La guerra boba
Hallan en Jalisco cuerpos de 17 hombres ejecutados.
Foto: Rafael del Río
Foto: Rafael del Río
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MÉXICO, D.F. (Proceso).- Los fenómenos globales ocurren hoy en forma de red.
Las causas suceden simultáneas en varias regiones del globo y los efectos en
otras regiones, también de forma simultánea, y a menudo sin el control de los
Estados. Es el caso del cambio climático. O la recesión. De las nuevas formas de
la comunicación. O del narcotráfico.
A México debiera interesarle en especial reconocer cómo las causas del
narcotráfico, con sus características peculiares, ocurren en Europa y Estados
Unidos, y suspender una guerra que ataca al narcotráfico como un fenómeno local.
Es lo equivalente a encender fogatas en el Valle de Anáhuac para regresar la
larga primavera mexicana, acortada en este siglo XXI por el descongelamiento de
los polos del globo.
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Levanten por favor la mano aquellos que han fumado mariguana o esnifado
cocaína, le pido al público de la Feria del Libro en Berlín. Seis de cada 10
personas alzan las manos.
Levanten las manos quienes piensen que la droga es el Diablo. Ninguna mano se
alza y una risa recorre al público.
Levanten las manos los que hayan tenido algún problema con la policía por
haber fumado mariguana o esnifado cocaína. De nuevo, ninguna mano se alza y de
nuevo la risa.
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Estos son los números según el Reporte Mundial de la Droga, de la ONU: 34
millones de europeos consumen coca o mariguana como parte de su estilo de vida.
En Estados Unidos la cifra es de 44 millones de consumidores.
Si alguna vez lo hizo, hoy día la policía del Primer Mundo no persigue la
distribución ni el consumo de la droga. La droga está tan cerca como el
menudista de la colonia. Se le llama por celular, él trae a casa la
mercancía.
En Londres visito las cárceles de Queensway un sábado, noche de drogos y
pirados. Acá traen a pasar la turbulencia de una sobredosis a los usuarios que
despliegan conductas aberrantes. Llaman a la policía sus novias o sus amigos,
sus madres o los vecinos. La policía los recoge, los encierra en una celda a que
hagan sus locuras en solitario. Gritar incoherencias, estrellarse contra las
paredes, orinar los muros. En la mañana, ya sobrios, reciben un desayuno y una
recomendación de tratamiento.
Hay que repetirlo, acá traen a las víctimas de una sobredosis, no a cualquier
consumidor. El consumo de droga es tratada como un asunto de salud, no un
crimen.
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Sencillamente la droga ha perdido su aura diabólica en los países altamente
desarrollados donde se consume. De ahí que ningún político se anime a lanzar una
ofensiva contra ella. Pero tampoco ningún político propone su legalización para
desvanecer la incongruencia de que sea permitida pero criminalizada. Nadie se lo
aplaudiría. El asunto se vive en una hipocresía conveniente.
Sólo en ese país lejano llamado México el narcotráfico provoca balazos,
descuartizados, encajuelados, marchas de protesta, 95 mil muertos, billones de
dólares de costo, un malestar social que se traduce en una hostilidad en la vida
cotidiana.
Pero si en Londres o en Berlín hay un robo, ahí está la policía en un
parpadeo. Un robo, un homicidio, una riña. La policía llega en menos de 10
minutos y aprehende a culpables y se encarga de las víctimas. Un juez dicta
sentencia presta. Se reparten los castigos en un sistema confiable que da a la
vida cotidiana una certeza ética.
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México se ha equivocado. Libra sólo una guerra contra un fenómeno global que
a pocos importa. Que llega a los titulares de los diarios en todo caso por su
inusitada crueldad.
Sí, el presidente Obama declara su admiración al Ejército Mexicano y manda
algunos armamentos. Sí, las cabezas de Estado europeo fruncen el ceño y
felicitan al pariente tonto, México.
En realidad, México no tiene ninguna obligación de proseguir una guerra para
recibir palmaditas. Nuestra urgencia es otra. Alcanzar el nivel de civilización
de esas naciones, y para lograrlo deberíamos emularlos, a ellos y no a
Colombia.
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La política antidrogas de México debería emular la del Primer Mundo. Es
decir: contra el tráfico y el consumo de mariguana y cocaína deberíamos hacer
nada, como ellos. Legalizar estas sustancias sería lo congruente, pero volver la
mirada a otro lado, como los europeos o estadunidenses, bastaría.
Y sobre todo deberíamos emular su política anticrimen. Construir una policía
y un sistema de justicia confiables y eficaces. Mientras no tengamos esa policía
y esos jueces, mientras no construyamos las circunstancias para tenerlos por
primera vez en la historia del país, continuaremos a 10 grados de distancia de
la civilidad que reina en Europa o Estados Unidos.
En esta barbarie con islas de civilidad.
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Por eso preocupa la visita del próximo presidente de México a Colombia, para
hablar con los ejecutores de aquella guerra de ya 40 años contra el narco. Por
eso preocupan sus pláticas con Janet Napolitano, secretaria de Seguridad Interna
de Estados Unidos, quien con cara adusta y lujosas frases le prescribe proseguir
el esfuerzo heroico contra el narco.
Sería de desear que este presidente tenga una visión clara de México
insertado en el planeta y una enorme desconfianza al bla-bla-bla con que
nuestros hermanos más civilizados nos alientan para seguir matándonos en esta
guerra dos veces trágica. Una, porque cualquier guerra lo es. Dos, por boba.
Con Peña, la resurrección de los fósiles
Enrique Peña Nieto.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (Proceso).- México atorado. México paralizado. México atrapado
en la “trampa del ingreso medio”. Con salarios muy altos como para permitirle
ser globalmente competitivo en manufactura básica asociada con la mano de obra
barata. Sin las capacidades tecnológicas o el capital humano o las instituciones
necesarios para competir con los países avanzados. Incapaz de pasar del
crecimiento impulsado por los insumos al crecimiento impulsado por la
productividad. En la misma posición relativa al mundo que hace 30 años.
Perdiendo terreno ante las economías emergentes de Asia, Europa del Este y
Brasil.
Como sugiere el libro coordinado por Claudio Loser y Harinder Kohli, Futuro
para todos: acciones inmediatas para México, al país le ha faltado ahorrar e
invertir, educar y profesionalizar, abrirse y competir. México lleva tres
décadas nadando de muertito, sin lo que Héctor Aguilar Camín llama “una hoja de
ruta” que despierte su hambre de cambio y una ambición colectiva de mejora. En
lugar de aspirar al imaginario de desarrollo, repetimos el pasado melancólico de
carencias y privilegios, pobreza descomunal y riqueza concentrada, desigualdad
inmutable y prosperidad inalcanzable. A México le hace falta una narrativa de a
dónde quiere ir y cómo llegar hasta allí. Un diagnóstico certero y una promesa
creíble.
El gobierno de Enrique Peña Nieto llega por ello en una coyuntura crítica.
México puede seguir el mismo camino de los últimos cinco sexenios: un equilibrio
de bajo crecimiento que lleva a un círculo vicioso de estancamiento económico y
expectativas incumplidas. O puede –como sugiere el libro– adoptar una agenda de
reformas audaces para liberar el vasto potencial del país y transformarlo. Peña
Nieto puede perpetuar el país de privilegios o irlos desmantelando. Puede
aspirar a convertir a México en un país de ingreso alto, o conformarse, como sus
predecesores, con administrar la inercia promovida por los intereses
enquistados. Puede abrazar una reforma laboral que transparente y democratice a
los sindicatos o terminar doblegado por ellos.
Muchos de los cambios que México requiere entrañan combatir los cotos
corporativos que el priismo protege. Construir una economía altamente productiva
implica confrontar a numerosos sectores con bajas tasas de productividad. El
México bajo el viejo estilo de control asociado con sindicatos como el SNTE o el
STPRM. El México de los cotos creados, caracterizado por grupos de interés que
capturan rentas de los consumidores gracias a la falta de competencia. El México
preso de su historia, fosilizado, resistente al cambio. Un coctel anacrónico de
“sindicalismo improductivo, ilegalidad consentida, nacionalismo defensivo,
dirigismo estatal y patrimonialismo burocrático”.
El estudio de Loser y Kohli propone un paquete integral, una visión global,
un conjunto de pasos que la próxima administración debería instrumentar de forma
coherente y no de manera fragmentada. Promulgar reformas fundamentales en
educación para mejorar su calidad. Adoptar un programa para recuperar el papel
de las universidades. Eliminar las limitantes que impiden la eficiencia y la
autonomía de gestión en Pemex, quitarlo del presupuesto federal y reformar su
sistema de pensiones. Hacer que el costo de la electricidad sea competitivo
mediante la eliminación del monopolio de la CFE. Instrumentar políticas y
regulaciones para promover mayor competencia en el sistema financiero.
Instrumentar un Programa Nacional de Infraestructura para incrementar
sustancialmente inversiones en el rubro. Desarrollar un paquete de políticas
para combatir la informalidad. Reforzar reformas políticas que busquen reducir
la desigualdad y promuevan la inclusión. Implementar agresivamente la recién
reformada Ley Federal de Competencia. Diseñar y poner en práctica una reforma
fiscal exhaustiva. Asegurar una temprana implementación de la reforma judicial
de 2008. Hacer cumplir el actual marco legislativo anticorrupción. Mejorar la
gobernabilidad atendiendo la falta de rendición de cuentas de los gobiernos
estatales y municipales. Adoptar una nueva política de seguridad nacional para
luchar contra el narcotráfico y el crimen organizado. Reposicionar al país como
socio y renovar sus relaciones comerciales con el resto del mundo, dentro y
fuera del TLCAN.
Estas reformas –en conjunto– permitirían que México rompiera con el
equilibrio estancador y construyera trampolines para la prosperidad compartida.
Pero ese desenlace no está garantizado, y depende de centralizar fuerzas
centrífugas que jalan al país en direcciones opuestas. En México la modernidad
coexiste con el subdesarrollo. Las industrias altamente competitivas coexisten
con los monopolios ineficientes. La clase media incipiente y demandante coexiste
con el sector de la sociedad que tiene una de las más altas concentraciones de
ingresos y con aquellos que se hallan en la marginalidad y la pobreza. La
democracia imperfecta coexiste con el feudalismo político y la violencia
rampante. La población que busca bienes y progreso coexiste con minorías
privilegiadas y rapaces que se han dedicado a exprimirla. Los vicios y las
costumbres del pasado coexisten con una idea de futuro que constituye el anhelo
de millones de mexicanos.
Vicios ante los cuales Peña Nieto sucumbirá si no está dispuesto a
distanciarse de los cotos corporativos que su partido encumbró. Si no está
dispuesto a renunciar al “nacionalismo revolucionario” que el PRI concibió. Si
no está dispuesto a eliminar los privilegios sindicales que el priismo cobijó.
La respuesta a los dilemas que el país enfrenta no se encuentra en la promoción
del consenso, en el anuncio de una comisión anticorrupción, en una “Presidencia
democrática” cuyo significado es inasible. México necesita propósito, proyecto
claro, rumbo deseable, compás de futuro. No la resurrección de los fósiles.
Moreno Valle, un Peña Nieto “patito”
Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla.
Foto: Octavio Gómez
Foto: Octavio Gómez
MÉXICO, D.F. (apro).- El expriista Rafael Moreno Valle, gobernador de Puebla,
quiere ser presidente de México y emplea la misma fórmula que fabricó a Enrique
Peña Nieto, sólo que en una versión más burda.
Como Peña, Moreno Valle se ha sometido a Televisa –y a TV Azteca–para
aparecer en pantalla cuando le da la gana, hasta para cocinar con el chef
Alfredo Oropeza la receta del mole de su bisabuela, cuyo nombre –por cierto–
impuso a un hospital.
Solamente en 2011, su primer año de gobierno, el gobernador de Puebla destinó
180 millones de pesos al área de comunicación social, 112 de los cuales facturó
a la televisión y de ellos 88.5 millones fueron para Televisa, según la propia
información oficial.
No sólo eso: Al inicio de su gobierno, Moreno Valle regaló a Televisa un
terreno de 6.7 hectáreas, valuado en aproximado de 325 millones de pesos, y
aprobó una inversión de 116 millones de pesos para la construcción de un Centro
de Rehabilitación Infantil Teletón (CRIT) en Puebla.
Pero, además, autorizó que se destinen anualmente 8 millones 500 mil Udis
(aproximadamente 38.5 millones de pesos) para la operación del CRIT durante los
próximos 10 años.
Y el extra: El año pasado, Moreno Valle regaló a Televisa, propiedad de
Emilio Azcárraga Jean, un total de 36 millones de pesos para la realización en
Puebla de “Espacio 2011”.
Con Televisión Azteca mantiene el mismo trato: En 2011, le entregó casi 24
millones de pesos en publicidad gubernamental, aparte de los 30 millones de
pesos para realizar el festival “Puebla: la ciudad de las Ideas”, organizado por
la televisora propiedad de Ricardo Salinas Pliego.
Moreno Valle le entregó a la Fundación Azteca, negocio también de Salinas
Pliego, el edificio histórico de La Constancia Mexicana, la primera fábrica
textil de América Latina, con el fin de ser la sede del Centro de Formación de
las Orquestas Esperanza Azteca.
Este año de 2012 no ha sido distinto en el trato obsequioso de Moreno Valle a
las televisoras, que lo compensan con la difusión de su imagen y encubren sus
caprichos y desplantes autoritarios, una conducta imitada también por el grueso
de los medios locales, sometidos con dinero y terror.
Aunque militante panista, filiación que adoptó tras desertar del PRI, Moreno
Valle es discípulo de Elba Esther Gordillo y mantiene una estrecha relación con
Los Chuchos, la facción hegemónica del PRD, razón por la cual pudo conformar una
alianza de partidos que ganó el gobierno en 2010.
Tras “dos años de megalomanía”, como tituló Proceso un reportaje bajo mi
firma sobre el primer tercio de su gestión –caracterizada justamente por su
delirio de grandeza–, Moreno Valle mantiene también un férreo control de los
grupos parlamentarios de esos partidos en el Congreso y ha montado un aparato de
espionaje para vigilar a quien le dé la gana.
Sin embargo, aunque ha sumado al PRI a su control, las cosas se le han
empezado a descomponer al ambicioso gobernador: El PAN estatal ha chocado con él
por su afán de imponer candidatos a alcaldes y diputados –para que le aprueben
sus cuentas y darle viabilidad a su proyecto–, y el PRD se lo está sacudiendo o
encareciendo su apoyo.
La conflictiva relación de Moreno Valle con el PAN hizo crisis con la reforma
aprobada por el Congreso para prorrogar tres meses el inicio del proceso
electoral, con el fin de evitar la relección del presidente de ese partido, Juan
Carlos Mondragón, opuesto a su proyecto.
Ahora la apuesta de Moreno Valle es mantener el control del PAN –como del
PRD– desde la dirigencia nacional, a cambio de canonjías del presupuesto de
Puebla, y perfilarse hacia 2018 como candidato de una alianza de esos partidos y
el Panal, sustentada en un diseño propagandístico semejante al que le hizo
Televisa a Peña Nieto.
Moreno Valle se ufana, además, de ser apoyado en su proyecto presidencial por
prominentes empresarios, aun del extranjero, y de su relación con Peña Nieto y
con Televisa, debido a que su padre, Rafael Moreno Valle Suárez, fue
supuestamente amigo de El Tigre Azcárraga.
De hecho, funcionarios de Televisa tuvieron una intervención directa para que
Javier López Zavala, candidato del PRI, ofreciera una disculpa al padre del
gobernador –actual presidente de la fundación UNAM– por haberlo acusado, en la
campaña, de tener una fortuna mal habida y de haber pagado un millón de dólares
para salir de la cárcel en Italia por un fraude.
Reputado de insolente, arrogante y frívolo –le encanta intimidar con
estrellas de la farándula–, Moreno Valle es también un político laborioso y
astuto al que no debe menospreciarse, sobre todo porque está dispuesto a
destinar el dinero que sea necesario para su proyecto, lo mismo que ha hecho
Peña Nieto.
Sólo que no debe olvidar que, también en política, nunca segundas partes han
sido buenas.
Por ahora es sólo un Peña Nieto patito…
Apuntes
Por cierto, el vocero de Moreno Valle, Sergio Ramírez Robles, aseguró que, el
lunes 17, envió una carta a Proceso porque mi reportaje “está plagado de
mentiras, las cuales desde esta mañana desmentimos, invitándote a presentar
denuncia y pruebas”. La mentira es de él. Envió, sí, una carta ambigua que no
desmiente nada, menos las evidencias del espionaje del gobierno que alcanza
hasta la propia mujer del gobernador, Martha Erika Alonso, y que es investigado
por la PGR… Desde Televisa y desde el gobierno de Felipe Calderón, súbdito de la
televisora, se ha montado una campaña para que el senador Javier Corral sea
destituido como representante de ese partido ante el IFE, sobre todo luego de la
carta que encolerizó a los felipistas…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx y Twitter: @alvaro_delgado
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