AMLO, el dirigente honrado con ideales democrático-liberales, con 10 millones de electores para Morena
López Obrador puede crear otro partido. Suyos son al menos 10 millones de electores que lo seguirán. Tiene el carisma de un líder. Es un dirigente honrado. Con ideales democrático-liberales.
Tenemos seis partidos. Uno de derechas, el PAN. Dos oportunistas y veletas cuyo lema es: “no es que la veleta cambie de dirección, sino el viento que cambia de rumbo”: el Verde Ecologista, negocio familiar ahora en manos del junior Emilio González, alias “El niño verde”. Y el Panal, propiedad de la señora Gordillo; donde ella es la abeja reina y ya parió una senaduría para su hija, una diputación para su nieto, dos cargos legislativos para su yerno y un favor al hijo de su amiga-cómplice Mart(h)a Sahagún. El nepotismo en serio. El PRI que con Peña viró del centro a la derecha y de regreso al autoritarismo díazordacista.
El PT y el Movimiento Ciudadano han sobrevivido del lópezobradorismo. El Verde succionando las ubres del PRI; y el Panal del PAN y del PRI, según las conveniencias electorales y sobornos para subsistir. El priísmo ha resucitado, no precisamente de sus cenizas como el Ave Fénix, sino de la corrupción, el dinero mal habido y las trampas electorales. El PAN está herido de muerte, al grado de que algunos de sus miembros y simpatizantes quieren fundar otro partido, una especie de cambio de piel.
El PT y el Movimiento Ciudadano, de Alberto Anaya y Dante Delgado, respectivamente, tal vez en sus últimos días de vida electorera. Y el PRD ya en manos de Ebrard, Manuel Camacho, Los Chuchos y algunos restos del cardenismo, no del grande Lázaro, sino de Cuauhtémoc, el caudillo, líder moral de un perredismo a punto de desaparecer, dando a luz un nuevo partido para los intereses de Ebrard. Y por nacer, el Movimiento de Regeneración Nacional, de centro-izquierda con López Obrador.
Ebrard no tiene ideología, es un hábil trepador del oportunismo, asesorado por su maestro Manuel Camacho, ambos ex priístas y ex salinistas. Todo apunta a que el Estado de Partidos se transforme y sus resultados se verán en las elecciones del 2015, con la renovación de diputados federales, algunas gubernaturas, Congresos de los Estados y el Distrito Federal.
Tras el tercer fraude electoral de que ha sido víctima López Obrador, busca crear un partido para la disputa de los poderes de representación. Cuauhtémoc Cárdenas fue derrotado a la mala en 1988, donde claramente ganó la presidencia de la República y se la robó Salinas de Gortari. En 1994 y el 2000, un PRD ya cautivo de tribus depredadoras dio la pelea. En esa corrupción surgió el chuchismo, el cochinero de la “grilla”. Jesús Ortega, sobre todo, secundado por Jesús Zambrano. Ese PRD con Ebrard-Camacho tendrá que hacer una poda o refundarlo para echar por la borda mucha escoria que dañó al izquierdismo pariendo a los Gracos, a los Cué, los Núñez, los Zeferinos y otros que no son ni de centro ni derecha ni izquierda, pero sí oportunistas.
López Obrador puede crear otro partido. Suyos son al menos 10 millones de electores que lo seguirán. Tiene el carisma de un líder. Es un dirigente honrado. Con ideales democrático-liberales. Le ha costado escalar su posición política nacional. Y esto es relevante para el trabajo electoral y la lucha a contra corriente. No es un pejelagarto, sino un salmón. Tiene capacidad para volver partido al Movimiento de Regeneración Nacional, ya conocido como MORENA. Éste es su propósito. Una tarea difícil, pero no imposible. Ante sus seguidores, las clases pobres y clases medias bajas, López Obrador fijó su tarea en la Plaza de la Constitución, anunciando a los cuatro vientos que no dejará la lucha política pacífica que enarboló contra Fox, Calderón y Peña.
Alvaro Cepeda Neri - Opinión EMET
Morena: partido-movimiento
Morena es un movimiento político y social. Comenzó a organizarse en 2006, en la Convención Nacional Democrática, luego en el Gobierno Legítimo de México, el Movimiento en Defensa del Petróleo y el Movimiento de Regeneración Nacional
Morena es un movimiento político y social. Comenzó a organizarse en 2006, en la Convención Nacional Democrática, luego en el Gobierno Legítimo de México, el Movimiento en Defensa del Petróleo y el Movimiento de Regeneración Nacional mismo desde el año pasado.
Su convocatoria ha girado alrededor de las protestas contra el fraude de 2006, impedir la privatización del petróleo en 2008, impedir la aprobación del paquete económico y apoyar a los trabajadores electricistas despedidos en 2009 y organizar una estructura para llevar a la Presidencia de la República a Andrés Manuel López Obrador.
¿Para qué convertir a Morena en partido si ha sido un importante movimiento político y social tal y como se encuentra? Aquí cinco razones a favor:
1-Para impulsar acciones alrededor de la multitud de causas locales y nacionales que exigen solidaridad y apoyo de la izquierda y difusión entre la población, como parte de un mismo programa de lucha derivado del Proyecto Alternativo de Nación.
Ningún partido tiene actualmente la estructura nacional de Morena, con presencia en cada rincón del país. Para mantenerse activa y enlazada, y potenciar su existencia, puede adoptar mayores actividades.
2-Para participar en elecciones municipales, estatales y federales con candidatos propios, provenientes de métodos de selección que garanticen líderes comprometidos con la población con buena reputación, para sumar votos.
Morena ha apoyado a los candidatos a esos cargos del Movimiento Progresista, pero sin intervenir en su selección.
3-Para obtener financiamiento público y derecho a la utilización de tiempo oficial en radio y televisión.
Hasta ahora se trabajado con éste, proveniente de los partidos del Movimiento Progresista.
4-Para concentrar mayor esfuerzo en la formación política de los nuevos militantes y ayudar a crear toda una nueva generación de líderes políticos formados con un profundo amor a la patria y al prójimo, y listos para multiplicar la organización y presencia territorial, en vez de las prácticas corruptas actuales de otros partidos.
5-Para ensayar prácticas democráticas en su interior y demostrar hacia fuera que la democracia no está condenada a su corrupción o fracaso.
¿Se puede convertir Morena en otro PRD, con corrientes en lucha permanente por espacios de poder sin necesidad de un actuar congruente con los principios?
Yo creo que no, porque el PRD nació de la suma de grupos de origen disímbolo; Morena nació de la invitación casa por casa en todo el país.
El PRD quiso tener el mérito de sumar a las izquierdas, antes incluso de integrar una plataforma de lucha común. Morena estableció primero su Programa Alternativo de Nación y luego llamó a sumarse alrededor de él a ciudadanos en lo individual.
Mientras el PRD ha sacrificado su propio proyecto político en pos de mantener la unidad de grupos, Morena no está integrada por grupos ni es su finalidad conservar esa unidad sino llevar a la práctica el proyecto de nación mismo.
¿Si el registro de partidos lo hace el Instituto Federal Electoral, que ha tolerado los dos últimos fraudes electorales, no hay incongruencia en aceptarlo? ¿No se es parte del sistema?
Cualquier registro formal que se adopte implica aceptar las reglas del sistema. Es más, el registro como asociación civil se dio bajo una ley del sistema también: el Código Civil.
El problema no es aceptar las reglas del sistema en términos de registro, que no tienen ningún inconveniente, el problema es aceptar el comportamiento fraudulento de las instituciones del sistema. No se ha aceptado, justamente amparados en las normas del sistema.
El riesgo de repetir el pasado se da cuando no se le conoce. Nosotros conocemos bien la experiencia de la formación de otros partidos. Debemos estudiarla, de cualquier forma, para no repetir sus vicios y prevenir sus fracasos.
Creo que Morena debe convertirse en partido político, en consecuencia, pero no debe dejar de ser un movimiento, es decir, estar listo para movilizarse rápidamente cada vez que haga falta, cada vez que se el sistema intente atentar contra la gente.
Esa es la solución: partido-movimiento.
Lenia Batres Guadarrama - Opinión EMET
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