Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 17 de mayo de 2012

El colapso veracruzano-Efecto Ibero- Atenco, Ibero y la primavera mexicana en 2012


El colapso veracruzano

El largo adiós a Regina Martínez. Foto: Miguel Ángel Carmona
El largo adiós a Regina Martínez.
Foto: Miguel Ángel Carmona
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Veracruz ha logrado de nuevo colocarse en los primeros espacios de los medios de comunicación. Lamentablemente, esta notoriedad se logra por malas razones: un nuevo ciclo de violencia contra periodistas, destacando el asesinato de la valiente reportera Regina Martínez, corresponsal de Proceso en el estado. Para entender si se trata de un hecho excepcional o de la manifestación de una tendencia, es preciso entender qué pasa en las tierras veracruzanas.
Veracruz es un estado que desde hace varios años se halla en estancamiento económico, con aumento del desempleo y disminución de la calidad del empleo disponible. Se han perdido puestos de trabajo formales y se han creado más informales, lo que se ha traducido en una caída del poder adquisitivo en general.
Durante la década pasada, el incremento en el gasto público estatal había compensado la debilidad de la inversión y el gasto privados. Pero en 2010, al calor de las campañas por la gubernatura de la entidad, el estatal se desbocó, la deuda pública aumentó sin freno y el sexenio de Fidel Herrera terminó en una crisis fiscal sin precedente, con las arcas estatales (y muchas municipales) vacías. Aunque el monto real de la deuda se desconoce, economistas locales la calculan en 40 mil millones de pesos, y buena parte de ella es de corto plazo, de modo que su servicio consume una elevada proporción del presupuesto de la entidad.
El gobierno de Herrera se caracterizó por la más absoluta discrecionalidad en el gasto, la adjudicación sin licitación de obras públicas a empresas que surgieron de la noche a la mañana, el control de los medios de comunicación mediante regalos, prebendas, becas y viajes para los periodistas, así como generosos contratos de publicidad. No hubo planeación digna de ese nombre, sino un gobierno de un solo hombre que decidía todo y por todos, y que para gobernar de esa manera estableció acuerdos, explícitos o implícitos, con todos los poderes fácticos regionales. El combustible que alimentaba ese poder concentrado era el dinero público, o el que se ejercía a través del sector público, cuyo origen y composición no están del todo claros.
La campaña electoral de 2010 fue un parteaguas de la historia política de la entidad, y en cierta medida del país, porque entonces se rompieron todos los principios que rigieron la débil e incompleta transición a la democracia electoral mexicana: independencia del órgano electoral, equidad de la competencia, regulación de gastos de campaña y severa limitación de la inversión privada en el proceso. Esas elecciones han sido las más costosas de la entidad, y el derroche del PRI y del PAN alcanzó niveles nunca vistos. Quiénes y cómo financiaron las campañas es algo que no sabemos y quizás nunca sepamos. Lo cierto es que los intereses privados que intervinieron en el proceso deben haber esperado algún reintegro.
El gobierno estatal actual recibió el poder pero no el dinero. Imposible repetir el estilo de gobierno de Fidel Herrera. La escasez genera tensiones, pues la cobija no alcanza para todos. El control sobre los medios se volvió autoritario, de comando, ya que la capacidad de compra estatal disminuyó, si bien los convenios de publicidad siguen siendo esenciales para la modesta economía de los medios, que son muy locales o regionales. Las plumas se compran más selectivamente, aunque de manera abierta y, hasta cierto punto, cínica. Pero no es posible ya controlar mediante el gasto a todos los actores, ni respetar los arreglos establecidos en el pasado.
La delincuencia organizada, en este escenario, encontró un mayor espacio de acción con los actores del mercado –muchos de ellos desesperadamente necesitados de recursos– y los medios, sobre los cuales empezó a ejercer un control cada vez más violento en materia de información policiaca en 2011, en el contexto de la disputa estratégica por el territorio veracruzano entre diferentes grupos. A mediados del año pasado la confrontación entre ellos alcanzó un clímax, con decenas de asesinatos desde junio hasta agosto, sin que el gobierno estatal tuviera capacidad de imponer algún control. De ahí el Veracruz Seguro II, la llegada masiva del Ejército y de la Marina a las calles de la entidad.
Esa política produjo de nuevo alguna tranquilidad aparente, sin que la confrontación haya cesado. Mientras tanto, la delincuencia común se incrementó, sobre todo los secuestros, flagelo difícil de abatir dada la debilidad de las fuerzas policiacas y de la Procuraduría de Justicia, cuyos recursos humanos y materiales son todavía muy pequeños en relación con las necesidades.
Este es el contexto de la disputa por las candidaturas a senadores y diputados dentro del PRI en 2012, que fue un verdadero ajuste de cuentas por pagar. Las candidaturas no se definieron por perfiles políticos, sino por intereses de grupo y en reconocimiento de servicios prestados. A decir verdad, en el PAN el criterio parece haber sido el mismo, y en el PRD, como de costumbre, pesó el balance de fuerzas relativas de las tribus. Por eso la calidad de los candidatos es notablemente baja, y hay varios personajes directamente impresentables haciendo campaña en las filas priistas. En Veracruz, las elecciones de 2012 parecen de partido único, pues en materia publicitaria y de presencia en medios el PRI ha logrado prácticamente un monopolio, rompiendo, una vez más, los principios de la competencia electoral democrática.
Cabe preguntarse si los recientes crímenes contra periodistas nos retrotraen a la situación de mediados de 2011. Pareciera no ser así. El asesinato de Regina Martínez se sale de la tendencia y tiene, inevitablemente, un carácter político. Más bien parece que entramos, tempranamente, a un riesgoso ciclo de regresión autoritaria, aun antes de completarse la restauración priista. La primavera democrática, tan parca en sus frutos, se marchita a pasos agigantados en las manos de una clase política irresponsable.
El autor es periodista e investigador de la Universidad
Veracruzana.


Efecto Ibero

Estudiantes repudian visita de EPN a la Ibero. Foto: Germán Canseco
Estudiantes repudian visita de EPN a la Ibero.
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, DF, 16 de mayo (apro).- Ninguno de los estrategas de la campaña de Enrique Peña Nieto tenía previsto el efecto tan demoledor que han tenido para su candidato las protestas que realizaron los estudiantes de la Universidad Iberoamericana (UIA).
Los peñistas quizá esperaban una reacción violenta de alguna escuela pública, como la UNAM, el Politécnico o la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), pero no de una privada, como ocurrió en viernes 11 en las aulas de esa universidad fundada por la orden de los jesuitas.
Durante varias semanas el candidato presidencial del PRI aplazó el encuentro con los estudiantes de la Ibero al que ya se había comprometido formalmente. Peña Nieto y sus asesores dejaron que pasara el debate presidencial para ver si asistían, dependiendo del resultado del primer encuentro con los otros tres candidatos.
Confiados en las encuestas que lo evaluaron positivamente tras el debate, Peña Nieto y su equipo decidieron asistir a la Ibero y prepararon el terreno mandando de avanzada a sus huestes juveniles para ocupar los mejores espacios del auditorio y opacar con porras y pancartas cualquier intento de protesta en contra del mexiquense.
Pensaron que esto era suficiente, no obstante que un día antes del evento grupos estudiantiles de la Ibero ya enviaban mensajes para ponerse de acuerdo y manifestarse en contra de Peña Nieto, acusándolo de la represión en Atenco y de ser socio político de Carlos Salinas de Gortari.
Montados en la soberbia producida por las encuestas y el apoyo de las televisoras, los peñistas menospreciaron el coraje que tienen los jóvenes estudiantes de esta escuela, cuyas familias de clase media y alta han recibido duramente en los últimos años los severos golpes de la crisis y la violencia. Pronto se dieron cuenta del error.
Después de la rectoría apática y carente de compromiso social, mas no político, de Enrique González Torres –hermano del fundador del PVEM, Jorge González Torres, tío del Niño Verde y pariente del Dr. Simi–, en los últimos años la Universidad Iberoamericana ha retomado su papel social con un padre jesuita, el doctor José Morales Orozco, realizando múltiples actividades de defensoría de los derechos humanos y protección de los periodistas.
Más activos socialmente días antes de la asistencia del candidato del PRI, los alumnos de la Ibero habían recibido con claras muestras de apoyo al candidato presidencial de la izquierda, Andrés Manuel López Obrador, quien salió bien librado y en medio de gritos de “¡Presidente!”.
Parecía una paradoja que los alumnos de una escuela privada apoyaran al candidato de la izquierda, pero no lo era tanto si se toma en cuenta que el tabasqueño ya había sido bien recibido con anterioridad en el Tecnológico de Monterrey (ITESM).
Las señales de oposición eran claras para el PRI pero no podían evitar el compromiso y llevaron a Peña Nieto lo mejor ‘blindado’ posible. Sin embargo, no pudieron desplegar los mismos mecanismos de protección que hacen en todos su actos, acorralando a la gente y a la prensa con vallas metálicas, y custodiadas por militares.
Los jóvenes de la Universidad Iberoamericana expresaron lo que un amplio sector de la sociedad piensa de Peña Nieto y el PRI: que representan a un sector corrupto y autoritario de la política mexicana, capaz de aplicar la mano dura contra expresiones de protesta como la de Atenco, o de proteger actos de corrupción como la del exgobernador mexiquense, Arturo Montiel, por cierto tío de Peña Nieto.
Con sus voces de protesta en el auditorio de la universidad, los jóvenes reflejaron el ánimo de inconformidad que los priistas pensaban había desaparecido en la sociedad mexicana por los gobiernos ineficientes del PAN en los últimos años.
Esta inconformidad contra el PRI y su candidato Enrique Peña Nieto ha comenzado a multiplicarse en otros centros escolares, donde el manto poderoso de las televisoras se diluye.
Los mítines anunciados para este fin de semana por las redes sociales en contra de Peña Nieto reflejan que no todo es hojuelas sobre miel para el candidato presidencial priista y tampoco que el camino a Los Pinos ya está allanado por las televisoras.
Falta la mitad de la campaña presidencial y las últimas expresiones de protesta de los jóvenes universitarios es un llamado de atención a la adormecida conciencia social y a los priistas que pensaban que la victoria ya estaba amarrada bajo el canto de las sirenas de una millonaria campaña publicitaria de seis años.

Atenco, Ibero y la primavera mexicana en 2012

Estudiantes repudian visita de EPN a la Ibero. Foto: Germán Canseco
Estudiantes repudian visita de EPN a la Ibero.
Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- Hace seis años exactamente, mayo 2006, Enrique Peña Nieto demostró la mano dura detrás de su gobierno de “compromisos cumplidos”. Ordenó la represión al movimiento de San Salvador Atenco, opositor a la construcción del aeropuerto en Texcoco, gran negocio de su tío Arturo Montiel. En esa jornada de protestas, el estudiante Alexis Benhumea murió tras un granadazo de los mismos policías que catearon y abusaron de decenas de mujeres de Atenco.
Recuerdo el dolor y la rabia contenida de decenas de compañeros de Alexis que acudieron a su funeral, en la colonia Roma. Eran estudiantes de la Iberoamericana, de la UNAM, compañeros de danza de Benhumea, activistas jóvenes, familiares. La impunidad selló aquel episodio. Pero los compañeros de Alexis no olvidaron. Tampoco los familiares de las mujeres que fueron víctimas del abuso policiaco consentido desde la Casa de Gobierno de Toluca.
Un sexenio después, el viernes 11 de mayo, cuando Peña Nieto finalmente visitó el recinto de la Universidad Iberoamericana, en Santa Fe, quienes no olvidaron recordaron el episodio de Atenco. La universidad de tradición jesuita siempre ha tenido un compromiso con la defensa de los derechos humanos, con la crítica a los abusos de poder, a pesar de ser un centro académico para jóvenes de mayor poder adquisitivo que el promedio.
Casi al finalizar su intervención, en un auditorio “sembrado” convenientemente de @ectivistas, los integrantes del acarreo digital del peñismo, los jóvenes de la Ibero increparon al mexiquense sobre la represión en Atenco. Peña Nieto finalmente respondió:
“Tomé la decisión de emplear el uso de la fuerza pública para restablecer el orden y la paz y que en el tema (sic) lamentablemente hubo incidentes que fueron debidamente sancionados y que los responsables de los hechos fueron consignados ante el Poder Judicial. Pero reitero, reitero, fue una acción determinada personalmente, que asumo personalmente, para restablecer el orden y la paz en el legítimo derecho que tiene el Estado mexicano de hacer uso de la fuerza pública como además, debo decir, fue validado por la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
Tras estas palabras, el enojo de decenas, quizás cientos, de universitarios de la Iberoamericana se transformó en furia. De ahí los gritos de “asesino, asesino” y de “fuera, fuera” que lo acompañaron en uno de los episodios más reveladores del verdadero rostro de la campaña peñista. Los videos subidos a Youtube por los universitarios documentaron la incapacidad de un político para enfrentar esa crítica. Y la mirada de Peña Nieto de pánico, odio y miedo –esas emociones que afloran cuando no hay un spot de por medio- quedaron grabadas en la red digital. Fueron consultadas por más de 100 mil personas en menos de dos días.
¿Esperaban algo menos? ¿Creían, acaso, los organizadores de la visita a la Ibero que los jóvenes iban a formar parte del coro griego de adhesiones, sin reaccionar al desplante autoritario por lo de Atenco? La respuesta de los voceros priistas frente al repudio estudiantil fue peor que los gritos de protesta. Lamentable el discurso de Pedro Joaquín Coldwell, quien imaginó un complot de infiltrados. Los reflejos de un discurso diazordacista asomaron en los primeros minutos de aquel “viernes negro”. “Intolerantes”, “entrenados desde afuera”, “porros” y una serie de descalificaciones convenientemente reproducidas en aquellos medios que confunden la información con la denostación.
El intento de “borrar” lo que todo mundo vio en Youtube (no en las pantallas de la televisión abierta) resultó contraproducente. Peña Nieto lanzó un mensaje en Twitter tan poco creíble como su sonrisa congelada al despedirse de la Ibero. Los @ectivistas y las redes de call center digitales al servicio del candidato presidencial priista decidieron maquillar este evento. Subieron testimonios de los simpatizantes. La maquinaria de ByPower –la productora estelar de EPNtv- y otros asesores inventaron un spot para revertir el efecto negativo. Los medios impresos afines al candidato, destacadamente los de Mario Vázquez Raña y la Organización Editorial Mexicana, decidieron jugarle al mundo al revés. Adorado, aplaudido, “gran estadista”, tolerante a la crítica, demostración de que sí acude a escenarios “no controlados” –frase de Luis Videgaray- fueron, entre otras las frases lanzadas para defender a Peña Nieto, tras el episodio de la Ibero.
El lunes 14 de mayo, con una webcam, 131 estudiantes de la Ibero decidieron confrontar a esa maquinaria. Dieron la cara, grabaron su rostro, junto con su credencial de la universidad para decirle a Peña Nieto y, sobre todo, al Big Brother mediático: “no somos porros ni acarreados”, mucho menos “entrenados” desde afuera por oscuras fuerzas ligadas al lópezobradorismo.
“Estimados Pedro Joaquín Coldwell, Arturo Escobar y Emilio Gamboa, así como medios de comunicación de dudosa neutralidad: usamos nuestro derecho de réplica para desmentirlos”. Con esta frase inicia el video de 11 minutos, subido a Youtube y a todas las redes sociales. Se volvió Trending Topic internacional en Twitter.
Esta es la expresión más clara del elemento distintivo de la campaña del 2012: el candidato construido por el poderoso aparato de medios analógicos (la televisión, la radio y las encuestas que lo acompañan) se enfrenta al contraste de una generación de nuevos ciudadanos, estudiantes, electores que ya no son las mismas audiencias pasivas o silenciadas por la pantalla. La simultaneidad e inmediatez de las redes sociales rompen el cerco de manipulación mediática. Por más bots, trolles, sofisticadas páginas online, videos a modo y acarreo digital que quieran hacer, el PRI, Televisa y Peña Nieto difícilmente lograrán revertir este fenómeno.
¿Por qué les extraña que en el Tec de Monterrey, en la Ibero o en las universidades de Querétaro, Coahuila o Guadalajara los estudiantes estén molestos? ¿Ya se olvidaron que el PRI de Peña Nieto ha avalado el desastroso gobierno de Rodrigo Medina en Nuevo León? ¿Pretenden engañar con Quadri que no existe un pacto entre Elba Esther Gordillo y Peña Nieto para restablecer el consenso autoritario?
Hace un mes y medio, con estudiantes del Tec de Monterrey, críticos, ávidos de información, analizamos que la Primavera Árabe no fue una simple entelequia, que existían las condiciones en México para que esta irrupción ciudadana a través de las redes sociales se generara por tres factores fundamentales: la rígida censura en los medios masivos a todo lo que estuviera fuera del consenso peñista; el malestar acumulado por 12 años de decepción ante la alternancia panista; y el uso creciente de los medios digitales para expresar la inconformidad.
Por más que pretendan animalizar a los usuarios de estas redes, criminalizar la protesta o revivir argumentos de 1968, la Primavera mexicana llegó. Hay que aprender a leer sus signos.
www.homozapping.com.mx

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