año. Veracruz, escenario de asesinatos y desapariciones y ataques violentos contra medios de comunicación y abuso de las autoridades contra reporteros y acciones penales emprendidas por el propio gobierno estatal contra la libertad de expresión. Allí, en lugar de arropar a quienes intentan diseminar la verdad, el gobierno agrede. Persigue. Criminaliza. Ataca”.
La información divulgada por Artículo 19 ya no pudo incluir que en las instalaciones del periódico El Expreso en Ciudad Victoria, Tamaulipas, a saber si fueron funcionarios o delincuentes, estalló “un coche-bomba” y causó esta vez sólo daños materiales. En Oaxaca, los periodistas Jorge A Pérez Alfonso y José de Jesús Cortés Méndez, fueron víctimas de la violencia salvaje de funcionarios policiacos, muy probablemente por órdenes del cacique-presidente municipal de Santa Cruz Xoxocotlán. Y no hace mucho que los periodistas del semanario Zeta fueron amenazados por quienes cínica y retadoramente se identificaron como un grupo criminal.
Los periodistas son víctimas de funcionarios y delincuentes, igual que el resto de los mexicanos. Y “el gobierno es un actor ausente, o un actor cómplice, o un actor agresor”.
*Periodista
Esperaba mucho mas del debate, a grandes rasgos la mejor es Josefina Vazquez Mota, en el PAN estan demostrando que si se puede, tanto que Isabel Miranda ya está en segundo lugar y sigue creciendo.
ResponderEliminarJosefina y Wallace seguiran creciendo, están demostrando que son las mejores y las más preparadas.
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