Alianza Social de Trabajadores de la Industria Mexicana

jueves, 15 de noviembre de 2012

ASTILLERO- Petróleo, trabajo y despojo- El engendro laboral

Astillero
Teatralidad retro
Elenco anticorrupción
Vicepresidencia política
Obama (otra vez) promete
Julio Hernández López
Foto
El coordinador del equipo de transición, Luis Videgaray; el líder del PRI en la Cámara de Diputados, Manlio Fabio Beltrones, y el coordinador de la bancada tricolor en el Senado, Emilio Gamboa Patrón, durante la presentación de las iniciativas de reformas constitucionales administrativas y anticorrupción, que se realizó ayer en un hotel de Santa Fe, en la ciudad de México
Foto Cristina Rodríguez
 
La escenografía los delataba. Los mismos de siempre (Beltrones y Gamboa), junto a los recién llegados que también son lo mismo (Peña Nieto y sus virtuales vicepresidentes, Videgaray y Osorio Chong), anunciando el advenimiento del nuevo paraíso de tres colores en el que habrá reordenamiento burocrático y combate a la corrupción. Testigo de honor de esa nueva época nacional de eficacia administrativa y manos limpias, aliado fundamental al que el propio EPN rindió homenaje, el partido ecologista adecuadamente representado por Jorge Emilio González, alguna vez apodado el Niño Verde, quien ya no es niño pero sigue siendo ejemplo de la corrupción mediante partidos familiares, tráfico de influencias y venta de alianzas electorales.
 
Pero había además el tono, la actitud reverencial, el señorpresidencialismo, la solemnidad demagógica y el fraseo insulso de los viejos tiempos. De pronto, así, se instaló en la teatralidad de la transición el espectro de un priísmo que por más que se esfuerza en aparentar renovación y modernidad sigue anclado en sus gestos y costumbres inamovibles. Prefigurado quedó, a medio mes de que el Revolucionario Institucional se reinstale en Los Pinos, el espectáculo político que durará cuando menos un sexenio: planes, propuestas, reformas y promesas de cambios y mejorías que de realizarse a plenitud irían contra la naturaleza real de ese poder en busca de credibilidad.
 
¿Cómo ensalzar una comisión contra la corrupción cuando el poder que la propone proviene de unos comicios marcados justamente por la corrupción electoral, por los ríos de dinero, por la abierta operación mercantil? ¿Cómo creer que puede darse un combate real contra la corrupción si la nómina del nuevo poder tiene entre sus promotores y fundadores a personajes como Arturo Montiel, Mario Marín, Kamel Nacif y tantos otros de similar catadura y cara dura?
 
A diferencia de la volátil iniciativa anticorrupción, que dará nueva forma al costoso aparato inútil de la secretaría de la función pública (especializada durante la docena panista en capturar meros charales y nunca peces gordos, según la receta tan sabida), la otra propuesta del peñanietismo es bastante práctica y concreta. En esencia, busca concentrar más poder en la vicepresidencia política, que según todas las versiones disponibles estaría ya reservada para el ex gobernador hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong.
 
El Bucareli de Osorio Chong retomará el control de la tropa civil calderonista denominada Policía Federal, a cargo de la Secretaría de Seguridad Pública, cuyo jefe y artífice, el ingeniero Genaro García Luna, vive ya la amargura de ir dejando el poder que ejerció de manera prepotente y judicialmente consignable, peleado con la procuradora Marisela Morales entre otras cosas por el caso de los policías federales que acribillaron la camioneta blindada de dos espías gringos con un marino mexicano de chofer.
 
A pesar de que el otro vicepresidente, el encargado de asuntos económicos, Luis Videgaray, había concentrado hasta ahora los reflectores y se le consideraba como el principal y casi único factor de asesoría, operación y a veces casi sustitución de funciones, ahora queda clara la fuerza que se dará al otro polo del peñanietismo, el de Osorio Chong en Bucareli, con lo que ha sido la SSP y en sintonía con otro hidalguense, Jesús Murillo Karam, a quien se menciona encaminado a ocupar la procuraduría federal de justicia.
 
Videgaray muy probablemente quedará en la Secretaría de Hacienda, con amplios poderes en todo lo relacionado con la actividad económica. En él convergerán y encontrarán respuesta los intereses de Carlos Salinas y Pedro Aspe, mientras Osorio Chong, en lo político, responderá con más fidelidad al mando específico de Peña Nieto. ¡Hagan sus apuestas, señores!
 
Otro reformismo antes de la (segunda) toma de posesión se ha esbozado en Estados Unidos. Viendo el platillo votante del futuro y tratando de quedar bien con los hispanos, pero sin romper con su base electoral no necesariamente propicia a modificaciones en cuanto a leyes migratorias, Barack Obama ha expresado su intención de empujar propuestas que permitan regular la estancia en Estados Unidos de quienes ya lo hacen sin documentación legal alguna. También ha hablado de dar el empujón definitivo para que no sean expulsados del país los jóvenes conocidos como dreamers. Ya se verá si en este segundo periodo, sin la zanahoria condicionante de la nueva elección, Obama cumple lo que en su primer tramo no pudo hacer. También será importante analizar el área donde las buenas intenciones suelen naufragar o reducirse: los detalles.
 
En otro tema, el ingeniero Sixto Bonilla escribe: no me considero de ninguno de los partidos que actualmente existen y no creo tampoco que seré militante de Morena, pero sí me parece interesante que se pueda tener una opción nueva y no tan pervertida en sus orígenes, formas y toma de decisiones como las que sabemos que existen. Lo que sí creo es que, si bien la mayor parte de la esperanza se centra en AMLO por su trayectoria y comportamiento más o menos congruente en todos estos años en que ha hecho política, hacia el largo plazo no se puede pensar que el legado de su fundador garantice el rumbo que tomará ese nuevo posible partido. Creo que si quieren que Morena sea menos corrupto, menos espacio de oportunistas y más la alternativa que mucha gente de izquierda y progresista busca, deben centrarse y esforzarse mucho en que las bases o moldes básicos sean los más apropiados (objetivos, visión, misión, estatutos y reglamentos), para que eso pueda dar cohesión y rumbo a la nueva institución partidista; si no, más tardará AMLO en dejar de participar en Morena que Morena en tomar un rumbo parecido a los demás partidos políticos.
 
Y, mientras sigue el enredo respecto a la muerte de un niño en un Cinépolis (ya hasta Ebrard ordenó que se dé con la pistola homicida), ¡hasta mañana, viendo que en Chiapas se ha desmontado la pretensión de castigar el libre uso de redes sociales!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Petróleo, trabajo y despojo
John Saxe-Fernández
Luego de la Segunda Guerra Mundial y ante escenarios de escasez de recursos naturales, Truman creó una comisión bajo W. Paley, para determinar si Estados Unidos contaba con los medios materiales para sostener su civilización. El Informe Paley (1952) ofreció valiosos datos sobre los límites que se enfrentarían entre las necesidades de gas, petróleo, minerales, metales etcétera de Estados Unidos y cómo satisfacerlas ante la recuperación europea, la perspectiva de guerra con la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y el interés de naciones menos desarrolladas, pero ricas en recursos a usarlos en su industrialización, en lugar de exportarlos, todo lo cual le disputaría su acceso a dichos recursos. Desde entonces Estados Unidos nunca quitó el dedo del renglón desindustrializador en especial al sur del Bravo. Menos cuando llegó al techo de producción petrolera en los 1970 y Blyth, Eastman & Dillon, asesora de inversionistas de Wall Street, planteó (1979) que, de cara a las convulsiones en Medio Oriente y ausentes las diferencias nacionales entre Canadá, Estados Unidos y México(sic) procedía integrar los vastos recursos energéticos de América del Norte a su aparato económico y político-militar, mediante un sistema eficiente de distribución energética y una suerte de mercado común.
 
Sometido México a los Programas de Ajuste Estructural (PAE) de los acreedores (en lo laboral, energético y fiscal) por la torpe negociación de la crisis (1982), se procedió a debilitar la base material y de clase de la estabilidad social y la soberanía. Los PAE acentuaron la explotación/emigración de fuerza de trabajo vía maquilas y alentaron la reprimarización de la economía y de la petroquímica estatal. La desregulación del FMI permitió al Banco Mundial y sus country managers alentar lo que Moisés Flores Salmerón y hace poco Alberto Barranco describen como la “Destrucción de la Industria Petroquímica Estatal en México“ en La energía en México (Ceiich/UNAM, 2008) y en el devastador Reviven Petroquímica...para brasileños (El Universal, 12/11/12).
Con buen calibre histórico Alejandro Encinas calificó el PAE laboral, recién aprobado por el Senado, como la mayor agresión a los trabajadores desde 1917. Ese es eje de la ofensiva PAE-oligarquía contra sindicatos, campesinos, sectores medios y los encadenamientos productivos nacionales. Recuérdese, con Heberto Castillo y Jacinto Viqueira, que “cuando se tiene petróleo y brazos se deben usar los energéticos en casa para crear empleos y riqueza“. Vender crudo a naciones ricas implica hacer de los trabajadores de las naciones pobres, cuando más, asalariados medio muertos de hambre al servicio de grandes capitales transnacionales. Cada barril que se exporta son miles de oportunidades de trabajo que quitan a los nativos y miles de oportunidades que brindan a las naciones poderosas para mantener su hegemonía económica en el mundo.
 
Hoy, cuando México es el tercer exportador de crudo a Estados Unidos y Pemex atestigua la enajenación de sus actividades sustantivas, MA Bernal, vocero de EPN en calidad de presidente de la Comisión de Energía de los diputados, se duele de que estemos atados a las enseñanzas del nacionalismo petrolero y nos repite aquello de que no hay recursos, por lo que es necesaria una inyección de capital privado en Pemex. Dice que “(T)enemos reservas de gas shale y de gas asociado al petróleo”, que su jefe intenta entregar a firmas tipo Exxon-Móbil, aunque Israel Rodríguez había mostrado que hay recursos (J-4/11/12, p.21). Según datos de Hacienda (FMI) en 12 años panistas, Pemex pagó 6.4 billones (trillions) de pesos al fisco, más que la deuda pública neta de 5.6 billones. Para privatizarla se cobró a Pemex 53.4 por ciento de sus ventas obligándola a endeudarse para cubrir sus requerimientos fiscales y completar sus planes de inversión productiva(ibid).
Mientras PAE y PRIAN atacan a Pemex, el Financial Times (27/7/12) informa que Rex Tillerson, CEO de Exxon, empresa líder en capitalización de mercado que realiza operativos en Pemex, dijo estar esperanzado con reformas (energéticas) que abran espacio a las asociaciones y colaboraciones y llevar tecnología a los inmensos recursos de México y desde Bloomberg (30/7/12) se sugiere que EPN empiece permitiendo que se pague con crudo a las firmas extranjeras. Aunque este arreglo no otorga la propiedad, técnicamente permitiría a esas firmas colocar ese petróleo como parte de su reserva, un factor crucial para atraer el interés privado extranjero.
 
¿Beneficiarios del gran pillaje al pueblo mexicano bajo fachada de reforma energética? Entre otros, los tenedores de los principales bloques accionarios de Exxon-Móbil que (generosa que es) da becas aquí a estudiantes de geología e ingeniería ¡para el desarrollo nacional!: Citigroup –dueño de Banamex–, FMR Corp, J.P. Morgan Chase, State Street Corp, Mellon Bank, Barcleys, College Retirement Fund, Fidelity, Washington Mutual Investors, Vanguard Fund, Putnam Fund, AXP Fund y magnates locales.
El cambio por venir-Hernández
El engendro laboral
Adolfo Sánchez Rebolledo
Las reformas a la Ley Federal del Trabajo aprobadas en segunda vuelta por el Senado son un típico engendro donde se mezclan el agua y el aceite, es decir, las voraces ambiciones de sus promotores, los patrones, y la necesidad de protección del viejo sindicalismo corporativo asociado al PRI. En rigor, no se trata de una reforma laboral propiamente dicha, aunque unos y otros se llenen la boca hablando de la productividad o el empleo, cuando la verdad es que, como señaló el senador Encinas, las disposiciones aprobadas representan el mayor agravio a los trabajadores después de 1917. Y es que, en ausencia de un movimiento obrero capaz de hacer la defensa efectiva de sus intereses históricos y legales, asistimos a la degradación sistemática de los viejos principios tutelares que corre paralela a la precarización del empleo y, en general, a la devaluación del mundo del trabajo en el horizonte más general de la crisis que hoy toca a las puertas de la globalización.
 
Cierto es que los legisladores no se atrevieron a tocar la Carta Magna, pero es obvio que ya queda poco del aliento que dio a la legislación mexicana un aura de vanguardia que por años, pese al charrismo, sirvió de faro para luchar por los derechos sociales de los trabajadores. La fórmula votada por la mayoría en el Senado cumple, eso sí, con la última voluntad legislativa del Presidente: sacar adelante al menos una de las prometidas reformas estructurales que en su opinión lo harán pasar a la historia como un renovador de la vida nacional. En fin, ha sido un lamentable espectáculo, pues junto al microgradualismo del PRI para promediar las posiciones, se impuso la codicia empresarial aunada a la escasa visión del gobierno ante el problema central de nuestra economía: la ausencia de un rumbo capaz de poner en marcha un ciclo de crecimiento con mayor equidad social.

En vez de ir a las causas de fondo de la insuperable desigualdad de la sociedad mexicana, los grupos dirigentes insisten en tropezar una y otra vez con la misma piedra: dar a los privilegiados todo lo que éstos reclamen como derechos inviolables, aun si con ello en vez de avanzar retrocedemos. Teniendo como idea fija los modelos –ahora en crisis– presentados como genuinas panaceas de la modernidad en la era del fin de la historia, los responsables de la política nacional han venido dilapidando tanto el llamado bono demográfico como el bono democrático que el panismo tiró por la ventana tan pronto se trepó a la silla del poder. En esas circunstancias de indolencia intelectual y ausencia de verdaderos objetivos nacionales, la única reforma que inspira a las clases gobernantes es aquella que pretende ganarle no al pasado, que sería legítimo y hasta recomendable, sino a la Historia, cuyas lecciones se pasan por alto para servir a la inmediatez del presente. La mención reiterada pero siempre despectiva hacia los tabúes que impiden tasajear la Constitución para dar la parte del león a las iniciativa privada, sea nacional o trasnacional (como ya ocurre con la banca, la minería, la industria cervecera y ahora la de la pintura), habla de la increíble incomprensión que tiene la derecha para distinguir entre la nación y el Estado, entre las urgencias de la economía y la construcción de una sociedad y una ciudadanía que, pese a todos los mecanismos de integración, seguirá siendo el sujeto de la soberanía y el responsable por el bienestar de los mexicanos. La apuesta ciega a la entrada de capitales extranjeros en las áreas estratégicas de la energía ilustra la cortedad de miras de los grupos gobernantes, cuyas limitaciones para proponer una verdadera renovación tropiezan con la miserable defensa de sus intereses particulares. Claro que hay que reformar Pemex con verdadero espíritu de cambio, pero suponer que la apertura, por sí misma, significará dar luz verde al crecimiento y a la superación de los índices de desigualdad es una peligrosa alucinación.
 
Descartado el objetivo de mejorar la situación de los trabajadores asalariados, el legislador (dirían la viejas crónicas) se propuso dar seguridades legales a los patrones, no obstante que de mucho tiempo atrás en la práctica actúan conforme a sus propios códigos, como se vio en el caso brutal de la golpiza propinada por un capataz coreano a un indemne obrero, tema que se aprovechó para exacerbar las obsesiones xenófobas de algunos, sin denunciar que al inversionista extranjero se le atrae, justamente, con la promesa de gozar a sus anchas de paraísos laborales como ese instalado en Querétaro. Algo de eso hay en la reforma laboral. Claro que las centrales priístas vieron algunos peligros bajo la demagogia democratizadora del PAN, pero al fin todos sabían que habría acuerdo… histórico, apoyado por el presidente saliente y el que ya se asoma a Los Pinos.
 
El lance sirvió para ajustar los motores de la previsible alianza bipartidista en materias de reformas estructurales. Es un esquema conocido, con el cual el PAN siempre se sintió cómodo, por lo menos más que en su paso por el gobierno, que acabó por desfigurarlo por completo. Y dejó ver a un Peña Nieto que no quiere dejar vacíos por ninguna parte. Asumió el compromiso de no vetar la iniciativa preferente de Calderón. Apretó los amarres que lo unen a las grandes corporaciones y dejó vivir al viejo charrismo la ilusión de que volverían los viejos tiempos, sin discutir con franqueza si acepta o no los postulados constitucionales en la materia. Pura ambigüedad. Pronto sabremos qué es lo que está pensando.
Envaselinando el copete-Rocha

No hay comentarios:

Publicar un comentario