Lujambio en 2011: “Estoy listo para ser presidente” *
El número 2 del suplemento Los Aspirantes, dedicado
a Alonso Lujambio.
MÉXICO, D.F. (Proceso).- Con casi medio siglo de vida, estudios de doctorado,
una trayectoria de más de una década en el servicio público y 25 años en la
academia, Alonso José Ricardo Lujambio Irazábal no tiene reservas sobre sí
mismo: Está dotado técnica, física y emocionalmente para ser, no candidato del
Partido Acción Nacional (PAN), sino presidente de la República.
“Yo me siento listo para ello”, desafía Lujambio, con apenas 18 meses de
militancia efectiva en el PAN y perfilado ya su proyecto presidencial desde el
gabinete de Felipe Calderón, el impulsor de toda su carrera política.
–¿Y estás preparado también para no ser presidente?
–También. Pero tengo claridad absoluta de mi objetivo y estoy cierto de que
lo alcanzaré.
–¿Para qué quieres serlo?
–Porque creo que está todavía por concluirse una labor fundamental que ha
desplegado mi partido en diez años de gobierno y que creo que debe
continuar.
“Y en segundo lugar porque creo en la democracia deliberativa, porque hace
falta en México una deliberación más profunda sobre nuestros problemas
colectivos y nuestras alternativas de solución y creo que puedo yo contribuir
con mi propia cultura política deliberativa a esa discusión entre los
mexicanos.”
–¿Por qué habrían de votar por ti los mexicanos?
–Porque creo en la democracia, porque soy un demócrata que cree en la
transparencia, porque creo en la legalidad, porque creo en la deliberación y
porque creo tener las capacidades negociadores en el multipartidismo mexicano
para producir consensos que continúe profundizando el cambio que arrancó en el
año 2000.
–¿Pero qué harías distinto de Vicente Fox y Calderón, algo que realmente
trascienda?
–Esto lo voy a responder dentro de unas semanas cuando no violente
posiblemente el orden jurídico mexicano electoral.
Alegando restricciones jurídicas y criterios adoptados por el Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), el aspirante presidencial no habla de lo que ofrecería a los más de 110 millones de mexicanos, ávidos de propuestas.
Alegando restricciones jurídicas y criterios adoptados por el Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), el aspirante presidencial no habla de lo que ofrecería a los más de 110 millones de mexicanos, ávidos de propuestas.
“No puedo hacer prosélitos en este momento. Esta pregunta ya se acerca a este
escenario y creo que no es momento para hacerlo. Lo haré en su momento y vas a
ver qué propuestas específicas más importantes voy a presentar”.
Así, entre la certeza y la ambigüedad, el arrojo y el cálculo, Lujambio se
abre paso hacia su objetivo de suceder en el poder a Calderón, a quien sólo
reconoce como jefe desde que lo hizo titular de la Secretaría de Educación
Pública (SEP) hace dos años, el 6 de abril de 2009.
“Jefe político desde que soy miembro del gabinete”, aclara el funcionario,
quien admite sin embargo que fue Calderón su impulsor, en 2006, como presidente
del Instituto Federal de Acceso a la Información Pública (IFAI) y antes, en
1996, como consejero del Instituto Federal Electoral (IFE).
Pero en esos cargos siempre actuó con independencia e inclusive revela que,
cuando Calderón le planteó se consejero del IFE, le advirtió que no sería su
subordinado: “Le dije literalmente: ‘No quiero ser perrito con mecate’.”
En entrevista con el reportero, la mañana del viernes 18 de marzo, en el
amplio despacho que ocupó el escritor José Vasconcelos, “El educador de
América”, fundador de la SEP, Lujambio defiende a los gobiernos del PAN, niega
que haya sido en el IFE un panista de “clóset” y de haber usado al IFAI como
trampolín político.
Rechaza también que, desde la SEP y de otras oficinas del gobierno al que
pertenece, se edifique ya una estructura para impulsar su candidatura, pese a
las evidencias del activismo a su favor de Germán Martínez Cázares, expresidente
del PAN; Roberto Gil Zuarth, frustrado aspirante a ese cargo; Patricia Flores
Elizondo, exjefa de la Oficina de la Presidencia, y Jorge Manzanera, operador
electoral de Calderón desde hace un cuarto de siglo.
De Juan Ignacio Zavala, cuñado de Calderón, niega que sea el arquitecto de
esta estructura, como difunden miembros del equipo de Santiago Creel. “Es mi
amigo, como muchos otros panistas, y no está jugando ningún papel en
particular”.
–¿Ya hablaste con Elba Esther Gordillo para que apoye su aspiración
presidencial?
–Yo hablo con Elba Esther Gordillo y con el sindicato sobre política
educativa.
Como Zedillo
El espigado y zurdo político, quien se afilió como adherente del PAN en junio
de 2009 y se convirtió en activo cuatro meses después, el 30 de octubre, recibe
al reportero en el soberbio despacho de Vasconcelos, cuyo escritorio, mesa de
trabajo y una exquisita escultura de la Minerva trajo de la rectoría de la
Universidad Nacional cuando, en 1921, creó la Secretaría de Educación
Pública.
Con motivos hindúes en sus muros, en los que se cita a genios de la talla de
Pitágoras, Platón y Tolstoi, así como cuadros a lápiz y litografías de Diego
Rivera, es un despacho más hermoso que destinado al presidente de la República
en Palacio Nacional, compara Lujambio: “Claro, la del presidente tiene esa
dimensión histórica bárbara, porque es su oficina desde el siglo XIX, pero esta
está llena de arte”.
Con dos años de titular de la SEP, designado por Calderón el 6 de abril de
2009, se dice cómodo y muy orgulloso de ocupar el despacho de Vasconcelos, quien
sacudió a la nación llevando a los Clásicos a los niños y lanzando una cruzada
contra el analfabetismo.
–¿Le gustaría ser como Ernesto Zedillo?
–¿Como Ernesto Zedillo? –se extraña.
–Sí, que después de la SEP pasó a ser presidente de México.
–Bueno, después de una tragedia que fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio,
en ese sentido no me gustaría repetir esa experiencia difícil que vivió México,
pero por supuesto que estoy interesado en participar al interior de mi partido
en la definición de la candidatura, generando un espacio de discusión y
esperando que mi partido defina las reglas específicas del proceso.
Justamente, en el marco del aniversario 35 del Instituto Nacional para la
Educación de los Adultos (INEA), Lujambio generó polémica en la ceremonia en la
que reconoció el apoyo de periodistas y medios de comunicación a esa
dependencia, promovida por el productor de Televisa Juan Osorio en su más
reciente telenovela, “Una familia con suerte”.
“Juan Osorio dentro de sus novelas promueve el INEA. Qué instrumento más
poderoso que ése. No sé cuantos valores podríamos estar promoviendo a través de
las telenovelas que millones de personas ven, pero estoy seguro que Juan nos
ayuda, y eso es valiosísimo”, dijo Lujambio.
Añadió: “Yo he dicho muchas veces en privado, y hoy lo digo en público, que
la televisión, que muchas veces se le llama caja tonta, puede ser la caja más
lista, el instrumento más poderoso para la educación de millones y millones de
personas”.
Ante críticas como el editorial “Rayuela”, de La Jornada, en la que le imputó
haber aportado “una perla declarativa que se suma a la antología nacional del
disparate”, Lujambio de encoje de hombros, pero insiste en que la televisión es
un instrumento para transmitir valores.
–Pero a las televisoras eso no les interesa.
–Bueno, sí, pero lo que estoy diciendo es que todos los instrumentos sociales
que promueven valores y formación de ciudadanía, bienvenidos. Eso fue lo que
dije. Decir que (las telenovelas) son un gran instrumento… no sé cómo lo
frasearon… me parece que es parte de este juego mediático que eventualmente saca
de contexto una frase, pero que la frase tiene absoluto sentido a partir
exactamente de lo que estábamos haciendo: reconocer a gente que nos ayuda a
promover el conocimiento social de la existencia de un gran instituto.
Lujambio dice estar convencido de que “la caja idiota”, como la llamó el
teórico Marshal McLuhan, puede ser lista, como lo demuestra la televisión
pública: “El canal 22 depende de Conaculta, que es del sector educativo, y el
Canal 11 del Instituto Politécnico Nacional (IPN). Son instrumentos educativos
del Estado. ¡Cómo no vamos a creer en una televisión inteligente¡ ¡Por supuesto
que creemos en ella! ¡Y promotora de la cultura y de valores civilizatorios y de
convivencia social!
Pocos días antes, el 9 de marzo, Lujambio también generó polémica al
responsabilizar a los padres de familia en la educación de los niños, como ya lo
había hecho antes por su conducta dócil frente a los fabricantes de aliementos
chatarra.
“¡Cómo vamos a tener un maestro competente cuando tenemos padres de familia
insensibles en muchos casos respecto a la importancia radical que tiene que nos
ayuden, que se metan a la escuela, a la tarea educativa!”, exclamó.
El director de asociación Mexicanos Primero, David Calderón, afirmó que
Luajmbio se equivoca, porque la responsabilidad educativa principal es de los
maestros, que reciben un sueldo y están capacitados para ello. “Los padres no
tienen atribuciones por ley, los servidores públicos sí”.
Ricardo Elías, otro experto, escribió en Reforma: “No se da cuenta el
secretario de Educación que los padres a los que pide involucrarse en la
educación de sus hijos son los niños que hace 30 o 40 años tampoco fueron
educados. Los incompetentes padres de hoy son los mal educados niños de
ayer.”
Lujambio no se retracta: “Lo voy a seguir diciendo, dígase lo que se diga.
Jamás, jamás, bajo ninguna circunstancia, le restaré responsabilidad a las
maestras y los maestros de México. Lo que yo he subrayado, una y otra vez, es
que hay una necesaria corresponsabilidad. Porque los padres de familia pueden
hacer mucho con el propio proceso educativo que siguen los maestros acompañando
al proceso.”
No es cierto, dice, que “los incompetentes padres de familia hoy son los mal
educados niños de ayer”, y pone como ejemplo “un caso bellísimo” que conoció en
el Estado de México, en el que un padre de familia asumió el compromiso de leer
20 minutos diarios con su hijo.
“Es un padre de familia, pastor de ovejas, que no sabe leer ni escribir,
lleva en la tarde a su hijo a la labor. Mientras va caminando el niño le va
leyendo 20 minutos. Es decir, cuando un padre de familia, no importa su
condición ni su analfabetismo, está dispuesto a ayudar al proceso educativo que
se sigue en la escuela, lo puede hacer indudablemente.”
Insiste: “Bajo ninguna circunstancia estoy restándole responsabilidad a la
labor estrictamente formativa que se sigue en la escuela a partir del
protagonismo de las maestras y de los maestros.”
–¿Son reacciones naturales o artificiales?
–En un contexto de una sociedad democrática, en donde uno pone
reinterpretaciones y reelecturas de nuestra vida colectiva y desata debates, a
veces muy encona dos, a vences con extraordinarias dosis de encono y de lógica
adversarial.
“No soy perrito con mecate”
No hay manera de entender el lugar que ocupa Lujambio en el gobierno sin la
mano de Calderón, que lo llevó al IFE y al IFAI. La estrecha relación entre
ambos se tradujo en la asesoría en materia electoral y de imagen al entonces
candidato presidencial.
Lujambio evoca que la relación comenzó en 1993, cuando él preparaba su tesis
de doctorado que derivó en el libro El poder compartido, editado en 2000 y
obedeció, también, a que ambos son hijos de los expanistas Sergio Lujambio
Rafols y Luis Calderón Vega.
“Ahí inicia una amistad basada, en esencia, en el conocimiento mutuo que
tenemos de la amistad de nuestros padres y en los valores compartidos que
tenemos como hijos de familias muy panistas”.
Cuando Calderón, siendo presidente del PAN, le propone que sea consejero
electoral del IFE, Lujambio dice que le planteó ser “absolutamente
independiente” y le pidió pronunciarse al respecto.
“Le dije literalmente: ‘No quiero ser perrito con mecate’. Y él hasta se
ofendió. Me dijo que bajo ninguna circunstancia me estaba invitando a ser un
instrumento del PAN en el Consejo General, sino que confiaban en mí para hacer
una labor relevante, y que me pedía interlocución y diálogo, pero nunca línea ni
subordinación.
“Por eso acepté ser consejero electoral. Y nunca en siete años recibí una
llamada de Felipe Calderón para sugerirme siquiera de cómo debería yo votar en
el Consejo General.”
–¿Ni siquiera en el caso de Amigos de Fox?
–Jamás. Ese no es un jefe político, ese es un interlocutor de la
política.
Cuando Calderón renuncia a la Secretaría de Energía, en junio de 2004, y
comienza a edificar su estrategia presidencial, Lujambio, que ya había salido
del IFE, es su asesor: “Me llama para ayudarle en algunas definiciones o
propuestas del sistema electoral que se iba a utilizar en 2005, y le ayudé a
pensar en distintos sistemas electorales del proceso interno para que él optara
entre las distintas alternativas con pros y contras que yo le presenté con
gusto.”
Luego de que Vicente Fox lo propuso como comisionado, y cuando Calderón era
aún candidato presidencial, en julio, Lujambio fue nombrado presidente del
organismo: “Me pareció fundamental asumir esta responsabilidad.”
–El excomisionado Juan Pablo Guerrero afirma que fuiste custodio de los
intereses de Calderón.
–No, de ningún modo, y ahí están mis votaciones. La verdad es que someto a
juicio crítico y a escrutinio cabal y serio todas mis votaciones públicas, todos
los argumentos, todos mis alegatos. Yo nunca jugué ese papel.
“Para mí es absolutamente inaceptable la idea de que yo fui protector de los
intereses del presidente o del gobierno del presidente Calderón. Yo fui
protector del derecho de acceso a la información. Esa mi obligación y esa fue la
tarea que yo ejercí.”
–Se te acusa, también, de usar el IFAI como trampolín para ser
secretario.
–Esas son ya las lecturas expost que cualquiera puede hacer atribuyéndome equis o zeta intenciones. Pero no juzguemos intenciones, juzguemos hechos.
–Esas son ya las lecturas expost que cualquiera puede hacer atribuyéndome equis o zeta intenciones. Pero no juzguemos intenciones, juzguemos hechos.
“Yo entré al IFAI convencido de la pertinencia de esa institución, la
fortalecí, promoví una reforma al artículo sexto constitucional con otros
actores, nadie hace solo en política, apuntalé que Infomex se estableciera en la
mayoría de las entidades federativa del país y creo que eso fue un avance
importante en materia de transparencia.”
–¿Fuiste un panista de clóset?
–No, yo crecí en la cultura panista. Curiosamente mi padre abandona el PAN,
en una escisión, cuando yo estoy a punto de cumplir 18 años, y viví de esa
cultura política que es tercamente democrática, y que es tercamente demandante
de respeto de los derechos fundamentales de la persona humana.
También como politólogo, como resultado de esa cultura, tuvo el empeño de
estudiar, desde licenciatura hasta doctorado, las técnicas contra el fraude
electoral para contribuir a la construcción democrática del país.
“Esa coyuntura histórica produjo este tipo de cuadros. Yo soy producto de esa
circunstancia. No veo el clóset. Veo más bien una cultura política que está en
la sociedad, en mi familia y que tiene consecuencias y deja una impronta en la
vocación digamos democrática y electoral y constitucional en mi formación como
académico.”
Se afilia sólo al entrar al gabinete: “Creo que los funcionarios públicos
debemos jugar en la vida administrativa con el compromiso explícito con una
plataforma, con una idea de México, y por eso decidí que era momento de
hacerlo.”
Niega que entre los apoyos para su afiliación se encuentre Calderón: “No fue un proceso de élite, fueron militantes de a pie los que generosamente me apoyaron.”
Niega que entre los apoyos para su afiliación se encuentre Calderón: “No fue un proceso de élite, fueron militantes de a pie los que generosamente me apoyaron.”
Gobierno eficaz
De impecable vestir y cabello engomado, que hace corresponder a su tono de
voz, Lujambio asume con orgullo su origen vasco, pero también destaca su raíz
provinciana, por parte de su madre, Piedad Irazábal, nacida en León, Guanajuato,
en la exhacienda La Sandía, hoy una ranchería de menos de mil habitantes.
“Soy panzaverde a morir, desde niño. Tengo una foto muy bonita, en la que
estoy con el balón y la casaca esmeralda”, dice el secretario, aficionado al
equipo futbol León, al que los gobiernos panistas de Guanajuato han inyectado
multimillonarias subsidios sin sacarlo de la mediocridad.
Pero la primera parte de su vida la vivió en la colonia Lindavista, en el
norte del Distrito Federal, cerca de Zacatenco, donde se ubica el IPN y donde
estudió su padre. Ahora es vecino, en Polanco, de César Nava, integrante de la
camada de nuevos ricos del PAN.
Más que a la corrupción, Lujambio se enfoca en el tema de la desigualdad
social. “Es uno de los temas más importantes para mi partido”.
–No se nota, secretario.
–No, sí se nota. Te voy a decir por qué: La libertad es un valor
absolutamente central para mi partido, pero además nosotros sabemos que la
libertad no puede ejercerse en situaciones de extrema desigualdad social, porque
se anula la capacidad de ejercer la libertad. Por eso es que mi partido cree en
el Estado interventor cuidadoso, no elefantiásico, para producir equilibrios
sociales.
Pone como ejemplo uno de los pocos programas creados en el sexenio de Fox:
“¡Cuarenta y tres millones de mexicanos en el Seguro Popular en diez años! ¿Esa
no es una prueba cabal, evidente, plástica, de un gobierno preocupado por los
que menos tienen? Si eso no es vocación social, no sé qué pueda ser.”
Se ufana, además, de los 5 millones de créditos a la vivienda en una década:
“Ha sido si una política social de una profundidad extraordinaria que ha
beneficiado entre 20 y 25 millones de habitantes.”
La SEP, por su parte, distribuye 6 millones de becas a estudiantes pobres, lo
que implica que 35% de los jóvenes de preparatoria pública cuentan con una de
ellas y en el 2000, contrasta, no eran más de 2 millones de becas.
“Son tres ejemplos básicos de esfuerzos sociales fundamentales para promover
la justicia y el acceso a las oportunidades. Este gobierno, además, ha
construido 811 preparatorias y 90 universidades nuevas. ¡Si eso no es política
social no sé qué puede ser!”
–También han aumentado más de 6 millones los pobres.
–Yo reconozco por supuesto, no voy a tapar el sol con un dedo, que en buena
media los ritmos de crecimiento económico han sido insuficientes, a partir
evidentemente de razones de orden exógeno.
–¿Qué posición asumiría ante Estados Unidos “esa república modelo que tanto
daño nos ha hecho”, como dijo su antepasado Manuel Eduardo de Gorostiza?
–Es importante una cooperación más amplia y más franca de Estados Unidos con
nuestra lucha. Es muy importante la cuestión del lavado de dinero, de tráfico de
armas, de compartir información de flujos. Es muy importante que esa cooperación
se vaya profundizando. Es una condición para que avance exitosamente la
estrategia contra el crimen organizado en México. La geopolítica define el 80%
del juego.
Y al preguntarle si seguiría la misma estrategia de Calderón, aun cuando haya
tantos muertos inocentes, Lujambio se escabulle y no escatima elogios a su jefe.
“Se trata de evitar, a como dé lugar, que esa minoría de mexicanos envenene la
sangre de los niños y de los niños de México. De eso se trata, nada menos.“
Equipo de perdedores
Así, convencido de que el PAN ha gobernado bien y que él está dotado para
suceder a Calderón, Lujambio asegura que aún no tiene quipo para sustentar su
proyecto presidencial. “Eso tendrá que construirse en los próximos meses”
Y sobre Germán Martínez, Roberto Gil y Patricia Flores, sólo dice que son
amigos, “de más o menos cercanía”, que agradece que lo respalden, pero que él
aspira al apoyo de todos los grupos.
“De manera que no apelo al apoyo de esta o de aquella persona, de este o
aquel grupo, apelo a la posibilidad de una coalición muy amplia de panistas muy
diversos que, sin embargo, vean en mí una posibilidad de triunfo y a un
representante del auténtico panismo que es importante”.
–Martínez perdió las elecciones en 2009 y Gil la presidenta del PAN. ¿No teme
que le puedan contagiarlo sus derrotas?
–Yo aprecio la amistad de estos dos y de otros muchos panistas, también soy
amigo de Gustavo Madero, quien ganó la presidencia del PAN, y también fui amigo
de Carlos Medina Plascencia cuando perdió.
“Los ganadores y los perdedores en la democracia y en los partidos políticos
lo son por un tiempo. Hoy se es ganador, mañana se es perdedor y viceversa. Yo
aprecio la amistad de ellos y de muchos otros panistas y espero que yo me pueda
ganar la confianza de todos.
–¿Y de los miembros de El Yunque?
–No reconozco grupos secretos al interior del partido, porque el Estatuto no
habla de eso. Yo hablo con todos los panistas, no importa ciertamente sus
preferencias y sus ubicaciones en el aspecto ideológico en tanto que todos
aceptamos los principios de doctrina del PAN, todos somos panistas.
–¿Pactará con ellos?
–Yo voy a buscar el apoyo de todos los grupos del partido, porque creo en la
importancia de la cohesión del partido.
*Texto publicado en abril de 2011 como parte del número 2 de la serie Los
Aspirantes (ediciones especiales de la revista Proceso)
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