Larrea y su grupo también se apuntan para el saqueo
Los Larrea Mota Velasco, con otros explotadores de minas y mineros, han pasado lista de presente para el reparto del botín presidencial. Mandaron publicar un panfleto sobre su industria minera que –dicen– genera 330 mil empleos directos… ¿Y 1.6 millones de empleos indirectos? Pero no mencionaron los muertos, las viudas, los huérfanos, las familias desamparadas que han dejado los mineros obligados a laborar en condiciones infames y de vil explotación. Tampoco los males físicos que han causado en los pueblos y sus habitantes, pues extraen los minerales a lo salvaje. Aseguran sin ningún pudor que la minería “trae esperanza que se ve traducida en seguridad social, empleo, salud, educación, vivienda y mejor calidad de vida”.
Las desgracias que han provocado con la protección de la Secretaría del Trabajo y ¡Previsión Social! (sobre todo del farsante senador Javier Lozano, expriísta y calderonista más que panista), descubren sus mentiras. La opinión pública sabe de los abusos de la Cámara Minera de México, Colegio de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México y de la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos de México, donde se escuda el temible Grupo México de los Larrea. ¿Industria limpia? ¿2.8 millones de árboles plantados? Lo único cierto es que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores, apostando con cargo a las vidas de los mineros sacrificados en esas sepulturas.
Estos grupos también se suben al carro peñista con sus proclamas de “buenos” patrones y productivos concesionarios. Hablan de empresa “socialmente responsable” y, en los hechos son todo lo contrario: explotan y matan impunemente, como cárteles del crimen organizado. No tienen piedad y se dan golpes de pecho en sus iglesias donde les perdonan sus abusos con penitencias metafísicas. Y, cínicamente, hacen “un llamado a todos los mexicanos” para, entre líneas sumarse a la cargada peñista-priísta de “unidad”, ignorando que es la unión lo que se necesita para convivir en pluralismo político, con diversidad cultural, religiosa y hasta encontrados puntos de vista, teniendo como factor común la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos que prevalece sobre las instituciones cuando éstas son manejadas por la corrupción.
Presumen de sus logros macroeconómicos y mienten sobre que sus empresas son “el sector que genera empleos de calidad (a menos que sea sólo para su elite profesional), ya que quienes conforman nuestra industria tienen salarios que superan en 35 por ciento el promedio nacional (otra vez: los privilegiados de la minería, que son unos cuantos, mientras la mayoría trabajadora sobrevive en la miseria); reciben capacitación y tienen un desarrollo permanente que comparten de la mano con sus familias”. Pero no es verdad o lo es a medias. Los mineros sufren toda clase de vejaciones. No se les paga lo que establece la ley. Las minas no tienen reglas de sanidad, vigilancia ni salud. Los meten en hoyos para asfixiarlos. Los entierran y no quieren sacar los cadáveres. Son empresarios consentidos por las autoridades del Trabajo y de común acuerdo con el “señor presidente”. Así que los Larrea y compañía le han mentido a la opinión pública. Son unos miserables.
*Periodista
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