Irlanda del Norte: los “desfiles orangistas”
Una de las protestas en Irlanda del Norte.
Foto: AP
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BELFAST (apro).- En un problema que parece haberse agravado en las últimas
semanas y que amenaza ahora con descarrilar el proceso de paz de Irlanda del
Norte, los grupos protestantes unionistas volvieron a protagonizar hechos de
violencia por los llamados “desfiles orangistas” que recorren Belfast.
Los focos de alarma se encendieron el domingo 2 de septiembre, cuando al
menos 400 manifestantes, en su mayoría de la comunidad unionista que aboga por
la lealtad del Ulster a la Corona británica, se enfrentaron con los agentes del
Servicio de la Policía de Irlanda del Norte (PSNI), provocando más de 65
uniformados heridos, varios de ellos de gravedad.
Los incidentes, que se repitieron el lunes y martes siguientes por la noche,
ocurrieron en un mismo lugar: el barrio de Carlisle Circus, en el norte de la
capital norirlandesa, donde conviven un gran número de familias protestantes y
nacionalistas católicos.
En los enfrentamientos, los manifestantes arrojaron todo tipo de objetos
contundentes contra la policía, en imágenes que hicieron recordar a las peores
épocas de Irlanda del Norte, los llamados troubles (problemas), que provocaron
la muerte de al menos 3 mil 500 personas durante la segunda mitad del siglo
XX.
Los incidentes en Carlisle Circus comenzaron por las protestas de jóvenes
unionistas ante supuestas “restricciones” a las que les somete la comisión
encargada de adjudicar las rutas de sus marchas, mientras se muestra –según
ellos– más benévola con otros actos organizados por los católicos.
Ello derivó en que el 2 de septiembre los unionistas atacaran el desfile de
una banda de flautistas republicanos frente a un centro orangista. La banda de
flautistas es afín al Sinn Fein, brazo político del ya inactivo Ejército
Republicano Irlandés (ERI).
Los grupos republicanos nacionalistas están a favor de una Irlanda unida, y
siguen pidiendo el fin del control británico en el norte de la isla, algo que
los enfrenta abiertamente con los unionistas, tradicionalmente protestantes.
Desfiles, un reto
Para el vicejefe de la PSNI, el agente William Kerr, los líderes comunitarios
de ambos bandos históricos no se han comprometido lo suficiente para solucionar
el controvertido asunto de los desfiles nacionalistas y unionistas, que según el
policía podrían llevar a más muertos.
“Necesitamos una solución urgente para esta cuestión o existe un riesgo muy
real de que alguien resulte muerto durante los próximos días y semanas”, sostuvo
Kerr en entrevista con la radio 4 de la BBC.
Los incidentes generaron no sólo mucha preocupación en la población de
Belfast y el país –como revelaron los últimos sondeso de opinión, con mayoría de
los vecinos (87%) que teme incluso salir a la calle por la cuestión de la
violencia sectaria–, sino también en el gobierno, que se reunió de emergencia el
miércoles 5 para analizar la situación.
Tanto el primer ministro de Irlanda del Norte, el unionista Peter Robinson,
como su viceministro, el nacionalista Martin McGuinness, repudiaron, junto a los
miembros de la Asamblea de Belfast, los hechos de violencia.
En el foco de las críticas quedó el parlamentario por la circunscripción
electoral de Belfast Norte en la Cámara de los Comunes en Londres, el miembro
del Partido Democrático Unionista (DUP), Nigel Dodds, a quien se acusó de no
haber hecho lo suficiente para calmar los ánimos entre unionistas y republicanos
de ese barrio.
El primer ministro Robinson incluso admitió su intención de acabar con la
Comisión de Desfiles, que define los territorios de las marchas de ambas
comunidades, revelando que existe una desconexión con el mundo real en las
calles de Belfast que no avanza a la misma velocidad que los acuerdos
políticos.
Las tensiones escalaron luego que el 12 de julio una banda unionista que
participaba del Desfile Protestante de la Orden de Orange fue filmada marchando
en círculo fuera de una iglesia católica, mientras tocaba una canción
sectaria.
Las imágenes fueron portada de los principales periódicos del país y fueron
repetidas por los noticieros norirlandeses, algo que inflamó los ánimos de la
población.
Las autoridades del país, como también del gobierno de Londres, temen ahora
más disturbios en una gran marcha protestante orangista prevista para el sábado
29, entre la alcaldía de Belfast y el Parlamento de Stormont, sede de la
asamblea autónoma norirlandesa.
Dicho desfile, al que se espera asistirán unos 20 mil miembros de la Orden de
Orange, un centenar de bandas de música y miles de espectadores, conmemorará el
centenario de la firma en 1912 de una declaración contraria a la concesión de un
régimen de autonomía para toda la isla de Irlanda, por aquel entonces bajo el
control del Reino Unido.
La marcha protestante pone fin a la temporada de desfiles con los que la
comunidad unionista celebra la victoria del rey protestante Guillermo III de
Orange sobre el católico Jacobo II en la batalla del Boyne en 1690, desfiles
que, en muchos casos, atraviesan zonas nacionalistas republicanas.
Dicha batalla (en irlandés Cath na Bóinne) fue decisiva en el marco de la
Guerra Jacobita, ya que el depuesto rey Jacobo II de Inglaterra y sus seguidores
jacobitas fueron derrotados y no pudieron reclamar la Corona británica, que
quedó en manos de Guillermo de Orange y sus descendientes.
La importancia simbólica de esta batalla ha hecho que sea de las mejor
conocidas en la historia de Gran Bretaña e Irlanda y una parte fundamental en el
folclore protestante irlandés.
La batalla de Boyne tuvo otra consecuencia determinante para la futura
Irlanda del Norte, ya que cerca de un siglo después de ese conflicto se formó la
Orden de Orange, organización de fraternidad protestante y de carácter
conservador, que desde sus inicios aboga por “defender” la pertenencia de
Irlanda, primero, y de Irlanda del Norte, actualmente, a la Corona
Británica.
Se fundó en 1785 como respuesta a los primeros avances del nacionalismo
irlandés, que había logrado ya representación en la Cámara de los Comunes de
Londres y que había impulsado algunas tentativas secesionistas.
En Irlanda del Norte la Orden de Orange y sus desfiles anuales siguen estando
asociados al Partido Unionista del Ulster, aunque muchos de sus miembros
pertenecen al DUP.
Los desfiles anticatólicos son una parte importante de la cultura de Orange,
el más importante, el Día de la Marcha de los Orangistas, que se celebra cada 12
de julio.
Aunque republicanos católicos y protestantes pro-británicos recurrieron a las
armas durante décadas en la segunda parte del siglo XX, que llevó a que el país
se hundiera en una espiral de violencia que duró desde finales de la década de
los sesenta hasta la firma del Acuerdo de Viernes Santo, el 10 de abril de 1998,
ese pacto logró sentar las bases de un nuevo gobierno, en el que católicos y
protestantes comparten el poder y viven en relativa armonía.
La herencia del ERI
No obstante, la violencia continuó después de esta fecha y se registra de
forma ocasional y a pequeña escala, en especial en varias zonas de Belfast
durante los meses de verano, cuando los grupos protestantes celebran sus
desfiles tradicionales que los nacionalistas consideran una provocación.
La situación política en Irlanda del Norte sigue siendo frágil, ya que
actualmente varias facciones disidentes del antiguo ERI pretenden hacer fracasar
el proceso de paz con ataques esporádicos en el país.
Por ejemplo, en marzo de 2009, dos soldados británicos fueron asesinados con
armas automáticas en un ataque al cuartel militar de Massereene, que fue
reivindicado por el ERI Auténtico. Horas después, un agente de policía fue
abatido a tiros en la localidad de Craigavon.
En esta última oportunidad, el ataque fue reivindicado por el ERI de la
Continuidad, otro grupo escindido del ERI original.
En enero de 2010, un policía resultó gravemente herido al explotar una bomba
adherida a su vehículo.
Y seis meses más tarde, en julio de ese año, jóvenes republicanos produjeron
importantes altercados de violencia callejera en distintos barrios de Belfast y
otras localidades de la provincia, coincidiendo con las celebraciones
protestantes del 12 de julio.
Ese mismo año, específicamente el 4 de octubre, explotó un coche bomba en las
afueras de Derry, aunque sin producir daños personales.
Después de ese incidente, el acto más grave que sacudió a Irlanda del Norte
ocurrió en abril de 2011, cuando un policía resultó muerto en Omagh, al estallar
una bomba adosada a su vehículo.
Y en julio de 2012, los grupos disidentes más importantes del ERI contrarios
a la paz, al no haber alcanzado el objetivo principal (que Irlanda del Norte se
una a Irlanda del Sur y que toda la isla sea una única nación sin que tenga nada
que ver con el Reino Unido), anunciaron que se unían en un solo grupo con el
objetivo de volver a hacer diversas acciones para que la causa del ERI no se
olvide.
La temporada de los desfiles orangistas deja al descubierto que a pesar de
los logros conseguidos en el Acuerdo del Viernes Santo, tanto unionistas como
republicanos, desde vecinos, concejales hasta miembros de la Asamblea de
Stormont, tienen aún mucho trabajo que hacer para alcanzar la tan anhelada paz.
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